Fragmento de la tapa de un ataúd egipcio en una colección privada
Por José María Ortuondo Rocandio
1 julio, 2011
Modificación: 25 abril, 2020
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Su construcción, el cierre y material empleado

La construcción del ataúd

Los ataúdes se podían construir básicamente de dos formas, esculpiendo una única pieza para la tapa y otra para la cuba, o bien por ensamblaje de diferentes tablones de madera[22]. Este es el caso del fragmento que nos ocupa. La configuración real de la estructura aparece un tanto oculta en la parte exterior, cubierta por la decoración con el estucado y pintura, y se aprecia mejor en la interior que, al no estar decorada, deja al descubierto las tablas de madera. En esencia, el objeto está formado por una superficie plana de madera a la que se le añaden unos listones en la parte interior, para formar el contorno que descansaba en el perfil de la cuba del ataúd, y en la exterior, las piezas que conforman la máscara y la peluca tripartita.

La superficie de la tapa, al menos en la parte conservada, está formada por tres tablones. Los vamos a identificar con letras minúsculas (Fig. 8) El central (a) tiene unas dimensiones regulares de 70 cm de longitud, 16 de anchura y 1’2 de grosor. Hay otros dos tablones a ambos lados, que no son de forma regular, ya que se tienen que adaptar al perfil de la parte superior y los hombros de la tapa. Según se mira el dorso de la pieza, el derecho (b) tiene la misma longitud, una anchura en su parte inferior de 13’5 cm, e igual espesor. El de la izquierda puede tratarse en realidad de dos trozos, uno de 49 cm (c.1) y otro de 21 (c.2), ya que a esa altura está cubierto de barro, con lo que no se ve si es una sola tabla con un estrechamiento. Su anchura mayor es de 13 centímetros y el espesor es el mismo. En esta parte inferior la anchura total de la tapa es de 42’5 centímetros, y al ser de forma hexagonal, la anchura máxima se alcanza en los hombros con 45 centímetros.

Fragmento de la tapa de un ataúd egipcio en una colección privada

A esa superficie, en la parte interna del ataúd, se añaden los listones mencionados, todos ellos de perfil cuadrangular. Son cinco en total. El superior (d) tiene una longitud de 29 cm., 2’8 de ancho, y grosor de cerca de 4 cm. A ambos lados, otros dos listones irregulares conforman el contorno de la cabeza. En su parte superior son redondeados, para adaptarse al perfil del ataúd. El de la izquierda (e) es de 33’2 cm. de longitud y el de la derecha (f) 32’5 cm. Ambos tienen una anchura de 2’5 cm. y un grosor de 3’5 cm. En su parte inferior tienen forma de cuña que se inserta en los otros dos listones del cuerpo del ataúd, creando con ellos un ángulo que da la forma hexagonal a la tapa. Los listones superiores tienen sendos orificios rectangulares en los que se insertaba una espiga de madera para fijar la tapa a la cuba del ataúd. Este orificio se abre en el izquierdo, según se mira, a unos 9 cm. de la parte superior (g) y en el derecho (h) a unos 8’5 cm. Las medidas del hueco en ambos casos son de 3’5 por 0’6 y alcanzan todo el grosor del listón, es decir, 3’5 cm. El de la izquierda conserva parte de la espiga de madera, fijada por una clavija cilíndrica que la atraviesa. Este listón está fragmentado en dos trozos porque a la altura de los hombros del ataúd tiene una pérdida de madera, a la que ya se ha hecho referencia.

Los listones derecho (i) e izquierdo (j) de la parte inferior tienen unas longitudes respectivas de 46’5 y 46 cm. con una anchura y grosor de 3 cm. Como se ha mencionado, en su parte superior se insertan los otros dos listones en cuña, formando ángulo.

En la superficie de la máscara (Fig. 9) es más difícil determinar la estructura interna al estar cubierta por el estucado y la pintura. En principio, podría tratarse de una única pieza esculpida con la forma de la peluca y la cara, unida por clavijas cilíndricas de madera a la tapa. Por otros paralelos estudiados, probablemente se trata de tres piezas. Además se han conservado multitud de máscaras de ataúd que forman un solo elemento con la parte superior de la peluca[23]. La pieza central (k), con la forma de la cara y parte superior de la peluca, tiene 24 cm. de longitud y una anchura a la altura de la cara de unos 19 cm. A sus lados, dos tablones (l) forman la caída de la peluca con una longitud de 43 cm. En su parte inferior son de sección semicircular ovoide de 2 cm. de grosor y 10.5 de anchura.

Fragmento de la tapa de un ataúd egipcio en una colección privada

Si se comparan las medidas dadas, se puede apreciar que las dimensiones no son exactamente regulares, sino fruto de una factura no muy elaborada, y una posible deformación por el paso del tiempo. El fragmento de ataúd en su conjunto tiene una longitud de 70 cm, anchura máxima en los hombros de 45 centímetros y profundidad total a la altura de la nariz de 18.5 cm.

La unión de las diferentes tablas se hacía con clavijas de madera. No lleva sobre la superficie ninguna cubierta pegada de lino, que habría servido para aumentar la estabilidad y fortaleza del ataúd. En la parte interior las junturas de las tablas están cubiertas, en las zonas en las que se ha conservado, por una masilla de color grisáceo que probablemente se trate de una mezcla con barro. En la parte frontal, las piezas de madera a que se ha hecho referencia, la máscara y los lados de la peluca, dejarían entre sí huecos que se han rellenado de un modo que desconocemos, seguramente con el propio estucado que cubre la zona pintada.

El sistema de cierre

En el fragmento que se ha conservado se pueden ver, como se ha señalado, dos orificios para la sujeción de la tapa a la cuba. Uno de ellos, como podemos apreciar en la fotografía, conserva todavía parte de la pieza móvil que servía de cierre (Fig.10).

