El nacimiento de la civilización egipcia
Por Carlos Blanco
29 marzo, 2005
Modificación: 19 mayo, 2020
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80.- La cultura de Merimde Beni-Salamé, localizada en el borde occidental del Delta, a unos 50 km. al noroeste de Giza, debe su importancia a su condición de primer asentamiento completamente neolítico y sedentario del Valle del Nilo. La extensa área de ocupación y el alto grado de elaboración de la cerámica, sumados a la abundante producción estatuaria y el gran número de enterramientos, hacen imprescindible un estudio a fondo de la misma. En dicho análisis figura como protagonista el nombre del arqueólogo alemán Herman Junker, formado en la más estricta disciplina académica durante largo tiempo[225], y quien excavó el yacimiento por primera vez.

Los trabajos de Junker para la Wiener Westdelta Expedition (Expedición vienesa en el delta occidental), se prolongaron hasta 1.940, haciendo un total de siete campañas, cuatro de ellas en colaboración con el equipo sueco del “Egyptiska Museet” (Museo Egipcio) de Estocolmo. Debido al advenimiento de la Segunda Guerra Mundial la expedición se vio obligada a retirarse del campo de trabajo y una gran parte de los hallazgos se dispersaron por diversos enclaves museísticos egiptológicos (El Cairo, Estocolmo, Viena y Heidelberg). Junker se limitó a realizar unos informes y reportajes preliminares[226] sin llegar a elaborar un libro como usualmente se hacía entre sus contemporáneos. El estado de deterioro de algunas zonas del sitio arqueológico justificó una expedición de salvamento del Service des Antiquités de l’Égypte (Organismo fundado por A. Mariette) en los años ‘70[227], y con posterioridad las investigaciones sobre el asentamiento neolítico han sido retomadas por el Instituto Arqueológico Alemán en El Cairo bajo la dirección de Josef Eiwanger[228].

81.- Las investigaciones del Dr. Karl Butzer estimaron la extensión total del yacimiento en 180.000 metros cuadrados (180 hectáreas), y el área de poblamiento en unos 6.400 metros cuadrados con una acumulación de materiales de hasta 2 metros de profundidad[229]. La densidad de ocupación fue, en cifras de Butzer, de alrededor de una choza por cada 65 metros cuadrados. Suponiendo que en cada vivienda hubiese seis inquilinos, según el razonamiento de Braidwood y Reed para Jarmo, fórmula que él también aplicópara Merimde, el resultado obtenido fue que en algún momento la población del establecimiento predinástico alcanzó 16.000 personas, cifra no ilógica si seguimos su procedimiento. Algunos autores, debido a lo elevado de los datos, defienden que no hubo una ocupación total de la superficie del yacimiento[230].

Junker[231] distinguió tres niveles de ocupación , mientras que los nuevos sondeos de la expedición del Instituto Arqueológico Alemán en El Cairo identificó cinco niveles de ocupación, dos de ellos más antiguos que los tres primeramente consignados, que se pueden dividir en tres fases principales.

Los trabajos de esta institución bajo la dirección de Eiwanger se desarrollaron entre las dos grandes áreas descubiertas por Junker. La primera de ellas, situada a 45 kilómetros al noroeste de El Cairo, entre el canal de El Beheri y el límite con el desierto, consiste en una terraza en forma de espolón compuesta por numerosos guijarros y piedras formadas por los sedimentos de un wadi cercano que ha depositado en el cono de deyección. Contenía diversos artefactos paleolíticos[232] y restos de la industria lítica perteneciente a un nivel de ocupación inferior y más antiguo, denominado Urschicht[233].

Así pues, se han establecido las siguientes fases y niveles que constituyen una cronología basada en los datos estratigráficos[234], sin duda de total fiabilidad:

-Nivel I (Urshcicht), con una cultura estrechamente relacionada con el suroeste asiático, hecho atestiguado por la presencia de ovicápridos y de cerámica con incisiones.

-Nivel II, con claras influencias del complejo sahariano-sudanés.

-Niveles III, IV y V, los cuales representan una cultura de carácter regional análoga a Fayum A[235].

