Ajetatón, la ciudad del sol
Por Miguel Ángel Díaz
3 agosto, 2009
Vista del Pequeño Templo de Atón en Tell el-Amarna. Foto: Archivo documental AE
Modificación: 24 diciembre, 2020
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Una ciudad nació donde antes sólo vivían los escorpiones. Un terreno nunca hollado por los pies de ningún dios de Egipto fue consagrado a Atón, y en donde no había más que terreno yermo, nació una de las ciudades más hermosas e innovadoras de la historia. Por el empuje de un hombre, lo que fue desierto se convirtió en vergel.

En el año AK4 (cuarto año del reinado de Ajenatón), el nuevo rey elige un lugar a unos 300 Km. al Sur del actual El Cairo para establecer su nueva capital. Ésta se sitúa a medio camino entre Menfis y Tebas, intentando crear un eje Norte-Sur equidistante entre las tres capitales.

Necesitaba un lugar virgen, que no hubiese sido consagrado a ningún dios anteriormente, y eligió un circo en el lado oriental del Nilo, recordando las montañas que lo rodean el jeroglífico del Sol entre las colinas, que al final la representaría. El lugar, según Ajenatón revelado por el mismo Atón, se llamaría Ajetatón,  «el Horizonte de Atón», y marcaría a la capital del nuevo culto.

El Rey anuncia que se excavarían allí tumbas para la familia real, para el toro sagrado de Heliópolis y para los sacerdotes de Atón. Con la declaración sobre el toro sagrado, vincula la nueva capital a la teología solar de Heliópolis.

La construcción de una nueva capital no es en si algo impensable, pero sí extraordinario en esa fecha. Más normal era un cambio de capitalidad, de lo que Egipto usó mucho durante su historia. Pero nunca antes se había construido una ciudad desde cero. Más tarde, Ramsés II construiría Pi-Ramsés, pero por el momento éste era un gasto que Egipto apenas si se podía permitir. Es cierto que «el oro abundaba tanto como la arena» pero las arcas de Amenhotep III no estaban en su mejor momento debido a la política de «regalos» que estaba llevando a cabo para mantener las alianzas asiáticas y las fabulosas ofrendas que había realizado a Karnak. Las minas de oro de Nubia, aunque continuaban dando el precioso metal, comenzaban a mostrar signos de agotamiento. De todas formas, la construcción comenzó ese mismo año. Y con reformas, claro. Los impuestos recibidos por Karnak, pasarían a costear la construcción, gran parte de la mano de obra de Tebas pasó a Ajetatón, y en el año AK8 se paralizaron definitivamente las obras tebanas por falta de obreros, ya que Ajenatón trasladó el resto de mano de obra para acabar antes lo que faltaba de la ciudad. La velocidad de construcción afectó a la calidad. Apenas se usó la piedra, ni para los templos. En su lugar se usaron ladrillos sobre los que se hacían los grabados (talatates) que embellecería la ciudad, que según los restos encontrados, tuvo que ser magnífica. Una hermosa comunión entre el hombre y la naturaleza, convirtió el desértico circo entre montañas en un oasis. Regadíos artificiales inundaron la ciudad de estanques, y sus amplias avenidas, diseñadas ortogonalmente, darían entrada a la nueva cosmópolis.

En el año AK5, el Rey añade el epíteto «que vive de Maat» a su nombre. La razón de este añadido pudo ser para tranquilizar al pueblo y a la administración ante los desórdenes económicos y sociológicos producidos por la construcción.

En el año AK6, la familia real toma posesión de la ciudad y mediante una visita solemne, se consagran las 11 estelas fronterizas del primer grupo, cuyo texto refleja la voluntad de no traspasar lo límites marcados por éstas. El texto de una de ellas, lo presenta Christian Jacq con la siguiente traducción (no me parece muy correcta según otros escritores anglosajones, pero más o menos dicen lo mismo y es la más estilizada):

«Juramento prestado por el rey del Alto y el Bajo Egipto, que vive de Maat, el señor de las Dos Tierras, Neferkeperuré, el único de Ra, el hijo de Ra, el que vive de Maat, el dueño de las coronas, Ajenatón de gran duración de vida, a quien se le da la vida eternamente.

Lo mismo que mi padre vive, Ra-Horajti que se regocija en la región de luz en su nombre de Chu que es Atón, que da la vida para siempre, así mi corazón se regocija a causa de la gran esposa, real y de sus hijas. La edad avanzada le será concedida a la gran esposa real, Nefer- Neferu-Atón Nefertit viviendo eternamente, en esos millones de años, mientras está bajo la protección del faraón. La edad avanzada será concedida a las princesas Mery-Atón y Meket-Atón, sus hijas, bajo la protección de la reina, su madre.

Éste es mi juramento, en verdad, que mi corazón pronuncia y que no traicionaré nunca. La estela del sur que está en la montaña del este de Ajetatón es la estela de Ajetatón, que erigiré en su lugar Nunca traspasaré ese limite sur. La estela sur este ha sido levantada para darle frente, directamente en el punto opuesto.

Erigiré en su lugar la estela norte de Ajetatón. Es la estela norte de Ajetatón. Nunca traspasaré ese límite norte. La estela del norte que está en la montaña oeste de Ajetatón ha sido levantada para darle frente directamente, en el punto opuesto. En el interior de esas cuatro estelas, desde la montaña del este a la montaña de occidente, se encuentra ahora Ajetatón. Pertenece a mi padre, Ra-Horajti, que se regocija en la región de luz en su nombre de Chu que es Atón, que da la vida para siempre, con las montañas, los desiertos, las llanuras, las tierras nuevas, las tierras altas, los campos, el agua, las orillas, la población, el ganado, los árboles y todas las demás cosas a las que mi padre dará el ser eternamente.

