La colaboración en Internet. La Egiptología “Intel Inside” (II)
Por Víctor Rivas
Creación: 27 febrero, 2007
Modificación: 3 noviembre, 2020
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Posiblemente, el máximo deseo de cualquier egiptólogo sea participar en una campaña de excavación en donde poner en práctica todo aquello que hasta el momento sólo había podido intuir, y aprender sobre el terreno la diferencia entre teoría y práctica; esa realidad que a todos nos persigue. Es precisamente a partir de las campañas de excavación donde se han dado las mejores muestras de lo que Internet puede aportar.

En España, pudimos comprobar como no era tan difícil realizar un diario de excavación y seguidamente publicarlo en Internet para que todos pudiéramos estar informados de sus progresos, sin lugar a dudas, quienes pusieron en práctica esta novedosa iniciativa para la Egiptología española, fueron los integrantes del Proyecto Djehuty y Hery[1] con José Manuel Galán al frente, y por lo que parece, el miedo a publicar con la inmediatez del momento y la posibilidad de cometer errores de apreciación, fue superado con creces por el éxito obtenido, siendo hoy en día una referencia más que válida para que otros egiptólogos tomen buena nota y puedan continuar con tan atractiva y esperanzadora posibilidad.

Continuando con las iniciativas en nuestro país, cabe destacar los esfuerzos realizados en el Proyecto Sen-en-mut[2] dirigido por Francisco Martín Valentín,  por acercarnos al día a día de sus trabajos de acondicionamiento y restauración, a través de su diario de excavación que puede ser consultado on-line.

Tampoco podemos olvidarnos de iniciativas particulares como la nuestra que están contribuyendo a cubrir diversos huecos demandados por quienes se inician en el estudio de la Egiptología. Amigos de la Egiptología sigue siendo un ambicioso proyecto que tras una reciente, seria y profunda renovación, promete grandes sorpresas.

Estos ejemplos demuestran que con voluntad, unos pocos medios y muchas ganas, es posible hacer partícipe a todo un mundo de amantes de la Egiptología, de los privilegios de vivir una excavación casi en directo o simplemente poner al alcance de muchos diferentes proyectos Egiptológicos, con el único condicionante de disponer de una conexión a Internet, algo que hoy en día no es tan complicado.

Es de suponer, que sí como parece evidente, no es necesario realizar un ingente despliegue de medios para hacer que nuestros proactivos internautas sean cómplices de nuestro trabajo de campo, los motivos por los cuales esta práctica no se lleve a cabo con asiduidad, es otra bien diferente a las limitaciones de la técnica.

Efectivamente, parece que existen otros motivos mucho menos divinos pero sí muy humanos. Antes dejábamos entrever factores como la inmediatez del medio y el posible error derivado de esta necesidad, de la misma manera se añaden a la cola diversos motivos bien mundanos como el miedo al secuestro de primicias por parte de terceros y como no, del pánico de ser considerados humanos al evidenciar errores de bulto imposibles de detectar sin un estudio concienzudo, errores que estoy seguro todos sabríamos comprender porque asumimos que en pleno trabajo de campo los errores de apreciación pueden ser disculpados.
Fácilmente podemos ver que lo insuperable para unos es habitual para otros, porque si bien estos miedos entre los profesionales de la Egiptología existen, tienen una solución igual de razonable: la publicación.

A los “peligros” asociados con cualquier publicación, ahora se añaden los derivados de la técnica, concretamente Internet, y sobre este punto escucharemos diversidad de motivos generalmente negativos que justifican el por qué una excavación no puede ser seguida on-line. Evidentemente, hacer un seguimiento a través de Internet provoca la necesidad imperiosa de publicar, pues a partir de entonces nuestros “tiempos de respuesta” estarán bien aireados y puede quedar patente cierta falta de resolución a la hora imprimir carácter al trabajo de estudio posterior a una excavación.

Sabemos que publicar no es fácil y que requiere de un tiempo prudencial, pero a la vista de los resultados, parece ser que el tiempo se mide en parámetros diferentes en función del lugar del planeta en que nos encontremos, siendo para unos una medida simple y para otros extremadamente compleja.


[1] Excavación, restauración y publicación de las tumbas de Djehuty y de Hery, nos. 11 y 12 en Dra Abu el-Naga. http://www.excavacionegipto.com.
[2] TT 353, uno de los dos monumentos funerarios que el arquitecto en jefe de la reina Hatshepsut (1473-1458 a. de C.), se hizo excavar en Tebas Oeste. http://www.institutoestudiosantiguoegipto.com/senenmut.

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