82.- En las dos etapas de excavación en Merimde Beni-Salame (la de Junker y posteriormente la de Eiwanger) las dataciones proporcionadas por el Carbono 14 difieren significativamente. Las primeras muestras, tomadas en 1.955, situaban esta cultura hacia el 5.005 + 125 a.C. Sin embargo, los sondeos más modernos del equipo alemán conducido por Eiwanger ofrecen una datación de entre 4.795 + 105 a.C. y 4.465 + 190 a.C., y, por lo tanto, sería contemporánea del Badariense antiguo, Fayum A y Nabta Playa III[236]. Aún así, todavía persisten dudas pese a los diversos sondeos realizados. Según Eiwanger[237], ya que los útiles de los últimos niveles son comparable con los de Fayum A, que han sido fechados aproximadamente en el 5.000 a.C. (cf. 72), la primera ocupación del lugar debería haber sido anterior. Por consiguiente, las dataciones del Carbono 14serían demasiado bajas y, en opinión de Eiwanger, debería retrasarse hasta el VI milenio a.C.[238]. En cualquier caso, el tiempo de ocupación no sobrepasó los 650 años[239].

83.- La cerámica merimdense es espesa y hecha a mano, sin la ayuda de torno[240], está groseramente cocida y no presenta ninguna decoración, excepto, en algunas ocasiones, una línea hundida, alrededor del borde, obtenida presionando con la exactitud del dedo, o incisiones en forma de palma o de espina de pez (motivo que aparece inciso en vasos amratienses posteriores, como en Hassuna)sobre la panza[241]. La más antigua es, paradójicamente, la más refinada. Carece de desgrasantes y presenta una gran variedad de formas: cuencos de fondo plano o redondo, vasos troncónicos de fondo plano, platos huecos y vasos ovoides puntiagudos. Las bolas y los cubiletes poseen un fondo plano y en ocasiones ensanchado. Las dimensiones y las proporciones son variables, aunque en general la anchura suele ser de más longitud que la altura. Además de estas tipologías más clásicas, se han encontrado ejemplares que presentan formas más complicadas y extrañas. A modo de ejemplo, la figura 51-a consiste, si la miramos de perfil, en una cabecera, aunque en realidad se trata de una copa en forma de barco reposando sobre cuatro pies. El fragmento reproducido en la figura 51-e es, en opinión de Vandier, el soporte de vaso más antiguo conocido. Los ejemplos f, g y h se apoyan en un pie considerablemente alto. Las dos últimas muestras, los ejemplos j y l son un cubilete en terracota negra y una copa con fondo cóncavo respectivamente. También se han descubierto, como curiosidad, elementos de la vida cotidiana relacionados estrechamente con la cerámica, tales como cuatro cucharones que se debieron poner en las marmitas publicados por primera vez por Junker. Antes de la cocción se le aplicaba una capa de hematites que le daba su clásico color pardo-rojizo, aunque a partir de la tercera fase el color utilizado es el negro[242]. En posteriores niveles la cerámica localizada, mucho más basta, tenía paja como desgrasante y a menudo iba revestida de un engobe. Se conoce la presencia de vasos dobles, comunicados entre sí por amalgamas de fragmentos[243]. Algunas vasijas pequeñas tienen botones en relieve u orificios que atraviesan las paredes para llevar sogas de suspensión, aunque el asa tal y como actualmente lo conocemos aparece en los grandes vasos, en un principio como una simple protuberancia manejada con un pulgar que se convertiría rápidamente en el asa desplegada que se inserta por cada uno de sus extremos en el cuerpo de la vasija, aunque esta costumbre no llegó a ser generalizada[244].

84.- La industria textil está manifestada por las fusayolas, paletas muy toscas que pudieron servir para la preparación de cosméticos. Los adornos corporales consistían en ajorcas de marfil, anillos de hueso, colmillos de jabalí y cuentas de hueso y de concha cilíndricas o discoidales. Como amuletos se empleaban hachas o azuelas en miniatura, perforadas como colgantes por cuyos orificios se insertaba un cordón[245]. Pese a no haberse encontrado restos de lino o de tejidos, se puede estar seguro de que conociesen la práctica de tejer, puesto que se ha encontrado un huso de terracota[246].

Las manifestaciones artísticas son escasas y hechas siempre en terracota, reduciéndose a un modelo de barco, una estatuilla de animal y numerosas figurillas antropomórficas de difícil interpretación debido a su aspecto grotesco[247].

La primera de ellas, totalmente abstracta a simple vista, se ha asociado generalmente con un torso femenino. Los dos abultamientos laterales representan los pechos, mientras que los numerosos agujeros son las perlas de un collar. Esta hipótesis también ha recibido objeciones, como por ejemplo que los supuestos senos han sido colocados demasiado abajo. Se podría ver una figura humana en la que los mencionados abultamientos serían las manos y los agujeros el taparrabo o el estuche fálico. Pese a estas réplicas, la primera hipótesis resulta más convincente, ya que es común entre los artista de época neolítica, quizás debido a la fijación de un canon estilístico común, situar los pechos a baja altura. El único detalle extraño, como precisa Vandier, es el collar, puesto que en Merimde las joyas son extremadamente atípicas. Posiblemente se trate de una diosa de la fertilidad.

