El nacimiento de la civilización egipcia
Por Carlos Blanco
29 marzo, 2005
Modificación: 19 mayo, 2020
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70.– En las próximas páginas desarrollaremos una síntesis de trabajo sobre las culturas neolíticas que poblaron la región actualmente conocida como oasis del Fayum, centrándonos sustancialmente en los restos arqueológicos y su clasificación en un marco cultural mediante éstos, las dataciones gracias a las cuales podamos obtener un registro puntual de la cronología en la que evolucionó, los modelos de subsistencia y la tipología de las edificaciones. Así pues, en el contexto egiptológico analizaremos las sucesivas etapas de su descubrimiento y estudio centrándonos en los trabajos de Gertrude Caton-Thompson y Elinor Gardner[196] y las posteriores críticas sobre ellos que configuraron la visión científica que en la actualidad poseemos sobre sus culturas. Conscientes somos de la independencia de las culturas del Fayum con respecto a las demás del Bajo Egipto, ya que sus características especiales no permiten enmarcarla en ninguno de los modelos que aquéllas presentan, pero por cuestiones prácticas añadidas a la generalización entre la mayoría de las obras publicadas a incluirla entre las culturas predinásticas del norte de Egipto nos hemos decantado por presentarla como aquí aparece[197].

71.- Notas sobre el descubrimiento y las prospecciones en el oasis de El Fayum.

“Nuestro trabajo en el Fayum septentrional fue realizado en tres campañas no consecutivas en 1.924-5, 1-925-6 y 1.927-8. Si bienal principio una investigación sobre la edad relativa y el status cultural de la distintiva industria lítica, localizada tan ampliamente distribuida, tan divergente de las culturas predinásticas del Valle del Nilo que había llegado a ser conocida a los prehistoriadores mediante colecciones exteriores como la ‘industria de El Fayum’; el trabajo como tal procedió impetuosamente los saltos originales de la investigación, y se desarrolló en un contexto regional, abrazando la historia de la misma forma que los restos prehistóricos de la zona”[198]. Así comenzaba Caton-Thompson su obra sobre el Fayum, compendio de los resultados de los tres inviernos de excavaciones en la región.

Las investigaciones realizadas por la arqueóloga británica G. Caton-Thompson y su ayudante la geóloga E. Gardner para el Royal Anthropological Institute durante los inviernos de 1.924-1.925 y 1.925-1.926 en la orilla norte del antiguo lago Moeris (Birket el Qarun,el nombre árabe, ocupa una superficie de 233 kilómetros cuadrados y posee una profundidad máxima de 5 metros. Los estudios geológicos presentados por Sandfor y Arkell señalan que el lago se formó a finales del plioceno, época en la que su extensión era mucho mayor que en la acutalidad) (198bis).El Fayum es una depresión relativamente circular que se encuentra a un centenar de kilómetros al sur de El Cairo, en la orilla oeste del Nilo, el cual riega sus tierras gracias a una bifurcaciónque aparece en el área de Assyut, el Bahr Yussef (lit. “el brazo de José), que desemboca en el propio lago, el cual cubre un área de 1.760 kilómetros cuadrados. En las citadas campañas localizó en tres asentamientos circundantes dos culturas relacionadas pero pertenecientes a épocas diferentes a las que denominó Fayum A y Fayum B, sobre las cuales las evidencias apuntaban sobre la existencia de un modelo de producción neolítico y una sedentarización casi total.Los yacimientos resultantes de antiguos núcleos de poblamiento se nombraron Kom (sinónimo de tell, en árabe colina) K, Kom W (el más importante de los tres con 600 metros de longitud) y Kom M.Inmediatamente después de este descubrimiento Caton-Thompson publicó un reportaje preliminar sobre sus hallazgos más relevantes[199], en respuesta a la competencia existente entre las numerosas instituciones egiptológicas extranjeras por la obtención de los permisos de excavación en una zona que presentaba tantas posibilidades de nuevos descubrimientos inéditos[200].