Fragmento de la tapa de un ataúd egipcio en una colección privada

Estos orificios debían coincidir a la misma altura tanto en la tapa como en el recipiente inferior de modo que, al cerrarse, las pequeñas piezas de madera de forma rectangular que se insertaban en ellos impidieran el desplazamiento lateral o longitudinal de la tapa sobre la cuba. Sin embargo, todavía hacía falta impedir que se pudiera volver a abrir el ataúd, una vez fuera depositado el cuerpo momificado en su interior. Para ello se clavaban unas clavijas cilíndricas que unían estas espigas tanto a la tapa como a la cuba. De este modo, salvo que se rompiera la madera, no se podía ya abrir la tapa. A continuación se cubría con yeso o pintura esa zona y no se podía encontrar su ubicación concreta[24].

En la Fig.11 podemos ver una recreación aproximada de la forma en la que estas pequeñas piezas se encajaban en las dos mitades del ataúd. Podían ser de número variable, en el esquema ofrecido vemos cuatro en esa sección, serían ocho en total. Sin embargo, en el caso de nuestro ataúd probablemente el número de orificios por cada lado era inferior, teniendo en cuenta que, con una longitud conservada de 70 cm., sólo tiene uno por lado. En el detalle de la derecha vemos la línea horizontal que representaría la unión de tapa y cuba, con la espiga en color más oscuro dentro de los dos orificios. A la altura aproximada de los dos círculos se clavaban las cuñas o clavijas cilíndricas que perforaban el exterior del ataúd, después la pieza móvil, y finalmente el otro lado del ataúd, fijando ambos elementos.

Fragmento de la tapa de un ataúd egipcio en una colección privada

La madera empleada en su construcción

Una muestra de la madera de la tapa del ataúd, y de la espiga del cierre, ha sido analizada por la egiptóloga, y experta en el estudio de la madera, Victoria Asensi Amorós[25]. Gracias a su análisis podemos saber que la madera empleada en el ataúd, o al menos en la parte central del mismo es de higuera sicomoro (Ficus sycomorus) y que para la espiga se empleó madera de taraje (Tamarix de tipo tetragyna) El sicomoro es de la familia de las moráceas[26]. Es un árbol que puede alcanzar una altura de 20 metros y que se encuentra por todo Egipto. Su nombre nht ya aparece en los Textos de las Pirámides. Estuvo relacionado con los jardines funerarios y con la diosa Hathor como Dama del Sicomoro, relacionada también con la diosa Nut que, de este modo, acogía al difunto en la otra vida. Su madera es ligera y fácil de trabajar, aunque de calidad mediocre. Fue empleada frecuentemente en la fabricación de ataúdes por su abundancia y también por sus connotaciones religiosas, ya que conectaba al difunto con la diosa del cielo. En torno al 40% de los ataúdes identificados, y publicados, hasta el presente fueron fabricados en esta madera, seguida por su frecuencia por la de taraje. El cedro era la más utilizada de las maderas importadas, aunque este hecho ya encarecía su uso. El taraje es, por contra, un arbusto, que aparece también por todo Egipto. Su madera se denominaba isr y, al parecer, con ella también se podían fabricar ataúdes, con tablas menores, y estatuas.
Los ataúdes egipcios seguían frecuentemente las asociaciones siguientes: ataúd de sicomoro con clavijas y espigas de taraje, ataúd de sicomoro y los segundos elementos en acacia, o ataúd de cedro y los ensamblajes de taraje, o finalmente, ataúd de acacia y ensamblajes de acacia y taraje.


[22] Sobre construcción de ataúdes: J.H. Taylor, The construction of the coffin of Horemkenesi. Horemkenesi, May he Live Forever!, Bristol, 2002, pp.35-37. A. Niwinski, 21st dynasty coffins from Thebes. Maguncia, 1988, pp. 57-64. G. L. Nicola, M. Nicola y A. Nicola, “Preservation and conservation of mummies and sarcophagi”. e_conservation 3, 2008. Ver en: www.e-conservationline.com (10/07/2011). E. Dabrowska, “Coffins found in the Area of the Temple of Tuthmosis III at Deir el-Bahari”, BIFAO 66 (1968) pp. 171-181. B. Andelkovic Y V. Asensi, “The Coffin of Nesmin: Construction and Wood Identification”, en Journal of the Serbian Archaeological Society 21, 2005, pp. 349-364.
[23] A título de ejemplos los números 56-58 en. M. Seco, F. Novoa, M. Pedrazo Y H. El Leithy, 120 Años de Arqueología Española en Egipto, Madrid, 2009. También los números del Museo Arqueológico Nacional MAN 15225-15227 y 1999/99/5 www.globalegyptianmuseum.org (10/07/2011). También L.Baques, “Catálogo inventario de las piezas egipcias del Museo Episcopal de Vic”, Ampurias 33-34 (1971-72), pp. 209-250 (Nº 44. Fig.5 B.).
[24] Taylor, 2002, pp. 37. C.J. Sanchez y R. Rossiñol, Ataúdes antropomorfos en madera. Deterioros que presentan, su conservación y restauración. Ver en www.egiptomania.com/arte/ataudes.htm (10/07/2011).
[25] Quisiera agradecer su colaboración en el estudio que nos ocupa. Informe de 29 de junio de 2011. Xylodata (www.xylodata.fr).
[26] Seguimos en todo el epígrafe a la autora del informe. Véase también V. Asensi, Les bois égyptiens de la collection du Musée Antoine Vivenel de Compiêgne, Analyse Xylologique. Proceedings of the ninth International Congress o Egyptologist. París, 2007, Vol. I, pp. ¡78 y ss.

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