La naturaleza religiosa y química de las libaciones derramadas sobre la momia de Tutankhamon
Por Francisco Javier Gómez Torres
21 julio, 2005
Modificación: 29 mayo, 2020
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Reenterramiento

Carter planteó que la momia fuese reenvuelta antes de ser reenterrada. El cuerpo fue reensamblado en una cubeta de arena poco profunda, lo cual permitió que fuera restaurada con alguna apariencia de orden.

La reenvoltura simplemente consistió en cubrir la cubeta con almohadillas de material. Los exámenes más recientes han desplazado partes del cuerpo, el cual todavía permanece en esta cubeta dentro del féretro mumiforme más externo[137].

El oxígeno es otro de los factores que ha jugado un papel oxidante importante en el deterioro de la momia. Por eso las momias – sobre todo las desenrolladas, pues los vendajes actúan como aislantes (aunque no herméticos por sí solos; dependería también del grosor), posean o no unciones resinosas – deberían para su óptima conservación introducirse en urnas completamente selladas, con una atmósfera no sólo sin oxígeno, sino también estéril e inerte (nitrógeno, helio), para no dar cabida tampoco a los microbios anaerobios; el oxígeno no sólo puede dar vida a los microbios aerobios, sino que el propio oxígeno puede oxidar toda materia orgánica; dependiendo de la cantidad de oxígeno en exposición y de la cantidad que pueda absorber la materia orgánica, la oxidación será más lenta o acelerada. No hay que olvidar que desde que se la desnudó, no ha dejado de estar – si bien encerrada – en mayor o menor grado en exposición atmosférica. En un primer momento materializado en el cambio de pigmentación dérmico a negro; posteriormente, como no se la encerró en una urna hermética anaeróbica, la oxigenación de la momia – sobre todo de los tejidos blandos, pero también de los huesos – ha ido con el paso de los años carbonizándola lentamente. Y no cabe la menor duda de que está condenada a la destrucción total; su destino final será el “hollín” si no se toman medidas, aunque sea ya muy tarde. Es realmente increíble que con otras momias, como la de Ramses II, se hayan desvivido por salvarlas, y, sin embargo, con respecto a la de Tutankhamon se haya dado una dejadez tan escandalosa. Por eso, las momias reales del Museo de El Cairo están a buen recaudo: Una atmósfera inerte de nitrógeno con baja humedad relativa suprime la actividad biológica y las reacciones oxidativas en la materia proteínica[138], pero solo desde 1989 y 1990 en que se empezaron a adquirir al Getty Conservation Institute las primeras cajas de exposición con estas características[139]; para entonces, también la mayoría de las momias reales habían sufrido daño irreversible (tratadas con poco más que insecticidas).

Además, el papel destructor de ungüentos utilizados para la momificación es una pura invención. Zaki Iskander, antiguo director de las Antigüedades Egipcias, me declaró – afirma Bucaille – haber estudiado químicamente estos ungüentos utilizados en el Reino Nuevo y poseer la prueba de su inocuidad desde este punto de vista: en 1975 me mostró, todavía intactos tras más de 30 años, unos patitos embalsamados así[140].


[137] «Faces of Pharaohs. Royal Mummies and Coffins from Ancient Thebes» Robert. B. Partridge, p. 132-133.
[138] “Actas del I Congreso Internacional de Estudios sobre Momias ( Proceedings of the I World Congress on Mummy Studies) Tomo I, 1992 (Date of Congress) 1995 (Date this volume published), p. 214.
[139] “Possible resolutions offered by the Getty Conservation Institute” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 228.
[140] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucaille en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 253.

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