La Biblioteca de Alejandría, otra víctima de la violencia en Levante
Por Coordinadores de AE
Creación: 15 abril, 2002
Modificación: 15 abril, 2002
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La inauguración de la Biblioteca de Alejandría, ambicioso centro de cultura universal, quedó pospuesta indefinidamente como protesta por «la agresión israelí al pueblo palestino».

El recinto sería inaugurado el próximo 23 de abril, en presencia de numerosos y prominentes invitados extranjeros, pero el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, aplazó ayer la apertura por tiempo indeterminado debido a la crisis en Medio Oriente, de acuerdo con la agencia egipcia Mena, informó DPA.

Mediante la cancelación se muestra el rechazo de Egipto a la agresión israelí al pueblo palestino, expresó Mena.

La nueva Alejandría

Versión renovada del antiguo recinto fundado por los griegos, centro del saber que figuró como el más importante de su época hasta su desaparición hace mil 600 años y que tuvo entre los promotores de su reconstrucción a los escritores y premios Nobel Octavio Paz, de México, y el egipcio Naguib Mahfuz, celebraría su apertura en una fecha que coincide con las conmemoraciones por el Día Internacional del Libro.

La nueva Biblioteca de Alejandría, con una superficie de 40 mil metros cuadrados y 13 pisos, tiene previsto alojar de 4 a 8 millones de libros, todos adquiridos mediante donaciones.

Cinco mil libros de México

El recinto alberga un vasto catálogo de ediciones mexicanas que lo mismo incluye al cronista Bernal Díaz del Castillo que volúmenes dedicados a los ovnis.

México, según consta en información proporcionada por la embajada egipcia, aportó desde 1.996, mediante el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), 5 mil libros.

Colaboraron también en las donaciones bibliográficas la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), la Universidad de Colima, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la editorial Porrúa, el Fondo de Cultura Económica y otras casas editoras.

A propuesta de la actriz Rocío Yaber se mandaron textos del director teatral Sergio Jiménez y de Luis Ramírez Reyes, cuyos libros Alerta OVNI, El mundo de lo insólito, Encuentros en todo el mundo, ¡Alerta! Extraterrestres Aquí y Contacto: México forman parte ya del acervo alejandrino.

Felipe Becerril, presidente de Amigos de la Biblioteca de Alejandría, explicó que esta asociación, junto con bibliotecarios, académicos y periodistas, entre otros, intervino en la selección del material.

Nydia Egremi, de la misma asociación, agrega: «Nos interesaba que México estuviera dignamente representado e incluimos títulos de historia prehispánica, colonia y contemporánea, por mencionar algunos».

La asociación, dice, no desechó ningún texto, porque la solicitud que se presentó a las editoriales precisaba el tipo de libros requeridos.

Desde el año pasado la biblioteca comenzó a abastecerse de volúmenes. Los primeros que recibió fueron un manuscrito del Corán, un ejemplar de la Biblia, el volumen Historia de su propio tiempo -escrito por el obispo Burnet en 1.724-, el libro Vida y destrucción de la antigua Biblioteca de Alejandría -que entregó su autor, el profesor de historia grecorromana Moustafa al-Abbadi-, obras del Nobel de Literatura egipcio Naguib Mahfuz y un manual de programación informática.

Iniciativa del gobierno egipcio y con apoyo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), este centro de cultura se propone rescatar el espíritu universal que distinguió a la primera Biblioteca de Alejandría, la más famosa de la antigüedad, fundada por Tolomeo I en Alejandría, en el año 300 a. C.

Alfonso Reyes, en ‘Antiguas bibliotecas y los antiguos bibliófilos’ (Obras Completas, FCE), se refiere a ella de este modo: »Fue modelo de las demás, incluso la que había de fundarse en Roma.

Se inspiró no sólo en motivos puramente idealistas, sino también en la conveniencia política: era uno de los instrumentos más poderosos para la helenización de la zona del Nilo. Esto explica el hecho singular de que la literatura nativa, egipcia, no estuviese representada en dicha biblioteca.

«Constaba de dos secciones separadas, la mayor y más importante anexa al palacio real, y la menor en el templo de Serapis.

La dirigieron humanistas y escritores eminentísimos. Aun los romanos, tan estragados por los extremos del lujo, se asombraban ante ella y sólo la hallaban comparable al Capitolio Romano. Cuando Julio César se apoderó de Alejandría en el año 47 a. C., se quemó buena parte del acervo durante el combate. Este acervo, antes del desastre, alcanzaba, según Amiano Marcelino y Aulo Gelio, la cifra de 700 mil volúmenes.

«No parece una cifra exagerada si se considera, primero, que allí se custodiaba toda la literatura griega, de que hoy sólo poseemos una pequeña parte; segundo, que las dimensiones del rollo eran relativamente pequeñas, y que sólo Homero, con sus dos grandes epopeyas, se llevaba unos 24 volúmenes; y, tercero, que Alejandría contaba con ejemplares repetidos de varias obras, como acontece en las bibliotecas modernas».

Los tesoros custodiados en el sagrario de Serapis -concluye Reyes- fueron finalmente destruidos el año 291 d. C., cuando los primeros cristianos, los monjes salvajes de la Tebaida, arrasaron el recinto pagano. «Aquello de que la biblioteca fue incendiada por el califa Omar no es más que una patraña. Al contrario, está demostrado que hay que agradecer a los árabes el haber salvado muchas obras helénicas».

El proyecto para recuperar la biblioteca comenzó hace más de una década, en una histórica reunión en la que los países miembros de la UNESCO firmaron la Declaración de Asuán para la reconstrucción de la antigua librería de Alejandría.

El documento suscrito entonces concibe al nuevo recinto como un centro internacional en el que confluirán las sabidurías antigua y moderna y se albergarán las obras decisivas del pensamiento humano.

La arquitectura de la obra -un círculo inclinado hacia el mar y parcialmente sumergido en una cama de agua-, encomendada al despacho de arquitectos noruego Snoehetta-Hamza, remite al sol egipcio, que en los tiempos contemporáneos iluminará el mundo y la civilización humanas. Al monumental edificio lo rodea un muro grabado con inscripciones y caligrafías representativas de los distintos pueblos del mundo. La maya es una de ellas.

En el futuro se planea instalar de forma permanente la colección de piezas de arqueología submarina halladas en la zona de Alejandría y Aboukir en los últimos años, según anunció el ministro de Cultura egipcio el pasado junio.

Este espacio no se limitará sólo a la consulta. Además se impartirán cátedras, conferencias, seminarios y habrá exposiciones y otras actividades que impulsarán el desarrollo intelectual en las épocas venideras.

Prevé incluir además unos 50 mil mapas, 100 mil manuscritos y 10 mil libros clasificados como »rarezas», así como bases de datos, material electrónico, musical (200 mil obras) y audiovisual (50 mil).

El complejo tendrá un centro de conferencias con cupo para 3 mil 200 personas, además de un museo general y otro dedicado a la ciencia; un planetario, un instituto de caligrafía y escuela para estudios de información.

El costo del ambicioso proyecto ha sido estimado por Egipto en casi 530 millones de dólares.

Fuente: La Jornada

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