La mujer y la realeza en el antiguo Egipto
Por Pilar Pérez González
1 julio, 2010
Modificación: 8 octubre, 2016
Visitas: 26.046

1.La institución real

El reinado fue históricamente, salvo excepciones, masculino. El faraón recibía su designación mediante rituales, directamente de los dioses, de ahí su deificación.
El rey permanecía entre los mundos divino y humano actuando de punto de contacto y mediador. Efectuaba los rituales en los templos para mantener el funcionamiento del mundo ya que cuando éste fue creado el demiurgo estableció el orden correcto de las cosas, conocido en Egipto como Maat.
El reinado fue transferido de padres a hijos. Los reyes se casaban y emparentaban en la familia inmediata, cerrando el círculo de sucesión. Así pues, encontramos entre la proximidad del faraón un número importante de mujeres: madre, esposas, hijas y hermanas. Conocemos poco de su existencia individual, pero sí hemos aprendido algo de su importancia y de los papeles que desempeñaron, claro está que en 3000 años y XXXI dinastías, los cambios habidos y los contextos donde se desarrollaron sus actividades, son muchos y variados. Los conocimientos más importantes que poseemos de las damas reales del antiguo Egipto nos han llegado de las XVIII y XIX dinastías.

Desde el principio el nivel de las damas reales estuvo en consonancia con su parentesco con el rey a través de los títulos de «madre del rey», «esposa real», «hija del rey» y posteriormente como «esposa principal del rey» y «hermana del rey».
La pregunta que nos podemos hacer es: ¿ como influía la divinidad del rey en su relación con la reina?. Los símbolos más antiguos de realeza llevados por las mujeres fueron el tocado de buitre alado y el ureo ó cabeza de cobra sujeto con una cinta a la frente. El tocado de buitre alado nos es conocido desde el imperio antiguo y representa a la diosa-buitre Nekhbet protectora del Alto Egipto. Nekhbet estaba pareada con Wadjet diosa-cobra del Bajo Egipto. Estos símbolos reales fueron adoptados como insignia, que tengamos conocimiento, a partir de la V dinastía y marcaron el aspecto divino de las damas reales.
La utilización del ureo en solitario no aparece hasta el Imperio Medio. Desde finales de la Dinastía XVIII el ureo puede estar decorado con los cuernos de vaca y el disco solar de la diosa Hathor. También en la XVIII dinastía las reinas comenzaron a llevar el doble ureo, o sea un ureo a cada lado de la cabeza como referencia a las dos diosas protectoras del Alto y Bajo Egipto y situando en el centro una serpiente.
A partir de la Dinastía XIII, las reinas aparecen llevando un par de plumas de halcón reposando en un soporte circular sobre la cabeza. El origen de la doble pluma no está muy claro, pero plumas similares son características del dios masculino de la fertilidad, Min y del dios tebano Amón. En el Libro de los Muertos, fechado en el Imperio Nuevo, la doble pluma está identificada con el doble ureo.
Desde el Imperio Antiguo las reinas han sido representadas con el ankh o símbolo de la vida, desde luego no es una seña de identidad especial de las reinas ya que comúnmente es llevado por las deidades y los reyes. Cuando la reina es representada con el ankh se la asocia o identifica con una diosa y quiere demostrar su relación como ser superior con las deidades.

2.Cronología de las reinas egipcias

DINASTÍA FARAÓN DAMAS EMPARENTADAS
I REINA HIJAS MADRE
NARMER NIHOTEP
III JASEJEMUY HEPENMAAT
SNOFRU HETEFERES
IV JUFU (KEOPS) MERITATES
HENUTSEN
2 REINAS(desconocidas)
DYEDEFERE 1 REINA
(desconocida)
HETEFERES II
Neferhetepes
JAFRE (QUEFREN) MERESANJ III
JAMERARNEBTY
Jamerarnebty II Henutsen
MENKAURE (MIRERINO) 2 REINAS
(desconocidas)
Jamerarnebty II
Jentkaues Jamerarnebty
SHEPSESKAF BUNEFER Jama’at
V USERKAF JENTKAUES Neferhotep
VI TETI IPUE
KAWIT
WERETIMES
Seshseset
FIOPE I ANJNESMERIRE
WERET-IMTES
Neit
FIOPE II NEIT
IPUE
XII SESOTRIS I NEFRU Tekuyet
Nefru-Sobek
Nefru-Ptah
Nenseddyedet
AMENEMES III 1 REINA
(desconocida)
Nefru-Ptah
XVII TAA I TETISHERI Ahotep
TAA II AHOTEP Ahmose-Nefertari
XVIII AMOSIS AHMOSE-NEFERTARI Meritamon AHOTEC
AMENOFIS I AHOTEP II
TUTMOSIS I AHMES Hatshepsut
TUTMOSIS II HATSHESUT Neferure
TUTMOSIS III RANOFRU
HATSHEPSUT-MERIETRE
MENHET
MENUI
MERTE
TUTMOSIS IV WADIT
NOFRETERE
MUTEMUYA
Tio
AMENOFIS III TIYE Sitamon
AMENOFIS IV
(AKHENATON)
NEFERTITI
MERITATON
KIYA
MEKETATON
ANJESAMON
Meritaton
Meketaton
Anjesamon
Mertaton-Tasherit
(otras desconoc.)
TUTANKHAMON ANJESAMON
AY TIYE II
ANJESAMON
HOREMHEB 1 REINA(desconocida)
MUTNODYMET
(hermana de Nefertiti)
XIX RAMSES I SITRE
SETI I TUYA Tia
Henutumire
Tajat
RAMSES II NEFERTARI
ISTNOFRET
BINTANAT
MERITAMON
NEBETTUAY
HENTMIRE
MAHORNEFRURE
PRINCESA HITITA
(desconocida)
PRINCESA HITITA
(desconocida)
Meritamon
Bintanat
Nebettuay
Otras
(desconocemos sus nombres)
MINEPTAH ISISNOFRET
TAJAT
AMENMESES BAKTUERET Tajat
SETI II TAJAT II
TAUSERT
TIAA
XX SETNAJT TIY-MERENESE
RAMSES III ISIS
TITI
TIY
OTRAS
(desconocidas)
Titi
RAMSES IV TENTOPET
RAMSES V NUBJESED
RAMSES XI Henutay
SUMOS SACERDOTES
TEBAS
HERIHOR NODYME
PINEDYEM I HENUTAY I
MAKERE
XXI PSUSENES I MUTNODYMET

La primera referencia a una dama real la encontramos en La Piedra de Palermo que cita para la l y II dinastías la fiesta de Sokar dios de la necrópolis menfita, asociado con Ptah, y posiblemente en función de la importancia dada a la «gran esposa real» puesto que en la Piedra de Palermo se cita a la madre después del nombre de cada rey.

