La técnica del grabado en el redescubrimiento del antiguo Egipto (Parte II)
Por Santiago Entrena Gil
1 abril, 2010
Modificación: 23 mayo, 2020
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VII. El orientalismo

Durante el siglo VXIII se pone de moda entre los artistas reflejar, en óleos y acuarelas, la representación de la arquitectura, los paisajes, las costumbres y la forma de vida de Oriente Medio. En un inicio no eran más que estudios topográficos y retratos convencionales, pero ya para mediados del siglo XIX la temática es cada vez más popular, coincidiendo con el hecho que la accesibilidad a estos países del Oriente Medio mejora sustancialmente (gracias a la organización de viajes por compañías como la de Thomas Cook) y que países como Inglaterra y Francia acrecientan su expansionismo por estas tierras egipcias y países circundantes, descubriendo una enorme atracción por la mayoría de objetos de procedencia egipcia. Como decía, la temática habitual de estos artistas orientalizantes gira en torno a representaciones de escenas de harem, en las que en opinión de algunos artistas se reflejan retratos de mujeres débiles y lascivas, descripción de paisajes típicos, desérticos, países orientales, oasis, escenas de caza, representaciones de la exótica moda oriental y el hábitat. A finales del siglo XIX estas temáticas van decayendo en beneficio de estudios etnográficos más precisos y de visiones más próximas a la realidad. Los artistas se inclinan por la utilización del colores con tonos cálidos, más rojos, amarillos o marrones, dependiendo de las regiones o estaciones (Fig. 12).

Figura 12. Fotograbado realizado en torno a 1879, por George Barrie, basándose en una pintura del afamado pintor francés J. L. Gerome. Representa la famosa escena en la que Cleopatra se presenta ante César.

Figura 12. Fotograbado realizado en torno a 1879, por George Barrie, basándose en una pintura del afamado pintor francés J. L. Gerome. Representa la famosa escena en la que Cleopatra se presenta ante César.

Este movimiento no es una escuela ni un estilo. Su vínculo se encuentra en el tema abordado. Cada artista trata los temas según su propia sensibilidad, su grado de virtuosismo o técnica. Los pioneros, sin embargo, se adaptan a los temas de los nuevos movimientos artísticos, quedando algún reducto que sigue insistiendo en el desarrollo de representaciones académicas y clásicas. Destacaremos a artistas como los franceses Gerome, Decamps, Landelle, Rixens, Vernet; de hecho fue en Francia donde se despertó mayor entusiasmo por este movimiento orientalista, pero también hay una incidencia importante entre artistas británicos como Thomas Allom, (que pintó escenas del desierto), Alma Tadema (que representó escenas de lujo desbordante) o Willian Holman Hunt (que se dedicó a las escenas costumbristas), o el estado­unidense Frederick Arthur Brigman, entre otros (Fig. 13).

Figura 13. Grabado que representa un funeral por el Nilo, basado en una pintura de F.Arthur Brigman, editado en torno a 1870.

Figura 13. Grabado que representa un funeral por el Nilo, basado en una pintura de F.Arthur Brigman, editado en torno a 1870.

A continuación hacemos una pequeña semblanza de algún viajero y artista que supo representar con su obra este marcado estilo orientalista:

Emile Prisee d’Avennes era un dibujante y arquitecto francés, nacido en 1807, que parece haber sido una persona singular, de carácter huraño y susceptible, dotado de una característica que le permitía imbuir de fantasía sus planteamientos. Además poseía una sensibilidad artística excepcional. Adoptó el nombre de Idriss Efendi y entre 1838 y 1843 se estableció en Luxor, donde con una estratagema consiguió engañar a alemán K. R. Lepsius, al desmontar y enviar a Francia los bajorrelieves de la capilla de los antepasados de Tutmosis III del templo de Amón en Karnak, impidiendo que el alemán tomase posesión de ellos. Prisee d’Avennes copió numerosos bajorrelieves de los templos y tumbas tebanas, en algunos de los casos solo esbozando los dibujos con el empleo del carboncillo. También reprodujo algunas de las más bellas escenas que decoran las tumbas del Imperio Medio en la necrópolis de Beni Hasan. Alguna de las escenas que representó se han perdido definitivamente. En 1860 se embarcó hacia Francia llevándose consigo una impresionante relación de sus hallazgos a través de la documentación en la que se incluía 300 dibujos, 150 fotografías y numerosos calcos.

