Sigue la polémica sobre la posible momia de la reina Nefertiti
Por Coordinadores de AE
11 junio, 2003
Modificación: 11 junio, 2003
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Sigue la polémica sobre la posible momia de la reina Nefertiti

Nefertiti, reina egipcia famosa por su incomparable belleza, pudo finalmente escapar de la furia destructora de sus detractores, que hace más de 3.300 años intentaron borrar toda huella del herético reinado de su esposo, Akenatón, por haber instaurado el culto al dios Sol, contradiciendo la tradición politeísta del antiguo imperio egipcio.

Su cuerpo momificado, que hasta ahora se creía destruido al igual que la casi totalidad de las esculturas y jeroglíficos que fueron arrasados cuando el antiguo clero politeísta egipcio retomó el poder, ha sido recientemente identificado por arqueólogos ingleses de la Universidad de York, en una tumba del llamado Valle de los Reyes, complejo funerario cercano a Luxor, Egipto.

Los restos momificados de Nefertiti fueron originariamente descubiertos por arqueólogos franceses en 1.898, quienes restaron importancia al hallazgo y luego sellaron la cámara en la que se encontraba junto a otras dos momias -que los expertos creen ahora que serían dos de sus hijas- para evitar que fueran saqueadas por ladrones de tumbas.

Pero minuciosos estudios del cuerpo y de su ajuar funerario realizados por la doctora Joann Fletcher, experta en historia antigua y egiptología de la Universidad de York, sugieren que pertenecería a Nefertiti y no a su suegra, la reina Tiye, como postularon en los años setenta varios arqueólogos.

«Si esta momia de cabeza afeitada es quien yo creo que es, realmente ayudaría a explicar un montón de preguntas acerca de uno de los períodos más controvertidos de la historia del Antiguo Egipto: el período Amarna -declaró la doctora Fletcher, sobre las implicancias de su hallazgo-. Habríamos hallado el cuerpo de una faraona perdida por varios siglos».

La noticia de la identificación de los restos mortales de Nefertiti -cuyo nombre significa «la bella ha llegado»- estaba prevista para ser difundida mañana desde Washington, aunque el diario londinense The Sunday Times quebró el embargo de la información en su edición de hoy (desde ayer en su edición on line).

Faraones del sol

No se puede contar la historia de Nefertiti sin hacer referencia a los reinados de Amenofis III, Akenatón y Tutankamón, quienes por su ferviente adoración al dios Sol (Atón) serían conocidos como los «faraones del sol», despertando la ira de los servidores de Amón -«el oculto»-, divinidad que ocupaba un lugar prominente entre los dioses egipcios.

Fue Amenofis III quien, poco antes de llegar al final de su reinado, en el año 1.353 A.C., construyó dos estatuas de cuarcita de veinte metros de alto -conocidas hoy como los Colosos de Memnón- en honor a un nuevo y único dios, Atón, sentando las bases para una revolución religiosa dispuesta a opacar el poder de Amón y las demás divinidades egipcias.

Cinco años después de haber sucedido a Amenofis III, Akenatón decidió abandonar Tebas (hoy Luxor) y trasladar la residencia real unos 280 kilómetros al Norte, también en las orillas del río Nilo, a una ciudad que habría de llamarse Amarna. Durante sus restantes 12 años de gobierno, Akenatón debió enfrentar el descontento del viejo clero de Amón, a quienes no sólo degradó, sino que incluso no dudó en cobrarles impuestos. Cuando Akenatón muere, en circunstancias aún hoy poco claras, lo sucede durante tres años Neferneferuaten, figura en la que muchos arqueólogos han visto a Nefertiti con un nuevo nombre. Le sigue luego Tutankamón, que habrá de trasladar todas las momias reales de Amarna al Valle de los Reyes, cercano a Tebas, tan sólo diez años antes de que un nuevo faraón, Horemheb, decidiera borrar de la historia toda huella dejada por los faraones del sol y restaurar el culto a Amón.

Durante muchos años los arqueólogos creyeron que los restos momificados de la bella Nefertiti fueron destruidos por la furia de Horemheb. Pero los hallazgos de Fletcher parecen dar por tierra con esa suposición.

La peluca de Nefertiti

Joann Fletcher, experta en el estudio de momias egipcias, más precisamente en el de sus cabellos y pelucas, notó algo extraño cuando, trece años atrás, ojeaba un catálogo de momias reales egipcias del Museo del Cairo. «Me enteré de que existían tres momias descubiertas en 1.898 por el arqueólogo francés Victor Loret y quedé atónita al descubrir que aún se encontraban en sus criptas en el Valle de los Reyes», cuenta Fletcher, que pudo llevar adelante su estudio gracias al financiamiento de Discovery Channel.

«Más tarde supe que había una peluca al lado de las momias, una mujer con la cabeza afeitada que descansaba en la cámara fúnebre adyacente a la cripta principal -recuerda-. Como la peluca se encontraba en el Museo del Cairo, me dejaron estudiarla. Parecía peinada al estilo de Nubia». Esa región de Africa formaba parte de Egipto durante el reinado de Akenatón, y muchos han sugerido que de allí provino Nefertiti.

¿Qué indicios la llevan a pensar que se trata efectivamente de Nefertiti? «El daño malintencionado a su brazo derecho, el cual le fue arrancado del cuerpo -asegura-. Quienes descubrieron la tumba dicen que el brazo fue hallado al lado de la momia, doblado en pose faraónica, con los dedos aún agarrando un cetro que ya no existe».

«Despojarla de ese brazo y de su cetro era como despojarla del poder que ejercía sobre los mortales como faraona -continúa-. Esto, junto con un golpe que recibió en la boca, refleja el grado de odio que también se puede observar en las mutiladas imágenes de la reina».

Otros signos que confirman la suposición de Fletcher son una impresión sobre la frente producida por una banda como la que usaban los gobernantes egipcios y la presencia de dos agujeros en el lóbulo de una oreja, una moda exótica en Egipto que se aprecia en las contadas esculturas existentes de Nefertiti.

Estudios posteriores del cuerpo momificado, realizados in situ en el Valle de los Reyes con una nueva técnica digital de rayos X, revelan la presencia de cuentas de oro en su también fracturada cavidad torácica, que habrían formado parte de un collar arrancado por ladrones de tumbas.

«Ahora que tenemos los rayos X completos de las tres momias podremos establecer lazos familiares, enfermedades, heridas y posibles causas de muerte -comentó Fletcher-. Los rayos X de la momia que yo creo es Nefertiti también nos darán la oportunidad de reconstruir su famoso rostro».

Fuente: La Nación

Reseña: Montse Borrás

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