No hace demasiado tiempo llegó a mis manos una revista en la que se afirmaba sin lugar a dudas que Ptah fue representado por los egipcios con un respirador, dado que su origen extraterrestre le impedía oxigenar sus pulmones en las riberas del Nilo. Ese singular objeto, según el articulista, queda claramente plasmado en la botella situada a la espalda del dios, que iba conectada a la boca por un tubo que recorre el rostro hasta el mentón.
Ciertamente se hace sorprendente una interpretación iconográfica tan “osada” (por decirlo suavemente), teniendo en cuenta que de lo que habla el autor de dicho artículo está perfectamente identificado, sin controversia aparentemente posible, como el amplio contrapeso del collar que habitualmente luce el dios y el elemento de sostén de la barba postiza.
No menos surrealistas son las publicaciones y los conferenciantes que van prodigando que la egiptología se equivoca al identificar al escarabajo pelotero como un amuleto, ya que desde esta nueva interpretación se trata de una terrible maldición. Según este punto de vista “revolucionario” (por decirlo de nuevo suavemente), el escarabajo pelotero es un ser carnívoro que se colocaba a millares en las tumbas para atacar a todos los que se acercaran con intenciones dañinas. Por eso, según dicen, los egipcios además representaron a los escarabajos y colocaron sus imágenes en lugares estratégicos, para avisar a los posibles desaprensivos del horrible destino que se les avecinaba.
Resulta obvio que algunos confunden lo visto en determinadas series de televisión y en películas, con documentación real. Nos encontramos ciertamente ante un fenómeno nuevo que resulta difícil de clasificar y bautizar. Ya no se trata de egiptología o esoterismo, con sus habituales disidencias, con sus irreconciliables puntos de vista, con sus disparidades tradicionales. Ahora estamos ante un fenómeno nuevo que confunde lo peliculero (en el más estricto sentido de la palabra), con la egiptología y con el propio esoterismo.
En definitiva, Stargate y las más recientes películas de La Momia, están alimentando los nuevos guiones de los que se presentaban como “desafío a la ciencia oficial”. Es penoso e irrisorio, y lo increíble es que pueda ser ambas cosas a la vez, que estas absurdas barbaridades ni siquiera nacen de una imaginación exacerbada, sino del plagio a Hollywood. Eso sí, con la misma finalidad: el éxito en la taquilla.
Películas como Tierra de Faraones forjaron en las retinas la idea de que escuálidos esclavos, a latigazos, arrastraban pesadas piedras para construir la pirámide de Quéops. La egiptología ha necesitado varias décadas para empezar a desdibujar esa imagen, enfrentándose con datos documentados al sencillo argumento de “aquello que uno ve”, y ya se sabe, una imagen vale más que mil palabras. Ante este nuevo fenómeno inspirado en los fotogramas, renovado una y otra vez en televisiones y pantallas, me pregunto ¿cuánto tardará la egiptología en eliminar el respirador?, ¿cuándo conseguiremos erradicar al escarabajo carnívoro?.
Me parece interesante este artículo, precisamente porque lo he encontrado al buscar si de verdad existen los escarabajos carnívoros (después de ver la película de la Momia, 1999). Gracias por sacarme de dudas. Hollywood crea unas imágenes muy estereotipadas de las civilizaciones antiguas porque son más digeribles. Creo que son simplemente para pasar un rato entretenido (si te va ese tipo de cine), no para imaginarse cómo era Egipto ni mucho menos. ¡Con que son las películas de tema histórico y la mayoría de veces se inventan lo que quieren! Yo por lo menos me lo paso pipa con momias comidas por escarabajos y maldiciones de 3000 años. Al fin y al cabo, creo que siempre habrá un público especializado al que le parezcan irrisorias las imprecisiones de este tipo y otro que se lo creerá a pies juntillas. Afortunadamente, poco a poco va surgiendo un cierto espíritu crítico con los productos cinematográficos, supongo que nos vamos acostumbrando a la manipulación de la imagen, cada vez en mayor medida.