La Moda en el año 2002 a.C.
Por Rosa Pujol
6 noviembre, 2002
Modificación: 10 junio, 2020
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Paños de cabeza

Por paño de cabeza conocemos la prenda consistente en un trozo de tela que cubría parcial o totalmente la cabeza. En general estaban confeccionados con un simple trozo de tela, con los bordes redondeados, pero no cosido en ninguna forma específica.

En 1909 Davies presentó tres de estos paños al Museo Metropolitano de Nueva York procedentes de una tumba del Valle de los Reyes. Dichos paños se hallaron fuera de una tumba, que entonces se sospechaba que pudiera ser la de Tutankhamon. Dos de ellos eran blancos y el otro estaba teñido de azul y era de tejido más grueso. Según Winlock el azul sería para ser usado sobre alguna peluca. Más tarde Carter los calificó de delantales.

Según Winlock, los paños median de 40 a 52 cm. de largo por una anchura que oscilaba entre 53 y 68 cm. cortados en forma semicircular. Una franja de 90 cm., para la frente y atar en la parte trasera de la cabeza. El menor era el azul.

Estaban hechos de lino muy fino (los blancos 30 x 60 hilos por cm. Y el azul de treinta y cinco por setenta y cinco hilos por cm2.

De estos paños de cabeza habia diversos tipos. Los más largos, incluso plisados, o rayados usados por la realeza, otros más ajustados y pequeños usados por los trabajadores, y luego la simple pieza cuadrada atada con algún cordón, usada por personas que trabajaban en lugares sucios o polvorientos (se les llamaba el paño de los aventadores).

Otro ejemplo de aventadores con su paño de cabeza

Otro ejemplo de aventadores con su paño de cabeza.

Si exceptuamos los elementos de uso ritual, podemos decir que no existían tocados, o gorros propiamente dichos entre los egipcios, sino que simplemente quien necesitaba cubrirse la cabeza para evitar calor o suciedad, lo hacía con cualquier tela disponible

Simplemente se lo ponían sobre el pelo, y lo sujetaban con una banda atada por detrás. También tendría el uso de sujetar el pelo, para que no cayera a la cara, y que al preparar comidas cayeran pelos en los alimentos.

También había paños más grandes que se ponían sobre la cabeza, cubriendo la frente y poniendo el exceso de material por detrás de las orejas. Estos pañuelos también se usaban a veces atados de alguna manera en la nuca, un poco al modo de los piratas para trabajos fatigosos, o en el caso de plañideras.

Estos dos modos de colocarse el paño seguramente son el equivalente a los tocados que en el entorno real conocemos como nemes o afnet. Naturalmente en las vestiduras reales, los paños de cabeza están hechos de materiales más ricos.

En conclusión, podemos asegurar que el uso de prendas de tela en la cabeza estaba muy generalizado entre los egipcios de todas las clases sociales.

Pelucas

El complemento ideal para los vestidos de las mujeres egipcias, venía constituido por las pelucas, de las cuales había infinidad de estilos y modelos. Casi siempre estaban basadas en trenzados. Quizás las trenzas tuvieran un significado religioso, ya que en el mito de Osiris, la reina de Babilonia enseñó a Isis cómo hacer las trenzas.

Las modas en el peinado sufrieron variaciones en las diferentes épocas. Las diademas, pasadores, cilindros, anillas, rosetas, ureos, etc. formarían parte de otra lección dedicada a joyas.

Peinados naturales

Casi todas las egipcias tenían el pelo más o menos largo, sin distinción de clases sociales. Llevaban las pelucas sobre su pelo. Durante la época amárnica sí hay constancia de que la famila real iba totalmente rasurada. Es probable que en las demás épocas también lo fueran, aunque no tenemos una constancia tan firme.

Las sirvientas, o trabajadoras no llevaban habitualmente peluca, al menos no están representadas con ella. Algunas sirvientas llevaban el pelo al estilo «paje», con media melena, raya en medio y flequillo, con una trenza o cinta sujetándolo. Estas eran las sirvientas encargadas de los trabajos duros: hacer el pan, moler el grano, fabricar la cerveza, etc.

Las jovencísimas doncellas nubias que atendían a las damas en los banquetes, solían ir rasuradas, o con algún mechón de pelo sobre el cráneo.

