La alimentación de los Egipcios
Por Rosa Pujol
2 noviembre, 2003
Modificación: 10 junio, 2020
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Verduras, legumbres y especias

La tierra cultivable del Nilo se limita a las zonas cercanas al río y a unos pocos oasis como el del Fayyum. A pesar de esta limitación, la fertilidad de la tierra permitía una gran variedad de cultivos alimenticios. Una parte muy importante de la alimentación egipcia eran las legumbres y verduras. Las llamaban renpwt, o productos anuales. Estos complementaban, o a veces sustituían a la carne y pescado.

Resulta claro que los productos vegetales eran más asequibles que la carne para la mayoría de los egipcios. En consecuencia, era este tipo de comida el que consumían con mayor frecuencia.

Al igual que en el caso de las carnes, debemos remitirnos a fuentes arqueológicas, artísticas o textuales para tratar de saber que tipos de vegetales comían.

El producto más mencionado es la cebolla. Las cebollas egipcias son verdes y largas, y están profusamente representadas en las mesas de ofrendas y en los textos jeroglíficos desde el Reino Antiguo en adelante. Se las menciona en las mesas de ofrendas tanto para los dioses como para los mortales, así como en las listas de pagos a los constructores de tumbas de Deir el Medina en el Reino Nuevo. Se han encontrado reproducciones de cebollas en algunas tumbas de Sakkara.

Si creemos a Herodoto, las pirámides fueron construidas por hombres que se alimentaban principalmente de ajos, rábanos y cebollas. De hecho, en el Egipto actual, los campesinos toman cebolla cruda como principal acompañamiento para el pan. Esta hortaliza se consumía igualmente cruda en la antigüedad, pero también se usaba como condimento, acompañada de ajo, también muy común en la época. Se han encontrado también reproducciones de ajos, y ajos reales en las tumbas, por ejemplo en la del rey Tutankhamon. Se creía, y se sigue creyendo, que la cebolla era buena para la circulación y el corazón. Aparte de proporcionar alimento, también se utilizaba de modo masivo en medicina, para el tratamiento de enfermedades de la sangre, catarros y problemas estomacales.

Otro uso excepcional que daban los antiguos egipcios a la cebolla era su utilización para la momificación. Se encontraron algunas cebollas en el tórax de Ramsés II y en la Din. XX se usaron cebollas para imitar los ojos en la momia de Ramsés IV.

EL puerro, otra hortaliza relacionada con la cebolla, también se cultivaba en el Egipto dinástico, aunque solo a partir del Reino Nuevo. Probablemente lo consumían cocido.

En la Biblia, los hebreos que se dirigían a la tierra prometida añoraban los ajos, las cebollas, los pepinos y las sandías que en Egipto crecían en abundancia

La lechuga era otro producto que aparecía regularmente en las mesas de ofrendas y en los textos, y se la consideraba una planta sagrada para el dios Min, y por lo tanto se consideraba que tenía poderes afrodisíacos. Además del dios Min encontramos otra referencia a las lechugas en la mitología. Se cuenta que Isis acudió al jardín de Seth y preguntó al jardinero qué hortalizas servían de alimento a Seth. Este le contesta que delante de él no ha comido ninguna, excepto lechugas. Al día siguiente Seth vuelve de nuevo al jardín a comer lechugas. A Seth se le consideraba libertino, aunque Min le aventajaba. Se decía que la lechuga enamora a los hombres y hace fértiles a las mujeres. Por eso se consumían en grandes cantidades. La lechuga del antiguo Egipto era similar a la actual lechuga romana y tenía hojas alargadas.

La lechuga se consumiría preferentemente cruda, con aceite y sal como ensalada, acompañada de cebollas. Aunque no se han conservado lechugas en las tumbas, sus semillas han sobrevivido. Estas semillas probablemente eran las que producían el aceite de lechuga, que se empleaba para cocinar y para aliñar ensaladas.

Se cultivaban también otras plantas consideradas hoy en día como ensalada, por ejemplo el apio y el pepino. Se sabe que el apio se consumía crudo en el Reino Nuevo, y también se utilizaba para dar sabor a los guisos.

Hay controversia acerca de cuando llegó el pepino a Egipto, aunque se han identificado algunas semillas de pepino en yacimientos arqueológicos del Reino Nuevo. En las mesas de ofrendas aparecen ciertas hortalizas que se parecen a los pepinos, aunque es posible que representen calabacines o calabazas, o incluso una cierta variedad de melón. A menudo resulta difícil identificar qué tipo de vegetales están representados, especialmente cuando son de una misma familia y por tanto, de apariencia muy similar.

Los pepinos se debieron consumir crudos, mientras que los calabacines y calabaza se tomaban cocidos o asados. El romano Apicio recopiló varias recetas para la calabaza al estilo alejandrino. Todas ellas implicaban la cocción o el asado, así como el aderezo de diversas especias para darle sabor.