71bis.– Caton-Thompson se percató de la existencia de dos culturas diferentes en la orilla del lago, y elaboró su cronología basándose en su posición relativa sobre el mismo. Los estudios geológicos de E. Gardner indicaban el descenso paulatino del nivel del lago, que en una época más antigua habría alcanzado unos niveles muy superiores al actual. Así pues, la lógica de este razonamiento situaba la cultura localizada más arriba como más pretérita, la denominada por la arqueóloga Fayum A, elevada a 10 metros de altura. De modo que la cultura Fayum B, situada entre las playas de 10y 4metros de altura sería más moderna. Es precisamente en esta característica donde se demostró la fragilidad de los argumentos de Caton-Thompson y Gardner: entre ambas culturas había una obvia investigación como un proceso de degeneración cultural, tesis inmediatamente descartada por algunos estudiosos como Petrie, quien elaboró en 1.926 un informe en el que presentaba evidencias geológicas de que el lago había crecido y decrecido en varios momentos, sin poderse utilizar este hecho como argumento sólido para la fijación de una cronología estable[201]. Petrie resumía su crítica de la siguiente manera: “ Física e históricamente parece claro que hay una evidencia para el alzamiento del lago con el del Nilo. La interpretación de las evidencias geológicas por el procedimiento opuesto pueden duramente ser tomadas comoconsideraciones completas dadas a los vestigios que aluden a la variación de los niveles del lago”[202]. Gracias a los nuevos métodos de análisis geológicos y de datación sabemos que los fenómenos de crecida del lago fueron comunes y continuos y ocurrieron en repetidas ocasiones a lo largo de 2.000 años. Esos constantes cambios en la constitución física del entorno obligaron en repetidos momentos a los componentes de las culturas Fayum A y Fayum B a trasladar sus chozas y habitáculos a mayor o menor altura, dependiendo del tipo de modificación geológica que se produjese, si era de subida o de descenso del nivel del lago. De ello se deduce una total dependencia en un amplio sentido (tanto de subsistencia como de desplazamiento) del lago[203].

Así pues, las cronologías aportadas por el Carbono 14 son concluyentes, corroborando la mayor antigüedad de la cultura Fayum B sobre la A, la cual se situaría entre los 4.441+115 a.C. en su fecha más temprana, pudiendo fijarla aproximadamente en el 5.000 a.C.; frente a los 6.150 + 130 y 5.190 +120 a.C. que ostenta su predecesora[204].

72.- El Kom W, de aproximadamente 200 metros de Este a Oeste por 170 de Norte a Sur, y alrededor de 5 metros de altura, el yacimiento Kom W, máximo exponente de la cultura Fayum A presenta una forma ovoide. Durante las excavaciones de 1.924 el terreno fue dividido en 20 sectores de 6’096 metros cada uno, que fueron designados por las letras del alfabeto (A-T). A su vez, cada sector fue dividido en cuatro bandas de dos metros. 248 viviendas fueron repartidas por la superficie del Kom W de forma irregular, aunque no al azar. La elección de los habitantes de la colonia estaría ligada a cuestiones de orden práctico: los hogares estaban abrigados del viento. La sección de estas casas es irregular y son generalmente alargadas, aunque nunca rectangulares. Las de menor tamaño medían 30 cm. de diámetro, y las más grandes alcanzaban el metro y medio, sólo 13 hogares poseían 90 cm. La profundidad varía entre los 15 y los 30 cm., aunque en ocho de las viviendas se alcanzaron los 30 y 45 cm. Los depósitos, al fondo de las casas, eran de color oscuro. Como combustible se utilizaba madera[205]. Es posible que se tratase únicamente de un régimen estacional de poblamiento en las diferentes orillas del lago basado en los modelos de susbsistencia neolíticos y dependiente de las alteraciones geológicas de Birket el Qarun[206]. Aún así, esta característica es sólo circunstancial, pues como se verá en los demás aspectos de la cultura Fayum A, ésta posee un tipo de producción agrícola y ganadera que la excluyen del paleolítico.

73.- La cultura Fayum B.