Nunca traicionaré el juramento que he hecho a Atón, mi padre. Perdurará en la estela de piedra de la frontera suroeste y en la frontera noroeste de Ajetatón. No será destruido. No será borrado. No será martillado. No será recubierto con yeso. No desaparecerá. Si desapareciese, si fuese aniquilado, si la estela en la que está inscrito cayese, lo renovaré en el lugar en el que debe estar».

En el año AK8 se colocarían las 3 estelas fronterizas del segundo grupo cuyos textos explican que la elección del lugar vino de la mano de Atón. El decimotercer día del cuarto mes de invierno del AK6, se funda teológicamente la ciudad. Según textos de las citadas estelas:

«[…] El rey apareció sobre un gran carro de electrum, semejante a Atón cuando brilla sobre su región de luz y llena la tierra con su amor. […] La tierra resplandecía de júbilo y todos los corazones se regocijaban viendo al Rey haciendo una gran ofrenda a su padre, ofrenda de cerveza, de pan, de ganado con cuernos largos y cortos, de caza, de vino, de frutas, de incienso, de libaciones, de hortalizas […]»(Christian Jacq).

Estructura básica de la ciudad

El Horizonte de Atón se veía dividido en seis sectores básicos, comunicados por una gran vía de 42 m. de ancho (Camino Real) que formaban la ciudad como una unión de pueblos separados entre sí:

La Ciudad Norte: Complejo residencial doméstico de la familia real y sus allegados. Allí se encontraba principalmente el Palacio de la Ribera Norte, hogar de Ajenatón y Nefertiti. También se hallaban en ese punto las puertas comerciales y aduanas de la ciudad.

Ciudad Central: Complejo administrativo, diplomático y religioso de la ciudad. Allí se realizaban todas las funciones de dirección de la ciudad y residía la nueva capitalidad de las Dos Tierras. Estaba flanqueado por los Barrios Norte y Sur, verdaderas ciudades dormitorios de la población de Ajetatón.

Sector Sur: Allí se encontraban los templos Maru o panorámicos. Su función parece ser de lugares de descanso y de recogimiento religioso.

Pueblo de los Trabajadores: Al igual que en Tebas, en Deir el-Medina, una concentración de casas pertenecientes a los trabajadores de las necrópolis formaba este poblado alejado de la metrópolis.

Zonas de Cultivos: Básicamente situada entre el Barrio Sur y rodeando los Marus, y hacia el interior , este sector ayudaba, junto al resto de Egipto, a mantener la población de Ajetatón.

Necrópolis: Existieron dos centros para los enterramientos de los Nobles: Las Necrópolis Norte y la Sur. Entre ellas, e internado en un wadi hacia Oriente (al contrario que en el resto de Egipto) se hallaba el Valle Real, lugar de enterramiento de la familia solar.

Ciudad del Norte 

La función de la Ciudad Norte, parece ser de mantenimiento de la Casa Real y del personal allegado. Como se comenta en la descripción del Palacio de la Ribera Norte, en esta parte de la ciudad la superficie de las casas marcaba principalmente una sociedad acomodada y con referencias a la casa real. Familiares y allegados del rey parece que escogieron esta zona como lugar de residencia.

Otra funcionalidad de esta parte de la ciudad, era la de punto de entrada. Unas dependencias policiales abrían la ciudad en su extremo Norte para controlar el tráfico de personas y mercancías que deseaban entrar en la Ciudad del Sol.

Palacio de la Rivera Norte 

A cerca de un kilómetro del Barrio del Norte, hay una serie de estructuras ruinosas. Estas estructuras, separadas unos doscientos metros, parecen corresponder a un complejo palaciego completo, estando compuesto por el llamado Palacio de la Ribera del Norte y el Palacio del Norte.

A unos doscientos metros al Norte del Palacio de Tiy, se levantan los restos de un puente que cruza la Avenida Real, de la misma forma que la existente en la Ciudad Centro. Este puente conduce a la entrada Sur de un edificio destruido casi completamente, pero que probablemente se extendía unos 800 metros hacia el Norte y contenía un complejo de edificios que abarcaba un palacio construido sobre las terrazas a lo largo de la orilla del Nilo. Si éste era el palacio representado (esquina superior derecha) en la tumba de Mahu, el jefe de la guardia, como punto de destino al que los carros reales volvían procedente de su visita al Gran Templo, podría parecer que su entrada guarda un estrecho parecido a una fortaleza (migdol) que como la Mansión de Atón puede representar un complejo fúnebre o Casa de Millones de Años.

Palacio del Norte aparece representado en esta imagen en la esquina superior derecha

Este Palacio, ceñido por una impresionante muralla, fue probablemente la residencia principal del monarca, quedando el Gran Palacio de la Ciudad Central como palacio de recepciones y demás elementos sociales. Esto se puede intuir dada su privacidad, su separación y su protección. Parte de esta muralla, en la cual se abre una entrada inmensa, sigue siendo una estructura notoria. Entre la muralla y el palacio en sí había almacenes y otros edificios, los cuales pudieron haber sido los barracones del cuerpo de guardia del rey.

Al este de éste palacio quedan casas acomodadas que a falta de un examen más completo, podían haber sido ocupadas por miembros de la familia real o por sus más íntimos cortesanos. Los títulos y nombres dañados de la reina Tiy y de Smenjkare están inscritos sobre la piedra de las jambas de estas estructuras, por lo que la reina Tiy pudo residir en esta palacio, junto con la pareja real, en su visita del año AK9-11 y tras su traslado en el AK12.

Un edificio, a pesar de todo el más meridional del grupo, ha sido completamente excavado, y se comprobó que era un complejo de palacio y un jardín zoológico poco habitual, con una sala de trono, salas hipóstilas, patios, capillas, despachos de administración y un estanque. Sus nuevas características eran un patio para ganado, rebecos y gacelas. También habían pajareras con acceso a través de una gran ventana abierta al patio del jardín. Los muros de una de estas habitaciones estaban tallados con nichos para nidos y pintados con frisos continuos de pájaros entre plantas acuáticas, una de las obras maestras de la pintura mural del mundo antiguo, conservándose en el Museo de El Cairo.