Lawrence Alma Tadema (Dronrijp 1836-Wiesbaden 1912). Pintor y grabador holandés que tras estudiar en Amberes se establece en Londres en 1870. Se le puede considerar uno de los pintores más famosos del periodo victoriano tardío, especializándose en la representación de escenas históricas medievales, aunque una visita a Pompeya le hizo integrar en sus obrar el mundo de la Antigüedad y, por tanto, también Egipto. Sus pinturas ofrecen grandiosas escenas enmarcadas en la antigua Grecia y Roma, así como una visión de un Egipto exótico cuajado de bellas mujeres y preciosas escenografías, llenas de reflejos, colorido y magníficas representaciones de mármoles. De las obra de Lawrence Alma emana una gran sensualidad y erotismo. En 1899 se le concedió un título nobiliario y en 1905 recibió la Orden del Mérito Británica. Alma Tadema tuvo, gracias a su éxito, algunos imitadores como John William Godward y Edwin Long. Su obra cayó en desgracia tras su muerte y sólo recientemente ha vuelto a ser reconocido en su justa medida (Fig. 14).

Figura 14. Grabado coloreado que representa una escena de pasatiempos en el interior de un templo de Egipto, realizado por Alma Tadema, editado en Nueva York (hacia 1840).

Figura 14. Grabado coloreado que representa una escena de pasatiempos en el interior de un templo de Egipto, realizado por Alma Tadema, editado en Nueva York (hacia 1840).

Frederick Catherwood era una artista londinense, nacido en 1799, que fue alumno del dibujante Bonomi y que realizó dos viajes a Egipto entre 1823 y 1832. Durante su segundo viaje trabajó en Tebas con el coleccionista y arqueólogo Robert Hay, realizando el primer levantamiento científico de los colosos de Memnón. En su recorrido llegó hasta Abu Simbel, donde dibujó el templo de Ramses II, probablemente de una sola vez y con un sabor casi impresionista. Además entre sus dibujos destaca el realizado de una gigantesca vista panorámica dedicada al templo de Karnak. Posteriormente junto con

John Lloyd Stephens se dirigió hacia las selvas de sudamericanas, recorriendo Yucatán, Guatemala, Honduras y Belice; donde, como en Egipto, realizó magníficas ilustraciones de los yacimientos y cultura Maya que le hicieron especialmente célebre. Muchos de sus dibujos sobre Egipto se han perdido, otros permanecen en el Museo Británico junto a los manuscritos de Hay, esperando ser publicados. Falleció en 1854, en el hundimiento del barco de vapor Artic.

William Henry Bartlett. Nacido en Londres en 1809, poseía un innato talento artístico. Reunía varias características: la precisión del topógrafo, el espíritu de observación del etnógrafo y una gran pasión por la exploración y la aventura. Llegó a Egipto en 1845, efectuando el clásico viaje al Alto Egipto y Sudán. Publicó los diarios y las observaciones de su viaje y lo reflejó a través de la obra The Nile boat or Glimpses of the Land of Egypt. Algunos de los grabados fueron realizados por E. Brandard. Destaca por su preocupación a la hora de reproducir fielmente los detalles de los monumentos. El viaje de Bartlett, es considerado como el final de una época aventurera y romántica (Fig. 15).

Figura 15. Grabado que representa una imagen de la fachada de Abou Simbel, extraído de la obra W. H. Bartlett, The Nile boat or glimpses of The Land of Egypt, G. Bell & Son, Londres, 1850.

