¿Durante el funeral o el embalsamamiento?
Debido a estos ungüentos sacramentales, Carter no deja de lamentarse en su relato por el mal estado en el que se halló la momia. Entonces ¿tuvieron aquéllos algo que ver con la preservación cadavérica, a la que tanto perjudicaron? ¿formaron más bien parte de los rituales del embalsamamiento en lugar del proceso preservativo técnico? ¿en qué momento del periodo que va desde el óbito hasta el cierre de la tumba tras el funeral, debiera ubicarse la acción de estas unciones?.
Carter sugiere que los embalsamamientos reales se realizaban en palacio o sus dependencias: Pero sin duda en el caso de personajes reales y sagrados, la operación se realizaría en el palacio o sus dependencias con pompa y ceremonia y bajo una supervisión especial[22]. De haber sido estas libaciones asunto de los embalsamadores, tendríamos que pensar que cuando el cadáver ya momificado del rey, salió de palacio en procesión hacia su tumba para el entierro, el sepulcro móvil (trineo + barca + quiosco funerario + andas leontomorfas) deberían transportar no sólo la momia, sino también el triple conjunto de ataúdes, o al menos el segundo y tercero (uno dentro de otro), ya que estas libaciones se habían derramado no sólo sobre la momia, una vez dentro de la caja del tercer ataúd (el de oro macizo) pegándola al fondo, sino también sobre el mismo tercer ataúd, una vez éste estaba ya dentro de la caja del segundo, pues el intersticio entre ambos ataúdes se había rellenado hasta arriba con estos ungüentos, adhiriéndolos: …. y además pegado fuertemente al interior del segundo féretro, habiendo rellenado el líquido solidificado el espacio entre el segundo y el tercer féretro hasta el nivel de la tapa del tercero[23]. o …. aquellos antiguos ungüentos sagrados, hoy solidificados, que no sólo cubrían la caja del féretro, sino que llenaban por completo el espacio entre ambos, pegándolos uno al otro …[24].
Sobre la procesión del cortejo fúnebre y el transporte de los restos mortales del rey, tenemos una magnífica escena pintada en la pared este de la cámara funeraria que – al margen de toda idealización – nos informa de esa etapa, donde se ve a un grupo de doce hombres vestidos de blanco y con cintas blancas en la frente en señal de duelo, remolcando sin mucho esfuerzo el sepulcro móvil; se dice de ellos que son los wrw pr swtn, los Grandes de la Casa Real, es decir, los altos dignatarios cortesanos. (ver fotografía 2)
Philipp Vandenberg, escenificando el entierro de Tutankhamon, dice: El triple ataúd mumiforme del joven rey, que partió de este mundo de manera inesperada para todos, es trasladado por los palaciegos a una embarcación. Bajo un baldaquín, cuyas gualdrapas ondean en la brisa matutina, reluce el abombado féretro de oro macizo como un símbolo de otro mundo[25]. Pero sería impensable imaginar el transporte de algo tan pesado como esos ataúdes y menos arrastrado por tan solo doce hombres, a los que se les hubiera exigido una energía sobrehumana, y mucho menos a hombres tan insignes como ellos haciendo un trabajo exhaustivo más propio de esclavos; recordemos que el tercer ataúd era de oro macizo y el peso, aun tan sólo del segundo y tercer ataúdes, hubiese sido excesivo, para ejecutar de forma viable su transporte en procesión por tracción humana. Dice Carter a respecto del peso: Así descubrimos algo sorprendente: el tercer féretro, que media 1,86 m. de largo, era de oro macizo. De este modo quedaba resuelto el misterio de su enorme peso, que tanto nos había intrigado. También explicaba por qué después de sacar el primer féretro y la tapa del segundo, el peso había disminuido tan poco. Su peso era tal que se necesitaron ocho hombres fuertes para levantarlo[26]. y Nicholas Reeves: Cuando en 1929 fue pesado, dio 110, 4 kg.[27] Por otra parte, según se deduce de la misma representación pictórica, parece bastante claro que lo que se transporta en el sepulcro móvil es sólo la momia real, la cual se ve envuelta en su sudario blanco, con la máscara funeraria, un collarón floral sobre el pecho y el mismísimo escarabeo del corazón. Esto ya lo deja expreso Carter: Además, la escena de la pared este de la misma cámara muestra que la momia del rey, que iba sobre una especie de trineo, fue arrastrada a la tumba, al menos durante algún rato, por cortesanos y altos funcionarios en lugar de los bueyes que se usaban en funerales de personas que no pertenecían a la realeza[28].
