El sarcófago de Amenofis IV regresa a Egipto
Por Coordinadores de AE
Creación: 21 enero, 2002
Modificación: 13 diciembre, 2016
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Luego de un largo camino, pleno de peripecias que rayan la novela policíaca arqueológica, la base del sarcófago dorado del faraón Ajenatón, volverá a ver cielos faraónicos. Alemania devuelve en estos días a Egipto la parte inferior del Sarcófago de Ajenatón, obra reclamada durante décadas por ser una pieza emblemática del patrimonio cultural egipcio. De este sarcófago, del faraón Amenofis IV, descubierto en 1907, la parte inferior había desapareceido del museo egipcio donde se exhibía en el año 1931.

Esta devolución es el cumplimiento del acuerdo firmado por las autoridades regionales de Bavaria y de Egipto, según indicó una portavoz del ministerio bávaro de Cultura.

Culmina así una travesía que duró años, Baviera restituye a Egipto la base del sarcófago dorado del faraón Ajenatón.

La parte inferior del fastuoso sarcófago, totalmente cubierta de oro, fue descubierta en 1907 en la tumba 55 del Valle de los Reyes. Probablemente había sido usado con anterioridad por la amante de Ajenaton, Kija, o su mujer Nefertiti.

La cubierta era expuesta desde 1915 en el Museo Egipcio de El Cairo pero la base se había perdido. En 1931 fue registrada como «desaparecida».

De hecho, esa joya de la arqueología egipcia se encontraba desde principios de los años 80 en Munich, la capital bávara. En el año 1981, el entonces director del Museo Egipcio de Munich descubre y reconoce el sarcófago en una colección privada suiza, hecho un amasijo de oro, madera y piedras preciosas. Eran los restos del sarcófago del faraón. Convence al coleccionista que entregue el sarcófago para restaurarlo, indicó la portavoz, a lo cual accede el coleccionista en cuestión, quien «habría adquirido proablemente» la pieza en Italia. La pieza es entregada a Baviera para su restauración, pero poniendo como condición que debían ser devueltos a Egipto.

El Museo de Arte Egipcio de Munich informó después a las autoridades egipcias de la situación, con el objetivo de proceder a una restauración de común acuerdo. Esta restauración ha durado varios años, siempre según la portavoz del ministerio. «Desde el principio había quedado claro, tanto con el coleccionista suizo como con las autoridades egipcias, que el sarcófago sería devuelto a Egipto», agregó.

El presidente del ente para los bienes antiguos egipcios Gaballah Ali Gaballah, tomará posesión este fin de semana de la preciosa pieza en consigna en una ceremonia que se realizará en Munich.

Hubo divergencias sobre la modalidad de la restitución hasta el pasado mayo en una visita a Egipto «el premier bávaro » Edmund Stoiber consintió en una restitución sin contrapartidas.

La disputa tuvo momentos arriesgados de comprometer las buenas relaciones entre Egipto y Baviera. Desde el momento en que la pieza fue restaurada en Baviera por cerca de 100.000 euros, Egipto tendría que haber reembolsado tal suma con prestamos permanentes, la cual cosa encontró la oposición de El Cairo.

Antes de repatriarlo a Egipto, el precioso objeto ha estado expuesto hoy por última vez en el Museo de Arte Egipcio de Munich, para lo cual Egipto puso a su disposición la cubierta del sarcófago custodiada en el Museo Egipcio de El Cairo. El sarcófago así, ha podido ser expuesto completo después de 3.000 años con la base restaurada. Esta exposición, que terminó el domingo pasado, recibió 50.000 visitantes.

Alrededor del sarcófago de oro hay desde hace decenas una novela policiaca arqueológica. La pieza partirá de Alemania el viernes y llegará a El Cairo durante el fin de semana.

Amenofis IV, faraón de la XVIII Dinastía, que reinó a mediados del siglo XIV AC, repudió la religión oficial, cuyo panteón encabezaba el dios Amón, para sustituirla por el culto monoteísta del dios solar Atón, adoptando al mismo tiempo el nombre de Akhenatón (servidor de Atón). Pese a la violenta oposición del poderoso clero fiel a la vieja religión, el faraón herético, apoyado por su esposa Nefertiti, hizo borrar sistemáticamente el nombre y los signos del culto de Amón.

Pero el cisma religioso y cultural provocado por Akhenatón no sobrevivió al faraón. Su sucesor, Tutankhatón, restableció tres años después de iniciar su reinado el culto a Amón y, presionado por el clero, tomó el nombre de Tutankamón, faraón célebre a raíz del descubrimiento de su tumba intacta, en 1922, por el británico Howard Carter.

Fuente: ABC

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