Figura 15. Grabado que representa una imagen de la fachada de Abou Simbel, extraído de la obra W. H. Bartlett, The Nile boat or glimpses of The Land of Egypt, G. Bell & Son, Londres, 1850.

Auguste Mariette ( 1821-1881 ). En su calidad de asistente en el Museo del Louvre en París y con el objetivo de comprar en El Cairo unos papiros egipcios, Mariette llegó a Egipto por primera vez. En su estancia comprobó el saqueo de antigüedades que se practicaba y plantó medidas que pusieron freno al pillaje y garantizasen la conservación y el estudio de aquellos tesoros. Después de pasar ocho años en Egipto fundó el Museo Egipcio de Bulaq, que seria el germen del que llegaría a ser el actual en El Cairo. Por su labor en la protección de los monumentos egipcios, Mariette fue nombrado Director del Servicio de Antigüedades Egipcias (también fundado gracias a su iniciativa) e inspector de excavaciones, lo que le permitió frenar los desmanes que sufría el país. En su trabajo como investigador puede destacarse la localización del Serapeum en Saqqara en 1851; también localizó la tumba de Ti, un importante funcionario de gran importancia y otros muchos hallazgos. Sus estudios se conocen a través de libros como, por ejemplo, The monuments of Upper Egypt (1877), donde se incluye algún grabado litografiado realizado por la empresa inglesa Unwin Bros y que es una traducción de Alphonse Mariette, de la obra de Auguste Itinéraire de la Haute Égypte (Fig. 16).

Figura 16. Grabado de un mapa del templo de Karnak, extraído de la obra Alphonse Mariette, The Monuments of Upper Egypt. A translation of the itineraire de la Haute Egypte of Auguste Mariette, Alexandria and Cairo, Trubner & Co, Londres, 1877.

Figura 16. Grabado de un mapa del templo de Karnak, extraído de la obra Alphonse Mariette, The Monuments of Upper Egypt. A translation of the itineraire de la Haute Egypte of Auguste Mariette, Alexandria and Cairo, Trubner & Co, Londres, 1877.

Gastón Maspero (1846- 1916). Dirigió entre 1881 y 1914, el Service d’ Antiquités. Fue profesor de egiptología en la École des Hautes Études y posteriormente de filología y arqueología egipcia en el College de France en 1874. Auguste Mariette, director y fundador del Service, introdujo a Maspero en el estudio de jeroglíficos y despertó su interés por el Egipto faraónico. Maspero debió de trabajar incluso de profesor de Historia de idiomas para sobrevivir hasta que se le presentó la oportunidad de visitar Egipto en 1880. Llegó con una misión francesa, más tarde conocida como “Instituto francés de Arqueología Oriental”. Después de la muerte de Mariette es nombrado director del Service y del Museo de Bulaq (actualmente Museo Egipcio de El Cairo ). Había, organizando el Service mediante un sistema de inspecciones a través de todo el Nilo. Del resultado de su labor arqueológica se han publicado numerosos ejemplares, alguno de ellos publicado en 1887, titulado L’Archéologie Égyptienne con ilustraciones grabadas por Flucher Gudin (Fig. 17).

Figura 17. Grabado realizado por Godin que representa una esfinge, extraído de la obra G. Maspero, L’ Archéologie Égyptienne, A. Quantin. París, 1887.

Figura 17. Grabado realizado por Godin que representa una esfinge, extraído de la obra G. Maspero, L’ Archéologie Égyptienne, A. Quantin. París, 1887.

