Estela del Tesorero Real Nebsumenu
Por Juan Rodríguez Lázaro
10 abril, 2005
Modificación: 26 abril, 2020
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Daños

Una simple ojeada a los dioses Ptah e Anubis, mostrados sobre la estela de Madrid nos deja claro que, ya en la antigüedad, este monumento había sufrido las graves consecuencias de una persecución iconoclasta. Tanto la figura de Ptah como la de Anubis fueron machacadas sistemáticamente con el fin de hacerlas desaparecer. Podemos intuir que la destrucción de esas dos imágenes no es un caso aislado, sino que entraba dentro de un amplio programa de destrucción. Una persecución encaminada, a hacer desaparecer de todo el país, las representaciones de los grandes dioses nacionales, tales como Ptah y Anubis. La rapidez con la que se llevó a cabo la destrucción de los iconos sagrados de la estela, hizo que el objetivo principal quedase tan sólo parcialmente cumplido, y que una buena parte del contorno de las figuras se salvase. Eso hace que estas imágenes sean aún fácilmente reconocibles.

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Es posible que dentro de ese mismo programa, de persecución de divinidades, tengamos que incluir otro de los monumentos de esta misma época: una estela fechada en el reinado de Didumes I (Cairo JE 38917), que presenta signos de destrucción similar.

Con el fin de poder facilitar una fecha aproximada para la destrucción de las imágenes sagradas de la estela de Nebsumenu, podemos creer en un principio, que este monumento fue alcanzado por la persecución iconoclasta que Akhenatón emprendió durante la segunda mitad de su reinado.

Otro de los daños importantes que vemos sobre la estela, y que cronológicamente debemos situar ya en nuestra época, es un profundo agujero cilíndrico ubicado justo por encima de la capilla de Ptah. Seguramente albergó en su interior un poste de madera en movimiento. La constante frotación del mismo unida a su inestabilidad, hizo que en algún momento saltara toda la zona situada justo por debajo de él. Por consiguiente, este agujero parece hablarnos de una moderna reutilización de la estela. Huellas similares se pueden apreciar también en otros restos arqueológicos reutilizados por los campesinos árabes durante los siglos XIX y XX.

Podría servirnos de paralelo el altar que el rey Sebekhotep III mandó construir en la isla de Sehel. Un grabado realizado entre 1815 y 1821[23], demuestra que en aquellos años, la pared que mostraba la imagen del rey frente a las diosas Anuket y Satet, se hallaba intacta.

Más tarde, esta misma sería destrozada y reutilizada cómo piedra de moler. En la actualidad solo queda de ella un bloque, que presenta en su parte central un agujero, abierto durante su reutilización, para encajar un poste de madera.

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Fig. 12.Bloque perteneciente al altar, que Sekhenre-sewadtawy Sebekhotep III erigió en la isla de Sehel. El rey, utiliza también aquí un vaso nms.t, para las libaciones a las diosas Anuket y Satet. (H.Wild, 1951, 12, fig. 1).

Es posible que la estela de Nebsumenu, hubiera sufrido una reutilización similar, a juzgar por el desgaste que presenta su agujero circular y toda la erosión que se aprecia en la parte central de la estela. Efectivamente allí, la piedra muestra un notable raspado, que afecta desgraciadamente al rostro del soberano. La corrosión parte justo por debajo del agujero y se prolonga hasta la faldilla de Nebsumenu, en donde vemos cómo todo el perfil delantero de la misma ha saltado por efecto de choque.


 

[23] WILD, 1951, 37, pl.IV.2

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