Egiptólogos españoles hallan nuevas claves del reinado de Hatshepsut en una tumba de Luxor
Por Coordinadores de AE
Creación: 3 mayo, 2002
Modificación: 3 mayo, 2002
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Un equipo hispano-egipcio, dirigido por José Manuel Galán, científico titular del CSIC, ha concluido la primera etapa de excavación y restauración de la tumba de Djehuty (frente a Luxor, antigua Tebas). Los hallazgos han arrojado nueva luz sobre los estudios en egiptología. Pasen y vean.

Orilla occidental de Luxor

Antigua Tebas. Camino del valle de los Reyes. Cerca del templo funerario a Setti I. Sepultada por montones de materiales de derribo, bajo los escombros, se encuentra la tumba de Djehuty, quien fuera ministro de Hacienda de Hatshepsut, la única mujer egipcia que gobernó Egipto en la época faraónica. Un equipo hispano-egipcio ha trabajado, de sol a sol, durante un mes para sacar a la luz la calidad y la riqueza temática de unas inscripciones y escenas que convierten ahora a esa tumba en referencia ineludible para la historia política, social y artística del antiguo Egipto. En diciembre de 2000, José Manuel Galán y Mohamed el-Bialy, director del Servicio de Antigüedades de la orilla oeste de Luxor, visitaron juntos las tumbas de Djehuty y de Hery. En abril de 2001, el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto concedió el permiso oficial para trabajar en las dos tumbas.

La primera campaña arrancó el 28 de enero y finalizó el 28 de febrero de este año. El trabajo arqueológico se ha centrado fundamentalmente en el exterior, en la excavación y limpieza de una pequeña colina que se eleva delante de la entrada a la tumba de Djehuty. «En realidad yo albergaba muy pocas esperanzas para esta primera campaña, porque en realidad se trataba de limpiar la entrada de un material más moderno que la tumba. Y nuestra sorpresa fue el ir descubriendo frenéticamente objetos sin parar», explica Galán. El equipo ha documentado fotográficamente las dos tumbas y capturado numerosos detalles de los relieves e inscripciones. Más de 2.200 fotografías lo atestiguan.

Primeros hallazgos

En la limpieza y excavación de la entrada a la tumba de Djehuty se ha exhumado una cantidad ingente de objetos y relieves valiosísimos: más de 42 «conos funerarios» con inscripción (la impronta de un sello con el nombre y títulos de una persona enterrada en una tumba), de los cuales 15 pertenecían a Djehuty; más de 50 «ushebtis» (figurillas de arcilla que acompañaban al difunto para actuar como sus sirvientes en el Más Allá; se incluían como parte del ajuar funerario) pintados y con inscripción; ensayos de artistas sobre tablillas de madera estucada y sobre fragmentos de cerámica; fragmentos de relieves, tanto de inscripción como de escenas figurativas; textos en escritura cursiva («hierático») escritos sobre tablillas de madera, papiro o cerámica; fragmentos de sarcófagos de madera o elaborados con vendas de lino pegadas («cartonaje») que mantienen en muy buen estado su policromía original; la cara y los pies de la tapa de un sarcófago de madera de la dinastía XVIII, pintado e inscrito; abundantes fragmentos de inscripciones y de escenas figurativas grabadas en relieve sobre piedra y más tarde coloreadas; numerosisimos fragmentos de cerámica, piezas de tela de lino y huesos de cuerpos humanos momificados y envueltos en vendas. Son piezas que tienen más de 3.500 años de antigüedad. La tumba de Djehuty fue descubierta por Champolion en el siglo XIX, pero, al igual que los antiguos egiptólogos, lo hizo «a la carrera». Es decir, entró en la tumba, vio, copió una inscripción para identificar al propietario con el nombre y se marchó.

José Manuel Galán calcula que los trabajos durarán más de dos lustros. ¿Por qué? Por la calidad y cantidad del material desenterrado y la delicadeza de los objetos, inscripciones y relieves grabados sobre las paredes interiores de las tumbas: «Por ello, se irán cumpliendo objetivos intermedios y se irá haciendo público periódicamente el progreso de las investigaciones». La segunda campaña comenzará en enero de 2003.

El equipo continuará excavando en la entrada de la tumba de Djehuty y profundizará en los escombros que llenan casi hasta el techo la cámara más profunda, el santuario de la tumba, pero que dejan ver la parte superior de las estatuas de Djehuty, su esposa y su madre (llamada Rediu) y también parte de los textos y escenas en relieve que decoraban las paredes y que se conservan en muy buen estado. «Lo bueno de los escombros dentro de las tumbas -explica Galán- es que sirven para proteger los relieves que decoran la pared y al ser muy antiguos encontramos en su superficie fragmentos de momia y de relieve, que provienen de las paredes. Es como un puzzle que hay que encajar. Pero todo ello encierra cierta dificultad porque el escombro cae de otra tumba que está superpuesta -como si fuera un duplex- a la nuestra. El suelo de esa tumba se ha hundido y comunica con el techo. Habrá que apuntalar para limpiar los escombros.