En la siguiente figura podemos apreciar, nuevamente, una representación femenina que, esperamos, tras una ligera aproximación sea discernible. Se pueden apreciar claramente dos círculos voluminosos situados en el centro de la estatuilla que vienen a ser los senos. El punto oscuro ubicado en la parte superior derecha representaría un ojo. Lo realmente extraño es la mancha o abultamiento semejante a los pechos presente a la izquierda del posible ojo. En las vistas trasera y de perfil que se exponen se pueden observar surcos y ondulaciones que podrían ser una especie de manto ceremonial colocado sobre el ídolo. Así pues, el surco que se sobrepone sobre una parte de la cabeza quizás sea un velo. Volviendo al abultamiento que cubre la parte superior izquierda de la estatuilla, éste podría haber tenido como objetivo ocultar la cara del sujeto, si en este caso el ídolo representase, además de un culto a la fertilidad, una adoración a lo oculto.

Sin duda, el objeto artístico más representativo de la cultura Merimdiense es una cabeza ovalada de 12 cm. con dos agujeros abiertos por los ojos, una nariz plana y una pequeña boca abierta, que representa el primer reflejo esquemático de una cara. Los numerosos orificios esparcidos por el cráneo permiten suponer la presencia de vello capilar, y en el mentón indican que hubo barba[248].

85.- La industria lítica consiste esencialmente en flechas con puntas de sílex de base cóncava, parecidas a las de Fayum pero mucho más complejas, y mazas piriformes semejantes a las asiáticas. Su supuesto origen oriental ha sido refutado por la presencia de los materiales que la forman en las cercanías del yacimiento[249]. Massoulard resume la industria lítica merimdense de la siguiente manera: “Las herramientas líticas se componen principalmente de bifaces, los instrumentos de lasca son relativamente extraños. Están hechos más frecuentemente en sílex y elaborados primero por la talla, después mediante el desgaste o el pulimiento o por ambos métodos. Ciertas piezas, en efecto, han sido primeramente pulidas completamente y más tarde retocadas por presión. Las formas son muy variadas”[250]. A partir de la Fase II la industria lítica encuentra un desarrollo que culmina en los últimos niveles con las puntas de lanzas. Piedras redondas testimonian, en opinión de Gordon-Childe, el uso de la honda.

85bis.- Vandier habla de las diversas categorías en las que fueron divididas las 300 piezas reunidas durante las excavaciones de Junker (ya que Vandier, al publicar la primera edición de su obra en 1.952, no recoge los trabajos posteriores de Eiwanger): “En la primera categoría, una de las más importantes, clasificadas las hachas, que presentan, entre ellas, por su forme, por sus dimensiones y por su técnica un cierto número de diferencias. Algunos ejemplares estaban minados y alargados, otros, por el contrario, eran cortos, encogidos y toscos; algunos otros tenían una forma que se acerca a la ovalada. Los bordes son generalmente rectilíneos, algunas veces bastante curvados. El trabajo es a menudo tosco, y los retoques cuidados son extraños. Algunas piezas tienen el trazo pulido, siguiendo una técnica ya muy evolucionada. Se debe mencionar igualmente un útil que termina en punta en ambas extremidades y una bella hacha en pórfido, cuidadosamente pulida; sus ángulos son alargados, y la punta es particularmente pequeña. La segunda categoría comprende las sierras. Estas láminas denticuladas, destinadas a ser enmangadas, sirvieron indistintamente de hoces y sierras. Algunas piezas son triangulares, otras, rectangulares. Las puntas de flecha y las puntas de lanzas forman la tercera categoría; no sobrepasan la media docena, y sólo se distinguen por sus dimensiones, las más pequeñas pertenecen a las flechas, , las más grandes, a las lanzas. Los ejemplares de Merimde Beni-Salame son más o menos largas, y las alas terminan, no en punta, como es habitual, sino en una línea recta u oblicua. Una cuarta categoría agrupa un cierto número de láminas , donde la mayoría se parecen a las sierras, pero no son denticuladas. Es posible fallar a la hora de identificar las puntas de flecha de base rectilínea; las láminas rectangulares y no denticuladas están a menudo incompletas, y es difícil precisar su utilización. Otros sílex triangulares de base rectilínea son, pueden ser también, puntas de flecha. Ciertos ejemplares son láminas largas, las unas, de forma simétrica con una extremidad alargada (puede ser puñales), las otras, curvadas y afiladas en un lado (sin duda cuchillos). En la última categoría, finalmente, han sido clasificados todos los sílex que no entran en las series precedentes, es decir, todas las que poseen un problema. Algunas piezas se asemejan a las hachas que habrían sido talladas por hombres del paleolítico superior. Otros útiles, curvos, ovalados, triangulares o rectangulares, fueron concebidos al final del Capsiense. Es difícil pronunciarse sobre su utilización”. La excelencia de los talleres merimdenses queda patente en una bella punta de lanza conservada actualmente en el Museo de El Cairo[251], la cual combina en su confección la fase anterior al pulimiento, propia de los primeros niveles, el retoque a presión y un hermoso equilibrio de formas la convierten en un ejemplo de la calidad de la industria de Merimde Beni-Salame[252]. Las hoces con las que se segaba el trigo y la cebada eran como las de Fayum, es decir, consistentes en mangos de madera ligeramente curvados sobre los que se colocaban lascas de sílex.

