¿Un segundo Nilo?
Por Coordinadores de AE
Creación: 10 abril, 2003
Modificación: 24 noviembre, 2017
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El agua, después del petróleo, podría ser el próximo centro de disputas en Oriente Medio. Para evitarlo, y con un mínimo de intervención humana, la naturaleza podría crear un segundo río Nilo.

Mohamed Sultan, geólogo de la State University of New York en Buffalo, opina que pronto presenciaremos los primeros problemas entre los países que se encuentran en las regiones áridas o semi-áridas del planeta. El Oriente Medio es una zona especialmente volátil en este sentido, ya que los habitantes de algunas naciones han empezado a cambiar la forma en que explotan su suelo, transformando el desierto para su uso agrícola. Ello está requiriendo una utilización intensiva del agua dulce disponible en la superficie, así como de los acuíferos.

Ya en septiembre de 2002, el Líbano e Israel podrían haber entrado en guerra debido a un conflicto por los derechos del agua que ambos extraen del río Jordán. Al mismo tiempo, tanto Israel como los territorios palestinos de la franja de Gaza bombean agua de un reservorio peligrosamente agotado, una situación que podría hacer estallar otra disputa entre las dos facciones.

Además, Egipto, Sudán, Libia y el Chad extraen agua no renovable del enorme acuífero nubio, en una zona donde apenas llueve y el clima es cada vez más árido. Cuando escasee, ¿quién tendrá más derechos sobre lo que quede?.

Para resolver estos problemas, la ciencia deberá encontrar formas alternativas de obtención de agua. Una posibilidad son los canales, como la primera fase del Tushka, en Egipto, que costará unos 3.000 millones de dólares y permitirá sacar agua del lago Nasser. Este lago es artificial, fue creado en los años 60 por la presencia de la presa de Aswan, ideada para controlar las crecidas del Nilo y generar electricidad.

Uno de los problemas del canal de Tushka es que será necesaria mucha energía para bombear el agua del Nasser hacia zonas altas. Por eso, Sultan propone dejar actuar a la naturaleza y elegir otras zonas agrícolas. Por ejemplo, con el paso del tiempo, el lago Nasser está volviéndose más hermético y su agua ya no se filtra sino que supera sus orillas, extendiéndose cada vez más lejos y pasando de depresión en depresión. Durante los últimos 40 años, se han creado así otros cinco lagos al este del Nasser. El flujo sobrante ya es tan importante que con el paso de los años podría convertirse en un segundo río Nilo, que avanzaría hacia el oeste, en paralelo al valle del Nilo. Acabará llegando al Mediterráneo, pero aún tardará mucho en conseguirlo. Si el hombre colaborara un poco, el proceso se aceleraría y habría agua para otras zonas a un coste inferior a lo que los proyectos hidrológicos como el Tushka sugieren.

Fuente: Noticias de la ciencia y la tecnología Nº 266

Reseña: Andrés Llorens

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