B. El Emblema Occidental
Las raras representaciones de la Diosa del Oeste bajo los rasgos de una vaca o cualquier tipo de iconografía zoomorfa, nos conduce a pensar que su Emblema característico estuvo profundamente arraigado en la conciencia de los antiguos egipcios, mucho más que cualquiera de sus otros atributos e imágenes, quizás debido a su rica expresión simbólica de la naturaleza íntima de la deidad.
De esta manera, desde los mismísimos orígenes, Nfrt-imntt fue identificada más por su típico emblema que por una figura zoomorfa. En este sentido, el muy temprano uso del Emblema Occidental pudo haber sido una de las razones por las cuales, en tiempos posteriores, la diosa también apareció como una mujer portando el mismo a modo
de tocado identificatorio o reemplazando a su cabeza humana (ver figuras 3-5)[14]. Hacer aquí un listado completo de las ocurrencias de estas formas y sus numerosas variantes escapa a nuestros actuales propósitos y límites, pero el lector será capaz de encontrar un buen número de ejemplos en la bibliografía especializada y popular. Lo que es importante reconocer es que el Emblema Occidental identificó a este aspecto antropomorfo mejor que cualquier otro de sus recursos iconográficos. Por lo tanto, no puede sorprendernos el encontrar, a veces, un Emblema Occidental que ha sido «humanizado», proveyéndolo de brazos humanos a fin de «abrazar» al disco solar poniente en el horizonte del oeste, en tanto las bas y las diosas Isis y Neftys le prestan adoración, tal como en una viñeta del papiro de Tnt-wsrt-n-pr-nswt (ver figura 6): aquí, el uso simbólico del Emblema en sustitución de la propia personificación divina alcanza su máxima expresión.
[14] Ejs.: a) ataúd de Panysuttaui, Museo de Perpignac, Francia (ver figura 3: foto del fallecido Lorenzo Baqués Estapé, 1979); b) papiro (Museo del Louvre 3287) de Tabaketenjonsu (ver figura 4); E. Chassinat, en BIFAO 3 (1903), 1 y ss. y lám. I; c) papiro (Museo Metropolitano de Arte-N. York) de Nany (ver figura 5); d) papiro (Cairo JdÉ 40017) de Nesittanebettaui; A. Piankoff, Mythological Papyri (Princeton, 1957), lám. VIII.