En esta cultura se distinguen rasgos claramente paleolíticos. En sus yacimientos, generalmente de menor tamaño que los de Fayum A, la ausencia de cerámica, las herramientas de tipo microlítico, como las hachas de mano, y la no existencia de la domesticación (ya que no se han encontrado restos que puedan señalar su presencia) así lo indican. Consensuadamente, se la puede situar en la etapa epipaleolítica, conclusión derivada en parte de sus acusadas similitudes con otras culturas del mismo período desarrolladas en el Sudán y el Alto Egipto, como la de El Kab, que también carece de cerámica y mayoritáreamente posee instrumentos de pequeño tamaño. Las excavaciones realizadas por el Dr. Paul Vermeersch en 1.968 en el Wadi Hellal revelan una abundante fauna salvaje que aprovechaban para alimentarse, ya que eran cazadores nómadas que se desplazaban siguiendo los movimientos migratorios de sus presas, por lo que sus viviendas eran únicamente chozas desmontables. En resumen, la cultura elkabiense tenía un modo de vida paleolítico[207]. Volviendo a la cultura Fayum B, llamada por Wendorf Qaruniense[207bis], resultante del nombre árabe Birket el Qarun, es destacable así mismo el papel de la pesca en la economía paleolítica de esta cultura. Este dato es deducible de la gran cantidad de esqueletos y restos óseos de este tipo de animales en los yacimientos qarunienses. Estos restos, una vez consumidas las partes comestibles del pez, eran usados para a partir de sus mandíbulas fabricar arpones que se utilizarían para volver a pescar. Como señala Hoffman, las puntas de flecha de base cóncava y los bifaces en forma de azada, localizadas ampliamente en los yacimientos de Fayum B, vinculadas a las actividades agrícolas en ciertas ocasiones, han sido desestimadas en este uso por la ausencia de restos de plantas domésticas que indicasen alguna tentativa de desarrollo agrícola, el cual no aparecería hasta la cultura Fayum A (cf. 73). Sí es posible, en cambio, la utilización de las primeras para arrancar raíces (en la recolección) o excavar silos y depósitos de alimentos (las piezas de caza) u objetos diversos[208].

74.- La cultura de Fayum A.

Las características de esta cultura, puramente neolítica, son resumidas por Gordon-Childe, en una demostración de su conocida capacidad de síntesisy de sus teorías del materialismo histórico, de la siguiente manera: “Los establecimientos del Fayum se encuentran en la orilla de un amplio lago que por aquel entonces llenaba la depresión del Fayum hasta una altura de unos 60 m. por encima del nivel actual del lago. Sus habitantes cultivaban sin duda escanda y cebada idénticas a las que crecen en Egipto hoy. También se daba el lino. Los cereales se segaban con hoces formadas por lascas de sílex con un filo aserrado montadas en un mango recto de madera, después se los guardaba en silos excavados en tierra revestidos de esteras de paja, y se les molía en molinos abarquillados. Se criaban cerdos, ganado mayor y ovejas o cabras, y también se practicaba la caza y la pesca. Los cazadores contaban principalmente con arcos y flechas, estas últimas rematadas por puntas de sílex de base cóncava, cuyas largas y curvadas aletas alcanzan a darlosa veces la forma de una mitra. Las puntas de hueso cilíndricas, aguzadas en ambos extremos, como las natufienses y las capsienses, quizá sirvieron también para armar dardos o flechas. Las mazas se guarnecían con gruesos discos de piedra perforados y a veces también con guijarros con una acanaladura que recibiese la correa que los ligaba al mango. Se pescaba con arpones, cuyas puntas tienen dientes salientes de un alma cilíndrica, igual que los arpones natufienses de Palestina.Las hachas de filo pulido se fabricaban con guijarros, como en Tasa, pero también con sílex. Este último se empleaba también como fruto en la fabricación de muchos otros utensilios, entre ellos hojas con la cara pulimentada. Es peculiar la lasca de dorso rebajado, que se separaba del núcleo por un golpe perpendicular a su dimensión mayor, y después se retocaba por ambas caras como se ve en la figura 11c(la fecha de este tipo no es del todo segura). La manufactura de las cerámicas era igual que en Tasa, y las formas algo semejantes, en especial los vasos bicónicoscomo el de la figura 10, 1. Falta en cambio el cubilete, mientras encontramos platos rectangulares con ángulos picudos y saliente, y cuencos con una especie de pedestal bajito. También tenemos testimonios del tejido por restos de telas de trama floja. Los abundantes raspadores sugieren igualmente la preparación de pieles para ser usadas como indumento. Las paletas de alabastro estrechamente semejantes a las tasienses debían tener sin duda el mismo empleo que aquéllas. Como adornos se gastaban cuentas de collar discoidales de cáscara de huevo de avestruz, como en el capsiense norteafricano, y también conchas perforadas, traídas bien del Mediterráneo, bien del Mar Rojo o del Océano Índico, mientras que la amazonita era traída del Tibesti en el Sahara Central o del Desierto Oriental (-Sobre este aspecto discrepan algunos autores más modernos, cf. 77-). Así que tenemos aquí unas pruebas de una especie de rudimentarias relaciones comerciales con el mundo exterior, que son lasúnicas que podían nacer en un medio ambiente como el descrito en el capíulo II(-En ese capítulo, titulado La preparación del escenario, el autor australiano habla de la geografía de las tres civilizaciones sobre las que trata ellibro y las culturas paleolíticas que a éstas precedieron-). No se han encontrado tumbas, con lo que los ritos funerarios y el aspecto físico de los Neolíticos del Fayum nos son desconocidos”[209].

