Exposicion en El Cairo de los hallazgos de los arqueologos españoles en Oxirrinco
Por Coordinadores de AE
Creación: 31 diciembre, 2002
Modificación: 31 diciembre, 2002
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La entrada en el renovado Museo Egipcio de El Cairo, sede de la mayor colección del mundo de antigüedades faraónicas y que el pasado noviembre cumplió cien años, va a tener durante un tiempo sabor español. A partir del día 15 de enero quedará instalada en el vestíbulo de entrada del centro, espacio consagrado a exposiciones temporales, una exhibición dedicada a las excavaciones en el yacimiento de Oxirrinco (actual El-Bahnasa, Egipto Medio) que lleva a cabo, en colaboración con técnicos egipcios, una misión de la Universidad de Barcelona (UB).

La exposición será modesta en tamaño -algunos objetos y unos plafones informativos-, pero su valor es extremadamente importante por cuanto va a dar testimonio, en un lugar central de la egiptología como es el secular museo y por el que pasan hasta 7.000 visitantes al día, de los trabajos de la misión española, que se desarrollan en Oxirrinco desde 1992.

Entre el material que se exhibirá figuran pinturas paleocristianas de época bizantina y una notable estatua ptolemaica de Osiris, dios del inframundo, procedente del templo descubierto en 2000 y excavado por los españoles el año pasado en la zona de la antigua ciudad. Osiris está relacionado mitológicamente con Oxirrinco, pues ese, el oxirrinco, una especie de carpa nilótica, es el pez que, según una tradición, se tragó el pene del dios, mutilado por su maligno hermano Set. Isis volvió a reunir todos los trozos del disperso Osiris y solucionó lo de los bajos con un órgano artificial, objeto en torno al cual se organizaron un culto y un festival.

«El número exacto de piezas que presentaremos depende de los responsables del museo», explica el egiptólogo Josep Padró, director de la misión, poco antes de marchar hacia El Cairo. «Pero en principio vamos a mostrar tres pinturas murales y una docena larga de hallazgos del Osirión, el santuario de época ptolemaica (332-30 antes de Cristo) de Osiris encontrado en el desierto, a kilómetro y medio del yacimiento». La historia del hallazgo de este templo tiene todo el sabor de las grandes aventuras egiptológicas. «Lo habían encontrado ladrones de tumbas y estaban allí saqueándolo cuando los atrapó la policía; disponían incluso de un camión, así que lo más probable es que estuvieran a punto de llevarse la estatua de Osiris», cuenta el egiptólogo.

La parte del santuario que se conserva es subterránea. «Si hubo sobreestructura, ha desaparecido; bloques de piedra del templo han estado en circulación por el mercado de antigüedades y han recalado en algunas colecciones europeas. Al lugar se accede por dos escaleras excavadas en la roca que conducen a una galería con nichos que presentan inscripciones en hierático. En el interior del santuario ha aparecido mucho material notable, como simulacros de Osiris en forma de grandes bandejas de germinación, algunos con máscara de oro muy fina, y otros con máscara de plomo; así como amuletos de culto», relata Padró.

En otra galería, al este, con dos salas, apareció la gran escultura de Osiris yacente, de piedra pintada de negro. La estatua, de 3,45 metros, ostenta en las manos cruzadas sobre el pecho los característicos cetro y flagelo y está tocada con la corona Atef, propia de Osiris. El rostro está algo roto. «Se conoce otro Osirión ptolemaico -aunque los orígenes de esos santuarios siempre son mucho más antiguos- en Karnak, pero allí está a cielo abierto y muy arrasado. El nuestro es como una catacumba, y se da la circunstancia de que aparece mencionado en una de las tumbas saítas en las que hemos trabajado en Oxirrinco», explica el egiptólogo.

Josep Padró está entusiasmado ante la idea de que la labor en el yacimiento se muestre públicamente en el Museo de El Cairo. «¡No le dicen a todo el mundo que exponga en el vestíbulo de ese lugar!», exclama, y recuerda que allí, como pieza del mes, se ha expuesto, por ejemplo, el enigmático sarcófago de la tumba 55 que se cree contuvo la momia de Akhenatón. «Las autoridades académicas de la Universidad de Barcelona están emocionadas con la exposición», afirma.

Durante el tiempo que se expongan los materiales de Oxirrinco, el Museo Egipcio contará con una doble referencia a España, pues el centro muestra, en la sala 17, objetos de las excavaciones realizadas el siglo pasado en Deir el-Medina (tumba de Sennedjem) por Eduard Toda i Güell, cónsul en el país del Nilo y el primer egiptólogo español.

La misión de la UB ha estado excavando en Oxirrinco este año en marzo y en octubre. «Fatalmente, como suele suceder, la última semana se produjo el descubrimiento más notable: encontramos una tumba saíta, inusualmente destrozada, con siete sarcófagos, uno de ellos con inscripciones jeroglíficas», narra Padró. Y añade: «Hemos tenido que volver a tapar la tumba para impedir el pillaje. Entre el material había vasos canopos (para las vísceras del difunto), ushebtis (figuritas funerarias), de todo.

El estado de destrucción de la tumba no lo entendemos. Con el uso de tractor y grúa sacamos una tapa de sarcófago de piedra entera. El año que viene seguiremos excavando». Los trabajos de la misión española en Oxirrinco, un yacimiento que incluye diversos períodos y sectores, y que cobró fama internacional por el hallazgo de millares de papiros de la ciudad grecorromana, se iniciaron en el año 1992, tras los pasos de las excavaciones iniciadas por Mahmoud Hamza, del Servicio de Antigüedades egipcio, que ha sido codirector de la misión hasta su reciente jubilación.

La misión se ha encargado del estudio urbanístico de las ruinas de la ciudad grecorromana y del estudio de las necrópolis de época saíta (664-525 antes de Cristo), romana y copta, así como de labores de restauración y búsqueda de nuevas tumbas y ruinas.

Fuente: El País

Reseña: Montse Borrás

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