El nacimiento de la civilización egipcia
Por Carlos Blanco
29 marzo, 2005
Modificación: 19 mayo, 2020
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90.– Contemporánea de las culturas predinásticas del Alto Egipto, y con numerosos paralelos con Merimde Beni-Salame y Fayum A, el conjunto de asentamientos denominados El-Omari, al sur de la actual ciudad de El Cairo, constituyen una de las localidades más importantes de las primeras fases del Neolítico en el Bajo Egipto.

Está Localizado en la desembocadura del Wadi Hof, a tres kilómetros al norte de Heluan, al pie de la montaña de Gebel Tura, famoso foco de extracción de caliza durante el Reino Antiguo, en particular en la construcción de las tumbas de los monarcas de la IV dinastía en Giza. Durante las expediciones de Bovier-Lapierre[271], un joven minearólogo formado en prestigiosos centros europeos, Amin El-Omari, descubrió en la primavera de 1.924 un yacimiento de carácter neolítico de grandes proporciones. Desgraciadamente, el joven investigador falleció poco tiempo después del hallazgo. Cuando Bovier-Lapierre regresó a las excavaciones en la zona el año siguiente, denominó al conjunto de poblados y cementerios El-Omari, en honor al desdichado científico, artífice de su localización y por lo tanto de las aportaciones que los sucesivos estudios proporcionarían a la egiptología. Debido a la falta de fondos, los trabajos quedaron rápidamente interrumpidos hasta que posteriormente las excavaciones en el lugar fueran retomadas por F. Debono en 1.943 (quien con posterioridad excavaría el cementerio maadiense de Heliópolis.Cf. 102), las cuales se prolongaron hasta 1.952, haciendo un total de tres campañas (1.943-44, 1.948 y 1.952). A pesar de las condiciones adversas provocadas por la Segunda Guerra Mundial, durante la que se desarrollaron las primeras prospecciones, Debono realizó un estudio en profundidad que ha publicado recientemente en colaboración con Mortensen[272].

Se han documentado tres asentamientos principales (denominados Omari A, B y C respectivamente), y otros cinco solamente prospectados (D, E, F, G, H), que cubren una superficie total de 750 x 500 metros. Las dataciones del Carbono 14 efectuadas por Debono (cuyas cifras se sitúan entre el 4.435 y el 3.570 a.C.) indican que el lugar se comenzó a habitar hacia el 4.000 a.C., siendo por lo tanto Omari A, la etapa más antigua, contemporáneo de la fase V de Merimde y del Amratiense en el Alto Egipto. Omari B habría coincidido con el Gerzeense Antiguo y Omari C con el Gerzeense Tardío e incluso la época arcaica (3.100-2.700 a.C.)[274].

91.- El yacimiento de Omari A, el más antiguo, parece haber estado habitado durante largo tiempo, y ocupa una terraza de grava que desciende hasta el estuario de Wadi Hof, que muy probablemente en el predinástico permitía la práctica de la agricultura[274].

Omari B, localizado en una terraza a 20 metros de altura en un pequeño promontorio del Wadi Hof, justamente al norte de Omari A,se trata de un yacimiento análogo a éste último pero mucho menos estudiado y ligeramente mayor, que posiblemente habría servido como avanzadilla de aquél, protegido de forma natural. El hecho de haberse encontrado numerosas tumbas y piedras de moler hace indiscutible su calidad de asentamiento. Dos depósitos naturales de captación de lluvia hallados en las inmediaciones, cuyo uso pudo estar ligado a un descenso paulatino del nivel de precipitaciones o, simplemente, a un deseo de independencia laboral de la cuenca del Nilo, además de los numerosos animales que atraería y las diversas plantas que originarían, configurando una especie de mini-oasis[275].

Omari C es el peor documentado de los tres asentamientos y probablemente el más tardío. A pesar de la erosión, se han podido identificar señales de postes ovalados, establecimientos para el trabajo de la mimbre y pozos de diferentes tamaños recubiertos con esteras o cestería que probablemente sean silos (cf. 95). A todo ello se ha de sumar la presencia de dos cementerios en las cercanías del núcleo del poblado. Los diversos artefactos encontrados en él lo sitúan en la época arcaica y comienzos del Reino Antiguo[276].

