Egiptólogos españoles hallan en Luxor una pirámide nobiliaria
Por Coordinadores de AE
Creación: 10 febrero, 2003
Modificación: 19 octubre, 2017
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Podría tratarse de la más antigua de entre las privadas documentadas hasta la fecha y pertenece a la tumba de Hery, personaje que vivió a principios de la poderosa XVIII dinastía.

La egiptología española hace historia en la ciudad de Luxor. Sólo así cabe interpretar la suma continua de hallazgos que se viene desenterrando en la necrópolis tebana de Dra Abu el-Naga a raíz del denominado Proyecto Djehuty, una iniciativa dirigida por José Manuel Galán, egiptólogo del CSIC, que pretende la excavación, investigación y divulgación -que incluirá su apertura futura- de las tumbas de Djehuty, supervisor del Tesoro faraónico, y Hery, hijo de la señora de la casa Ahmose que vivió durante los reinados de Amosis a Amenofis I y que se presume emparentado con la familia real.

La expedición, en la que se cuentan dos sevillanos, el profesor de la Universidad de Sevilla José Miguel Serrano y la arqueóloga especializada en religión egipcia Margarita Conde, se halla en las postrimerías de su segunda campaña intensiva en las referidas tumbas, y al menos en dos ocasiones ha obligado a las autoridades egipcias a personarse en la necrópolis, pues tal ha sido la envergadura de los hallazgos.

El primero tuvo lugar hace diez días, cuando apareció en los alrededores de las tumbas un sarcófago intacto con su momia dentro. El segundo, no tan espectacular pero de suma importancia, tenía lugar ayer por la mañana. «Han aparecido los cimientos de lo que parece ser la pirámide de un particular, no de un rey», confirmaba desde Luxor José Miguel Serrano, quien explicaba que «los nobles solían construirse pequeñas pirámides, a imitación de la de los reyes, que se ubicaban encima de la puerta de entrada a la tumba».

No se trata de una construcción de piedra maciza, como son las de los reyes, y lo que ha aflorado de momento ha sido «el costado del arranque del muro exterior inclinado», informó el egiptólogo, que detalló que se trata de una pirámide perteneciente a la tumba de Hery.

La particularidad de la pirámide, aparte de no haber sido detectada en los análisis previos, reside en que, según se sospecha, «podría tratarse de la más antigua de entre las privadas» documentadas hasta la fecha. «Esta mañana nos ha visitado un experto alemán y ha confirmado este extremo», detallaba Serrano, quien no obstante mantiene prudencia sobre el asunto.

Por el momento, su cronología se encuadra en los comienzos de la XVIII dinastía, entre 1550 y 1575 a.C., en el periodo de esplendor denominado Reino Nuevo de la que forman parte personajes como Tutmosis III, Akhenatón o Tutankhamón.

La intensidad de los hallazgos practicados en los atrios de las tumbas ha obligado a dejar para el año próximo la excavación en el interior de la de Djehuty, personaje principal porque fue supervisor del Tesoro faraónico y de las obras públicas durante el reinado de Hatshepsut.

No obstante, los técnicos del equipo siguen practicando estudios topográficos y de restauración previos a la extracción de la ingente cantidad de escombros que imposibilitan, de momento, el acceso a varios pozos, uno de los cuales habrá de llevar hasta la cámara del sarcófago de Djehuty.

«Nos faltan horas», afirma desde Luxor Serrano, quien habla de largas jornadas de trabajo a pleno sol en las que se rastrea «centímetro a centímetro y con espátula, no con pico y pala». La recompensa, con todo, es sustanciosa. Al sinfín de vestigios encontrados se suma la evidencia de que «entre las tumbas de Djehuty y Hery hay otra con una estela en la fachada de la que sólo se ha excavado su parte superior, por lo que aún no sabemos quién está enterrado ahí».

Lo que sí se ha comprobado es la acción de los saqueadores de tumbas. «En mi zona de excavación -relató el egiptólogo sevillano- apareció el lateral de un sarcófago de buena calidad, lo que indica que los saqueadores lo debieron despiezar previamente, quizás para quemarlo».

Una vez de vuelta a España el próximo día 22, el equipo, cuya investigación patrocina Telefónica Móviles y la Asociación Española de Egiptología, analizará en profundidad el copioso material fotografiado, en el que no faltan rostros de sarcófago, inscripciones, cerámica diversa…

Un sarcófago blanco intacto

Sucedía a las 7.30 del día 30 de enero, aunque oficialmente no se ha informado hasta hace poco debido a las cautelas impuestas por las autoridades egipcias. En aquel momento afloraban los pies de un sarcófago del que no se sabía si estaría entero. Palmo a palmo emergió el resto, de color blanco, sin adornos apenas, al tiempo que se iba consolidando para que no se resintiese. El rostro estaba cubierto por casi un metro de tierra, adobes y piedras.

Tras varias horas, volvía a ver la luz, al tiempo que aparecían los responsables del Servicio de Antigüedades egipcio. Finalmente, se procedió a su extracción y posterior apertura, entre la expectación general. No defraudó. En su interior se hallaba la momia intacta y se disparaban las intrigas y preguntas. Entre las hipótesis barajadas, se apunta a que fue extraída de su lugar original por los saqueadores de tumbas, quienes la abandonarían en esa zona y no la habrían detectado después al caerle encima una pared exterior, ocultándola. Tras estudiarla -se la data inicialmente entre los años 1550 y 1069 a.C.-, será depositada en el interior de la tumba de Djehuty, que será sellada hasta enero de 2004, momento de iniciar la tercera campaña. Para entonces, el equipo irá provisto de un equipo portátil de rayos X a fin de radiografiar la momia.

Fuente: Diario de Sevilla
http://www.diariodesevilla.com/pg030210/cultura/cultura001.htm

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