3. Galería de grandes damas

I DINASTÍA reina NIHOTEP (NARMER)

 Una prueba interesante es una pequeña tablilla rota (fig.47) de marfil encontrada en la tumba de la reina Nihotep en Nagada.

fig-1

Fig. 1 – Tablilla que contiene en la línea superior el nombre Horus de Aha (en segundo lugar contando desde la derecha) y, frente a él, su nombre nebti Men. Museo Británico

Aunque representada esquemáticamente, la abigarrada escena de esta tablilla parece mostrar a dos personas celebrando una ceremonia llamada «recibimiento del Sur y el Norte» sobre un objeto no identificado (posiblemente la primera representación del posterior atado simbólico de los tallos de papiro y loto).
La tumba de Aha en Abido es la mayor de la sección noroeste del cementerio; en una tumba cercana se encontraron pequeñas tablillas con el nombre Berner-Ib (literalmente «amada»). Es posible que la dama fuera la reina de Aha; su nombre también apareció en objetos de Nagada, el emplazamiento de la gran tumba de la posible madre del rey, la reina Ahotep.

III DINASTÍA reina HEPENMAAT (JASEJEMUY)

La II dinastía finaliza con Jasejemuy, a través de él empieza la siguiente. Al parecer se casó con una princesa del norte para consolidar las buenas relaciones entre los seguidores de Horus y Set. La reina se llamaba Hepenmaat, y el sello de una vasija (fig. 48) le otorga el título de «madre engendradora de reyes». Las épocas posteriores la consideraron como la figura ancestral de la III Dinastía, de forma muy parecida al modo en que la reina Ahotep fue considerada antepasada del Imperio Nuevo.

fig-2

Fig. 2 – Precinto de una vasija de arcilla que, leído de izda. a dcha., da a la reina Hapenmaat, el título de Madre engendradora de reyes
III DINASTÍA reina HETEFERES (SNOFRU)

Snofru contrajo matrimonio con la hija de su predecesor Huni, Heteferes, que alcanzaría más notoriedad por ser la madre de Quéope. El matrimonio de Snofru con la hija de Huni habría unido los dos linajes, pero supuso una ruptura lo suficientemente importante como para que Manetón considerara que se trataba de una nueva dinastía.
Snofru era hijo de Huni, es probable que con una reina menor llamada Meresanj. Al casarse con Heteferes, que era presumiblemente de sangre real por ser hija de una reina más importante, Snofru consolidó su derecho al trono.

fig-3

Fig. 3 – Tumba de Heteferes

En 1925, un fotógrafo encontró ocultada con revoque, la entrada de un pozo, durante los trabajos de prospección en el área de Guiza. Al final del pozo había una pequeña cámara que, a juzgar por la manera que estaba obstruida, había permanecido intacta desde el día en que se selló en el Antiguo Imperio.
Contenía un gran sarcófago de alabastro, un cofre canópico desmontado, dos sillas, una cama y una silla de mano. Si bien la madera se había deteriorado mucho en el transcurso de milenios, pudo reconstruirse gracias a una cuidadosa labor de documentación. Había varias vasijas de oro, cobre y alabastro, así como objetos personales, como un juego de manicura de oro y 20 pulseras también de oro con delicadas incrustaciones de libélulas. Al abrirse el sarcófago se descubrió que estaba vacío, pero es evidente que la reina lo había ocupado dado que su cofre canópico había sido utilizado. Este cofre tenía cuatro compartimentos que contenían las vísceras embalsamadas de la reina. Esta extraña situación podría explicarse dela siguiente manera: es probable que, en un principio, la reina hubiera sido enterrada cerca de su marido Snofru en Dashur, pero la tumba fue saqueada, los ladrones no tuvieron éxito, aunque destrozaron el cuerpo de la reina. Por lo tanto se decidió trasladar el equipo funerario a Guiza, la zona más segura cerca de la pirámide de su hijo Jufu.
Puede que algún día se encuentre la tumba original de Heteferes en Dashur dado que esa zona ha sido poco inspeccionada.

IV DINASTÍA reinas MERITATES (JUFU -KEOPS-)
HENUTSEN
2 REINAS DESCONOCIDAS

Del faraón Jufu nos ha llegado solamente el nombre de dos de sus cuatro esposas, pero sabemos que alrededor de la Gran Pirámide, sobre todo en el lado oeste, se hallan las tumbas de los cortesanos, que esperaban servir al rey en la muerte tal y como lo habían hecho en vida. En el lado este, están las tres pirámides subsidiarias de las reinas de Jufu. Cuenta la leyenda, según narra Heródoto, que la pirámide central, de 46 metros de lado, se debió a la iniciativa de una hija de Jufu, a la que su padre había colocado en un prostíbulo para que recaudara fondos destinados a la construcción de la Gran Pirámide (fig.50). Además de cobrar sus honorarios, la princesa pedía a sus clientes un bloque de piedra, que luego utilizó para construir su propia pirámide. Huelga decir que no hay pruebas que confirmen esta historia, aunque es cierto que la pirámide parece pertenecer a una hermanastra de Jufu. Lo más probable es que la primera pirámide perteneciera a su hermana y esposa, y la tercera a otra hermanastra, la reina Henutsen.

fig-50

Fig. 4 – Aspecto actual (detalle) de la Gran Pirámide
IV DINASTÍA reinas DESCONOCIDA (DYEDEFERE)
HETEFERES II

 

IV DINASTÍA reinas MERESANJ III (JAFRE -QUEFREN-)
JAMERARNEBTY

 

IV DINASTÍA reinas 2 DESCONOCIDAS (MENKAURE -MICERINO-)
JAMERARNEBTY II

Fig. 4

Fig. 5 – Micerinos y su reina Jamerarnebty. Obsérvese la manera en que ella rodea a su esposo con el brazo derecho y apoya el izquierdo de él Estatua de pizarra. Museo de Boston

La esposa principal de Menkaure fue Jamerarnebty II, hija mayor de Jafre con su esposa Jamerarnebty, hija a su vez de Jufu y una reina desconocida. Está claro que la familia estaba unida por fuertes lazos de sangre. La tumba de Jamerarnebty II ocupó la pirámide de mayor tamaño de las subsidiarias del recinto funerario de su esposo Menkaure, su impresionante sarcófago de granito sigue en la cámara mortuoria. Jentkaues, hija de Menkaure con otra reina desconocida, decidió construirse un monumento parecido. Esta hija se casó con Userkaf, primer rey de la siguiente dinastía.