75.– En lo referente a la agricultura, se han hallado numerosos silos y graneros comunales subterráneos, siempre situados en elevaciones considerables del terreno y a una distancia importante del núcleo del asentamiento (a 800 metros del Kom W), probablemente para evitar la humedad procedente del lecho acuífero del lago de la depresión[210]. Sobre ellos escribe Caton-Thompson: “Los silos neolíticos estuvieron divididos topográficamente en dos grupos, separados por niveles pero descansando en las proximidades de cada uno. A pesar de la diferencia de niveles de los dos grupos- uno sobre la línea divisoria de las aguas, el otro 30 pies más abajo sobre un espolón- sus condiciones han sido diferentemente afectadas, no tenemos argumentos para dudar que, dentro de los límites de un período cultural, el grupo A, son contemporáneos. Sumaban 165 en total. Otras cavidades[18 grandes agujeros], aparentemente no graneros, y conteniendo grandes cerámicas y otros objetos, incrementan el número total de ejemplares registrados en los dos grupos a 183 ”. De forma redonda, con un diámetro que oscila entre los 30 cm. y el metro y medio y excavados a una profundidad variable entre 30 y 90 cm., suelen aparecer agrupados. El grano se depositaba en unos agujeros entre rellenos de esteras (Vandier señala que en los modernos silos argelinos en lugar de esteras se utiliza paja). Únicamente en 22 de los 56 silos del primer grupo había objetos, como tiestos, vasijas, fragmentos de madera o conchas. Caton-Thompson halló tres platos con paja, un pequeño cesto en forma de caja y una canastilla en forma de barco, repleta de conchas de molusco. También había un importante número de vasijas de talla corta enterradas en el fondo de los graneros, hechas en terracota roja gruesa, con un fondo plano y ligeramente convexas en la zona de la base, de 3 a4 cm. de espesura. Una de estas jarras poseía una tipología sensiblemente divergente: presentaba la forma de un saco y había sido moldeada en arcilla, de color pardo y pulida.

Las semillas de trigo carbonizadas (que contenían algunos silos) y la cebada, además del lino, parecen ser los primeros testimonios de plantas cultivadas en Egipto. Gracias al carbono presente en las semillas se pudo aplicar la técnica del radiocarbono y fechar así el yacimiento[211]. Para segar los cereales se utilizaban hoces con mangos ligeramente curvados, hechos con madera de tamarisco (lo que sugiere la existencia de una gran superficie arbolada), sobre los que se colocaban lascas de sílex con los bordes aserrados, cuyas medidas no suelen superarlos 8 cm.[212].Tras la siega los cereales resultantes se guardaban en los silos generando una reserva alimenticia[213].

76.- En cuanto a la cerámica, ésta se fabricaba con arcilla basta mezclada con paja y consiste en cuencos esféricos y profundos. La decoración no muestra un gran progreso artístico, reduciéndose al pulido y a la presencia de pequeños orificios en la parte superior . Aún así, este último motivo se ha localizado en sólo dos recipientes, por lo que no parece que hubiese una gran tentativa de adorno de las mismas, centrándose fundamentalmente en el aspecto práctico y en la utilidad. Algunos autores han afirmado las semejanzas existentes con la cerámica del Mediterráneo oriental, aunque las evidencias apuntan por unos paralelismos más próximos en el Sahara neolítico[214].

A partir de un análisis de los ejemplares mejor conservados, Caton-Thompson distinguió tres clases principales de cerámica basándose en criterios estilísticos y de fabricación:

1.Cerámica roja pulida. Las vasijas de este tipo están recubiertas de una fina capa ferruginosa de color púrpura, aplicada en líneas horizontales.

2. Cerámica negra pulida. Las vasijas de esta clase son, como indica Vandier, extremadamente extraños, ya un único ejemplar completo ha sido encontrado en la zona de los graneros del Kom W.

3. Cerámica lisa, alisada con la mano, pero no pulida. Algunas vasijas y un ejemplar completo exponen esta técnica. Para conseguirla se debe aplicar una segunda capa, alisada después, siendo mojada al pasar la mano sobre la arcilla todavía húmeda.