Gracias a un régimen de lluvias más abundantes que en la actualidad, producto de la presencia del Húmedo Neolítico Pleno en el plano geológico (cf. nota 112), la agricultura tuvo un gran desarrollo no sólo en el límite del poblado, sino también en campos fuera del Delta[253].

86.- La fauna de las distintas fases revela la existencia, desde los primeros momentos de habitación del lugar, de animales domésticos, tales como el carnero (principalmente), el buey, el ganado porcino y el caprino, así como el perro. Según Hoffman, la domesticación habría llegado al Delta por medio de inmigrantes procedentes de los primeros núcleos en donde esta costumbre apareció[254] o debido a la difusión de ideas del Oriente Próximo y el área mesopotámica[255]. Por lo tanto, es evidente que los habitantes de Merimde conocían la ganadería, y otra prueba más que apoya tal tesis es un descubrimiento de Junker que consistía en un recinto hecho con cañas unidas mediante ligaduras transversales que se asemeja notablemente a las modernas cercas para ganado[256].

La caza siguió vigente, sobre todo en hipopótamos y cocodrilos, en un período en el que el Nilo todavía era considerablemente peligroso para el hombre, por lo que los poblados solían ubicarse ligeramente alejados de su orilla La importancia de los mencionados mamíferos excedía del plano alimenticio, ya que las tibias de estos animales eran usadas como peldaños en la entrada de sus hogares, práctica con ciertas implicaciones rituales cuyo objetivo era mantener alejados a los hipopótamos, personificación del peligro en tiempos dinásticos[257]. También se explotaban los recursos pesqueros y se recogían moluscos[258].

87.- Las viviendas merimdenses fueron evolucionando paulatinamente desde la primitiva choza hasta la cabaña de adobe de estructura más sólida.

En las primeras fases los habitantes de Merimde Beni-Salame vivían en endebles abrigos muy dispersos o en cabañas formadas por cañas extendidas y mantenidas en pie por soportes fijados en la tierra que con frecuencia quedaban enterradas por la arena. Las constantes inundaciones a causa de la lluvia constituían un auténtico problema para tan frágiles construcciones. Aún así, la presencia de fogones y utensilios de cerámica señala el carácter cotidiano de las mismas. En opinión de Trigger estas cabañas dispersas conformaban pequeñas explotaciones agrícolas de carácter familiar independientes las unas de las otras.

En la Fase II el establecimiento creció y fueron levantadas moradas más sólidas, excavadas en el suelo a unos 25 cm., de forma oval o de herradura y de unos 5 o 6 metros de longitud, con un tejado a dos aguas, contorneadas por una serie de postes que probablemente sustentaban esteras de cañas como sucede hoy entre los fellahin. El inconveniente más notorio de este tipo de casas es que carecían de puertas, y para acceder al interior había que saltar el muro de adobe apoyándose en una tibia de hipopótamo como la anteriormente mencionada (cf. 86). Una vez dentro había una vasija porosa incrustada en el suelo que podría servir para recoger el agua que se insertaba por el tejado a través de la abertura que a su vez dejaba escapar el humo de los fogones, o como reserva de agua para el consumo diario[259]. Los restos de esteras que guarnecían el suelo inducen a pensar, en opinión de Vandier[260], que estas construcciones servían únicamente como refugio y dormitorio contra la intemperie y las inclemencias del tiempo, ya que no se han encontrado restos de utensilios domésticos. Sin embargo, otros autores como Trigger sostienen la tesis de que dichas viviendas, al no poder albergar a una familia entera por su reducido tamaño, eran habitaciones para un solo adulto, ya que en diversos lugares del África subsahariana existen grupos de estancias ocupadas generalmente por parientes patrilineales polígamos[261]. Así pues, el que este tipo de planificación aparezca en Palestina (En los asentamientos de la cultura Natufiense, cf. 78) indican que este tipo de poblamiento se extendió desde Oriente Próximo hasta el África nororiental[262]. Las agrupaciones de viviendas en filas a ambos lados en una especie de plano urbanístico hizo suponer al principio a los investigadores que se trataba de calles, aunque más recientemente, basados en el plano de Vandier, se ha propuesto que constituyan un círculo doble de cabañas[263].