IV DINASTÍA reina BUNEFER (SHEPSESKAF)

 

V DINASTÍA reina JENTKAUES (USERKAF)

 

VI DINASTÍA reinas IPUE (TETI)
KAWIT
WERETIMES

fig-52

Fig. 6 – Teti y una de sus esposas

En 1920 se encontraron los santuarios y las tumbas de seis jóvenes damas de la corte (Henhenet, Kemsit, Kawit, Sadeh, Ashayt y Muyet) bajo el pavimento de la parte trasera de la tumba de Metuhotep I. La más joven, Muyet, sólo tenía cinco años y las demás no más de veinte.

VI DINASTÍA reinas ANJNESMERIRE (FIOPE l)
WERET-IMTES

Uno de los problemas a los que tuvo que enfrentarse el rey fue a una conspiración urdida contra él por una de sus reinas Weret-Imtes; sin embargo, el plan fue frustrado, y la esposa castigada. Después de este complicado asunto Fiope se casó con las dos hijas de un príncipe provincial de Abido llamado Jui, de un modo bastante confuso, las dos se llamaban Anjnesmerire. Una de ellas fue la madre de Fiope II.

VI DINASTÍA reinas NEIT (FIOPE II)
IPUE

Fiope II se casó varias veces; cabe mencionar a Neit (hija de su padre y de Anjnesmerire I , por lo tanto, su hermanastra y prima) y su sobrina Ipue, hija de su hermano Merenre. Una complicada trama familiar.

Pepi2

Fig. 7 – Una estatuilla de alabastro de la reina Anjnesmerire con su hijo, Fiope II, sentado en su regazo y representado como un adulto en miniatura, con el tocado real nemes. Museo de Brooklyn.
XII DINASTÍA reina NEFRU (SESOTRIS l)

En el año veintiuno del reinado de Amenemes Y, padre de Sesotris, asocia al trono a su hijo primogénito Sesotris. La razón exacta no la conocemos, pero en el texto conocido como «enseñanzas de Amenemes I» se plantean diferentes soluciones según la hipótesis de la que se parta. La redacción del pasaje en el que el rey cuenta cómo sufrió un atentado dificulta la comprensión en la medida en que no se sabe si se quiere dar la impresión de que el rey habla desde la «otra» vida o desde la terrenal. Si el monarca no fue asesinado en ese atentado la razón de la corregencia es inmediata. La muerte de Amenemes tendría lugar diez años más tarde, momento al que se refiere con seguridad la «Historia de Sinhué», de la lectura de la cual se deduce claramente que el fundador de la XII dinastía muere como consecuencia de una conjura de harén dirigida a poner en el trono a otro hijo del rey. La rápida intervención de Sesotris impide el éxito de la intriga.
La mayoría de los autores se inclinan, sin embargo, por interpretar que el texto de las «Enseñanzas» pretende mostrar a Amenemes ya difunto dirigiéndose a su propio hijo para aleccionarle, lo que en el ámbito de la mentalidad egipcia no es ningún anacronismo. Así considerado, el hecho del asesinato es narrado por dos fuentes al mismo tiempo; fuentes que pueden considerarse tanto literarias como de carácter político, pues es evidente su intencionalidad como medio para difundir una versión oficial de los hechos ocurridos.
Es evidente que la conjura se había producido en beneficio de otro hijo de Amenemes y la razón de la huida de Sinhué no es otra que el conocimiento de un secreto de Estado. (AURILLAC PARANT, R. L’ Affaire Sinouhé. París 1982).
La actuación de Sesotris impidió el triunfo de los conjurados y todo hace pensar que el relato, aunque novelado, fue un testimonio de actuación política confeccionado con toda intención.

fig-54

Fig. 8 – Estatua en granito negro de la reina Nofret, hallada en Tanis. Museo de El Cairo

En 1913, Petrie excavó en un barranco al sur de la pirámide cuatro tumbas de pozo pertenecientes a los miembros de la familia real. Todas habían sido saqueadas menos una, la de la princesa Sit Hathor Yunet, en la que se encontró una colección de joyas y artículos cosméticos depositados en tres cofres de ébano que estaban en un nicho en una pared lateral. Debido a que la tumba se inundó antes del saqueo, el nicho se había llenado de barro, y los ladrones, que destrozaron el sarcófago de la princesa, no encontraron el tesoro. En él había dos magníficos pectorales engastados en oro, así como una maravillosa diadema con plumas de oro altas y delgadas y escarapelas engastadas en la cinta.

fig-6
Fig. 9 – Joyas de la princesa Sit-Hathor Yunet, Cinturón de conchas de cauri y pectoral con el cartucho de Sesotris II. Este mismo cartucho aparece en un pectoral (inferior) de esta misma princesa que Petrie encontró en El Lahun. Museo de El Cairo

Sesotris tuvo tiempo de construirse una pirámide en El Lisht. En el interior del complejo también se construyeron nueve pequeñas pirámides satélites pertenecientes a las damas reales. Unas conocemos sus propietarias, otras carecen de inscripciones, tanto en los sarcófagos como en los ajuares funerarios. La pirámide de la reina Nefru, un poco mayor que las demás.

 

XII DINASTÍA reina DESCONOCIDA (AMENEMES III)

En la pirámide del rey Amenemes III en Hawara y dentro de la cámara funeraria se descubrieron dos sarcófagos de cuarzo, el mayor para el rey y el más pequeño para su hija, la princesa Neferu-Ptah, junto con sus cofres canópicos también en cuarzo.

 

XVII DINASTÍA reina TETISHERI (TAA I)

 

XVII DINASTÍA reina AHOTEP (TAA II)

Cuando el faraón Amosis, fundador de la XVIII dinastía, llegó al trono, Egipto estaba ocupado por los hicsos. En Nubia, al sur, existía un gobernador aliado de los invasores. Amosis conquistó Nubia, aplastó dos sublevaciones y expulsó a los hicsos de Egipto. Fue una época de tensiones y dificultades para el soberano de Tebas y su madre la reina Ahotep jugó un papel esencial en esos turbulentos eventos.
Amosis colocó una estela en Karnak en la cual elogia a Ahotep como «quien ha cuidado de Egipto, se ha ocupado de sus soldados, los ha protegido, ha traído de vuelta a sus fugitivos, ha reunido sus desertores, ha pacificado el Alto Egipto y ha expulsado a sus rebeldes». El pasaje no contiene frases estereotipadas, aplicadas normalmente a las reinas. Ahmose fue regente durante la minoría de edad de Amosis, ya que éste llegó a rey en edad muy joven tras la muerte de su hermano Kamose, varios años antes de volver a la lucha, al norte, contra los hicsos. Ahotep ejerció el poder real en estas dos etapas como refleja la estela anteriormente citada.