Caton-Thompson clasificó a su vez la cerámica por sus criterios tipológicos en cinco grupos, recogidos a su vez por Vandier:

1 .Copas y bolas. Se ha encontrado un número elevado de vasijas esféricas o globulares, de fondo redondo y en ocasiones convexas, y copas abiertas, rectas o curvas. En este último caso el fondo es o bien plano, recto o de forma irregular.

2. Marmitas y ollas. Los recipientes son considerablemente más grandes. La tierra es gruesa y bastante espesa.

3. Vasijas con pie. Un único ejemplar completo de esta categoría ha sido hallado. Consiste en una copa unida a una pieza anular que sirve de base.

4. Vasos reposando sobre unas protuberancias. La singularidad de esta clase es la presencia de una especie de trípode, donde cada elemento se asemeja a un relieve.

5. Platos rectangulares. Este último grupo es muy característico de El Fayum. Comprende platos rectangulares en ocasiones ensanchados, donde el borde superior ha sido objeto de un tratamiento que ha tenido como resultado crear, en cada uno de los cuatro ángulos, una especie de apéndice saliente más o menos acentuado, que podrían haber servido como asas[214bis].

77.- Los abundantes restos óseos muestran una gran dependencia de la caza y la pesca, pese a conocer la agricultura. La dieta ingerida era diversa, destacando el pescado, los ovinos, caprinos y porcinos (animales que se criaban); además de un gran número de grandes presas capturadas, como son los elefantes, hipopótamos, gacelas, ciervos y liebres. También recogían caracoles, los cuales, dada la cantidad de conchas halladas en los yacimientos, parecen ocupar un puesto privilegiado en su alimentación[215].

Gordon-Childe explica la presencia de cuentas de amazonita como prueba de un contacto con la región del Tibesti, en el Sahara central, o con el desierto oriental. Lo cierto es que, como indica Trigger, este mineral existe también en la cuenca del Nilo, hecho que no haría necesario recurrir a una teoría expansionista, pues evita los amplios obstáculos que representarían la existencia en un pasado remoto de movimientos puntuales a miles de kilómetros para obtener minerales[216]. Menos probable es aún la tesis de la llegada de gentes del Sahara central que ofreciesen sus productos autóctonos, entre ellos sus cuentas de amazonita.

El instrumental lítico lo componen, en rasgos generales, las hachas, las puntas de flecha y las sierras. En lo referente a la pesca, los utensilios empleados, pequeños arponesy puntas biseladas de hueso , se caracterizan por poseer claras semejanzas con los palestinos de comienzos del V milenio a.C (cf. 78). La ausencia de anzuelos parece indicar la práctica de la captura directa con arpones y lanzas desde una embarcación, hábitoque actualmente se ejercita en el Alto Egipto. La presencia de pesos demuestra la existencia de redes de pesca, que se complementarían con el arpón[217].

Las hachas constituyen más del 40% de las herramientas encontradas. La mayor parte son de sílex, y en menor medida, de dolerita, calcárea y cenizas volcánicas. Estas hachas son de forma cónica, triangular o rectangular; sólo se ha identificado un ejemplar piriforme. Las hachas de piedra están pulidas, y tenían el corte bien afilado; las de sílex están enteramente pulidas o simplemente retocadas. El bruñido y los retoques se hicieron de forma simultánea.

Las puntas de flecha ocupan una escasa proporción del total del instrumental lítico. De base cóncava, los bordes son generalmente convexos, pero, a veces, rectilíneos. Otro tipo de puntas de flecha presentan una base recta y son triangulares. Las flechas pedunculadas son muy atípicas. “Se puede deducir –escribe Vandier-, que los raros ejemplares encontrados por Caton-Thompson representan una experiencia en vida de crear un nuevo tipo de flechas que, cuando la técnica del pulimiento había sido abandonada, remplazó la antigua clase de flechas de base cóncava. Si esta putualización es exacta, se debe concluir que los yacimientos encontrados por Caton-Thompson aparecieron al principio del neolítico”.

Las sierras son generalmente triangulares, a excepción de tres ejemplares rectangulares. Sólo son denticuladas en un lado, y algunas parecen no haber tenido si quiera dientes.[218].