92.- La cerámica, monócroma, lisa y pulida,, es predominantemente roja y negra, y carece casi por completo de decoración. Técnicamente es similar a la merimdense, aunque aquí las formas son totalmente diferentes: búcaros de paredes rectas con bordes realzados, vasijas ovoides, cazuelas de lados cóncavos. Se elaboraba a partir de dos clases de arcillas calcáreas extraídas del propio wadi, utilizadas de forma separada o mezclándolas. El resultado era una cerámica sólida y resistente, de color pardo-rojizo cocida a no más de 800°. La originalidad de la alfarería de El Omari hace difícil su comparación con las de las demás culturas predinásticas del Bajo Egipto, como Merimde o Fayum, remitiéndonos a las fases A y B del Neolítico de Palestina. Bovier-Lapierre distinguió, basándose en los fragmentos más grandes encontrados (ya que no halló ningún ejemplar completo), tres tipos de cerámica: vasijas ovoides de fondo plano, marmitas de cuerpo redondeado y grandes cacerolas de fondo grande que pudieron utilizarse como silos. Por el contrario, Debono clasificó (él sí encontró vasijas completas) la cerámica en diecisiete categorías: Vasijascon orificio “estrangulado”, vasijas ovoides, cubiletes, recipientes cilíndricos, cacerolas ensanchadas o cóncavas, donde el orificio posee el mismo diámetro que la base, vasijas cónicas, bolas, vasijas de dos o tres pies, marmitas espigosas, grandes jarras semejantes a las pithoï griegas (al igual que en Maadi, donde numerosas jarras han sido comparadas con ese tipo de vasijas helenas. Cf. 99), vasijas gruesas, etc.Las vasijas de piedra son, al igual que en Merimde, de notoria escasez[277].

93.- La industria lítica está estrechamente relacionada con la de Merimde (cf. 85), en la que predominan las lascas y las hojas. Los pequeños núcleos usados en la elaboración de piezas bifaciales, tales como hachas de forma ojival, de 8 x 4 cm., en donde el filo denota un amplio pulimiento, puntas de flecha de base cóncava, triángulos espesos y hoces de sílex. Los rascadores de lascas son particularmente abundantes en todas las fases, así como las roscas de taladro, las láminas bifaciales y las herramientas compuestas por lascas cortas. Los microlitos se asemejan a los del paleolítico superior, y están presentes en la mayoría de los talleres. Los indicios sobre la existencia de vasos de piedra son, como ya hemos precisado (cf. supra, 92) escasos, pese a la amplia difusión del uso de la piedra, la cual provenía principalmente de las terrazas locales y canteras algo más lejanas, como la de Abu-Roach, a unos 20 km. al norte. En conclusión, la industria lítica experimenta una evolución prácticamente idéntica a la merimdense, y en ella se aprecia la progresiva sustitución de las lascas y láminas presentes en las fases más tempranas por piezas de carácter bifacial. Debono distingue, según la técnica de fabricación, dos grupos de útiles en sílex: el primero tiene una talla bifacial que comprende las puntas de flecha con base “vaciada”, armas o útiles en forma de triángulo isósceles, hoces o sierras, hachas pulidas, etc.; el segundo grupo abarca la industria con técnica laminar, que consta de cuchillos con corteafilado provistos de un mango, característica nueva en Egipto, limazas, hoces y sierras y numerosas láminas de lasca[278].

94.- La economía era totalmente neolítica, manteniendo los modelos de producción de sus predecesoras. La dieta, la cual nos es conocida gracias a los granos carbonizados, consistía en numerosas clases de trigo (Triticum dicocum, Triticum compactum, Triticum monococcum), cebada (Hordeum vulgare), centeno (Lolium temulentum), leguminosas (habas y guisantes),numerosas frutas como higos y dátiles (Phoenix dactylifera),azúcar (Saccharum spontaneum) y lino (Linum usitatissimum).

Entre las especies de animales domésticos destacan las cabras,las tortugas, los carneros, los bueyes y los porcinos. Aún así, la pesca era másimportante que la ganadería. La caza de cocodrilos, avestruces, patos, antílopes e hipopótamos tuvo también un gran desarrollo[279].

Los objetos ornamentales son prueba de unos fluidos contactos con el Mar Rojo, ya que los pendientes y cuentas en los que principalmente consistían han sido elaboradas a partir de los caparazones y las conchas de gasterópodos únicamente presentes en el mencionado mar, de indudable importación. Es incierto si su obtención se realizaba por medio de intermediarios beduinos o mediante la extracción directa, si bien parece improbable que se hubiesen organizado expediciones que cruzasen el desierto oriental con el evidente riesgo que representaban con el único objetivo de adquirir elementos de adorno. Por lo tanto, la logística apunta por la primera opción[280].