 

Fig. 7 JPG
Fig. 10 – Ahotep además de corregente de su hijo, es evidente que también fue una activa jefe militar. Este hecho queda confirmado por una espléndida hacha de guerra hallada en su tumba

En 1858 un grupo de trabajadores fellahin a las órdenes de Mariette, encontraron en Tebas el ataúd y la momia de la reina Ahotep, engalanada con ornamentos espléndidos que figuran entre los grandes tesoros del museo de El Cairo. Le habían sido regalados por su hijo Amosis y en su mayor parte llevan su cartucho. Ahotep debía tener ochenta años o más cuando otorgó recompensas a su mayordomo Kares en el décimo año de Amenofis Y. Mucho antes se había visto obligada a renunciar a su posición, especialmente favorecida, en favor de la mujer de Amosis, Amosis-Nefertari.

XVIII DINASTÍA reina AHMOSE-NEFERTARI (AMOSIS)

La esposa principal de Amosis, no parece haber tenido menos importancia que su madre la sin embargo no perviven textos que nos hablen de ella como ocurre con Ahotep.
Ahmose-Nefertari fue la hermana o medio hermana de Amosis y madre de su sucesor Amenofis l.
Durante su reinado Amosis la otorgó el título de «esposa del dios Amón». Este hecho nos ha llegado por una estela colocada en el templo de Amón en Karnak. Es un documento legal por el que dota bienes y tierras a Ahmose-Nefertari y a sus herederos a perpetuidad. El mandato sacerdotal concede al portador una importante posición el culto del dios Amón en Tebas.

fig-8

Fig. 11 – La Donación Estela del rey Amosis mostrando a éste con su reina Ahmose-Nefertari y su hijo ante el dios Amón-Ra

Otras evidencias posteriores indican su compromiso en proyectos de construcción de su esposo. Su nombre aparece encima de textos en los muros de canalización a lo largo del Nilo desde Menfis, y están fechados en el año 22 del reinado del faraón.
Cuando Amosis decidió erigir un cenotafio en Abido a su abuela paterna y a su abuela materna, Tetisheri, instala una estela en la que solicita la aprobación de sus planes por Ahmose-Nefertari.

fig-58

Fig. 12 – Reina Ahmose-Nefertari

Esta reina sobrevivió a su marido y a su hijo, muriendo en el reinado del sucesor de éste Tutmosis I, aunque desconocemos la fecha de su muerte.
Algunas ofrendas rituales dedicadas a Ahmose-Nefertari han sido encontradas en los templos de Karnak, Deir el-Bahari, Abido y Serahit el-Khadin en el Sinaí, encabezando la lista de los reyes que han tenido dichas ofrendas. Los títulos de «esposa del rey», «esposa principal del rey», o «madre del rey» son los que Ahmose-Nefertari podía usar, al igual que hicieron otras reinas, sin embargo el que ella utilizó con más frecuencia fue el de «esposa del dios».
Su importancia no acabó con su muerte, junto a su hijo Amenofis I fue deificada y venerada por los obreros de Deir el-Medina como su patrona.
Su culto pervivió durante todo el Imperio Nuevo, testificando el extraordinario estatus de ésta reina.
Ahmes-Nefertari eclipsó a la «esposa principal» de su hijo, Meritamón, aunque ésta también poseyó el título de «esposa del dios», pero no alcanzó el renombre de su madre que ha quedado como una de las más destacadas reinas egipcias.

XVIII DINASTÍA reina AHOTEP II (AMENOFIS l)

Tanto en la corte de Amenofis l como en la de su padre desempeñaron un gran papel las reinas y en general las grandes damas. Esta es una característica típicamente egipcia, pero en este caso anuncia de alguna manera el advenimiento de Hatshepsut; la reina Tetisheri, esposa de Sequenenre Taa I; su hija Ahotep, esposa de Taa II y madre de Kamose y Amosis y de la reina Ahmose-Nefertari; la reina Ahotep II, gran esposa real de Amenofis Y. Otra hermana del rey llamada Ahmose quedó como única heredera de la corona a la muerte del príncipe Amenemhat, que algunos creen que fue corregente de su padre. Esta dama se casó con el militar Tutmosis, que no era de madre real, el futuro Tutmosis I.
Amenofis I, que al igual que su padre reinó durante cuarto de siglo, nos ha dejado pocos rastros.

XVIII DINASTÍA reina AHMES (TUTMOSIS l)

A Amenofis l no le sucedió, como ya dijimos anteriormente, su hijo ( una ruptura en la tradición marcada por lo general con un cambio de dinastía), sino un hombre de armas, Tutmosis, ya de mediana edad cuando alcanzó el poder supremo. Ahmés, hija de Amosis l y la reina Amosis-Nefertari se casó con él. Al ser el antiguo Egipto una sociedad matrilineal, Tutmosis entró por matrimonio en el linaje real, aunque su matrimonio debió tener lugar mucho antes de su acceso al trono.
Tutmosis comunicó su elevación al trono por medio de una emisión de escarabeos, enviados a los principales dignatarios de los que conservamos el dedicado al virrey de Nubia, Turoy. En él notifica la ascensión al trono, la titulatura completa del rey con sus cinco nombres y el nombre de su madre Seniseneb.

XVIII DINASTÍA reina HATSHEPSUT (TUTMOSIS II)

 

XVIII DINASTÍA reinas RANOFRU (TUTMOSIS III)
HATSHEPSUT-MERIETRE
MENHET
MENUI
MERTE

 

XVIII DINASTÍA reinas WADIT (TUTMOSIS IV)
NOFRETERE
MUTEMUYA

fig-59

Fig. 13 – Estatua de granito negro de Tutmosis IV con su madre la reina Tio. Curiosamente, están bastante separados; a pesar de todo, se hace hincapié en su derecho al trono. Museo de El Cairo.
XVIII DINASTÍA reina TIYE (AMENOFIS III)

Las reinas de la XVIII dinastía son las más sobresalientes del antiguo Egipto, según los testimonios que nos han llegado.

fig-60

Fig. 14 – Tiye

Junto a Amenofis III aparece Tiye, al comienzo de su reinado emitió escarabeos conmemorativos con un texto que dice: «El rey del Alto y Bajo Egipto Nebmaatra, hijo de Ra Amenofis gobernante de Tebas, y «la esposa principal del rey» Tiye. El nombre de su padre es Yuya y el de su madre Tuya. Ella es la esposa del poderoso rey cuyo límite al sur está en Karoy (en la alta Nubia) y al norte está en Naharin (Mitanni)».