78.- El Natufiense palestino coincide con el neolítico egipcio, y ha sido situada estratigráficamenteen Jericó, cuyos análisis demuestran que sus establecimientos son realmente más antiguos que los primeros poblados de cultivadores normales de la zona. Sus componentes eran gentes de baja estatura que se dedicaban a la caza y la pesca y vivían en cuevas. Los anzuelos de hueso y sedales utilizados por los natufienses son, casi con total seguridad, los más antiguos que se conocen[219]. Armaban sus instrumentos con microlitos geométricos, como medias lunas, triángulos y trapecios; técnica sólo conocida en el Fayum A en fechas análogas. El arte posee numerosas manifestaciones y un alto refinamiento, como las guirnaldas para la cabeza, collares, brazaletes y cinturones decorados con hileras de conchas perforadas y colgantes de hueso tallados en forma de diente de hueso con los que los natufienses se ataviaban. Pero la atención se centra sobre las estatuillas humanas y las representaciones de animales en relieve que adornaban las extremidades de los instrumentos. Estas manifestaciones artísticas fueron descritas por Vala como a continuación reproducimos: “Por la calidad y la variedad de sus manifestaciones, él (el arte) contribuye a acentuar la impresión de éxito material que se desprende del natufiense”. Las sepulturas (sobre ese aspecto en Fayum A cf. 79) se ubicaban en el propio campamento, e incluso en la misma cueva. Los difuntos eran colocados en posición fetal y normalmente en grupos de entre cinco y diez esqueletos dispuestos en capas. Una serie de joyas, adornos y aderezos constituyen las ofrendas funerarias depositadas en la fosa o tumba. Es arriesgado aventurar hipótesis que expliquen las similitudes técnicas entre la cultura Fayum A en Egipto y la Natufiense en Palestina mediante fluidos contactos comerciales, perola contemporaneidad y la no excesiva lejanía de las mismas son detalles a tener en cuenta[220].

79.- Las investigaciones realizadas por las misiones polacas de la Universidad de Cracovia en los años 80 han permitido identificar dos nuevas unidades neolíticas en la región de Qasr-el-Sagha: la Fayumiense, la cual corresponde con la Fayum A de Caton-Thompson; y la Moeriense, algo más tardía. La primera está representada por una industria de lascas en más de un 90% de la producción lítica. Los datos aportados por las pruebas realizadas por las mencionadas misiones desvelan una gran colección de objetos fragmentarios con una pequeña proporción bifacial. Por ello, las nuevas tendencias han optado por redefinir la industria lítica de Fayum como de abundante producción de lascas y en menor medida de bifaces. Midant-Reynes sugiere una modificación de la búsqueda del origen de las primeras culturas neolíticas en Egipto[221].

Para finalizar expondremos algunas notas sobre la característica más relevante de la cultura fayumiense: la carencia de enterramientos, ya que durante las numerosas excavaciones no se han encontrado sepulturas como en otras culturas neolíticas (la natufiense, por ejemplo, cf. 78). Todo ello ha conllevado un desconocimiento notable de la antropología física y de los ritos y costumbres funerarias, aunque el primer aspecto puede ser solventado por la aplicación del modelo corpóreo de otras culturas coetáneas, como la Natufiense, cuyos componentes eran de baja estatura – de 1’50 a 1’60 m. Aproximadamente- con cabezas largas y estrechas[222]. Ese aparente descuido o desaprecio por los difuntos les hace diferir claramente de otras culturas neolíticas como la Badariense en el Alto Egipto. Por consiguiente, no es seguro lo que se hacía con los cadáveres una vez habían fallecido. Cierto es que se ha encontrado una tumba del neolítico temprano en la zona norte de El Fayum que correspondía al enterramiento de una mujer de unos 40 años, depositada en posición fetal y sobre su lado izquierdo con la mano izquierda bajo la cara; la cual ha sido datada hacia el 8.000 a.C., por lo tanto, en el Qaruniense temprano, pero la ausencia de ofrendas funerarias dificulta aún más el conocimiento sobre los ritos post-mortem y el hecho de que los esqueletos encontrados se reduzcan a ese único mencionado no puede aportar aclaraciones convincentes sobre el aspecto de los pobladores, pues no podemos saber si la constitución de esa mujer era un caso aislado o muy parecido a la media general de los habitantes[223].