88.- Los graneros se encuentran dispersos por toda la aldea. La complicada estratigrafía (cf. 89), debido al abandono de diversas zonas del poblado y posterior repoblamiento de las mismas cuando los restos antiguos ya habían sido enterrados, tuvo como consecuencia que los cuerpos fueran depositados sobre los vestigios de anteriores habitaciones, dando como resultado una estratigrafía confusa y entremezclada (semejante a la encontrada por Junker en el transcurso de sus excavaciones) que no nos permite saber si los silos estaban asociados a las casas cercanas[264]. Así pues, se pueden distinguir dos tipos de silos: el primero consistía en cestos o vasijas de arcilla enterrados hasta el cuello; el segundo, de una capacidad mucho mayor, tiene forma redonda y se encuentra excavado en el suelo. Las paredes están forradas con esteras de cañas, sin duda para protegerlo de la humedad,y enlucidas con barro (quizás para una mejor visibilidad). Sus proporciones difieren considerablemente, como es obvio, de un tipo a otro. En el primero, la jarra de mayor tamaño alcanzaba los 82 cm. de altura y 70 cm. de diámetro, mientras que el mayor de los depósitos construidos conforme al segundo modelo poseía un diámetro de 2’40 m. y podía albergar 1’80 metros cúbicos de grano, en cifras de Vercoutter[265]. Junto a los silos se han hallado eras de forma circular con el suelo revestido de arcilla, posibles zonas de trilla que Junker identificó con el signo jeroglífico spt (ztp), que precisamente significa “era”. Esta semejanza hizo a Junker ver un origen nórdico de la escritura jeroglífica[266].

89.– En las diversas campañas de Junker se exhumaron 116 tumbas, mientras que Eiwanger halló, en lo que parece ser una auténtica necrópolis, 180 fosas[267]. Los difuntos eran dispuestos en posición fetal, sobre su lado derecho en el 85% de los casos, con la cabeza al sur de la fosa mirando hacia el nordeste (en 29 ocasiones), el norte (27), el este (23) y, en menor medida, el oeste (sólo 3 cuerpos), aunque sobre este aspecto, como señala Vandier, ninguna regla puede ser establecida[268]. En las fosas descubiertas por Junker, de fases superiores a las otras, el cadáver tiene una mano junto a la boca,e inclusoun dedo entre los dientes y granos de trigo en la mano dispersos alrededor de la cabeza (268bis). Los cadáveres estaban cubiertos con esteras o con pieles de animales. No se conoce ajuar funerario en ninguna de las tumbas descubiertas, una prueba más que apoya la tesis de algunos autores que expone el hábito de enterrar a los difuntos en el interior de la aldea, en una posición tal que estuviese de cara a su antiguo hogar, ya que si así fuese la interpretación de la ausencia de ofrendas funerarias sería bastante simple: los elementos necesarios para la otra vida se encontraban en las propias viviendas[269]. Los únicos objetos que acompañaban al difunto eran vasijas de tierra cocida, por lo que no podríamos hablar de un auténtico ajuar que reuniese los requisitos funerarios para la vida de ultratumba. Sin embargo, estos y otros argumentos no representan una prueba sólida que afirme la relación de los enterramientos con los hogares (práctica calificada por Gardiner, 1.994, 417, como de extrema antigüedad, pues indicaría que aún no se tenía la noción de cementerio, que ya desde los primeros tiempos se ubican a las afueras de las aldeas), puesto que las fosas localizadas por Eiwanger constituyen una verdadero necrópolis con tumbas (fosas) ovaladas y poco profundas, tapizadas con fibras vegetales pertenecientes a la Fase I. Además, los problemas estratigráficos planteados por Kemp (cf. 88) forman una sólida demostración que posibilita rechazar la primera tesis. Como este autor escribe: “No había método directo de probar estratigráficamente que algún enterramiento era contemporáneo de alguna vivienda ocupada (…) El único hecho arqueológico cierto parece ser que los enterramientos y escombros de los establecimientos fueron encontrados confundidos, y la pregunta que debe entonces plantearse es el alcance de su contemporaneidad”[269bis].