fig-10

Fig. 15 – Escarabeos conmemorativos de Amenofis III

De esta manera se introduce a la «esposa principal del rey», nacida de padres no reales y madre del heredero Akhenaton.

fig-62

Fig. 16 – Cara del féretro de madera recubierta de oro de la reina Tuya. Museo de El Cairo

Tiye tuvo la posición de «esposa principal del rey» y aparece con Amenofis III en las escenas del festival de sed, famosos en este reinado.
A la reina Tiye la encontramos en múltiples imágenes junto al rey incluso en audiencias lo que nos da una idea del poder de esta reina.
Tiye es mostrada también en una escala igual a la del rey en las colosales estatuas situadas originalmente en el templo mortuorio de Amenofis III en Tebas. Es durante este reinado cuando la reina adopta por primera vez los cuernos y el disco solar de la diosa Hathor y en la que se incrementa el énfasis del aspecto solar y divino del rey. Amenofis III establece un culto a su forma deificada.
Físicamente la imagen de Tiye posee un gesto con los labios apretados y el ceño fruncido que demuestra su fuerte carácter.

Tiye copia

Fig. 17 – Tiye

En el reinado de Amenofis III existieron además de la reina Tiye, numerosas damas en el harén algunas debieron contraer matrimonio con el rey y otras no tuvieron la oportunidad dado la avanzada edad del faraón. De todas las damas reales podemos destacar: su hija Sitamón, probablemente su esposa y madre de Smenjkhare; la princesa Mutemuya de Mitanni; la hermana de Kadasham-Enlil de Babilonia; la hija de Tarkhundaradu de Arzawa; Kilugepa hija del rey Naharina de Mitanni.
Tiye fue, no obstante, su preferida a la que construyó un lago de 3.700 x 70 codos en Daruhe y que fue inaugurado por el propio rey en la barca real llamada «esplendor de Atón».

XVIII DINASTÍA reinas NEFERTITI (AMENOFIS IV – AKHENATON)
MERITATON
KIYA
MEKETATON
ANJESAMON

fig-64

Fig. 18 – Nefertiti. Museos de Berlín

Nefertiti fue la esposa principal del rey Akhenaton. Ha sido mostrada en monumentos, templos, tumbas y estatuas como ninguna otra reina.
Hija de Ay, jefe de la caballería y secretario privado del rey.
Sabemos de Akhenaton que cambió o al menos intentó cambiar la concepción religiosa egipcia instaurando el monoteísmo y la adoración al disco solar, el dios solar Atón, modificó su nombre original Akhenamón, por el de Akhenaton. Abandonó las ciudades establecidas como capitales para levantar una nueva ciudad conocida como Amarna. Sobre porqué ocurrió el cambio religioso, o si este era una consecuencia política, económica o social sería materia suficiente para un trabajo completo y se sale del objetivo de nuestra tarea, por lo que obviaremos esta problemática tan extensa y complicada para ajustarnos a la figura femenina que representa Nefertiti. Esta reina aparece en los templos de Karnak frecuentemente y en un edificio está representada haciendo ofrendas a Atón sin la presencia del rey. Su importancia en la religión de Atón es también mostrada por su aparición en altares domésticos, sentada junto a Akhenatón bajo el disco solar.

fig-13

Fig. 19 – Akhenaton y Nefertiti bajo el disco solar, dios Atón

Las estelas funerarias de los hogares, fueron el foco del culto doméstico y dio lugar a la triada de la pareja junto al dios, tradición muy común en la religión egipcia. A Akhenaton y Nefertiti les acompañan siempre las princesas en sus salidas. Cuando permanecen en palacio, están con sus padres, no sólo en las horas de ocio, sino también cuando se ocupan de asuntos de Estado. Saltan sobre sus rodillas y les prodigan caricias sin temor. Las mayores participan en la entrega de condecoraciones. En un acceso de ternura, los afortunados padres abrazan a las pequeñas y las cubren de besos.
Nefertiti llenó el vacío dejado por el culto a las divinidades femeninas que fueron proscritas en la nueva religión atoniana.

fig-66

Fig. 20 – Estatuilla doble en caliza pintada de Akhenaton y Nefertiti, que la forma del nombre Atón de la parte posterior permite datar en fecha no anterior al año 9. Hay cierta ingenuidad en la escultura que todavía sigue los cánones establecidos según los cuales la reina debía aparecer a menor escala. Museo del Louvre

En un principio Nefertiti lleva las insignias comunes a las reinas en general, incluyendo la doble pluma, los cuernos con el disco, el ureo y el doble ureo que tienen un significado solar, sin embargo no lleva el tocado de buitre alado, inapropiado en el culto de Atón. Posteriormente Nefertiti es mostrada más comúnmente con la alta corona azul, como en el famoso busto de Berlín. Esta corona es única en Nefertiti, ocasionalmente está representada golpeando enemigos en un tipo de escena tomada de la iconografía real.
Hay una teoría a cerca de la cual Nefertiti fue corregente junto a Akhenaton, en los últimos años del reinado. Estos sucesos ocurridos al final del periodo amarniense están siendo discutidos por los estudiosos.
Podemos decir sin duda que la prominencia de Nefertiti durante el reinado de Akhenaton no fue sólo como esposa del rey.
Hay indicios de otra mujer de Akhenaton encontrados en algunos monumentos y en objetos funerarios, en los que fueron cambiadas las inscripciones. Como estereotipo dicen: «la esposa y grandemente amada del rey del Alto y Bajo Egipto viviendo en verdad, señor de las dos tierras Neferkheperura Waenra el hijo perfecto de Atón, que viva para siempre Kiya»
A ninguna otra esposa del faraón se le dio el nombre de «esposa real» y ninguna otra ha sido representada con el rey. Sin embargo en la segunda mitad de su reinado los títulos y el nombre de Nefertiti fueron borrados y sustituidos por las hijas de Akhenaton: Meritatón y Anjesamón.

fig-67

Fig. 21 – La princesa Meritatón. Museo de El Cairo

Desdichadamente no hay ese paralelismo en Kiya, para que nos ayude a entender su posición en la corte y cual fue su destino, aunque es evidente su existencia por el ajuar funerario, incluyendo los vasos canopos usados en otros enterramientos.
En suma Akhenaton desposó además de Kiya, a princesas de Mitanni y Babilonia que no aparecen en los monumentos. También es probable que se casara con sus hijas, pero sólo Nefertiti alcanzó la inmortalidad en su proyección futura en monumentos y esculturas.
Los últimos años del reinado de Akhenaton fueron de desengañado fracaso y en muchos casos de traiciones. Hacia el año 12 había nombrado corregente a Smenjkhare, hijo de Amenofis III y Sitamóm, casándolo con su hija Meritamón. De su participación en el gobierno no sabemos nada.
De Nefertiti tampoco sabemos nada, primero fue atonista convencida y según algunos autores murió pronto y según otros sobrevivió al rey, recluyéndose en su palacio al norte de Amarna.

fig-68

Fig. 22 – Emplazamiento del antiguo palacio de la reina Nefertiti en la parte septentrional de Amarna

Igualmente oscuro es el papel de Tiye que parece haber vivido en Amarna participando en la reforma.
Nefertiti fue enterrada en la tumba real de Amarna, a juzgar por un fragmento de una figura ushebti de alabastro que lleva su cartucho y que se encontró en ese lugar a principios de la década de 1930.

