Resumen: En las siguientes líneas se propone un estudio de la idea que los antiguos egipcios tenían sobre la “noche”, teniendo en cuenta sus aspectos más destacados: por qué la noche se relaciona con la muerte, la oscuridad y el silencio. Este último aspecto del silencio me parece el más interesante, ya que con él se puede “jugar” con la lengua egipcia. Para todo ello se hará referencia a las principales fuentes escritas y artísticas de la civilización faraónica.
Abstract: On the following lines we propose a research of the ancient egyptian idea about the “night”. We’ll take into account the main night characteristics: why the night is related to death, darkness and silence. This last aspect, the silence, seems the most interesting to me because it allows you to “play” with the egyptian language. For all the study, we’ll refer to the main writing and artistic sources of the pharaonic civilization.
Introducción
La noche es un fenómeno de la naturaleza y como tal ha sido interpretado por todas las culturas de una u otra forma. Para la sociedad kongo de la etnia bantú, el universo se compone de dos mundos simétricos: por el día, el sol recorre el mundo superior, y al anochecer, el sol se hunde en una capa de agua arcillosa, Kalunga, muro o puerta que separa la tierra del mundo subterráneo, Mpemba, el reino de los muertos. Este mundo inferior es una réplica exacta del mundo superior y así, durante la noche, el sol recorre este mundo inferior. Semejante imagen del viaje nocturno del sol por un mundo inferior se verá más adelante para los antiguos egipcios, quienes también creían en una diosa celeste que cada noche se tragaba al sol para parirlo al amanecer. Este último aspecto se observa en la mitología azteca. Tlaltecutli, “el señor de la tierra”, se traga al sol cada anochecer para escupirlo al alba.
La Teogonía de Hesíodo explica la creación del mundo: “En primer lugar, existió realmente el Caos”. Y dos de los hijos del Caos fueron Érebo (“las tinieblas”) y la “negra” Noche, que engendraron a sus contrarios respectivos, Éter (“el aire claro”) y Hémera (“el día”). La Noche también dio a luz a Moro (“la muerte señalada”), Ker (“el destino”), Tánato (“la muerte”), Hipno (“el sueño”), los Sueños, Momo (“el sarcasmo”), el Lamento, las Hespérides, las Moiras (“el destino”), los Keres (ídem), Némesis (“la venganza divina”), el Engaño, el Afecto, la Vejez y Eris (“la discordia”). Me he detenido en relatar todos los hijos de la Noche en la Teogonía con la finalidad de reconocer las características más importantes de la “noche”, que además se verán a lo largo del estudio. La noche, hija del Caos, es el contrario del día (Hémera), es oscura (Éter), es el tiempo de dormir y soñar (Hipno), es peligrosa (Eris), se relaciona con la muerte (Tánato, Moro, Ker…)… Todos estos aspectos también eran reconocidos como componentes de la noche por parte de los antiguos egipcios; algunos eran personificados en divinidades como Kek, “la oscuridad”; otros aparecen explícitos en los textos religiosos: “Duermes para que despiertes” se dice al difunto en su forma de Osiris en los Textos de las Pirámides (Pyr. 1975b).
En estos ejemplos comenzamos a ver las bases de una “sociedad de discurso mítico” que analizaremos seguidamente: el lenguaje del mito para explicar los fenómenos de la naturaleza, la visión cíclica y repetitiva del tiempo, las múltiples formas de explicar un fenómeno…