John Gardner Wilkinson es considerado como el fundador de la egiptología inglesa, trabajó durante más de doce años en Tebas (entre 1821 y 1833), siendo el primero en ocuparse de la vida cotidiana y cultural de los habitantes del antiguo Egipto. Fue un estudiante poco brillante que abandonó sus estudios en Oxford. Incluso estuvo desarrollando labores militares. Tuvo oportunidad de conocer en Italia al anticuario William Gell, quien le convenció para que dejase su carrera militar y se dedicara al estudio de la arqueología egipcia. En 1821, con tan solo 24 años, llegó a Egipto y permaneciendo en el país doce años. Exploró los yacimientos y monumentos arqueológicos del país, siendo el primero en copiar las pinturas y bajorrelieves de las tumbas de Beni Hasan y Tell el-Amarna; además de identificar en Hawara lo que los autores clásicos denominaban como “el Laberinto”. Sus apuntes, dibujos y copias epigráficos, sobre el mundo cotidiano, constituyen un corpus de 56 volúmenes, conservados en la Bodleain Library de Oxford. Fue el primero en poder leer los nombres de los cartuchos reales de las tumbas del Valle de los Reyes, atribuyéndolos de forma correcta a sus propietarios. En 1827 tuvo la idea de adjudicar numeración basada en una precisa metodología topográfica, así las 21 tumbas del citado valle fueron numeradas por él y presentadas en su mapa publicado en 1830. Entre 1837 a 41 publicó su obra más importante, titulada Manners and Customs of the Ancient Egyptians, including their private life, government, laws, arts, manufactures, religion, agriculture, and early history… que durante mucho tiempo fue considerada el mejor manual sobre la sociedad y cultura material del antiguo Egipto. En la citada obra, integrada por seis volúmenes, se incluyen dibujos de Joseph Bonomi y litografías a color de Cooper & Hodson. El fallecimiento Wilkinson se produjo en 1875, después de haber obtenido el título de “sir” (Fig. 18).

Figura 18. Imagen de la portada de la obra en tres volúmenes de J. Gardner Wilkinson, The manners and Customs of the Ancient Egyptians, editada por John Murray, Londres, 1878.

Figura 18. Imagen de la portada de la obra en tres volúmenes de J. Gardner Wilkinson, The manners and Customs of the Ancient Egyptians, editada por John Murray, Londres, 1878.

Joseph Bonomi (1796-1878), fue un escultor Inglés, artista, egiptólogo y conservador de museo. En 1822 fue a Roma para estudiar con Antonio Canova (que murió en octubre, antes de llegar Bonomi); no obstante, Bonomi estudió en Roma durante varios meses, pero debido a las deudas que fue atesorando tuvo que aceptar una comisión modestamente retribuida para acompañar a Robert Hay en una expedición que, a través de Malta, llegaría hasta Egipto. Así que entre 1824 y 1826 fue miembro de la citada expedición, lo que despertó en él un interés permanente en la egiptología. Durante la expedición, además, Bonomi esbozó numerosas antigüedades y encontrándose en Abu Simbel, en 1825, para responder a las demandas de Hay, inventó un marco de dibujo (un visor de tipo de dispositivo equipado con una vista y una cadena o red de cable), para ayudarles a reproducir con precisión las decoraciones del interior de los templos. La relación de Bonomi con Hay parece que fue más bien tormentosa. Bonomi se sentía frustrado por el salario que cobraba. El deseo de mejorar su reputación le llevo a tomar la decisión personal de producir dibujos y modelos a su gusto. En julio de 1826, Bonomi dimitió ( fue sustituido como asistente de Hay por Edward William Lane). En El Cairo (1827-1828), Bonomi ilustra la obra de James Burton Hieroglyphica y en 1839 preparó las ilustraciones para la obra Manners and Customs of the Ancient Egyptians de John Gardiner Wilkinson . Encontrándose ya en Londres, su trabajo discurrió catalogando e ilustrando numerosas colecciones egipcias. En 1861 Bonomi consiguió adjudicarse la plaza de conservador del Museo de Sir John Soane’s, después de una lucha constante y de recibir muchas críticas, ya que ese puesto siempre se reservaba para arquitectos. También Bonomi es conocido por escribir un tratado sobre la proporción de la figura humana, publicado en 1856 (Fig, 19).