El escaso número de enterramientos masculinos y la elevada proporción de mujeres y niños hizo suponer a Junker que muchos hombres habían perecido a consecuencia de las frecuentes partidas de caza o guerra, tras las cuales los difuntos eran enterrados en el lugar en el que habían fallecido. Sin embargo, investigaciones antropológicas y paleodemográficas más recientes señalan que el alto número de muertes de población femenina e infantil son el reflejo de una sociedad sedentaria donde los adolescentes comenzaban a trabajar desde edades muy tempranas, con lo cual las demandas de nacimientos se incrementaban y dadas las precarias condiciones higiénicas de las épocas remotas se producía un aumento del número de fallecimientos de mujeres y niños precozmente[270].

En conclusión, nos encontraríamos ante una cultura totalmente sedentaria, que practicaba muy activamente la ganadería y la agricultura, cuya situación cronológica se puede establecer entre finales del VI milenio a.C. y prácticamente todo el V, por lo que sería contemporánea de Fayum A y Nabta Playa (cf. 13ss.), en la que los muertos, dada la escasez de ofrendas funerarias, carecían de gran importancia.


[225] A modo de bosquejo biográfico, a continuación ofreceremos algunos datos sobre las etapas de formación científica del arqueólogo germano: Herman Junker estudió en el seminario católico de Trier , lugar en el cual aprendió una amplia gama de lenguas orientales como el Hebreo, Arameo, Árabe, Etiópico y Sánscrito. Tras esa etapa de formación preliminar el joven estudiante fue ordenado en 1.900, ocupación que pronto abandonó para dedicarse a la egiptología, para lo cual se graduó en la Universidad de Berlín con el Profesor Adolf Erman, autoridad de gran renombre en la época.Posteriormente se matriculó en la Universidad de Viena, institución en la que ostentó gradualmente los cargos de asistente, Profesortitular y Decano de la Facultad entre 1.921-1.922. Algunos de los familiares del célebre egiptólogo también realizaron una espléndida carrera como arqueólogos de campo y filólogos, como es el caso del padre de Junker, quien participó en una misión en Nubia para la Academia Prusiana de Ciencias para rescatar monumentos seriamente degradados. El propio Herman Junker accedió al cargo de director de la expedición de la Academia de Ciencias Naturales de Viena a Egipto, título que compaginó con sus labores docentes en la Facultad hasta 1.929, a excepción de las interrupciones que presentó la Primera Guerra Mundial que le obligaron a refugiarse en Giza, estancia que aprovechó para hacer numerosas medidas de los monumentos del entorno (Junker: “Bericht über die Grabungen der Kaiserlichen Akademie der Wissenschaften in Wien auf dem Firedhof in Turah. Winter 1.909-1.910 ” , en “Denkschriften der Kaiselichen Akademie der Wissenschaften in Wien”, Wien, Philosophisch-historische Klasse, 1.912, Bd I, Abh. I.-Informe sobre las excavaciones de la Academia Imperial de Ciencias de Viena de un cementerio de Turah- cantera de las inmediaciones de la meseta de Giza. Invierno de 1.909-1.910. En: Memorias de la Academia Imperial de Ciencias en Viena. Viena, Facultad de Filosofía e Historia-). En 1.929 sucede al polémico Ludwig Borchardt, descubridor del famoso busto de la reina Nefertiti (nfrt ii.ti “la Bella ha venido”), en la dirección del Instituto Arqueológico Alemán en el Cairo. Pero ya desde 1.928 Junker, gracias a la financiación de Albert Rothbart, había emprendido una serie de excavaciones en la orilla occidental del Nilo con el objetivo de descubrir una cultura equiparable en antigüedad a las halladas por sus contemporáneos británicos, tarea que desarrolló hasta 1.940. Cf. Hoffman, 1.984, 167-169.