Su condición de residencia real independiente se basa en su distribución, ya que dispone de salones oficiales de recepción, unas dependencias de caracter doméstico compuestas por dormitorio y sala de baño, un templo solar al aire libre, y los jardines y patos comentados anteriormente.

Los numerosos fragmentos e inscripciones recuperados revelan que la persona a la que estaba destinado el palacio era Meritatón, la princesa mayor y heredera. Puede que se convirtiese en su residencia principal cuando, en vida de su padre, alcanzó la mayoría de edad. Por su finalidad esencial, y su privacidad, se puede ajustar al tipo de palacio-harén.

Una hipótesis sobre la desaparición de Nefertiti, apunta a su retirada a un palacio, pudiéndose tratar de esta edificación. Sin embargo, los restos arqueológicos no muestran esta ocupación, que debería haber desplazado a Meritatón. Este echo puede invalidar esta hipótesis, colocándola en una casa noble, en el palacio de Kom el-Nana, o posiblemente la realidad apunta en otra dirección totalmente distinta, como su fallecimiento o conversión en Smenjkare.

La ciudad central 

La «Isla de los Jubileos» era un centro administrativo que con toda probabilidad se quedaría desierto de populacho y funcionarios al llegar la noche.

1-Casa Principal Servidor Atón 10 Jardín Harén Norte 19– Talleres
2 Santuario 11– Jardín Harén Sur 20– Taberna
3 Estela 12 Gran Sala Columnada 21– Cuarteles Militares
4– Patio de Matanzas 13 Mansión de Atón 22– Cuartel Policia
5 Gem pa Atón 14 Santuario 23 Residencia Real
6– Mesas de Ofrendas 15– Almacén Servicio de Atón 24– Puente
7– Casa de Regocijo 16 Archivos 25– Capilla Estatua
8– Panadería 17 Casa de la Vida
9 Almacenes con provisiones 18 Oficinas de Escribas

El Gran Palacio 

Decoración General

Todas las construcciones de piedra han sido asaltadas en la antigüedad y sólo astillas y restos despuntan mostrando su presencia, pero Petrie recuperó suficientes evidencias como para revelar que el Gran Palacio Oficial (Palacio) fue construido con una concepción opulenta. Se emplearon, además de piedras de colores, loza y cristal para lo que en los primeros tiempos debieron ser meros muros de ladrillos. Las columnas con capitel Papiriforme Cerrado tienen detalles realizados en galones vidriados rojos y azules que se insertan entre los nervios de la piedra sobredorada, el efecto total es similar a la joyería con aplicaciones a una escala inmensa; aunque en los lugares donde la luz era mortecina la pintura era restringida, en atención a la rapidez y economía. Jeroglíficos cortados en cuarzo rojo y caliza, granito negro y obsidiana, caliza blanca y vidrios de colores, se incrustaban en las piedras haciendo contrastes de color. Además de las inscripciones y de las características decorativas insertadas en los blancos muros de caliza, también se utilizaban azulejos vidriados, pinturas con plantas y flores, peces nadando en los estanques, y otras mutaciones a los diseños cerámicos que nos son conocidas por los murales y pavimentos de la época. En efecto, suelos decorados, acabados con barnices claros, se encontraron en las estancias del harén de palacio. Ahora sólo quedan fragmentos en el Museo de El Cairo.

Estructura

El Gran Palacio se extiende a lo largo de la avenida y comprende, de Norte a Sur, una serie de dependencias (A), el harén (B), justo frente al punto que atraviesa la avenida el palacio propiamente dicho (C), después los almacenes (D) y la sala de coronación (E), siendo ésta última una sala con 544 columnas (12) añadida por Smenjkare.. Las dependencias incluyen casas para los servidores, patios y almacenes comunicados por un pasillo con los dos harenes, situados a ambos lados de un patio, al que se accede tanto desde la calle como desde el gran patio con estatuas colosales del Rey y de la Reina que da acceso al palacio propiamente dicho.

El Harén Norte (10) está organizado, como una casa tradicional, en tomo a un jardín adornado con un estanque y treinta habitaciones con decoración nilótica que evoca la fauna y la flora de los pantanos del Delta. Un patio lo separa de los alojamientos de los servidores, situados al Norte.

Al Sur pequeños apartamentos rodean un vestíbulo central al que se accede desde el jardín a través de una sala hipóstila. Al otro lado del corredor, el harén del Sur presenta una disposición semejante, aunque orientada perpendicularmente. Cada uno de estos dos conjuntos se asemeja a la casa privada, replegada sobre sí misma y alejada de las vías de paso para preservar así la intimidad de sus ocupantes. La parte situada más al Sur del palacio está constituida de numerosas salas hipóstilas, la más grande de las cuales da acceso a la sala del trono.

Perpendicularmente a esta serie de edificios y en el eje del puente (24) que atraviesa la avenida se levanta la zona central del palacio. En realidad, es un lugar de paso entre el gran patio y la sala del trono, entre el río y la residencia del otro lado de la calle. En el centro, un patio sirve como distribuidor mediante un pabellón de acogida al Norte y rampas hacia los otros lados, que conducen a dos patios simétricos por la parte del río, y a un vestíbulo central al Sur, por la parte de la residencia. El vestíbulo da acceso a dos peristilos paralelos a los patios, en el centro de los cuales debía de haber una estatua del Rey o bien un altar, y asimismo comunica con la sala del trono al Sur.

