Arqueología avanzada en descubrimiento Nabateo
Por Coordinadores de AE
Creación: 8 noviembre, 2002
Modificación: 24 noviembre, 2017
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Utilizando herramientas geofísicas que no precisan remover una sola paletada de tierra, un grupo de científicos estadounidenses ha descubierto en el desierto jordano un antiguo asentamiento enterrado bajo un fuerte romano del siglo II, a su vez situado a varios palmos bajo la superficie.

Para el descubrimiento, los expertos de la State University of New York en Buffalo utilizaron diversas técnicas muy avanzadas, como la obtención de información sobre campos magnéticos, de resistividad eléctrica, y un radar capaz de penetrar en el subsuelo.

La ventaja de estos métodos reside en que no son necesarias excavaciones para confirmar la existencia de unos restos arqueológicos, explica Gregory S. Baker, el responsable de los trabajos realizados.

El gobierno jordano desea fomentar el turismo, como sector principal de su economía, por lo que está interesado en descubrir el mayor número posible de tesoros arqueológicos. El asentamiento encontrado por los científicos perteneció a los nabateos, probablemente la civilización más avanzada que existió hace 2.000 años. Este pueblo es conocido por sus grandes tumbas y templos, excavados en la roca, así como por sus prácticas agrícolas. El reino nabateo se extendió por diversos territorios de Jordania, Siria e Israel, y fue conquistado por los romanos en el año 106 d.C.

Los científicos han estado investigando en Humayma, a unas 3,5 horas de viaje al sur de la capital, Amman. Humayma fue el fuerte romano más antiguo que se estableció en Jordania. Los arqueólogos consideran tan importantes los restos de este fuerte como los del asentamiento anterior, de modo que existe el deseo de preservar ambos, algo que impide realizar excavaciones de la forma tradicional.

Dejar enterrado el yacimiento es una garantía de preservación, y es por eso que se han utilizado técnicas de prospección no invasivas, que proporcionan información sin dañarlo. Cuando se hayan reunido suficientes datos, el gobierno y los expertos podrán decidir qué áreas pueden ser expuestas a la luz con un mínimo de perjuicio.

La resistividad eléctrica se ha utilizado para determinar la presencia de estructuras arqueológicas, como muros de piedra, ya que se basa en el contraste entre su resistencia eléctrica y la de la arena suelta y el suelo que los rodean. Para medir la resistividad se utilizan un par de antenas enterradas, conectadas a un dispositivo de grabación.

La gradiometría magnética se emplea para medir las variaciones en el magnetismo inducido, el campo magnético secundario generado por los materiales en presencia del campo terrestre. Cada material tiene diferentes intensidades de magnetismo inducido, el cual es medido gracias a un par de magnetómetros, transportados sobre el suelo mediante un pequeño carro.

Por último, el radar de penetración consiste en un radar semejante al utilizado en aviación, pero enfocado hacia el suelo. Se usa para enviar pulsos electromagnéticos y detectar después el «eco» reflejado por los objetos enterrados.

Los arqueólogos conocen la arquitectura romana, muy organizada, caracterizada por estructuras paralelas o perpendiculares. El descubrimiento de otras, más profundas y de ángulos diversos, fue lo que reveló la presencia de un asentamiento nabateo previo.

Fuente: Noticias de la ciencia y la tecnología Nº 246

Reseña: Andrés Llorens

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