Días de excavación. Una maldición de proporciones monumentales
Por Coordinadores de AE
Creación: 28 agosto, 2003
Modificación: 7 junio, 2018
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Según el artículo de Al-Ahram Weekly sobre el 250 aniversario del Museo Británico (ver “Egyptian party in London”, 24-30 de julio de 2003), yo viajé a Londres para dar una conferencia en honor de tan estimada institución. Egipto tiene una gran historia de cooperación con el Museo Británico y estaba contento de celebrar esta relación y ver a mis amigos y colegas, como Vivian Davies, conservadora del departamento egipcio del Museo Británico.

Los asientos de la sala de conferencias del museo estaban todos reservados, como en otra sala donde 200 personas podrían escuchar mi conferencia y verla por video. Una hora antes que fuera a disertar, llegué al Museo y me encontré con el director, Neil Macgregor y con Vivian. Vivian me dijo inmediatamente, «¡tenemos una maldición! El sistema eléctrico se ha roto.

Es la primera vez en la historia que pasa esto.» Un electricista estaba trabajando en el problema. Entonces me lo tomé con calma, relajado y estuve hablando con nuestro embajador, Adel el Gazar. Vivian me informó entonces que la conferencia sólo se podría realizar en la sala de conferencias pequeña, debido a los problemas eléctricos y que 300 personas no podrían, por consiguiente, asistir. Se tomó una decisión: no se permitiría la asistencia de egiptólogos a la conferencia y el museo devolvería el precio de la entrada a todos los excluidos, con una promesa para que pudieran asistir a la recepción que se realizaría a continuación sin cargo y podrían, así, verme.

La conferencia salió bien y pudimos controlar la maldición. Las preguntas hechas por los asistentes demostraron que el antiguo Egipto está en el corazón de todo el mundo. La recepción fue agradable así como el Embajador Adel quien encantó a los invitados mientras yo posaba para muchas fotografías y firmaba autógrafos a todo el mundo. En conjunto, la noche fue un gran éxito de las relaciones públicas egipcias.

La noche siguiente, Neil organizó una cena en la galería egipcia del museo, delante de las estatuas y cerca de la famosa Piedra Rosetta. En el calor de la tarde, Neil y yo estuvimos intercambiando opiniones. Él me dio un caluroso saludo y yo, habiéndome quitado la chaqueta a causa del sofocante calor, empecé con, «es bien sabido que yo hablo con los Faraones.

Puedo oírlos y entiendo claramente sus necesidades y deseos”. Yo podía ver las sonrisas irónicas en las 70 caras de los invitados a la cena. Entonces continué diciendo: «los Faraones dentro del Museo Británico están diciéndome que hace calor y hay humedad en el museo y ellos están pidiéndome que los salve. También están diciéndome que extrañan Egipto y hablan sobre su pueblo natal. Tengo que darles una respuesta.» Todos nos reímos amablemente de mi don por oír los lamentos nostálgicos de monumentos egipcios en el destierro. Este episodio cómico no fue el último que los invitados a la cena oyeron sobre estas cuestiones.

Cenando, comenté el asunto del préstamo de la Piedra Rosetta a Egipto para una exposición de tres meses, cuando el nuevo anexo del Museo de El Cairo se abra. Expliqué que esto daría a los egipcios que no pueden viajar a Londres la oportunidad de ver esta gran obra en su tierra natal. No dije que necesitáramos la devolución definitiva a Egipto porque nuestra relación con el museo es buena y no es necesario hacer esa sugerencia. Pero como egipcio me gustaría que los objetos exclusivos que se encuentran fuera de Egipto pudiesen ser expuestos a los egipcios.

Estos incluyen la Piedra Roseta, el busto de Nefertiti que está en el Museo de Berlín, el zodíaco que se encuentra en el Louvre, las estatuas de Hatshepsut como hombre del Museo Metropolitano, la estatua de Hemiunu, el arquitecto de la Gran Pirámide, en el Museo de Hildesheim y la estatua de Anjkaf, el arquitecto de la pirámide de Jafra. Me encontraba feliz de ver que a Neil le gustó la idea. Vivian respondió que al Museo Británico le gustaría también exponer la máscara dorada de Rey Tutanjamón en una exposición especial.

A pesar de la “maldición de las luces», el viaje fue muy importante para fortalecer la relación entre Egipto y el Museo Británico.

 

Fuente: Al-Ahram Weekly (Nº 653)
http://weekly.ahram.org.eg/

Reseña: Montse Borrás

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