La sagaz búsqueda de Petrie de los establos y basureros del Gran Palacio, dio su fruto cuando los halló a unos doscientos metros al suroeste de la Mansión de Atón. Des este modo se recuperó gran cantidad de piezas de pequeño formato, pero de las cuales se pudo extraer gran cantidad de información. Múltiples restos de escarabeos, sellos de cerámica rotos que formaban parte de anillos y elementos de joyería de vestidos y amuletos, que llevan la mayor parte de ellos nombres de reyes y reinas, trozos de ánforas etiquetados con su procedencia y hasta su fecha y que en conjunto que sacan a la luz las actividades de la realeza de Amarna. Seis fragmentos escritos de jarras de vino, muestran que el reino de Akjenatón no fue más allá de 17-18 años, que Smenjkare reinó un máximo de 3-4 años, y que no reinaron reyes en Ajenatón más allá de Tutankhamón.

La residencia real 

Atravesando el puente (24), el Rey podía acceder a su Residencia Real pasando delante del apartamento del conserje. La disposición de esta última es un poco diferente a la del harén, pero procede de la misma idea. En el centro, un jardín da acceso, al este, a los almacenes y, al Sur, a las zonas de habitaciones.

La Residencia Real, construida en ladrillo, ofreció a Petrie uno de sus tesoros. Una imagen conservada en el Museo Ashmolean de Oxford en donde aparece la familia solar al completo.

Foto general de las pinturas en el Ashmolean Museum. Por M. Pilar CeresuelaDetalle de las princesas

Las de los servidores están separadas de las de los señores, con las que sólo se comunican por una puerta de servicio.

Las dependencias reales no se comunican con las salas de recepción. Aquéllas comprenden un vestíbulo y una gran sala, cuyo techo está sostenido por grandes columnas. Esta sala comunica con la capilla familiar y las dependencias privadas. Los apartamentos de las princesas están situados aparte.

El Gran templo de Atón

El Per-Atón, enorme estructura de 3/4 de Kilómetro de longitud por 1/4 de ancho iniciada en ladrillos y reestructurada a posteriori en piedra. Incluye dentro de sus murallas, el propio templo, construcciones anexas (ver plano), avenidas, y un santuario en el límite oriental.

El Gran Templo de Atón, es de clásico tipo solar, o sea, está descubierto para que los rayos de Atón puedan llegar a los que entran en su recinto.

El complejo constaba de dos lugares principales: el Gema-Atón (o Gem-pa-Atón) (5) en el extremo Occidental y el Santuario (2) en el Oriental. Este último, constaba de dos patios y se consideraba el sancta sanctorum. Según la opinión de Kemp, esta estructura debía de albergar más recintos que no llegaron a concluirse.

El Santuario constaba de dos patios. El antepatio rectangular estaba dotado de dos paños de muro exteriores con salas laterales porticadas con columnas y un altar central sobreelevado. Entre las columnas habían grupos escultóricos de Ajenatón y de Nefertiti. Una rampa conducía a una puerta de acceso y a la terraza situada detrás de ella, en la que se encontraba el segundo patio, bordeado por capillas descubiertas. En el centro se elevaba sobre un escaño el tabernáculo abierto de Atón, que contenía el elemento sagrado del templo, la piedra Ben-Ben, losa de piedra con el borde superior redondeado. Este símbolo enlaza directamente la teología de Atón con la Heliopolitana. También en ese patio se encontraban estatuas de la pareja real.

El Gema Atón (5) es un edificio de 210×32 metros de planta que estaba dividido en dos secciones que consistían en una sucesión de patios abiertos con portadas de acceso.

La entrada a este edificio estaba formada por un gran pilono detrás del cual se abría un antepatio, a cuyo extremo se encontraba la gran sala porticada con columnas con un corredor descubierto en su centro, delante de cuya fachada se levantaban altos mástiles de oriflamas. Esta primera sección era La Casa del Regocijo. A diferencia de los templos egipcios corrientes, que tenían un patio descubierto al inicio seguido de unas salas techadas, este edificio hacia invertir la secuencia del templo y le hacía comenzar con una sala hipóstila. Detrás se extendían dos gigantescos patios con 224 altares de ofrendas cada uno. Este elevado número de altares, pudo debilitar la economía de Ajetatón influyendo en el desarrollo de los hechos del Periodo de Amarna. La parte posterior estaba distribuida más densamente, y era la verdadera Gem pa Atón. Aquí la zona de acceso era un antepatio con una sala hipóstila a la que seguía otro patio más pequeño con altares de ofrendas. Los dos últimos patios estaban rodeados por capillas abiertas y en cada uno de sus centros, se hallaba un altar sobreelevado.

Representación del templo de Atón en la tumba de Panehesy

Las primeras excavaciones las realizó Petrie, con ayuda de Howard Carter, sin encontrar más que un par de estelas de cuarzo. Afortunadamente, en una exploración de un montón de desperdicios fuera, junto al muro Sur, desenterró partes de al menos setenta estatuas de caliza dura del rey y la reina. Desgraciadamente, estos restos están mayoritariamente dispersados en colecciones particulares aunque una importante cantidad de restos están en el Museo Metropolitano de Nueva York.

Según C. Aldred, el diseño de esas estatuas sigue el ejemplo de las estatuas que flanqueaban las Estelas Fronterizas y eran mostradas como si se apoyaran en columnatas o flanqueando el santuario como se describe más arriba y como muestran las tumbas de Huy y Ahmosis.

Entre los fragmentos recuperados por Carter había relieves que Petrie publicó como partes de las estelas. Algunos de estos están en divididos entre los museos Metropolitano y de Brooklyn, y han sido cuidadosamente estudiados por John D. Cooney y W. Kelly Simpson que han demostrado el hecho de que proceden de las balaustradas de los lugares de ofrendas del interior del Santuario (2). Las losas en cuestión han sido trabajadas por ambas caras con escenas íntimas de la familia real haciendo ofrendas a Atón, y trabajadas con el estilo de los primeros años de reinado.

Mansión de Atón

Al Sur de la Residencia (23) se alzan las ruinas de la Mansión de Atón (Pahut-Atón), o Capilla Real, mencionado en una estela entre los edificios que el rey deseaba erigir en Ajetatón.

