Días de excavación: La batalla por la piedra Rosetta
Por Coordinadores de AE
Creación: 14 agosto, 2003
Modificación: 7 junio, 2018
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Recientemente fui invitado por el Museo Británico a dar una conferencia durante la celebración del 250 aniversario del museo. El Museo Británico mantiene una encomiable cooperación próxima a Egipto, en particular Vivian Davies quien colabora activamente en la lucha contra el robo de antigüedades y la protección de nuestra herencia cultural. Es la persona que nos dio la primera pista sólida en el notable robo de 24 papiros, que condenó a Jonathan Tokely-Parry.

Por consiguiente, cuando me preguntaron si me gustaría ser un conferenciante invitado, me alegré de unirme a la celebración, y mientras me encontraba en Londres tuve la oportunidad de entrevistarme con numerosos reporteros. Realmente me preocupé al tener noticia de que cierto reportero que nunca se había molestado en entrevistar a Vivian Davies o a mí para corroborar los hechos, publicó un artículo calumniador sobre la política del Consejo Supremo de Antigüedades (SCA) en El Independiente.

Este artículo alega que yo exigí el retorno de la piedra Roseta. De hecho, todo lo que hice fue pedirla prestada durante tres meses para que fuera expuesta en su país de origen en una exposición especial que permitiría a los egipcios, sin los recursos suficientes para viajar a Londres, disfrutar de la oportunidad de ver este único e importante objeto.

La persona que escribió el artículo confundió al público con el engaño y tergiversando los hechos. Yo creo que este artículo fue totalmente injusto, y me inspiró a decir lo que realmente pasó. El artículo sugería que el SCA está poniendo las cosas difíciles, si no imposibles, a las misiones extranjeras, para excavar en Egipto. Yo no niego que desde que tomé posesión de mi cargo como secretario general del SCA, hemos establecido nuevas reglas y regulaciones tanto para las misiones extranjeras como egipcias. Las regulaciones que prohíben las nuevas excavaciones en el Alto Egipto se aplican a egipcios y extranjeros, y fueron creadas por la urgente necesidad de proteger los monumentos. Es crítico que encaucemos nuestros recursos hacia la restauración y conservación de los monumentos que ya han sido descubiertos, así como a programas de administración de los sitios, antes de exponer los nuevos hallazgos.

En el artículo, el reportero confunde a sus lectores por medio de la siguiente cita falsa: «Si esto (el control de arqueólogos extranjeros) no se hace ahora, en 100 años la mayoría de nuestros maravillosos monumentos estarán lejos de la restauración.» ¡Él agregó un paréntesis (el control de arqueólogos extranjeros), cuando el uso de «esto» en el contexto se refería claramente a la restauración y conservación, no al control de arqueólogos extranjeros!.

Además estamos alentando las excavaciones en la zona del Delta, en la que el nivel de agua está ascendiendo y los monumentos se encuentran en peligro de destrucción. El SCA no está desalentando a las misiones extranjeras a trabajar en Egipto. De hecho, tenemos 300 expediciones extranjeras que actualmente excavan en nuestro país, haciendo de los nuevos descubrimientos una base diaria.

Nosotros sólo pedimos de manera razonable que los grupos extranjeros sigan las reglas y regulaciones básicas, por lo que algunos me acusan de estar «hambriento de poder». Esto es ridículo -mi máxima prioridad es proteger los monumentos de Egipto-. Esas misiones arqueológicas que están actualmente en Egipto desarrollan métodos científicos y son rigurosamente honrados en su conducta, cooperando totalmente con todas las reglas, ya que reconocen la importancia de esta legislación para la protección de nuestros monumentos. Sin embargo, los que están envueltos en la compra, venta y tráfico de antigüedades, o contactan con comerciantes de antigüedades son los que más tienen que perder con la política de SCA. Yo sospecho que fueron ellos los que dieron la información falsa a El Independiente sobre mí y el SCA.

El artículo además afirmaba que el SCA está expulsando egiptólogos extranjeros sin motivo. El reportero citó el ejemplo de Dieter Wildung, el alemán que recientemente puso el busto de caliza de la Reina Nefertiti sobre una estatua de bronce, asegurando que por esto se había prohibido a Wildung y a su esposa trabajar en el futuro en Egipto. ¡Esto es completamente falso! De hecho, el permiso de Wildung fue revocado porque las autoridades egipcias tienen evidencia irrebatible de que estaba envuelto en el tráfico y compra ilegal de antigüedades. La prueba es una conversación grabada entre ladrones de antigüedades; algunos de los objetos del Museo de Berlín son testigos de su culpabilidad.

Otro ejemplo de mi injusto tratamiento a arqueólogos extranjeros se refería al reciente anuncio hecho por Joann Fletcher, en el que afirmaba haber descubierto la momia de Nefertiti.

El reportero escribió, «Hawass reaccionó furiosamente al anuncio de Fletcher». Me gustaría dejar las cosas claras. Fletcher visitó la tumba de Amenhotep II en Luxor, dirigiendo una investigación sobre las momias. Bajo la ley de antigüedades todos los descubrimientos deben publicarse a través del Consejo Supremo de Antigüedades (SCA). Sin embargo, Fletcher obvió al SCA e hizo su anuncio directamente a las revistas y periódicos internacionales, contraviniendo directa con la legislación egipcia -esto es lo que me perturbó.

En lo que a su investigación se refiere, se han realizado muchas teorías sobre estas momias ya en el pasado, y ella basó su dudosa declaración en evidencias no científicas como las orejas agujereadas de la momia, una práctica común para los muchachos y muchachas reales de la XVIII dinastía. Después del examen de rayos X se determinó que la momia era de una muchacha aproximadamente de 15 a 20 años. Es ilógico que Fletcher pueda creer que se trata de Nefertiti; se sabe que vivió con Ajenatón durante 12 años y tuvo seis hijas.

Otro punto de este artículo que me encolerizó era la idea de que yo veo «el nacionalismo cultural como una herramienta para aplacar el descontento de fundamentalistas islámicos que sostienen que Egipto es demasiado pro occidental.» Esto es completamente ridículo e insultante – nadie en Egipto cree esta basura-. Nuestro presidente proclama regularmente al mundo que los monumentos egipcios no sólo nos pertenecen a nosotros, sino a todos, como herencia humana compartida. Yo no puedo entender por qué El Independiente publicó este artículo, pero mi suposición es que uno o dos ímprobos extranjeros alimentaron con estas mentiras a los periódicos.

Estoy verdaderamente perplejo acerca de por qué se produjo tal reacción contraria de algunos grupos a mi demanda. Sólo pedí la piedra Roseta para ser exhibida temporalmente en una exhibición en Egipto, y el Museo Británico envía objetos regularmente por todo el mundo para exposiciones especiales. Dejé Egipto con mis colegas para participar en una conferencia en el Museo Británico, creyendo en una meta común, transnacional, de conservar nuestros monumentos históricos y reliquias. ¿No sería bueno si fuera así para todos?

Fuente: Al-Ahram Weekly (Nº 651)
http://weekly.ahram.org.eg/

Reseña: Montse Borrás

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