Pero en la siguiente nota, Carter, contradictoriamente, podría hacer derribar la anterior interpretación al decir de la momia: A cada lado de los pies la envoltura de lino estaba muy gastada, probablemente como resultado de la fricción contra los lados del féretro durante su traslado a la tumba[29]; pero esto supondría obligatoriamente, que la momia viajó durante la procesión dentro del – como mínimo – féretro de oro, y esto ya hemos visto que es muy poco probable, de modo que su explicación debería ser otra (también de llevar ya derramados los ungüentos, la momia habría permanecido fija durante el viaje y no se habría dado roces).
Cuando vemos esa escena del transporte de la momia, es obvio que los setenta días del embalsamamiento ya habían concluido, procediendo al entierro. Todos los accesorios desarmados del complejo sepulcral que se iba a montar en la cámara funeraria (catafalcos, sarcófago, féretros), estarían esperando en la tumba o para ahorrar espacio, en algunas instalaciones ex profeso próximas. Entre los rituales más importantes de todo funeral se encontraba la “Apertura de la Boca”, realizada en la entrada o dentro de la tumba; la de Tutankhamon fue ejecutada por su sucesor Ay, en función de sacerdote sm, según nos ilustra la escena pictórica de la pared norte. Una vez concluida ésta, se introduciría la momia en el interior de la cámara funeraria, que seguramente ya contendría preparados el sarcófago de caliza ubicado en posición y en su interior las cajas de los tres ataúdes. Entre los otros ritos del funeral que se llevarían a cabo, estarían nuestras libaciones con ungüentos sacramentales: un sacerdote funerario, auxiliado quizás por otros, derramaría la primera libación de ungüentos sagrados sobre la momia real (quizás Ay como sacerdote sm realizase todavía alguna otra tarea más); se cerraría el tercer ataúd de oro macizo colocando la tapa, y se derramaría una segunda libación sobre el mismo, se taparía el segundo ataúd y así se continuaría con el funeral. Hay alguna evidencia, no obstante, que demostraría que las cajas de los féretros, al menos el de oro, no se hallaban listas en posición dentro del sarcófago pétreo: La momia yacía formando un ligero ángulo, lo que sugería que había sufrido alguna sacudida al ser colocada en el sarcófago. También había indicios de que se habían derramado los ungüentos sobre la momia y el féretro antes de que los bajaran al sarcófago, ya que el líquido tenía niveles distintos en los dos lados, lo cual podía sugerir la inclinación del féretro[30]. Esos desniveles y la momia ligeramente movida del centro pudo ocurrir al introducir el tercer féretro en el sarcófago, tras los funerales pero en el mismo día, cuando los ungüentos – recién derramados – todavía estarían sin solidificar completamente.
Quizás el último acto ceremonial estuviese representado por el rito de “Trayendo el Pie”, que – en opinión de E. Smith & W. Dawson[31] – podría significar “Eliminando la Huella”, es decir las pisadas de los oficiantes del funeral, realizado con una especie de escoba[32] hecha de planta hdn por un sacerdote que personificaba al dios-ibis Djehuti[33].