El muro de entrada contiene un pilón con canales verticales para la recepción de cuatro grandes astas de banderas de cedro que está sustancialmente intacto; pero el trabajo de piedra del interior ha desaparecido, exceptuando unos pocos fragmentos.

Estaba rodeado por una muralla con torreones salientes a modo de bastiones, y constaba de tres patios con pilonos de entrada y un sancta sanctorum en dos secciones, similar al del Gran Templo. Aunque la construcción fue concebida como un lugar de culto a Atón, el eje del mismo, que está orientado al valle en el que se encuentra la tumba real de Ajenatón (TA26), y su aspecto fortificado debido a la muralla que lo circunda -que presentan también algunos templos funerarios tebanos- hacen pensar en una función adicional como templo funerario dedicado al rey (su Mansión de Millones de Años). La presencia también de un pequeño edificio, probablemente consistente en un vestidor y una ventana de aparición, otorga cierto peso a esta idea, pues esta estructura era un elemento fundamental en los templos funerarios de Tebas. Además está el propio término de «Mansión» que aunque no de forma exclusiva, era la nomenclatura de los templos funerarios en el Imperio Nuevo. El hecho de que sea de Atón, no ha de desviar la mirada de su propietario, ya que Ajenatón tenía la dualidad rey/dios y por tanto se le consideraba el Atón viviente.

La reciente revisión de partes de este templo ha puesto de manifiesto con gran claridad de qué manera fue objeto de mejoras durante el período Amarna. En un principio estaba el «toldo», que tal vez fue el primer lugar de Amarna en el que Ajenatón pudo adorar de la manera adecuada a Atón. Posteriormente se demolió hasta sus cimientos, probablemente para reemplazarlo por el santuario de piedra sitruado más al fondo (14). Sólo entonces se construyeron los pílonos, y hubo que esperar al reinado de Smenjkare para poder encontrar los albañiles que empezasen el proceso de adornar con piedra la entrada principal.

Dada su situación, este templo menor podía ser el lugar en donde el rey hiciese sus celebraciones de culto más privadas.

Centro administrativo 

Todas las construcciones oficiales han sido objeto de rapiña por parte de los ladrones de piedras, y los excavadores modernos han debido de excavar sus plantas basándose en las evidencias que quedaban, en las señales sobre el yeso inicial, sellando con precintos la totalidad del área que estaba siendo excavada bastante más allá del nivel del suelo desaparecido. Cuando todos estos vestigios han sido destruidos, debían depender de las depresiones que quedaban en la arena virgen donde había cimientos de muros de piedra, columnas y podios que desaparecieron.

Y justo de manos de una campesina nos llegó el descubrimiento más sorprendente de esa zona central. La Cartas de Amarna, que en un número de 340 tablillas escritas en Acadio diplomáticonos han permitido entrever el estado de la política exterior de Egipto y los problemas fronterizos contemporáneos. Desgraciadamente, un número mucho mayor de tablillas ha desaparecido, aunque no es lícito culpar de esto a los campesinos de los alrededores, ya que posiblemente fueron destruidas en la antigüedad.

Estas cartas, halladas en el edificio de los Archivos (16), aún están en proceso de traducción cuya elevada dificultad, por los giros en el lenguaje utilizados, han retrasado el trabajo desde su fecha de descubrimiento en 1887(?).

Capilla de la Estatua del Rey 

El culto a la efigie del monarca formaba parte desde antiguo de la ideología del Estado Egipcio. En Amarna, la existencia de este templo exclusivamente dedicado a este culto, muestra hasta donde podía llegar este tipo de adoración. En el resto de Egipto, se aprovechaban los templos a los dioses para incluir este culto. La existencia de este edificio totalmente dedicado a la figura del rey es, según mi opinión, una muestra de hasta donde llegó la centralización religiosa en la figura de Ajenatón en el periodo Amarna.

Estaba construido de adobes y poseía algunos elementos del diseño tradicional de los templos: un patio anterior descubierto (con árboles) y salas provistas de columnas, una mayor que la otra; todas las dependencias estaban distribuidas de modo simétrico alrededor de un eje central. En el centro de la sala interior se colocó un santuario de madera con escenas de Atón y la familia real labradas y pintadas. Una inscripción alude a «la gran estatua que el rey mandó hacer», la cual probablemente iba dentro de un altar. También se encontraron aquí fragmentos de tallas y una pequeña esfinge de madera, así como numerosas cuentas y colgantes. Una característica rara del edificio es el presunto dormitorio contiguo a la sala de la estatua. Tan solo podemos hacer cábalas respecto a la naturaleza del culto, si bien por la localización del edificio y su carencia de pretensiones pudo tratarse de un centro bajo los auspicios de un particular.

Suministros 

El gran numero de ofrendas diarias en el Gran Templo de Atón, y la ceremonia de entrega de recompensas en la ventana de las apariciones (que no sólo era oro, sino que también constaba de provisiones), obligó a diseñar un sistema de suministro ágil y bien posicionado para facilitar la circulación de material. Es por eso que los almacenes se encuentran justo entre el Gran Templo de Atón y el Gran Palacio.

Almacenes con Provisiones:

Servían para guardar los productos que se distribuían a modo de raciones a los funcionarios del faraón. Una parte, puede que todo, debió de ser un granero. Nos permite decirlo la presencia de unos compartimentos, hechos de ladrillos y destinados al almacenaje de grano, reproducidos fielmente en la tumba de Mahu, completándose la escena con un gracioso problema burocrático que da una idea del funcionamiento del Almacén.

La superficie de este granero es de unos 2.000 m2, y podía almacenar grano para varios miles de personas.

Panadería:

Constaba de una larga hilera de cámaras estrechas y paralelas, junto al Gran Templo de Atón. Su proximidad al Almacén (9) facilitaba el suministro del grano y de los panes manufacturados en un sentido y en otro.