95.- Las viviendas eran chozas parcialmente redondas con un fogón en el centro. Algunas de ellas estaban construidas totalmente en la superficie. Bovier-Lapierre, en el transcurso de sus excavaciones, únicamente encontró pequeños hogares de 1.60 m. de diámetro y 40 o 50 cm. de profundidad. Sin embargo, Debono identificó dos tipos diferentes de habitáculos como en Merimde: viviendas ovales u ovoides edificadas en la superficie y otro tipo de pozos excavados en fosas redondas que penetraban ligeramente en un suelo terraplenado con arcilla interpretados por los primeros arqueólogos como cabañas subterráneas[281], tesis actualmente abandonada, ya que dichos pozos son en realidad graneros. Vandier creyó, según las tendencias de su época, que, en efecto, había dos tipos de casas y el segundo de ellos, actualmente interpretado como un silo, era en realidad una vivienda como las de Merimde que se diferenciaba de los graneros, elementos que él también atestiguó, por sus dimensiones, ya que las proporciones de éstos últimos eran mucho menores. Por ello afirmó que aunque las superestructuras no se habían conservado, nos podemos hacer una idea global de su aspecto y tipología observando las chozas merimdenses y que éstas se encontraban revestidas por esteras, costumbre esta únicamente atestiguada en lo que a Merimde se refiere en los silos (cf. 88); cuando en realidad en Omari el fenómeno era análogo, ya que en lugar de hogares se trataba de depósitos de grano. Debono constató que diversas cabañas situadas a profundidades diferentes se cubrían las unas a las otras, dando como resultado la existencia de numerosos niveles. Otras zonas de mayor tamaño rodeados de cercas de caña se habrían usado como rediles para los animales domésticos, como los zeribas actuales[282].

96.- Los enterramientos son ovalados, con unas dimensiones de entre 90 y 120 cm. de largo por 70-110 cm. de ancho y una profundidad media de unos 40 cm., emplazados sobre un montículo redondo de unos siete metros de diámetro formado por la acumulación de pequeñas piedras y guijarros. La mayor parte de estas elevaciones presentaban, en el centro, una depresión; señal de que las tumbas habían sido visitadas en la antigüedad. Un total de 43 sepulturas se han exhumado en Omari A y Omari B, excavadas en el propio pueblo, cerca de las chozas o reunidas en cementerios cercanos a la aldea (las dos necrópolis existentes se localizan al sur y oeste de Omari C), sobre la terraza desértica, evitando la inundación y la introducción de agua en el interior de la tumba. Los cuerpos eran depositados en posición fetal sobre el costado izquierdo, con las rodillas junto al pecho y el rostro mirando hacia su morada. En ocasiones un cojín formado por piedras o vegetales eleva la cabeza. El lado sobre el que se recostaba a los difuntos difiere totalmente de Merimde, en donde, como ya expusimos, los muertos eran colocados sobre su lado derecho (cf. 89). Esta práctica, por el contrario, es muy extendida entre los enterramientos altoegipcios. La antropología física de los esqueletos descubiertos nos da muestra de una gente más alta y con la cabeza más ancha que los individuos merimdenses. Se han exhumado en total veintiocho adultos, un adolescente, doce niños y dos individuos cuya edad permanece indeterminada[283]. Los difuntos descansaban sobre esteras o pieles de animales y poseían un ajuar muy pobre, similar al de Merimde, reduciéndose éste a ramos de flores (tumba B66- las siglas B y A indican que su emplazamiento está en Omari B o A respectivamente) o pequeñas vasijas de cerámica colocadas delante de la cabeza, los brazos o las piernas, y, en la tumba B 192 una caja de arcilla. De carácter excepcional es el bastón de 35 cm. de longitudtallado en sus dos extremos evocando un falo hallado en la tumba A 35. Su semejanza con el cetro egipcio ames, insignia de la realeza del Bajo Egipto llevado por los monarcas de tiempos históricos hace suponer a Gordon-Childe que la tumba pertenece al caudillo o jefe de El Omari que, probablemente, se convertiría en el rey del Bajo Egipto[284].