Inmediatamente posterior a los ritos del funeral, Carter[34] especula sobre un tiempo obligado de trabajo técnico para terminar el entierro faraónico antes de cerrar y sellar la tumba que podría haber durado varios días para montar el complejo sepulcral, tras cerrar el sarcófago, con los distintos catafalcos (después de llenar la cámara del tesoro con sus correspondientes objetos), levantar el tabique antecámara-cámara funeraria, colocación del ajuar funerario en las distintas cámaras por orden etc.: En todo caso, es evidente que debía de pasar algún tiempo entre el enterramiento del rey y el cierre de la tumba, a fin de realizar los preparativos necesarios antes de que las cámaras estuviesen a punto para recibir el equipo y, en consecuencia, no parece probable que el ajuar funerario figurase en la procesión de la momia. Es difícil imaginar que la gran cantidad de artículos delicados y extremadamente valiosos que llenaban la cámara funeraria y las habitaciones adyacentes, sin hablar de los joyeros y vasijas de oro, etc., hubiesen estado amontonados allí mientras aun estaban los obreros y el equipo necesario para cerrar el sarcófago, levantar las capillas y construir el grueso tabique. Además, hubiese sido completamente imposible para los trabajadores llevar a cabo su tarea si las cámaras hubiesen estado repletas de muebles, como las encontramos nosotros. Debo hacer notar aquí que había huellas evidentes de cal en la primera capilla, mientras que no las había en el ajuar funerario[35]. Este aspecto no lo trataremos más a fondo por exceder al tema en cuestión.
Así pues, y ante toda evidencia, hay que enfatizar que estas libaciones de ungüentos sagrados no parecen tener nada que ver con el proceso y ritual de embalsamamiento, sino con los rituales específicos del funeral. En consecuencia, la responsabilidad de estas libaciones no recayó sobre los embalsamadores sino sobre los sacerdotes funerarios (no confundir con los Hm.w-kA o “servidores del ka”, que eran los sacerdotes responsables del culto a los muertos), que se encargaron de celebrar las honras fúnebres del entierro de Tutankhamon. Esto ya lo apunta Spencer: Esto no fue culpa de los embalsamadores, quienes probablemente hicieron su trabajo adecuadamente, sino de los sobre-entusiastas sacerdotes mortuorios[36]. Carter dice: Encontramos pruebas suficientes de que se había momificado, envuelto y adornado el cadáver con todos los accesorios antes de derramar los líquidos sobre él[37].
[22] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 192.
[23] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 178.
[24] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 180.
[25] “El faraón olvidado” Philipp Vandenberg, p. 221.
[26] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 178.
[27] “Todo Tutankamon” Nicholas Reeves, p. 110.
[28] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 193.
[29] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 199.
[30] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 199.
[31] “Egyptian Mummies” Elliot Smith, p. 44.
[32] Esta escoba bien pudo ser una de las dos o semejante a las que se encontraron en el enterramiento-pozo nº 54, que contenía no sólo los restos de los materiales sobrantes del embalsamamiento de Tutankhamon, sino también los del banquete celebrado en los funerales. Ambas escobas han tenido un acusado uso, quizás borrando las huellas de aquellos que habían atendido las ceremonias funerales del rey Tut-ankh-Amon. “Materials used at the Embalming of King Tut-ankh-Amun (Memoirs of Herbert E. Winlock)” Herbert E. Winlock, Metropolitan Museum of Art Papers, No. 10, p. 18:
[33] “Egyptian Mummies” Elliot Smith, p. 43-44.
[34] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 194.
[35] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 196-197.
[36] The mummy of Tutankhamun, in contrast to the splendour of his funerary equipment, was relatively poorly preserved, the libations which had been poured over it at the burial ceremony having destroyed large areas by slow combustion. This was not the fault of the embalmers, who probably did their job adequately, but of over-enthusiastic mortuary priests. “Death in Ancient Egypt” Alan Jeffrey Spencer, p. 121.
[37] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 194.