Figura 19. Grabado litográfico de David Roberts extraído la segunda edición de Views in the holy Land, Syria, Idumia, Arabia Egypt and Nubia, reeditada entre 1846 y 1850, con notas de Willian Brockedon, en el que se aprecia una calle del Bazar de El Cairo. Los artistas y viajeros británicos se encontraban este tipo de escenas que por su bullicio les cautivaban especialmente.

Figura 19. Grabado litográfico de David Roberts extraído la segunda edición de Views in the holy Land, Syria, Idumia, Arabia Egypt and Nubia, reeditada entre 1846 y 1850, con notas de Willian Brockedon, en el que se aprecia una calle del Bazar de El Cairo. Los artistas y viajeros británicos se encontraban este tipo de escenas que por su bullicio les cautivaban especialmente.

A John Shae Perring (1813-1869) se le adjudica la gesta de haber sido la primera persona que dibujó la sección completa de la pirámide de Kéops, con en el detalle de las estructuras internas. Integra, por ejemplo, las llamadas “cámaras de descarga” (proyectadas probablemente para aligerar la carga estática sobre el techo de la cámara sepulcral ), de la galería que une el corredor ascendente con el descendente (quizás usado por los operarios para no permanecer aprisionados después del cierre de las compuertas de granito que bloqueaban el corredor ascendente) y de la cámara subterránea incompleta. Estas dos estructuras fueron descubiertas en 1817 por Caviglia, que no realizó dibujo alguno. El dibujo de Perring fue integrado por Howard Vyse (1784-1872) en su libro Operations carried on at the Pyramids of Gizeh in 1837 publicado entre 1840 y 1842. Posteriormente, Perring publicó una obra en tres volúmenes in folio titulada The Pyramids of Gizeh.

Amelia Edwards (1831-1892). Nacida en Londres, comenzó desde muy temprana edad a mostrar un talento especial para las artes. Su familia quería que se convirtiera en cantante de ópera, pero ella se inclinó por la escritura en diversos campos como la novela, la poesía y libros de viajes ilustrados dibujados por ella misma. En 1874, a la edad de 42 años, visitó El Cairo, quedando impresionada ante las maravillas arqueológicas que pudo ver allí. Comenzó con el estudio de los caracteres jeroglíficos y de la antigüedades egipcias. Realizó un viaje por el Nilo a raíz del cual escribió, en 1877, el libro A Thousand Miles up the Nile, dibujando ella mismo las ilustraciones y siendo grabadas por G. Pearson. Con esta obra, que alcanzó un importante éxito, Amelia se hizo famosa en su tiempo. En agradecimiento y reconocimiento al trabajo realizado por G. Pearson, la autora manifestó: “Decir que su paciencia y cortesía han sido inagotable, y que no ha escatimado ni tiempo ni de costos en la preparación de los bloques (matriz de grabado), no es más que una declaración de la realidad de los hechos, y no transmite la idea de la clase de mano de obra necesaria para llevar a cabo este ingente trabajo. No ha ejecutado los grabados teniendo hechos los dibujos de primera mano sobre la madera, sino los ha tenido que obtener de ilustraciones en acuarela que no sólo han de ser reducidos en tamaño, para ser, por así decirlo, traducida en blanco y negro, por lo que la dificultad de la obra se ha visto aumentada en gran medida Para hacer frente a esta dificultad y para asegurar la precisión, el Sr. Pearson, no sólo ha utilizado los servicios de los dibujantes, sino que en muchos casos incluso ha fotografiado los temas directamente sobre la madera (matriz del grabado ). Del trabajo del grabador sólo diré que no sé de qué manera podría ser mejorado. Me parece que algunos de estos bloques son ejemplos del punto más alto conseguido en arte del grabado en madera que se haya realizado hasta el momento”. Y sobre los dibujos hechos sobre la matriz de madera, realizados por Percival Skelton, Amenlia declaró: “nadie tan plenamente como yo puede apreciar lo mucho que debemos a este tipo de artistas observando la delicadeza del tratamiento de su lápiz, y los sentimientos artísticos con el que ha interpretado los dibujos originales”. En lo que respecta a su viaje por Egipto, parece que lo que más le impresionó a la autora fue el lamentable estado de los monumentos que vio. De ahí que en 1882, Amelia patrocinara el nacimiento de la Egypt Exploración Fund, entidad con la finalidad de evitar el expolio y el trapicheo que sufrían las antigüedades egipcias; además, entabló amistad con Maspero y con Flinders Petrie, a quien financió en sus trabajos de excavación en Egipto. En 1889, Amelia viajó hasta Estados Unidos para recaudar dinero para su fundación y dar alguna conferencia. Escribió sobre Hatshepsut, discrepando con otros egiptólogos que no daban importancia a este personaje histórico. Su logro en el campo de la egiptología fue legar una valiosa colección de antigüedades egipcias al Colegio de la Universidad de Londres junto con una importante partida económica. Falleció en su tierra natal en 1892. Su vida sentimental quedo al margen siendo Egipto, como ella declaró “ su amante y su compañero más fiel” (Fig. 20).