97.– Para Hoffman, “la presencia de hogares y de pequeños círculos de piedra sobre algunas tumbas nos recuerda las ceremonias fúnebres celebradas sobre la tumba recientemente cerrada: el ritual de la alimentación del difunto. Mientras las tumbas de Omari C pudieron, como algunos han supuesto, ser del dinástico temprano, si ellas son de esta antigüedad son muestra de un tremendo conservadurismo y permanencia de la cultura bajoegipcia, sugiriendo que desde un punto de vista cultural la unificación de las dos tierras no fue un evento repentino, sino un largo proceso en el que los pueblos regionales como estos cercanos a Heluan sobrevivieron intactos a través de los períodos prehistóricos introduciéndose en los tiempos históricos. Quizás fue esta continuidad tan arraigada que dio a los nomos o provincias del Egipto histórico su sentido de unidad y tradición como grupos separados del estado dinástico”[285]. Este autor se refiere a que, a pesar de la edad de Omari C, el cual se remonta a tiempos históricos en los que ya se habían establecido ciertas costumbres funerarias, los habitantes de El Omari , inmersos en el mundo cultural del Bajo Egipto, continuaron sin dar excesiva importancia a los muertos, tal y como podemos comprobar en los pobres ajuares funerarios que diferencian considerablemente esta cultura de sus contemporáneas del Alto Egipto.


[271] Bovierre-Lapierre: “Une nouvelle station néolithique (El-Omari) au nord d’Helouan (Égypte)”, 1.926a, 268-282; “Stations préhistoriques des environs du Caire”, 1.926b, 250-251.
[272] Debono y Mortensen: “El Omari”, 1.990. También Debono “Le Paléolithique final et le Mésolithique á Helouan”, 1.948, 629-637; 1.950, 237-240.
[273] Vercoutter, 1.992, 128; Hayes, 1.965, 120; Hoffman, 1.984, 194. Midant-Reynes, 1.992, 118.
[274] Trigger, 1.997, 43; Debono y Mortensen, 1.990, 13-23.
[275] Hoffman, 1.984, 198; Trigger, 1.997, 43.
[276] Sobre Omari C cf. Hoffman, 1.984, 198; Trigger, 1.997, 43; Debono y Mortensen, 1.990, 62; Midant-Reynes, 1.992, 122. Sobre la época arcaica la principal referencia es Emery, 1.961.
[277] Sobre la cerámica de El Omari cf. Vandier, 1.952, 163-164; Vercoutter, 1.992, 128-129; Midant-Reynes, 1.992, 119; Hoffman, 1.984, 197-198; Gordon-Childe, 1.985, 54; Trigger, 1.997, 43; Debono, 1.948, 565-567 y láminas IV y VI.
[278] Sobre la industria lítica cf. Midant-Reynes,1.992, 119-120; Vandier, 1.952, 161-162; Debono, 1.948, 566-567; Vercoutter, 1.992, 128; Gordon- Childe, 1.985, 53-54; Trigger, 1.997, 43;Vercoutter, 1.992,130; Debono: “Hélouan-El Omari: Fouilles du Service des Antiquités,1.943-1.945”, 1.945, 51; Hoffman,1.984, 197.
[279] Midant-Reynes, 1.992, 121; Hoffman, 1.984, 196-197; Drioton y Vandier, 1.994, 20. Sobre la flora y cultivos del Valle del Nilo cf. Vercoutter, 1.992, 44-52.
[280] Hoffman, 1.984, 197; Vercoutter, 1.992, 128.
[281] Vandier, 1.952, 155-156 y Drioton y Vandier, 1.994, 21.
[282] Trigger,1.997, 43; Debono y Mortensen, 1.990, 17-23; Vercoutter, 1.992, 130.
[283] Debono y Mortensen, 1.990, 67-76.
[284] El cetro ames se corresponde con el signo S 44 de Gardiner, 1.991, vol. II. Wb. I. 11. Sobre los enterramientos, en general cf. Vandier, 1.952, 156-161; Midant-Reynes, 1.992, 120-121; Gordon-Childe, 1.985, 53-54; Hoffman, 1.984, 198-199; Drioton y Vanider, 1.994, 21-22; Trigger, 1.997, 43-44; Debono y Mortensen, 1.990, 56-57, 67, 70, 73, pl. 28:1 y 44:2; Debono, 1.946, 51; Hayes, 1.965, 119-120.
[285] Hoffman, 1.984, 199.

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