[226] Junker: “Bericht über die von der Akademie der Wissenschaften in Wien nach dem Westdelta entsendete Expedition”, 1.928 (Informe sobre la expedición de la Academia de Ciencias de Viena al delta occidental ); “Vorläufiger Bericht über die Grabung der Akademie der Wissenschaften in Wien auf der neolithischen Siedlung von Merimde Benisalame (Westdelta)”, en “Anzeiger der Akademie der Wissenschaften in Wien, Philosophisch-historische Klasse”, 1.929, XVI-XVIII, 156-250; 1.930, V-XIII, 21-83; 1.932, I-IV, 36-97; 1.933, XVI-XXVII, 54-97; 1.934, 118-132; 1.940, I-IV, 3-25 (Informes provisionales sobre las excavaciones de la Academia de Ciencias de Viena sobre el asentamiento neolítico de Merimde Beni-Salame (Delta occidental). En: Anuncios de la Academia de Ciencias de Viena , Facultad de Filosofía e Historia).
[227] Badawi: “Die Grabung der ägyptischen Altertümerwewaltung in Merimde Benisalame im Oktober/November 1.976”, 1.978, 43-51 (Las excavaciones del Servicio egipcio de antigüedades en Merimde Beni-Salame en Octubre/Noviembre de 1.976).
[228] Eiwanger: “Erster Vorbericht über die Wiederaufnahme der Grabungen in der neolitischan Siedlung Merimde-Benisalame”, 1.978, 33-42 (Primer informe sobre las recientes excavaciones en el asentamiento neolítico de Merimde Beni-Salame); “Zweiter Vorbericht über die Wiederaufnahme der Grabungen in der neolitischan Siedlung Merimde-Benisalame”, 1.979, 23-57 (Segundo informe sobre las recientes excavaciones en el asentamiento neolítico de Merimde Beni-Salame); “Geschosspitzen aus Merimde”, 1.979b, 61-74 (El Nivel I de Merimde); “Dritter Vorbericht über die Wideraufnahme der Grabungen in der neolitischan Siedlung Merimde-Benisalame”, 1.980, 61-76 (Tercer informe sobre las recientes excavaciones en el asentamiento neolítico de Merimde Beni-Salame); “Die neolitische Siedlung von Merimde-Benisalame. Vierter Bericht”, 1.982, 67-82 (El asentamiento neolítico de Merimde Beni-Salame. Cuarto informe); “Merimde Beni-Salame. I. Die Funde der Urschicht” , 1.984 (Merimde Beni-Salame. I. El descubrimiento del primer nivel); “Merimde-Benisalame. II. Die Funde der mittleren Merimde-Kultur”, 1.988 (Merimde Beni-Salame. II. El descubrimiento de los niveles medios de la cultura de Merimde); “Merimde-Benisalame.III. Die Funde der jüngeren Merimdekultur”, 1.992 (Merimde Beni-Salame.III. El descubrimiento de las fases más modernas de la cultura de Merimde).
[229] Según las cifras aportadas por Kemp: “Merimda and the Theory of House Burial in Prehistoric Egyp“, 1.968, 22-31; Trigger, 1.997, 41 y Midant-Reynes, 1.992, 109 respectivamente.
[230] Kemp, 1.968, 27.
[231] A cada una de ellas dedica Junker cada uno de los tres repertorios citados en la nota 228.
[232] El estudio de los artefactos paleolíticos que contenía la terraza ha sido realizado por Schmidt: “Paläolitische Funde aus Merimde-Benisalame”, 1.980, 411-436 (Hallazgos paleolíticos en Merimde Beni-Salame).
[233] Midant-Reynes, 1.992, 109.
[234] La estratigrafía es, en egiptología (en la rama de ciencias es una parte de la geología que estudia la disposición de los caracteres de las tocas sedimentarias estratificadas), el estudio de los estratos arqueológicos, históricos, lingüísticos, sociales, etc. Su aplicación para la situación cronológica de diversos objetos ha sido realizada ya en importantes artefactos como el disco de Phaistos en Creta, fechado por este método en el siglo XVII a.C.Véase en Gelb: “Historia de la escritura”, 1.994, 204-205.
[235] Midant-Reynes, 1.992, 109. Sobre la cultura Fayum A cf. 74-79.
[236] Sobre las dataciones del Carbono 14 cf. Hassan: “Radiocarbon chronology of Neolithic and Predynastic sites in Upper Egypt and the Delta”, 1.985, 104-105. Cf. también Vercoutter, 1.992, 125; Cervelló, 1.996b, epígrafe151 y nota 225; Midant-Reynes, 1.992, 110. Sobre las culturas coetáneas que a consecuencia de las fechas se ha deducido poseen tal característica con respecto a Merimde Beni-Salame cf. Vercoutter, 1.992, 125.
[237] Eiwanger, 1.988, 54 y nota 312.
[238] Eiwanger, 1.988, 54.
[239] Hoffman, 1.984, 169.
[240] Gardiner, 1.994, 417.