Figura 20. Frontispicio del libro con un grabado de G. Pearson del libro A Thousan Miles up the Nile que relata las peripecias e impresiones de la autora, Amelia B. Edwards. Obra editada por George Routledge and sons en Londres, 1899.

Figura 20. Frontispicio del libro con un grabado de G. Pearson del libro A Thousan Miles up the Nile que relata las peripecias e impresiones de la autora, Amelia B. Edwards. Obra editada por George Routledge and sons en Londres, 1899.

Figura 20. Frontispicio del libro con un grabado de G. Pearson del libro A Thousan Miles up the Nile que relata las peripecias e impresiones de la autora, Amelia B. Edwards. Obra editada por George Routledge and sons en Londres, 1899.

William Matthew Flinders Petrie (1853-1942 ). Fue un enamorado de los experimentos científicos, la química y las matemáticas. Desde muy joven también recorría la tiendas de antigüedades londinenses. Echaba en falta, en sus estudios, los conocimientos específicos de arqueología. Sus inicios en este campo se relacionan con sus trabajos desarrollados en Stonehenge. En 1880 marchó a Egipto, donde pasaría casi 50 años de excavaciones casi ininterrumpidas. Petrie fue el último egiptólogo que se dedicó al estudio del conjunto del país. Se especializó en el conocimiento de pequeños objetos de interés arqueológico, muy útiles para establecer determinaciones cronológicas: cerámica, estatuillas… artes menores en definitiva. No podía limitarse a esto último, así que sería el primero en medir concienzudamente la Gran Pirámide de Kéops, y entre sus muchos descubrimientos señalados está el de la entrada de la pirámide de ladrillos de Hawara y, dentro de la tumba de Amenehet III, descubrió su entrada practicando un muro transversal en la citada pirámide. Cuando llegó a las cámaras, se encontró con que la pirámide ya había sido violada por ladrones de tumbas. Sin embargo allí encontró la tumba de Amenehet III, que es sin duda el mayor de sus logros arqueológicos. Su orgullo quedó maltrecho al pensar que los ladrones de antaño le habían vencido en inteligencia, al haber conseguido sortear trampas y señuelos. Vislumbró una explicación razonable: la corrupción. Se sabe que a principios de la Dinastía XVIII apenas había en todo Egipto un sepulcro real que no hubiese sido profanado. Se tiene conocimiento de la edición de numerosas obras escritas en base a sus trabajos, algunas de las cuales presentan grabados, por ejemplo una edición del libro Ten Years Digging in Egypt, publicado en 1893 (Fig. 21).

Figura 21. Fotograbado que representa unos retratos de momias de influencia romana en Hawara, extraídos de la obra W.M. Flinders Petrie, Ten years digging in Egypt, The Religious Tract Society, 1893

Figura 21. Fotograbado que representa unos retratos de momias de influencia romana en Hawara, extraídos de la obra W.M. Flinders Petrie, Ten years digging in Egypt, The Religious Tract Society, 1893

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