Cada cámara era un módulo de cocción del pan independiente, y que contenía uno o más hornos circulares del clásico diseño doméstico al fondo. Al lado de las paredes había varios contenedores de ladrillo. El total de cámaras de esta panadería (Ajetatón tenía dos) superaba el centenar, lo que podía deslucir la vista del Gran Templo debido al humo de sus hornos.

Lo que acontecía en su interior está documentado en uno de los sillares de Hermópolis. En él se aprecian dos de estas cámaras de techo abovedado y un hombre trabajando en cada una de ellas. Tras uno de ellos, se ven amontonadas hogazas redondas y aplanadas en una mesa. Detrás del otro, y también sobre una mesa, se pueden apreciar los moldes para cocer el pan. Los restos de estos moldes, se encuentran a centenares en las cámaras y en un abocador tras la panadería.

Es curioso, que la organización de una panadería de producción en masa como es esta, no tenga un diseño de los hornos con mayores prestaciones. Se limitaron a usar el horno clásico, pero en mayor número y con más personal. Cada horno estaba trabajado por un equipo que dependía de un supervisor, y esos supervisores de un funcionario de la panadería (seguramente el alcalde – Neferjeperuhersejeper-, como en Menfis).

El Maru Atón 

Entre las aldeas de El Hawata y El Amiya, se identificaron en 1907 unos restos en principio asignados a un palacio. Tras su examen, lo reveló como un Maru (templo panorámico), con sus estanques, sus muelles, jardines, depósitos, despachos y sus templos solares con toldos para celebrar las miles fiestas Sed que regalaba Atón a la familia Solar.

B. J. Kemp describe el Maru Atón como dos recintos grandes y amurallados cuyos elementos arquitectónicos principales eran unos estanques poco profundos. Tenían a su alrededor unos jardines muy bien cuidados, dentro de los cuales habían pabellones y6 un grupo de santuarios , incluidas un grupo de plataformas «toldo» situadas en una isla rodeada de un foso poco profundo.

El complejo entero parece ejemplificar el espíritu del culto solar, al cual proporciona un paisaje idílico de jardines llenos de verdor y de agua, presidido desde lo alto por el Sol.

A pesar de que la mayor parte del material de piedra había sido saqueado en la antigüedad y la destrucción de los muros de ladrillo por los modernos buscadores de restos para vender, el conjunto era lo que se ha descrito. Fueron recuperados fragmentos suficientes de varias piedras y cerámica, no obstante, para revelar que aunque algunas decoraciones eran modestas si se las compara, por ejemplo, con los sobredorados y cristales traceados del Gran Palacio, el material de los otros templetes era de una gran calidad: alabastro, arenisca y granitos con incrustaciones de piedra de colores y cerámica. Ya, antes de su identificación, en 1896 partes de un pavimento decorado fue extraído por la Organización de Antigüedades de Egipto estando su mayor parte en el Museo de El Cairo.

Entre los restos arqueológicos hallados, se destaca un grupo de vasijas de vino almacenadas en uno de los edificios.

Estos templos Meru se contienen en referencias de los textos de la época, habiendo construido uno de ellos Amenhotep III en su residencia tebana.

Fueron los templos Maru de Amarna que los excavadores sacaron a la luz los que provocaron la inquietud. Relataron que, a diferencia de los demás lugares, en muchos casos el nombre de Nefertiti había sido cuidadosamente eliminado de las inscripciones, y que el de su hija mayor Meritatón, había sido escrito encima; los atributos distintivos de Nefertiti habían sido borrados con cemento, sus rasgos remodelados y su cabeza alargada hasta parecer el cráneo clásico de la princesa real. Las alteraciones fueron en la mayor parte de los casos aplicadas al cuerpo entero como, por ejemplo, en un grupo de edificios que parecían haber sido llamados los «toldos».

Sin embargo, las recientes investigaciones de Perepelkin muestran que el nombre que fue substituido no era el de Nefertiti, sino el de la favorita Kiya, lo que puede demostrar que el Maru Atón fue un regalo de Ajenatón a su segunda esposa, ya con él desde los primeros años de existencia de Ajetatón. Más tarde, al hacer reina a Meritatón, pudo «heredar» el palacio en detrimento de la favorita.

El último templo del Sur: Kom el-Nana 

Las últimas excavaciones en Amarna, han llevado al descubrimiento de otro complejo religioso al Sur de Amarna, en un lugar conocido como Kom el-Nana. A diferencia del mencionado Maru Atón, el elemento arquitectónico central era un templo de piedra, si bien éste se hallaba rodeado en parte de un jardín con arbolillos. Sin embargo, la construcción definitiva principal que hasta ahora se ha hallado en él es una serie de edificios, destinados a servicios, en el interior del amplio recinto amurallado. Incluía una gran panadería y, probablemente, talleres donde se fabricaban otros artículos, lo cual tal vez la convirtiese en una institución autosuficiente. Aún se desconoce el nombre ni el propietario del edificio, pero según apreciaciones del autor, la autosuficiencia del templo podría indicar un uso de aprendizaje religioso para el sacerdocio u oficiantes femeninas al estilo tebano de las «Esposas del Dios».

Los barrios del Norte y Sur 

Casi toda la población fija de Ajetatón vivía en dos zonas residenciales: los barrios del Norte y Sur.

Urbanismo 

En Ajetatón, como en las expansiones de población del Imperio Nuevo, la planificación urbana en las zonas residenciales era inexistentes. En lugar de un grandioso diseño unitario, nos encontramos unas pocas calles amplias, aunque distan bastante de ser rectas, que van más o menos paralelas al Nilo y comunican los barrios con el centro administrativo, mientras que unas callejuelas las cruzan en ángulo recto (más o menos, como el Egipto actual). En lugar de una metrópolis homogénea, el urbanismo recuerda una serie de poblaciones unidas por una vía de comunicación.