En conclusión sobre la cultura Fayum A o Fayumiense, podemos destacar el carácter puramente neolítico de la misma, con una activa práctica de la pesca, la agricultura, la caza y la ganadería y una importante industria lítica estrechamente relacionada con la natufiense en Palestina. Sin embargo, con las demás culturas del Valle del Nilo no mantiene importantes semejanzas. Su emplazamiento en la depresión de El Fayum, lugar privilegiado por su abundante vegetación arbórea y la presencia de agua en grandes cantidades quizá sirvió como foco de creación de una cultura neolítica original formada por individuos provenientes del Sahara huyendo de la desertización que por entonces asolaba la región durante el Árido –Medio – Holocénico[224].


[196] Caton-Thompson y Gardner: “The desert Fayum”, 1.934, obra esencial que recoge los resultados de las excavaciones llevadas a cabo por el equipo de científicas y numerosas láminas con las ilustraciones de los restos arqueológicos allí hallados. Consta de dos volúmenes: el primero, de 107 páginas, incluye el texto científico pormenorizando en la descripción de Kom W y Kom K, los graneros, las herramientas neolíticas y el poblamiento durante el Reino Antiguo. El segundo volumen está dedicado íntegramente a las láminas e ilustraciones que completan la investigación, 107 en total. Véase también Drioton y Vandier: “Historia de Egipto”, 1.994, 18-22, en donde se recopila abundante bibliografía; sobre la secuencia predinástica en el Bajo Egipto, en general véase Hayes: “Most Ancient Egypt”, 1.965, 91-146.
[197] Sobre esa puntualización cf. Cervelló: “Egipto, dinastía 0”, 1.996, 7.
[198] Caton-Thompson y Gardner, 1.934, parte I, p. 1 (introducción).
[198bis] Sandford y Arkell: “Paleolithic man and the Nile-Faiyum divide”, 1.929. Cf. también Vandier, 1.952, 66-67.
[199] Caton-Thompson: “Recent Excavations in the Fayum”, 1.928, 109-113.
[200] Hoffman, 1.984, 183-185; Caton-Thompson, 1.928, 109-110 y 111. Las discrepancias surgieron por la aparición del Conde de Porok, perteneciente a la expedición arqueológica de la Universidad de Michigan, quien, en opinión de Caton-Thompson, se apropió indebidamente de los descubrimientos,y las excesivas concesiones hechas al Instituto Oriental de Chicago. Afortunadamente, estos hechos no frustraron los deseos de exploración sistemática de la arqueóloga británica, quien continuó con sus excavaciones en la zona y la elaboración de la obra “The desert Fayum” de ineludible referencia a pesar de los errores de orden geológico en ella presente corregidos posteriormente por otros investigadores.
[201] Petrie: “ Observations on the ‘Recent geology and Neolithic industry of the northern Fayum desert’ by Miss E.W. Gardner, M.A., F.R.G.S.”, 1.926, 325-327.
[202] Petrie, 1.926, 327. Citado también por Hoffman, 1.984, 187. A su vez, Vandier (1.952,94) escribe a ese respecto: “El sitio H aporta una última indicación; él muestra, en efecto, que, en la sucesión de las civilizaciones prehistóricas, la evolución no ha estado siempre en el sentido de lo que se ha convenido en llamar progreso, puesto que las representaciones del Grupo B, bien que han sido vividas sensiblemente antes de estas del Grupo A, estarían alejados del plano cultural, de igualar sus antecesores.”
[203] Hoffman, 1.984, 188.
[204] Hoffman, 1.984, 188; Wendorf y Schild: “Prehistory of the Nile Valley”, 1.976, 155-226. Por su parte, Aldred se muestra acorde con la fecha asignada a la cultura Fayum A (5.000 a.C.). Aldred: “Egypt to the End of the Old Kingdom”, 1.965, 22.
[205] Vandier, 1.952, 78-79.
[206] Trigger, 1.997, 40-41.