XVIII DINASTÍA reina ANJESENAMÓN (TUTANKHAMON)

Como en el caso de Akhenaton y Ay, el nombre se había omitido en las clásicas listas de reyes de Abido y Karnak, que pasaban de Amenofis III a Horemheb. En realidad, la identidad exacta y su parentesco sigue siendo tema de conjeturas, si bien está claro que el joven príncipe se educó en Amarna. Cierto número de objetos encontrados en su tumba son reliquias de su vida en la corte de Atón; en especial, el disco de Atón que lo protege a él y a su esposa en un panel pictórico de la parte posterior de su trono con incrustaciones de oro.

fig-14
Fig. 23 – Parte posterior del trono de Tutankhamon

La prematura muerte de Tutankhamon convirtió a su reina en una joven viuda en una posición muy difícil. Presionada por todas partes por hombres ambiciosos bastante mayores que ella, decidió dar un paso sin precedentes y escribió a Suppililiumas Y rey de los hititas, explicándole su situación. La prueba de ello no procede de documentos egipcios, sino de las excavaciones realizadas en Hattusas (Turquía) la capital hitita, en cuyos archivos se halló una copia de la carta. En ella Anjesenamón le contaba que su marido había fallecido, que ella no tenía hijos y, dado que él tenía varios, le pedía que le enviara a uno con el que casarse y continuar así la dinastía real. El rey hitita se mostró muy suspicaz y realizó investigaciones; se enviaron mensajeros que comprobaron los detalles. Un príncipe hitita, Zannanza, fue enviado a Egipto para desposar a la reina. Según parece fue asesinado nada más cruzar la frontera, un acto fácilmente atribuible a Horemheb, quien, en tanto que comandante en jefe del ejército, tuvo los medios, la oportunidad y, sin duda, el motivo.
La corona fue heredada por el príncipe Ay, padre de Nefertiti.
En la tumba de Tutankhamon, el aspecto más emotivo fue el hallazgo de los fetos momificados de dos niñas, abortadas a los cinco y, posiblemente a los ocho o nueve meses. Debieron ser hijas de Tutankhamon y Anjesenamón. De haber sobrevivido alguna, habría ocupado en su momento el lugar de la madre como «gran heredera real», continuando el linaje de Amarna y modificando toda la historia posterior de la XIX dinastía.

fig-70

Fig. 24 – Tutankhamon con Anjesenamón. Museos de Berlín
XVIII DINASTÍA reinas TIYE II (AY)
ANJESENAMON

Ay, a una edad bastante avanzada, se convirtió en rey casándose con la viuda de Tutankhamon, Anjesenamón, probablemente contra los deseos de ésta puesto que se casaba en realidad con su abuelo. La prueba del matrimonio procede del engaste de un anillo visto por el profesor Percy Newberry en El Cairo en la década de 1920 con los cartuchos de Anjesenamón y Ay uno al lado del otro: la forma habitual de indicar un matrimonio. La boda debió de celebrarse con rapidez, porque Ay ofició en el funeral de Tutankhamon como rey portador de la corona azul. Además enterrando a su predecesor también consolidó sus aspiraciones al trono.

XVIII DINASTÍA reinas DESCONOCIDA (HOREMHEB)
MUTNODYMET (hermana de Nefertiti)

Horemheb se proclamó rey en 1321 a. C. y consolidó su pretensión al trono por medio del matrimonio con Mutnodymet, hermana de Nefertiti. De este modo estableció un vínculo, por más que tenue, con la línea femenina de sangre real. A partir de las pruebas de su tumba recientemente descubierta en Saqqara, parece que tuvo una esposa anterior cuyo nombre se desconoce.

XVIII DINASTÍA reina SITRE (RAMSES l)

El enterramiento de la esposa de Ramsés l, la reina Sitre, rompió las tradiciones anteriores en las que la reina era enterrada más tarde en la tumba de su marido, en caso de que lo sobreviviera. La tumba de Sitre marcó un nuevo precedente: se construyó en lo que hoy conocemos como Valle de las Reinas en Tebas. Como la tumba de su esposo, la de Sitre (QV 38) estaba inacabada, con sólo unas cuantas pinturas en las paredes de la primera cámara.

XVIII DINASTÍA reina TUYA (SETI l)

Seti se casó dentro de su propia «casta» militar puesto que eligió a Tuya, la hija de un teniente del cuerpo de carros, Raia. El primer hijo fue un varón que murió joven y el segundo fue una niña. El tercero, otro niño, recibió el nombre de su abuelo y, más tarde llegaría a ser el más poderoso faraón egipcio, Ramsés II. Una segunda hija, nacido mucho más tarde, se llamó Henutmire y, con el paso del tiempo, se convertiría en una reina menor de su hermano.
La reina Tuya, esposa de Seti, sobrevivió muchos años a su marido. Cuando Ramsés II accedió al trono apareció como reina madre en la fachada del templo de Abu Simbel. Murió a una edad avanzada, es probable que con más de sesenta años, en el 22 o principios del 23 del reinado de Ramsés, hacia el 1258 a.C. y fue enterrada en una gran tumba en el Valle de las Reinas.