Un equipo limpiará fuera y otro dentro, lo que supondrá el doble de hallazgos». Si los descubrimientos de la primera campaña han sido sorprendentes, los trabajos de la segunda temporada serán espectaculares y fascinantes: más fragmentos de sarcófago, conos funerarios, «ushebtis», amén de muchísimos fragmentos de relieve, inscripciones y momias de animales, porque en época tardía se depositaban momias de «ibis», que era el animal en el que se encarnaba el dios Tot, explica el científico titular del CSIC, curtido en mil y una batallas arqueológicas. Las dos tumbas (Djehuty y Hery) son un pequeño laboratorio de prácticas funerarias egipicias. Todos los objetos y piezas halladas han sido guardados bajo siete llaves dentro de la tumba, cuya entrada ha sido sellada con un muro para salvaguardarla de las lluvias y de los desaprensivos.

Una colina rocosa

Con la excavación, restauración y publicación de las tumbas de Djehuty y de Hery se coloca la primera piedra de una escuela de egiptología española. La necrópolis se denomina Dra Abu el-Naga y está integrada por numerosas tumbas excavadas en la falda de una colina rocosa. Djehuty fue «Supervisor del Tesoro» y «Supervisor de los Trabajos» de la reina Hatshepsut, o sea, su Ministro de Hacienda y de Obras Públicas. Hatshepsut reinó en Egipto durante veintidos años, en torno al 1500 a. C. Bajo su mandato la economía de Egipto prosperó enormemente. La reina envió una expedición comercial al país del Punt (en la actualidad Eritrea) para adquirir especias y productos exóticos y evitar así a los intermediarios que los encarecían (según revela una inscripción). Djehuty fue el encargado de contabilizar las riquezas llegadas desde Tebas. Al incrementarse los recursos, las artes y las letras prosperaron. Un claro exponente de la exquisitez y finura que alcanzaron los artistas del momento son los relieves que decoran las paredes del interior de la tumba, que conservan incluso la fantástica policromía como fue en un principio.

Montañas de escombros

Hery vivió unos años antes que Djehuty, alrededor del 1550 a. C., cuando la monarquía egipcia se afanaba en asentar las bases de su imperio extendiéndose hacia el sur (Nubia y Sudán) y hacia el norte (Palestina y Siria). Presumiblemente Hery estuvo emparentado con la familia real. Tal vez por ello pudo emplear en la decoración de su tumba a los mejores artistas de la nueva capital de Egipto y del imperio: Tebas. Los relieves que decoran las paredes simbolizan escenas de caza en el desierto, diversos rituales funerarios y un gran banquete en el que participan todos los familiares de Hery.

La calidad del trabajo de la piedra eleva a la tumba entre las obras «clásicas» del arte del antiguo Egipto. Muchos años después, las tumbas de Djehuty y de Hery fueron reutilizadas como santuario dedicado al dios Tot (en egipcio «Djehut») y se convirtieron en un cementerio rupestre de momias de ibis, que era el ave en el que se encarnaba esta divinidad, el escriba de los dioses. Esta práctica se documenta en las paredes de las dos tumbas a través de una serie de «graffitis» en escritura demótica (última etapa en la evolución de la letra cursiva del antiguo egipcio) que aluden precisamente al enterramiento de momias de ibis en el interior. Según todas las hipótesis, los montones de tierra y piedras que cubren diversas partes de las tumbas y galerías anejas, esconden momias de ibis y de cerámica, escrita y posteriormente rota, siguiendo la práctica del ritual funerario. Los montones de escombros habrán servido indirectamente para proteger los relieves que decoran las cámaras más profundas y atesoran muchos de los fragmentos que se han desprendido de las paredes.

Alta especialización

Djehuty servirá la base para el desarrollo de la Egiptología en España como una disciplina académica y un área científica dentro de las Humanidades. «El Consejo Superior de Investigaciones Científicas es la institución idónea para coordinar este esfuerzo. La juventud del equipo y su alta especialización hacen que las perspectivas de futuro sean esperanzadoras», subraya José Manuel Galán.

Pero ni el Gobierno ni el Ministerio han demostrado interés alguno en respaldar y apoyar la expedición («en realidad nunca se lo pedí porque sabía que no me iban a dar mucho», matiza el director del proyecto) por lo que, debido a la envergadura y naturaleza del proyecto, se decidió buscar financiación privada para su realización. «En este sentido, se puede decir que Djehuty es de los pocos proyectos de investigación en Humanidades que ha prescindido de la ayuda de instituciones públicas y ha buscado y captado recursos de entidades privadas. El proyecto ha tenido la inmensa fortuna de contar como patrocinador con el apoyo creativo, logístico y económico de Telefónica Móviles», señala Galán, que añade: «También hemos contado con la colaboración de la Fundación Telefónica, la Asociación Española de Egiptología y el CSIC».

Aunque España no tiene una tradición egiptológica, Galán vindica con este proyecto el valor de la egiptología: «El problema es que si un estudiante de egiptología pide una beca, los que la conceden no son egiptólogos ni tienen mucho interés en la egiptología». Otro problema es la Universidad, cuyos planes de estudio no contemplan la egiptología: «Hoy en día si alguien quiere hacer egiptología tiene que marcharse fuera. Y los profesores, que tendrían el poder o la capacidad de hacer el cambio o de implantar una nueva disciplina, son los primeros que no están interesados en abrir ventanas a esa nueva disciplina.

Muchos egiptólogos jóvenes sostienen que los profesores de Historia Antigua frenan la egiptología. Sus razones tienen y aquí no se trata de criticar. Todo tiene su lógica». Galán confía que cuando los jóvenes españoles que estudian fuera retornen, la egiptología renazca aquí como el Ave Fénix (de sus cenizas).

Fuente: ABC

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