Texas revive los viajes de los egipcios al Más Allá
Por Coordinadores de AE
17 junio, 2003
Modificación: 17 junio, 2003
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Texas revive los viajes de los egipcios al Más Allá

Cuando Ramsés II gobernaba Egipto, a mediados del siglo XIII a.C., ordenó a sus artesanos que esculpieran su imagen en la misma enorme estatua que representaba la cabeza de un faraón anterior, Senuseret I.

La escultura de granito rojo -de unos 1.700 kilogramos de peso y 2,45 metros de alto- presenta surcos apenas visibles donde los trabajadores practicaron incisiones para remodelar los ojos y los labios a imagen y semejanza del nuevo gobernante. «No era que le disgustara Senuseret, sino que supuso que modificando su estatua podría utilizar el poder de Senuseret para ser un faraón más poderoso», explicó Nicole Atzbach, curadora adjunta en el Museo de Arte de Kimbell, en Forth Worth, Texas.

La estatua es una entre un centenar de objetos, incluida una réplica de una cámara mortuoria de un faraón, que se exhiben como parte de la muestra «La búsqueda de la inmortalidad: los tesoros del antiguo Egipto». La exposición se realiza en el Museo Kimbell hasta el 14 de septiembre.

La mayor parte de la colección, que realiza una gira quinquenal por Estados Unidos, nunca se había exhibido fuera de Egipto. Se considera la exposición más importante del antiguo Egipto desde la del rey Tutankamón en la década de 1970.»Es significativa porque no solamente muestra el oro y la opulencia de los gobernantes, sino también el modo en que el pueblo mismo vivía y se preparaba para el más allá», dijo Atzbach. Un recorrido

Una sala del museo ha sido ambientada como la tumba de Tutmosis III, faraón del siglo XV a.C. Los muros están recubiertos con una réplica del texto funerario Amduat, el Libro de la Cámara Secreta, que describe en jeroglíficos el trayecto por el otro mundo que culmina con la resurrección del faraón devenido en el dios sol Ra. En otra galería se alza una estatua de granito rojo de 1,80 metro de Tutmosis III. Los expertos creen que reflejaba originalmente a su madrastra, Hashepsut, que cogobernó con él cuando era joven, pero que después se declaró faraona. El brazo izquierdo y la base con inscripciones están rebanados y los arqueólogos creen que fue intencional. «Después de su muerte (de Hatshepsut), la estatua pudo haber sido mutilada para afirmar el poder soberano» de Tutmosis, conjeturó Atzbach.

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Otra joya de la exhibición es un féretro de madera pintado, con un entarimado interior y tapa del reinado del Sumo Sacerdote Pinudjem II de la dinastía 21, aproximadamente entre el 990 y 970 a.C. Fue hallado en 1891 en Deir el-Bahari.

También se destaca el sarcófago de Jonsu, hallado en la tumba de su padre Sennedjem en Deir el-Medina. Este está cubierto con escenas pintadas de la vida en el más allá y contiene dos féretros, uno encajado en el otro.

De las excavaciones más significativas

La exposición abunda en joyas finamente elaboradas: el collar de oro y turquesa de la princesa Neferupta y el brazalete y pendientes de la reina Ahotep. También se exhiben un abanico y espejo de oro de la reina que se hallaron en su tumba descubierta en 1859.

La muestra incluye la máscara funeraria intacta de Wenudjebauendjed, un líder militar que fue enterrado en la tumba de Psusennes I, que gobernó en el período 1039-991 a.C.

La máscara fue descubierta en 1939 en las tumbas de Tanis, donde están enterrados los reyes de las dinastías 21 y 22.

Los expertos dicen que las excavaciones fueron las más significativas desde que se abrió la tumba de Tutankamón en 1922, pero que el descubrimiento de Tanis no tuvo tanta repercusión porque se produjo al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

La momificación

La exhibición presenta objetos que acompañaban a una momia real: cubiertas de oro para las uñas de manos y pies, sandalias y máscara de oro, collares y una red de cuentas perladas de oro depositados sobre el cuerpo amortajado.

Hay jarras de piedra con tapas que muestran figuras de halcones, seres humanos, mandriles y chacales, cada una para depositar y proteger los órganos internos del momificado.

También se exponen pendientes decorativos para ocultar las incisiones en el cuerpo.

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Una «puerta falsa» de 2,13 metros de alto de una tumba del siglo XV a.C. contiene inscripciones que describen la transformación del muerto en un dios. Los antiguos egipcios creían que el espíritu podía entrar y salir por esa puerta.

La muestra incluye objetos que los egipcios suponían podían usarse en el más allá, como un bote de madera de 2,30 metros de eslora hallado en la tumba de Amenhotep II. Las escenas coloridas pintadas en la embarcación muestran a un dios que azota a los enemigos de Egipto.

Otras piezas incluyen un pequeño juego de tablero, un juguete diminuto y una rana de marfil con una mandíbula colgante que puede cerrarse tirando de una cuerda.

Abundan las esculturas de dioses y diosas -de escasos centímetros hasta figuras de tamaño natural- y objetos de madera con escenas minuciosamente pintadas y bloques de piedra con inscripciones de figuras y de textos.

«Muchos de esos objetos reflejan el viaje al otro mundo», dijo la curadora.

Los objetos están a préstamo del Museo Egipcio de El Cairo, el Museo de Luxor y los sitios arqueológicos de Tanis y Deir el-Bahari.

La exhibición comenzó hace un año en la Galería Nacional de Arte en Washington y luego pasó al Museo de Ciencia en Boston antes de llegar a Fort Worth. Cuando concluya la exhibición en el Kimbell en septiembre, seguirá viaje al Museo de Arte de Nueva Orléans.

Fuente: CNN

Reseña: Manuel Crenes

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