XIX DINASTÍA reinas NEFERTARI (RAMSES II)
ISTNOFRET
BINTANAT
MERITAMON
NEBETTUAY
HENUTMIRE
MAHORNEFRURE
PRINCESA HITITA DESCONOCIDA
PRINCESA HITITA DESCONOCIDA

fig-15

Fig. 25 – Nefertari con el tocado de buitre (protección de la diosa Mut) con la diosa Neftis

El joven Ramsés se casó con dos esposas principales, Nefertari e Istnofret, al menos diez años antes de la muerte de Seti. Así que el anciano rey debió de ver nietos a su alrededor, al menos 5 varones y 2 hembras de esas dos esposas, así como posiblemente entre 10 y 15 hijos de otras mujeres del harén. No es de extrañar que en los últimos años de su vida y tras otros matrimonios, Ramsés pudiera alardear de tener más de 100 hijos, de los que sencillamente se había perdido la cuenta.
No se sabe casi nada del pasado de Nefertari o de Istnofret, salvo que Nefertari fue la reina principal hasta su muerte, alrededor del año 24 del reinado. Su tumba en el Valle de las Reinas, recientemente restaurada, es una de las maravillas de la antigua Tebas. Sus padres probablemente fueron de origen tebano y vinculados a la corte.
Nefertari se casó entre 6 y 8 años antes del ascenso de Ramsés II al trono, siendo una adolescente. Seguramente formaba parte del harén que Seti Y le dio a su hijo. Nefertari fue, como ya hemos dicho, esposa principal con los títulos de hermet-nesu-weret (gran esposa real) y mebet-tui (señora de las dos tierras). También ostentó títulos religiosos como «esposa del dios viviente» y «madre del dios»; se la describe como «apaciguadora de los dioses.

fig-72

Fig. 26 – Nefertari jugando al senet

Otros títulos muestran el cariño que la profesó su esposo «rica en alabanzas» «dulce amor» y «bella de rostro». Debió ser, según las representaciones de su tumba, de piel morena, negro cabello y bastante bella.
La momia de Nefertari no ha sido hallada, por lo cual es imposible saber a que edad murió y la causa de su fallecimiento, si bien algunos historiadores estiman que esta se produjo alrededor del año 24 del reinado de Ramsés II.
Nefertari tuvo una posición excepcional junto al rey, aparecía con él en público y se la ve retratada junto al faraón en los templos de Luxor, Karnak y Abu Simbel.

fig-73

Fig. 27 – Templo de Luxor

fig-74

Fig.28 – Templo de Karnak

fig-75

Fig. – 29 Abu Simbel

El templo de Hathor en Abu Simbel está dedicado a ella un honor casi sin precedentes. En las estelas conmemorativas del 30 aniversario del ascenso al trono de Ramsés II, el faraón no aparece acompañado por ninguna de sus reinas, lo que parece significar que el puesto privilegiado de Nefertari, en política, religión y quizá en el corazón del rey, no fue ocupado por nadie.
Nefertari tuvo media docena de hijos e hijas, pero ninguno sobrevivió a Ramsés II.

fig-76

Fig. 30 – Tumba de Nefertari (interior)

La tumba de la reina Nefertari es una de las más bellas de la necrópolis tebana. Fue descubierta por Schiaparelli en 1904 y ha sido recientemente restaurada y devuelta casi a su prístino estado.

fig-77

Fig. 31 – Meritamón, una hija de Ramsés II que se convirtió en la gran esposa real a la muerte de su madre Nefertari. Museo de El Cairo
XIX DINASTÍA reinas ISISNOFRET (MINEPTAH)
TAJAT

 

XIX DINASTÍA reina BAKTUERET (AMENMESES)

Cuando Mineptah murió en 1202 a. C., se produjo una ruptura en la línea de sucesión. En lugar de ascender al trono el príncipe heredero Seti-Merneptah que había sido asociado a su padre como gobernante, se convirtió en rey un desconocido Amenmeses. La explicación sigue siendo un misterio, pero se ha sugerido que, ante la desgraciada ausencia del príncipe heredero en el momento de la muerte de Mineptah, un príncipe menor, hijo de una reina menor (Tajat), tomó la iniciativa.

XVIII DINASTÍA reinas TAJAT II (SETI II)
TAUSERT
TIAA

 

XX DINASTÍA reina TIY-MERENESE (SETNAJT)

La dinastía XIX había finalizado con cierto grado de confusión en no pequeña medida por la presencia de Tausert como reina gobernante (ver en Reinas Gobernantes). Se discute si hubo o no un breve periodo de caos entre el final del reinado de Tausert y el ascenso de su sucesor Setnajt. No sabemos como llegó Setnajt al trono ni quién era, reinó sólo unos tres años. Su hijo, de su esposa la reina Tiy-merenese, el futuro Ramsés III, estuvo al parecer vinculado a él en una breve corregencia

XX DINASTÍA reinas ISIS (RAMSES III)
TITI
TIY
OTRAS (DESCONOCIDAS)

A pesar de lo prolongado del reinado de Ramsés III (31 años y 41 días según el gran papiro Harris), se sabe muy poco de las damas de la corte. La reina principal parece haberse llamado Isis, pero por alguna curiosa razón los cartuchos del templo de Medinet Habu en los que tendría que aparecer el nombre de la reina fueron dejados en blanco. Es muy posible que Isis fuera de origen asiático, ya que su madre se llamaba Habadyilat, un nombre claramente no egipcio.
Un hecho de bastante importancia en el reinado de Ramsés III fue el conocido como «conjura del harén» está contenido en el papiro llamado de la «Conspiración del Harén» existe en tres fragmentos (de los cuales el más grande llamado, el papiro judicial, está en Turín) y se refiere al juicio de un grupo que conspiró para matar al rey. La principal acusación fue a una de las reinas menores de Ramsés, TIY, que deseaba ver a su hijo Pentaure en el trono. El nombre de la reina parece ser el correcto, pero el del príncipe es un circunloquio, al igual que el de algunos de los acusados, quienes recibieron nombres ficticios, como Mesedsure, «Re lo odia», para indicar la magnitud del crimen.
Ramsés parece haber muerto antes de que se dictara el veredicto. Fue enterrado en una gran tumba en el Valle de los Reyes que tenía una planta poco habitual debido a que se utilizó una excavación anterior.

XX DINASTÍA reina TENTOPET (RAMSES IV)

 

XX DINASTÍA reina NUBJESED (RAMSES V)

 

SUMOS SACERDOTES DE TEBAS reina NODYME (HERIHOR)

fig-78

Fig. 32 – Detalle del Libro de los Muertos que Herihor compartió con la reina Nodyme en el que Herihor está sentado y juega a un juego de mesa llamado senet. Museo Británico

Herihor gobernó junto a Ramsés XI durante seis años y murió unos cinco años antes que el rey. Aunque se desconoces sus antecedentes, se sabe que tuvo el cargo de visir, además de seguir ejerciendo sus funciones de sacerdote. El creciente poder de los sacerdotes de Amón en Tebas había llegado a su punto culminante con Ramsés VI. Su poder en la economía estatal era absoluto. Por lo tanto Herihor sólo tuvo que dar un pequeño paso. Su esposa Nodyme, pudo haber sido hermana de Ramsés XI, por lo que se entendería la elección de Herihor. La momia de Nodyme fue encontrada en 1881 junto a las que estaban en el escondite real, en el templo de Amón en Tebas, pero el papiro funerario de ambos, una magnífica copia ilustrada del Libro de los Muertos (fig. 78), llegó al mercado de antigüedades unos años antes que el descubrimiento oficial. Una etiqueta de lino sobre la momia atestiguaba que la reina había sido embalsamada en el año 1 del rey tanita Smendes Y o quizá después, lo cual significa que murió unos cinco años más tarde que su esposo. Parece haber sido ocultada en otro escondite de momias antes de haber sido trasladada a su último lugar de reposo.

