En el yacimiento arqueológico de la isla de Elefantina se alza un singular santuario entre las calles de lo que fue la antigua localidad, integrándose en el ámbito urbano con sus muros de adobe. Lo cierto es que llama la atención su aspecto sencillo y alejado de la monumentalidad que suele caracterizar los templos egipcios. La construcción responde a un culto muy popular y arraigado en la zona, ya que se dedicó a Pepinakht, más conocido con el apodo de Heqaib, un nomarca (dirigente del nomo o provincia) que llegó a ser deificado y cuyo recuerdo perduró durante generaciones.
Heqaib vivió a finales de la Dinastía VI, en tiempos del faraón Pepi II (aprox. 2278-2184 a.C.). A lo largo de su vida lideró varias expediciones en territorio nubio y sus acciones como dirigente de Elefantina debieron ser muy valoradas por sus conciudadanos, tanto que llegó a ganarse el mérito de ser recordado y hasta adorado tras su muerte, convirtiéndose en un referente. No en vano siglos después de su fallecimiento otros dirigentes de Elefantina se hicieron llamar también Heqaib. De hecho, Heqaib se convirtió en una especie de patrón divinizado y protector de la localidad de Elefantina.
Vista de la capilla de Heqaib
En recuerdo a Heqaib no solo se levantó un singular santuario, también su tumba en la necrópolis de Elefentina, en Qubbet el-Hawa, llegó a ser en la antigüedad un centro de peregrinación. Además se han encontrado indicios del culto a Heqaib en otros santuarios de la ciudad, como en el templo dedicado al dios Khunm.
Localización de la Capilla de Heqaib en las ruinas de la antigua ciudad de Elefantina
Plano de la capilla de Heqaib según Habachi
Aunque hay indicios de un santuario anterior, el edificio de culto a Heqaib en Elefantina que mejor se conserva hasta la fecha es el que se construyó durante el Imperio Medio y que perduró hasta el Segundo Período Intermedio. Esta construcción, a lo largo del tiempo, tuvo diversas ampliaciones y remodelaciones. A ello sumar que sucesivos dirigentes de la ciudad quisieron homenajear a Heqaib realizando construcciones, como forma de enaltecerse a ellos mismos. Aun así, la capilla de Heqaib es bastante sencilla: se realizó mayoritariamente en adobe, se pintó de blanco y se encuentra en una de las calles principales de la ciudad. Lo cierto es que por su singular morfología y localización, algunos investigadores consideran que es probable que el santuario se situara en el lugar que originariamente habría ocupado la casa del propio Heqaib; una casa que, con el paso de los siglos, al igual que su propietario, se terminaría sacralizando.
Vista de capillas, altares, mesas de sacrificio, canal de evacuación de líquidos…
El aspecto del santuario de Heqaib resulta un tanto heterogéneo y compartimentado. Tiene un espacio central a modo de distribuidor, con un gran pilar que en la antigüedad se ornamentó con estelas. Desde aquí se puede acceder a las diversas subcapillas o estancias, en las que destacan esculturas que muestran a Heqaib entronizado, mesas de ofrendas y los conductos para evacuar los líquidos vertidos o generados en los sacrificios.
Esculturas en la capilla de Heqaib
Ante los altares situados delante de las esculturas de Heqaib, los habitantes de Elefantina realizaron ofrendas y libaciones, quizá deteniéndose un momento de los quehaceres cotidianos para rendirle sus respetos, hacerle peticiones, rogar por lograr victorias ante los nubios o mostrar agradecimiento. No obstante, el acceso a algunas áreas y ceremonias en el santuario debía estar restringido a la élite local. Durante las “Fiestas de Sokar”, dedicada a los difuntos y en las que se organizaban procesiones, la capilla de Heqaib alcanzaba su máximo apogeo en el ámbito de lo ritual.
Estelas, mesas de ofrendas o esculturas de Heqaib descubiertas en su capilla en Elefantina han sido trasladadas al museo próximo en la misma isla para su mejor protección, también al Museo Nubio en Asuán y al Museo de El Cairo, y ha suministrado piezas a distintas colecciones y museos del mundo.
Escultura de Heqaib en el Museo Nubio de Asuán
La divinización y culto a ciertas personas remarcables fue una tradición asentada en Egipto. Los casos más célebres son Imhotep o Amenhotep Hijo de Hapu, pero también existieron devociones de ámbito más local, como es el caso de Heqaib en Elefantina.
Algo de Bibliografía accesible en la red
– S. Geens, Visualizing Egypt’s Elephantine with Vienna university of Technology’s Gepublish, 2008 https://ogleearth.com/2008/03/visualizing-egypts-elephantine-with-vienna-university-of-technologys-gepublish/
– I. Kulitz, A. Jonas, Heqaib panorama https://archivision.at/heqaib-elephantine/
– VV. AA. Elephantine. The Ancient Town. Official Guidebook of the German Institute of Archaeology in Cairo, 1998 pdf