[207] Sobre El Kab cf. Midant-Reynes, 1.992, 82-84; Hoffman, 1.984, 99-102; Vermeersch: “Een Epipaleolithische Industrie te Elkab (Opper Egypt)”, 1.969a, 227-241; “Les Fouilles d’Elkab”, 1.969b, 32-38; “L’Elkabien: Une nouvelle industrie épipalelithique Elkab en Haute Égypte: sa stratigraphie, sa typologie” , 1.970, 45-68; “ L’Elkabien, Épipaleolithique de la vallé du Nil égyptien”, 1.978; Gautier: “La faune de vertébrés des sites épipaleolithiques d’Elkab”, 1.978, 103-114.
[207bis] Wendorf, 1.976, 182.
[208] Sobre la cultura de Fayum B o Qaruniense cf. Hoffman, 1.984, 185-188; Midant-Reynes, 1.992, 84-85; Caton-Thompson y Gardner, 1.934, 54-55 y 59-69 (principalmente capítulos XV y XVI); Hennnenberg, Kobusiewicz, Schild y Wendorf: “The Early Neolithic, Quarunian burial from the Northern Fayum Desert (Egypt)”, 1.989, 181-196.
[209] Gordon-Childe, 1.985, 47-49. En general cf. Vercoutter, 1.992, 117-121.
[210] Trigger, 1.997, 40; Caton-Thompson y Gardner, 1.934, 41-54; Vandier, 1.952,68-69; Midant-Reynes, 1.992, 103-104.
[211] Midant-Reynes, 1.992, 103; Caton-Thompson y Gardner, 1.934, capítulo X. Sobre el método del radiocarbono 14 véase la nota 16. Es sobre esas semillas donde Libby puso en práctica su revolucionario Carbono 14 por primera vez en el año 1.955.
[212] Midant-Reynes, 1.992, 103-104.
[213] Sobre los silos cf. Vandier, 1.952, 82-86; Vercoutter, 1.992, 117-119; Midant-Reynes, 1.992, 103-104; Caton-Thompson, y Gardner, 1.934, capítulo IX (pp. 41-54, la cita procede del epígrafe 58); Gordon-Childe, 1.985, 48; Krzyzaniak: “Early farming cultures of lower Nile. The Predynastic Period in Egypt”, 1.977, 58.
[214] McBurney: “The Stone Age of northern Africa”, 1.960, 233-238; Hoffman, 1.984, 185.
[214bis] Vandier, 1.952, 77-79, Caton-Thompson y Gardner, 1.934, vol. II, láminas XV-XIX; Vercoutter, 1.992, 119-120; Midant-Reynes, 1.992, 103.
[215] Sobre la fauna del fayumiense cf. Midant-Reynes, 1.992, 104; Hassan: “The Predynastic of Egypt”, 1988, 148; Gautier: “Animal remains from archaeological sites of Terminal Paleolithic to Old Kingdom age in the Fayum”, en Wendorf y Schild, 1.976, 369-381; del mismo autor: “La domestication. Et l’homme créa ses animaux…”, 1.990, 131; Brewer: “ A model for resource exploitation in the prehistory Fayum”, en Krzyzaniak y Kobusiewicz: “Late Prehistory of the Nile basin and the Sahara”, 1.989, 127-137.
[216] Trigger, 1.997, 40; Lucas y Harris: “Ancient Egyptian materials and industries”, 1.962, 393-394; Midant-Reynes, 1.992, 103.
[217] Trigger, 1.997, 40; Vercoutter, 1.992, 117.
[218] Sobre el instrumental lítico en general cf. Vandier, 1.952, 70-72; Caton-Thompson y Gardner, 1.934, láminas VIII-XI.
[219] Gordon-Childe, 1.985, 39.
[220] Sobre el natufiense palestino cf. en general Gordon-Childe, 1.985, 38-42; Midant-Reynes, 1.992, 85-86; Aurenche, Cauvin, Cauvin, Copeland, Hours, Salanville: “Chronologie et organisation de l’espace dans le Proche-Orient de 12.000 á 5.600 avant J.-C. (14.000 á 12.000 B.P.)”, en “Préhistoire du Levant, Chronologie et organisation de l’espace depuis les origines jusqu’au VI millénaire”, 1.981, 571-601; Garrod y Bate: “The Stone Age of Mount Carmel, I (Mugaret el-Wad)”, 1.937, 9-16, 30-40, 119 y láminas XIV, 2 y XV, 1; Vala: “Le Natoufien, une culture préhistorique en Palestine”, 1.975 (la cita procede de p. 111)
[221] Midant-Reynes, 1.992, 102-103; Kozlowski y Ginter: “The Fayum Neolithic in the Light of new discoveries”, 1.986, 84-99.
[222] Gordon-Childe, 1.985, 39; Keith: “New discoveries relating to the antiquity of Man”, 1.931, 209-213.
[223] Hennenberg, Kobusiewicz, Schild y Wendorf, en Krzyzaniak y Kobusiewicz, 1.989, 181-196.
[224] Midant-Reynes, 1.992, 108. Sobre la desertización del Sahara cf. nota 112.

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