Las niñas, al igual que los chicos, conservaban el llamado mechón de juventud hasta la pubertad, aunque las niñas no siempre iban rasuradas, sino que llevaban el pelo corto, a excepción del mechón que caía lateralmente, y que trenzaban sujetándolo con pasadores y adornos. Probablemente ésto sólo se dio entre la clase alta, y los niños y niñas de las clases bajas iban rasurados totalmente.

Las bailarinas mantenían el corte al estilo «paje», pero dejando un larguísimo mechón en lo alto de la coronilla con el fin de trenzarlo y sujetar al extremo de esta trenza un disco de algún material rígido. Este disco hacía de peso para mantener la trenza vertical, y para marcar el ritmo del baile haciéndolo oscilar al tiempo.

Mujer con peluca tripartita. Esposa de Ramsés II - Museo de el Cairo

Mujer con peluca tripartita. Esposa de Ramsés II – Museo de el Cairo.

Pelucas tripartitas y cuadradas

La clase acomodada y la realeza desde el IA utilizaban pelucas de pelo muy abundante, que podían ser largas o cortas. Las largas se dividían en tres particiones, dos laterales y una más gruesa que caía en la espalda.

Las cuadradas no llegaban a tocar los hombros, y se peinaban con raya en medio. No parecía importar que el pelo natural apareciera por debajo de la diadema, casi encima de las cejas, como es el caso del peinado de Nofret.

Pelucas complejas

Las pelucas llegaron a su momento de mayor sofisticación en el Reino Nuevo, con intrincados trenzados, y diferentes capas de pelo. Cada mechón acababa en un tirabuzón, o llevaba algún adorno.

Las había de pelo muy largo y abundante, y también de aspecto más bien redondo, con diferentes capas de pelo, llamadas nubias. Fueron utilizadas más bien por los hombres de la XVIII, pero también algunas mujeres, especialmente autoritarias, las usaron, como es el caso de Hatshepsut y Tiy.

Confección y cuidado

Las pelucas, como tantas cosas, fueron idealizadas por los artistas en su afán de simetría, ya que los pocos ejemplares que han llegado a nuestros días no son tan nítidas ni elegantes como aparecen en las representaciones, además de estar muy manchadas por la grasa de los conos de perfume. Estaban hechas de pelo natural, a veces sobre un soporte almohadillado de fibras vegetales.

La famosa peluca rubia rizada del Museo Británico está hecha sobre un entramado de trencitas (unas trescientas, de 400 cabellos cada una) que deja aperturas romboidales por las que se pasan los mechones rizados de la coronilla. Se fija mediante una mezcla de cera y resina cuya temperatura de licuación serían los 60º C. Es, por tanto, poco probable que se derritiera ni en los peores días de calor.

Las damas acaudaladas tenían sirvientas que cuidaban sus pelucas y en diversos ajuares, hemos encontrado cajas con soporte para guardar las pelucas.

Resumen final

De todo cuanto hemos visto se desprende que en el Antiguo Egipto las gentes del pueblo llano no dedicaron especial atención a su atuendo y se vistieron siempre más o menos igual. Esto no era así para las clases más elevadas y por supuesto, la realeza, donde sí vemos vestidos extremadamente complejos y cuidados. Aunque también hemos de decir que los artistas se ganaban el sueldo, ya que representaban a sus señores de modo espléndido. No dudamos que las egipcias tuvieran una figura envidiable, aunque no todas tendrían el cuerpo juvenil que nos muestran. Tampoco dudamos que los vestidos les sentaran bien, pero no tanto. Y en cuanto a las pelucas, los ejemplos que han llegado a nuestros días nos muestran que no eran tan simétricas como aparecen en las representaciones. En cualquier caso, los vestidos de la realeza, con todos los adornos, pectorales, coronas, etc debían resultar fastuosos.

Si tenemos en cuenta que ellos se hacían representar en monumentos para la eternidad, como son las paredes de sus tumbas, o los relieves de los templos, resulta del todo justificable que quisieran aparecer favorecidos, y en pleno esplendor. Si les he de ser sincera, yo en su caso habría hecho lo mismo.

Personajes con diversos tipos de indumentaria cazando en los pantanos. Pintura de la tumba del visir Nakht - Din XVIII - Gurnah

Personajes con diversos tipos de indumentaria cazando en los pantanos. Pintura de la tumba del visir Nakht – Din XVIII – Gurnah.
Texto de la conferencia impartida dentro del Curso El Milenario Egipto, convocado por la Asociación Española de Orientalistas y la Cátedra de Historia Antigua de la Universidad de Alcalá de Henares

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