Una momia coqueta
Por Coordinadores de AE
Creación: 9 septiembre, 2003
Modificación: 9 septiembre, 2003
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Un equipo de arqueólogos rusos ha encontrado en una tumba escita la momia de una mujer que vivió en las estepas rusas tres siglos antes de Cristo y que lucía collares y pulseras egipcios de la época ptolemaica. El espectacular hallazgo se produjo durante las excavaciones de un kurgán o túmulo funerario en Manzherok, en la localidad de Altái, en el sur de Siberia.

Según los arqueólogos, los abalorios de piedras del Nilo que empleaba la princesa pudieron ser fabricados en Egipto, durante la dinastía ptolemaica, instaurada tras la conquista del país del Nilo por Alejandro Magno en 332 antes de Cristo.

Los adornos siguen una técnica única greco-egipcia que constituyó una innovación en esos tiempos. Como la momia puede ser datada entre los siglos V y III a.C., este hallazgo abre nuevas perspectivas al estudio de los lazos entre los nómadas escitas y los estados helénicos formados a la muerte de Alejandro, contactos que aparecen en los escritos de historiadores griegos, pero limitados a las fronteras del imperio persa y a las riberas del mar Negro (donde había importantes colonias griegas), pero nunca en tierras tan lejanas como el Altái. Los escitas eran miembros de un pueblo nómada que emigró de Asia Central al sur de Rusia en los siglos VIII y VII antes de nuestra era.

Estos nómadas son citados por los anales asirios, pero sobre todo por el griego Herodoto, quien, en sus Historias , dejó constancia de que estos nómadas procedían de las montañas del Altái, en la encrucijada de Rusia, Kazajistán y Mongolia. Centauros de las estepas El rastreo de los kurgán , donde se han encontrado esqueletos de caballos e incluso carros de guerra escitas, fue uno de los atractivos de la arqueología soviética. Los arqueólogos han encontrado tumbas de estos centauros de las estepas desde las costas del Mar Negro hasta el bajo Dniéper.

Los escitas destacaron por su habilidad para la lucha a caballo (con sus flechas de terrible precisión), su crueldad en el combate (con la molesta costumbre de coleccionar las cabelleras de sus enemigos), su uso del cannabis, y por su maestría para moldear el oro. Los orfebres escitas han dejado auténticos tesoros áureos, con una especial obsesión a la hora de modelar ciervos, caballos y pájaros o fabulosos grifos de cabeza y alas de águila y cuerpo de león.

Fuente: El Correo Digital

Reseña: Manuel Crenes

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