[241] Cf. Drioton y Vandier, 1.994, 19. Cervelló, 1.996b, nota 225.
[242] Gordon-Childe, 1.985, 51. Dado que la primera edición de esta obra apareció en 1.968, el autor sólo recoge los trabajos de Junker y, por lo tanto, sólo habla de las tres fases que este investigador primeramente distinguió, no mencionando por ello a Eiwanger y sus posteriores prospecciones.
[243] Gordon-Childe, 1.985, 51.
[244] Drioton y Vandier, 1.994, 20. En general, sobre la cerámica merimdense cf. Vandier, 1.952, 137-148; Eiwanger, 1.980, 63-65; Midant-Reynes, 1.992, 109-110; Hoffman, 1.984, 181; Drioton y Vandier, 1.994, 19-20; Gordon-Childe, 1.985, 51-52; Junker, 1.928, láminas XII, XX, XXII; 1.929, figs. 6-8 y láminas XIX-XXV; 1.920, lámina XII; 1.936, figs. 8-9 y láminas V y XVI; 1.940, 17-25 y figs. 1-22; Vercoutter, 1.992, 123.
[245] Gordon-Childe, 1.985, 53; Junker, 1.930
[246] Vandier, 1.952, 153; Junker, 1.929, 5-13.
[247] Vercoutter, 1.992, 123; Midant-Reynes, 1.992, 110; Vandier, 1.952, 148-149.
[247bis] Vandier, 1.952, 148 y fig. 102; Junker, 1.936, fig. 6 y lámina V, en la base a la izquierda.
[248] Midant-Reynes, 1.992, 114. La primera estatuilla se encuentra en Vandier, 1.952, fig. 102, acompañada de la descripción correspondiente.
[249] Vercoutter, 1.992, 122
[250] Massoulard, 1.949, 35.
[251] El inventario del artefacto es el n° 57.920, y se puede apreciar en Baumgartel, 1.955, lámina IV, 1.
[252] Midant-Reynes, 1.992, 114.
[253] Vercoutter, 1.992, 121. Sobre la industria lítica de Merimde cf. Vandier, 1.952, 97-98 (de donde procede la cita); Junker, 1.928, láminas II, IV, V, VI, XIV, XV, XVI, XVII; Midant-Reynes, 1.992, 110; Gordon-Childe, 1.985, 50-51; Hoffman, 1.984, 177-180 y figs. 48-49; Eiwanger, 1.980, 65-68.
[254] A modo de ejemplo, los porcinos, se tiene noticia,fueron domesticados por primera vez en Cayönü, en el sudeste de Anatolia, hacia el 7.200 a.C., así como en Jarmo, en las colinas del Kurdistán iraquí a la altura de los Zagros, en el 6.500 a.C. (Midant-Reynes, 1.992, 111 y Gautier, 1.990, 137-140).
[255] Hoffman, 1.984, 176.
[256] Junker, 1.932, fig. IIb, Junker, 1.933, 67ss. y figs. 2-3; Parra Ortiz: “El período predinástico. Una síntesis de trabajo. I. El Bajo Egipto”, 1.997, nota 95.
[257] Hoffman, 1.984, 177. Sobre las implicaciones simbólicas del hipopótamo y su caza en la mentalidad egipcia cf. Pérez Largacha: “El nacimiento del Estado en Egipto”, 1.993, 99-102.
[258] Sobre los métodos de pesca en el Valle del Nilo cf. Henein: “Deux méthodes de péchedans le Nil”, en Geus y Thill: “Mélanges offerts á Jean Vercoutter”, 1.985, 147-150; Brewer y Friedman: “Fish and fishing in ancient Egypt”, 1.989.
[259] Vandier, 1.952, 112.
[260] Drioton y Vandier, 1.994, 21 y Vandier, 1.952, 111-112.
[261] Trigger, 1.997, 42.
[262] Sobre las viviendas merimdenses cf. Gordon-Childe, 1.985, 50; Trigger, 1.997, 41-42; Drioton y Vandier, 1.994, 20-21; Vandier, 1.952, 109-119; Vercoutter, 1.992, 124; Uphill: “Egyptian Towns and Cities”, 1.988, 11; Midant-Reynes, 1.992, 115.
[263] Vandier, 1.952, 117-119 y figs. 78-79. Trigger (1.997, 42) piensa que lo que parece ser una alineación que sigue un eje suroeste-noreste a uno y otro lado de un espacio vacío que describe una S alargada de una longitud de 80 metros, con 8 casas al norte y 13 al sur, son en realidad un círculo doble de cabañas.
[264] Kemp, 1.968, 28. Sin embargo, Trigger considera que los silos estaban realmente asociados a las viviendas (1.997, 42).
[265] Trigger, 1.997, 42;Vercoutter, 1.992, 125.
[266] Gardiner, 1.991, signo O 50; Vandier, 1.952, 122.
[267] Midant-Reynes, 1.992, 116; Badawi, 70-75, en Eiwanger, 1.980, 61-75.
[268] Vandier, 1.952, 102.
[268bis] Drioton y Vandier, 1.994, 21.
[269] Trigger, 1.997, 42; Midant-Reynes, 1.992, 116;Junker, 1.929, 185-202.
[269bis] Kemp, 1.968, 26-28.
[270] Hoffman, 1.984, 173-174 y Vandier, 1.952, 102-103; Kemp, 1.968, 26-27.

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