Como es lógico, las plantas acuáticas jugaron un importante papel en la alimentación de los antiguos egipcios. A menudo se ha dicho que los manojos que aparecían en las mesas de ofrendas eran espárragos, cuando en realidad eran papiros. Los tubérculos de los juncos, incluidos los del papiro, son muy ricos en hidratos de carbono, proteínas y grasas, y los consumían igualmente crudos como cocidos o asados. Es probable que fabricaran algún tipo de harina a partir de los tubérculos desecados de estos juncos.

Hay otro tipo de planta que cultivaban, y aún cultivan, para obtener su tubérculo. Nos referimos a las chufas Estas se han encontrado en tumbas antiguas y en los intestinos de las momias desde el Neolítico. Las chufas se podían consumir crudas (tienen un sabor ligeramente dulce y a castaña) o pueden dejarse secar y luego remojar en agua antes de consumirlas. Eran la base para un postre egipcio que se preparaba moliendo chufas hasta conseguir una harina sin refinar, que luego se mezclaba con miel y se horneaba. El proceso de la fabricación de este dulce está explicado en las paredes de la tumba de Rekhmire en Tebas, que data de mediados de la din. XVIII. Concretamente en el lado derecho de la sala transversal, en la pared de la derecha

Los lotos y otros tipos de flores acuáticas eran también fuente de alimento para los egipcios. Las semillas de estas plantas se consumían crudas, o bien se dejaban secar y se molían para conseguir una harina que se mezclaba con agua o leche y así fabricar un determinado tipo de pan. Las raices de los lotos podían cocinarse y comerse, al igual que las partes tiernas del tallo, como aún se hace hoy día en China e India.

Había pocas hortalizas de raiz en el AE. Una de ellas era el rábano, cuya evidencia data de yacimientos del Reino Medio. Según Herodoto, el rábano estaba presente a lo largo del Nilo desde el Reino Antiguo y ya hemos dicho que formaba parte de la dieta de los constructores de las pirámides.

Los rábanos probablemente se consumieran crudos, y sus semillas se usaron para producir aceite, al igual que las de las lechugas. El aceite de rábano, no obstante, es bastante amargo, y posiblemente solo fuera usado por los pobres para cocinar. En cambio se usó de modo más generalizado en la preparación de medicinas.

Hay una gran controversia sobre si los nabos estaban presentes en época faraónica, aunque existen pruebas claras de su consumo en época grecorromana. Entonces se comían cocidos, en guisos, fritos y en vinagre.

Un alto porcentaje de las proteínas presentes en la dieta de los egipcios provenían de las legumbres. Las legumbres eran un elemento básico de la alimentación, como lo siguen siendo en el Egipto actual. Las legumbres que conocían los antiguos egipcios eran lentejas, habas, guisantes, altramuces alubias y garbanzos. La palabra egipcia que designa al garbanzo se traduce como «cara de halcón», y sin duda hace referencia a la especie de nariz-pico que tiene esta legumbre, y que le asemeja con Kebehsenuf. En las tumbas se han encontrado reproducciones de garbanzos, alubias y lentejas, y también hay muchas referencias textuales a ellas durante todos los periodos. En la tumba de Tutankhamon se encontró un cesto con lentejas, y desde el Reino Antiguo han aparecido habas y garbanzos en algunos enterramientos.

Probablemente cocían las lentejas en una especie de sopa a la que darían sabor con cominos, tal y como hacen en la actualidad. Los garbanzos, en cambio, se ponían en remojo, y luego se cocían o freían con especias antes de ponerlos en un guiso. SI los antiguos egipcios fabricaban la crema de garbanzo llamada hoy día hummus, lo conseguirían a base de añadir pasta de sésamo a los garbanzos cocidos y hechos puré.

Los guisantes, cultivados en el AE desde el Reino Medio, se añadían a los guisos de carne, así como a otros platos de verduras, además de comerlos crudos. Las habas se cocían y se machacaban añadiéndoles aceite y especias para potenciar su sabor.

Como ya hemos mencionado, los egipcios eran muy amantes de las especias y hierbas aromáticas para dar sabor a sus comidas. Algunas de éstas son originarias de Egipto, aunque otras se obtenían por medio del comercio principalmente con el Punt -que era el puerto que actuaba como intermediario para las especias que llegaban de más lejos. Eneldo, alholva, perifollo, perejil, tomillo, cilantro, comino blanco y negro, hinojo, mejorana y, posiblemente hierbabuena. Todas ellas se utilizaban para mejorar el sabor de las comidas, para macerarlas y para esparcir sobre los asados. Apicio menciona el comino en sus recetas alejandrinas de pescado y tuétano. La alholva y el eneldo se usaban para encurtir y conservar las comidas.

Las especias tales como canela y la pimienta en grano eran importadas, y solo estarían al alcance de los egipcios ricos del Reino Nuevo. Desde entonces se cultivaron en Egipto. La introducción de nuevas especies de plantas pudo tener su origen antes del Reino Nuevo, pero fue bajo el reinado de Tutmosis III y Hatshepsut cuando se hicieron expediciones a lugares lejanos trayendo las plantas (e incluso animales) que luego trataron de criar allí. Así, los cambios culinarios mas grandes se aprecian entre el 1500 y el 1100 a.C.

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