Las aproximadamente 50.000 (cálculo estadístico) personas que residían en la ciudad, se mezclaban sin ningún problema de clases sociales, formando un conglomerado de manzanas de casas con muros de separación comunes, y éstas formando un dédalo dentro de estos barrios. Así se mezclaban casas de ricos y de pobres en la misma manzana, mezclándose mansiones de 300-400 m2 (5%) con casas grandes de 100-300 m2 (9%) y casas más pequeñas de hasta 100 m2 (86%, siendo el 15% del total de unos 50 m2).

Tampoco se agrupaban de forma sectorial o por profesiones, y ni tan siquiera los funcionarios y dirigentes vivían generalmente cerca de los palacios, centros administrativos o grandes avenidas. La única excepción es el grupo de mansiones que se encuentra cerca del Palacio de la Ribera Norte, donde seguramente residían miembros muy allegados a la familia real.

Exceptuando el tamaño, las casas de Amarna son muy uniformes. Aunque no hay dos iguales, todas mantienen la misma estructura (salvo alguna excepción) con pocas diferencias en la distribución. Las casas suelen ser de una sola planta con la dependencia principal tipo sala de estar cuadrada situada en el centro. A un extremo se hallaba una tarima baja de ladrillo donde se sentaría el dueño y su esposa para recibir a los invitados. A veces había una pila de piedra enlucida pegada a otra pared. Con una o más columnas de madera se habría subido suficientemente el techo para poder abrir unas ventanas arriba del todo de las paredes, consistiendo en las casas más grande en unas rejas de piedra.

Alrededor de esa pieza central, se distribuían otras: un recibidor exterior, despensas y los cuartos más privados y domésticos. El propietario tenía el dormitorio mayor, el cual había una cama de madera situada en un hueco alto al fondo. En el mejor de los casos, al lado estaba el cuarto de baño y el retrete. Se puede suponer que la evacuación de las aguas residuales era por el clásico sistema de «¡agua va!» o similar, ya que la ciudad carecía de alcantarillado y no parecen haberse usado los pozos asépticos. Lo mismo podemos decir de las basuras. Éstas se amontonaban a escasos metros de las casas, pareciendo no importarles esa cercanía. De todas formas la dura acción del sol de Ajetatón, junto con la escasez de lluvia y la profundidad de los pozos, hacía que la ciudad de mantubiese salubre. Estos basureros han proporcionado gran información arqueológica, ya que las casas se encontraron absolutamente vacías en su gran mayoría. Esto indica claramente que la ciudad se fue abandonando de forma progresiva, y que los habitantes tuvieron tiempo de empaquetar sus enseres.

Las paredes externas e internas estaban enyesadas y enjalbegadas, pero no consta que se decorasen de una forma especial, excepto la más lujosas que tenían pinturas geométricas en puntos muy concretos.

Como en todo Egipto, el terrado se convertía en la habitación más usada al caer la noche además de como otra zona de almacenaje.

Las casas de tipo medio y alto estaban rodeadas por un un muro de separación que se abría a un jardín arbolado que solía incluir un pozo y un pequeño estanque rodeando un altar votivo. Incluso las mayores mansiones tenían una pequeña capilla adosada a un pequeño pilono de ladrillo de entrada. Dependiendo además del tamaño de la casa, se añadían como recintos externos los graneros, establos, cocinas y cobertizos.

Ruinas de la casa de Panehesy, Jefe de los servidores de Atón en el templo de Atón en Ajetatón» «Segundo Profeta del Señor de las Dos Tierras»

 

El suministro de agua 

Además de saciar la sed de la población, el suministro de agua debía de mantener los estanques y las zonas ajardinadas que abundaban en la ciudad. Para eso los hombres de Ajenatón idearon un sistema nuevo en Egipto que permitiría conseguir el ingente suministro de agua necesario para mantener esas estructuras.

En el resto de Egipto, habían unos pozos «municipales» para el suministro, además de los escasos canales de riego y las orillas del Nilo que obligaba a los habitantes a desplazamientos más o menos largos. En Ajenatón se incentivó la idea del «propio suministro» y así, además de los pozos públicos, la mayoría de casas y lugares públicos como templos y palacios disponían de un pozo propio.

La profundidad necesaria de los pozos (unos 7 m. de media) y la estructura arenosa del subsuelo, aconsejaban hacer un pozo estrecho y un recubrimiento de material resistente como piedras o ladrillos cocidos para evitar el desmonte del terreno. Además, se debía de montar un sistema de subida y distribución del agua que encarecería el pozo.

El coste de esta obra podía ser excesivo para la mayoría de particulares, por lo que se optó por hacer pozos abiertos, o sea, una abertura de unos 9 m2 provista de rampas hasta descender a los 7 m. donde se encontraba el agua. Ésta se subía a la superficie mediante recipientes cerámicos, pero dado que el pozo estaba en el mismo jardín de casa, la distancia a recorrer era muy escasa.

Este sistema tenía como problema que el terreno se iba derrumbando por sí solo y cegando el pozo, cosa que hizo que al final del periodo Amarna, la mayoría tuviese graves problemas estructurales.

Perfil social de la ciudad 

Con los datos anteriores sobre las superficies de las casas y número de habitantes, se puede hacer una primera aproximación a grosso modo del reparto social de la ciudad. Ajustando más los números y asignando el tamaño de la casa a estatus social, podemos obtener las siguientes cifras por Estratos Sociales que evidentemente pueden estar entremezclados:

ESTRATO I Muy altos cargos administrativos y sacerdotales. Comerciantes de gran fortuna.
ESTRATO II Profesionales muy cualificados de la administración, artes o construcción. Altos cargos militares.Comerciantes.
ESTRATO III Escribas y militares de grado medio. Personal con responsabilidades en el sacerdocio. Comerciantes.
ESTRATO IV Funcionariado general administrativo. Artesanos especialistas como pintores, escultores, etc. Comerciantes. Soldados condecorados.
ESTRATO V Trabajadores de obra y artesanía doméstica o auxiliar. Funcionario base (panadero, almacenes, etc). Soldado.
ESTRATO VI Agricultores, ganaderos, pescadores, etc.
Tamaño de la Casa Ejemplo
ESTRATO I De 351 a 400 o más m2 Najt
ESTRATO II De 301 a 350 m2 Tutmose, Ramose
ESTRATO III De 201 a 300 m2
ESTRATO IV De 101 a 200 m2
ESTRATO V De 61 a 100 m2 Poblado trabajadores
ESTRATO VI De 60 m2 o menos. Máximo nº de casas

Recordando que estas proporciones son aproximadas, los resultados podrían ser:

Habitantes %
ESTRATO I 500 1
ESTRATO II 1.000 2
ESTRATO III 3.000 6
ESTRATO IV 11.500 23
ESTRATO V 12.000 24
ESTRATO VI 22.000 44

 

La aldea de los artesanos en Ajetatón 

Las casas, estrictamente ordenadas, están comunicadas por cinco calles orientadas Norte-Sur. La aldea está completamente cerrada de modo que su único acceso es una única puerta vigilada. Justo a la derecha de la entrada hay una casa más grande que las otras perteneciente probablemente al responsable de la comunidad. La casa tipo consiste en cuatro habitaciones: una antesala seguida de una sala de recepción, una cocina y un dormitorio. En algunas ocasiones, una escalera da acceso a una terraza.

El final de un sueño

Según Miriam Lichtheim, tras la muerte de Ajenatón, sin un hijo suyo que le reemplace, la aventura atoniana se desvanece. Dado el centralismo religioso que Ajenatón había puesto en su persona, la ciudad no tiene sentido. El pueblo no puede orar a un faraón que ya no está, y que no puede seguir la liturgia hacia el dios Atón. No hay más dioses en Ajetatón, salvo Atón. Nadie puede asumir esa función, ya que Ajenatón no tiene hijos que sean hijos de Atón, y el nuevo rey, que Ajenatón no ha designado como su sucesor, se desplaza a Menfis. Creo que tras la desaparición de Nefertiti, y el consiguiente nombramiento de Smenjkare como sucesor, Ajenatón es consciente de que la ciudad desaparecerá cuando él muera. También es posible la idea que defiende Christian Jacq, de que Ajenatón creó una teología y una capital para que durase lo que durase su reinado. El hecho de que pusiese límites a la expansión de la ciudad (primera serie de estelas fronterizas) parece apoyar esta idea.

Un hecho significativo al respecto, es la ausencia de cementerios de segunda clase, normal en todos los asentamientos. Exceptuando las tumbas de los nobles, los suelos de enterramiento de los menos acaudalados (aunque no pobres) son difíciles de encontrar a pesar de los esfuerzos de los más expertos excavadores. Se baraja la posibilidad de que al abandonar la ciudad, los cuerpos fueron trasladados por sus familiares, pero eso no explica la falta de tumbas simples y de restos funerarios.

Seguramente Ay dio por finalizada la aventura e hizo trasladar la capital por las razones religiosas arriba comentadas. Las reformas políticas que se emprendieron podían hacerse perfectamente desde Ajetatón, pero una vuelta al culto de Amón obligaba a una capitalidad en Tebas. Hay que recordar que Egipto era una teocracia y si la ciudad no tenía sentido religioso, era una ciudad inservible y no podía ser la capital. Operativamente la ciudad se queda desierta poco a poco al comienzo del reinado de Tutankhamón. La administración se ve obligada a seguirle, y tras ellos, los artesanos que serán de nuevo llamados para las nuevas obras de restauración y después, los agricultores que ya no tienen población a la que alimentar.

Se puede dar por abandonada en el año TUT3 (tercer año del reinado de Tutankhamón), que es cuando los sacerdotes abandonan los templos. Este periodo de trabajo de los religiosos, puede indicar que la intención de Ajenatón era de que continuase ese credo, o también seguir con la consagración de la ciudad a un Atón que recuperase su posición natural en el panteón clásico. Ellos tenían que saber las intenciones de su maestro, y si hubiesen sido las de acabar el culto con su muerte, hubiesen sido los primeros en abandonar la ciudad y así marcar ellos el final del culto. Las estelas fronterizas del juramento, podían marcar el territorio justo que Atón indicó a Ajenatón (reforzado por la segunda serie), y por lo tanto, era sólo ese territorio el “Horizonte de Atón”.

De todas formas, Ajetatón se abandona oficialmente en el TUT3, pero será Horemheb quien comenzara a desmantelar los palacios para usar el material en sus propias obras.

Ante el abandono de la ciudad por parte de la policía, y con ésta en estado de abandono, Tutankhamón traslada los restos de algunos componentes de la familia real a la necrópolis tebana por razones de seguridad. Desde el inicio del éxodo han pasado tres años, y dado el negro futuro de la ciudad y la falta de vigilancia, seguramente las necrópolis de Ajetatón fueron profusamente saqueadas. Más tarde, Ramsés II daría permiso a los habitantes de Hermópolis (un poco más al Norte, en la orilla Occidental) para que tomasen libremente de Ajetatón el material de construcción que les hiciese falta. En este momento, podemos dar por finalizada la historia de la capital de Atón.

 

Bibliografía

– Aldred, C., Akhenatón,.Faraón de Egipto, Ed. Edaf, Madrid, 1989.
– Blanco Frejeiro, A., Amarna, Imagen de un Egipto singular, Aula UAM.
– Breasted, J. H, Ancient Records of Egypt (Vol. II), Londres, 1988.
– Davies, N, de G., The Tock Tombs of el Amarna,  Thames&Hydsib, Londres, 1905-1908.
– Grimal, N., Historia del Antiguo Egipto, Ed. Akal, Madrid, 1996.
– Jacq, Christian, Nefertiti y Akhenatón, Ed. Martinez Roca, Madrid, 1997.
– Kemp, Barry J., El Antiguo Egipto. Anatomia de una Civilización, Crítica, Barcelona, 2003.

 

 

Autor Miguel Ángel Díaz

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