SUMOS SACERDOTES DE TEBAS reina HENUTAY l (PINEDYEM l)
MAKARE

Durante los siglos XI y siguientes antes de nuestra era, la dualidad esencial del país de los faraones halló una expresión nueva e inesperada. La fase inicial no podría caracterizarse mejor que por el infortunado emisario Unamón. Egipto estaba ahora gobernado desde dos capitales separadas, Tebas al sur y Tanis al norte; y, cosa extraña, las relaciones entre las dos mitades del país eran amistosas y cooperadoras.
Un rasgo esencial de la historia egipcia tardía es la importancia que cobraron las princesas reales que llevaron los títulos de «esposa del dios Amón», «adoratriz del dios» o «mano del dios». En tiempos anteriores el epíteto «esposa del dios» era concedido comúnmente a la esposa del faraón y sin duda conllevaba un significado religioso pendiente de determinar. A partir de la XXI dinastía ese título fue transferido a una hija del rey que se convertía en la esposa consagrada del dios tebano y a la que estaba estrictamente prohibida toda relación sexual. Una de ellas parece que fue Makare a la que se cree hija del rey tanita Psusenes I ; su momia fue encontrada en Deir el-Bahari junto con la de un niño, cosa que sugiere que murió de parto, habiendo transgredido el voto de castidad que le habían impuesto. No fue hasta el comienzo de la supremacía etíope ( XXII dinastía), sin embargo, cuando el nombramiento de una «esposa del dios» se convirtió en un instrumento político, y para que así fuese se utilizó la estratagema de la adopción. Por ejemplo, Kashta, hizo que su hija Amonortais Y fuese adoptada por Shepenuepe, hija del último Osorcón. Estas «esposas del dios» eran muy influyentes, y a todos los efectos eran las iguales de sus regios padres; no sólo poseían grandes dominios y un funcionario propio sino que también estaban autorizadas a hacer ofrendas a los dioses, derecho reservado al rey en persona. La principal limitación a su autoridad era que la «esposa del dios» estaba confinada en Tebas donde vivía y moría, obteniendo una sepultura cerca del templo de Deir el-Medina.
Pinedyem II se casó con una hija de Psusenes Y, rey del Delta. La momia y los féretros de PinedyemII fueron hallados intactos en el escondite real del templo de Amón en Tebas, lo cual sugiere que fueron enterrados allí originariamente. El rey estaba acompañado por una de sus esposas, Nejons, y su hija Nesitanebashru. La presencia de más miembros de la familia sugiere que ese fue su enterramiento original.

XXI DINASTÍA reina MUTNODYMET (PSUSENES l)

En el capítulo anterior hemos hablado de algunas reinas que circunstancialmente asumieron la regencia por diferentes motivos. En este capítulo abordamos el tema de nuevo, pero en el caso de las reinas gobernantes no fue simplemente un suceso puntual, sino que tuvieron auténticos reinado.
Durante el reinado de Nineter, tercer faraón de la II dinastía, se decidió, en su decimoquinto año de reinado, que las mujeres podían ocupar el trono, aunque Mertneit (de la que hablaremos a continuación), ya se había adelantado en la dinastía anterior.

4. Galería de mujeres gobernantes

Suele darse como sucesor de Dyer a Uadyi, pero parece posible, a juzgar por el tamaño y la localización de una tumba en Saqqara, así como por una gran tumba de Abido (la I de Petrie), que hubo una reina que reinó sola entre los dos o fue más tarde regente durante un tiempo. El nombre escrito sobre una gran estela funeraria de piedra encontrada en Abido es Mertneit, y se pensó en un primer momento que era el de un rey, pero más tarde se identificó como una reina. Su nombre se ha encontrado recientemente en Abido impreso en un sello de arcilla que da los nombres ordenados de los primeros reyes desde Narmer hasta Den, confirmando su categoría y dándole el título de «madre del rey», presumiblemente de Den, de quien habría actuado como regente. Alrededor de esa tumba de Abido se encontraron 41 enterramientos subsidiarios de sirvientes, en muchos casos el contenido de las sepulturas indica el cargo que ocupaban al servicio de la reina.

  • Nitocris – VI Dinastía

Algunas fuentes mencionan a un sucesor de Fiope II, Merenre (probablemente hijo de Fiope II y de Neit) y a la reina Nitocris, que pudo ser su esposa, Manetón la define como «más valiente que todos los hombres de su tiempo, la mujer más hermosa, de piel clara y mejillas sonrosadas» y Heródoto nos narra la historia de su suicidio después de vengar la muerte de su hermano (quizá fuera Teti l, ya que ése fue el rey asesinado). En el Canon de Turín, Nitokeri ( así está ahí escrito su nombre) fue el segundo o tercer faraón después de Fiope ll. No puede dudarse de su existencia histórica y de que con el último faraón de esta dinastía se llegó al fin del Imperio Antiguo.Algunas fuentes mencionan a un sucesor de Fiope II, Merenre (probablemente hijo de Fiope II y de Neit) y a la reina Nitocris, que pudo ser su esposa, Manetón la define como «más valiente que todos los hombres de su tiempo, la mujer más hermosa, de piel clara y mejillas sonrosadas» y Heródoto nos narra la historia de su suicidio después de vengar la muerte de su hermano (quizá fuera Teti l, ya que ése fue el rey asesinado). En el Canon de Turín, Nitokeri ( así está ahí escrito su nombre) fue el segundo o tercer faraón después de Fiope ll. No puede dudarse de su existencia histórica y de que con el último faraón de esta dinastía se llegó al fin del Imperio Antiguo.

  • Sebeknefrure – XII Dinastía

Sobeknefrure-Brooklyn copia

Fig. 33 – Cabeza de la reina Sebeknefrure la belleza de Sobek. Museo de Brooklyn Nueva York

Amenemes III fue el último gran monarca del Imperio Medio, tal y como ponen de manifiesto las inscripciones en diversos monumentos desde Siria hasta la tercera catarata en el Nilo. Se sabe muy poco de su sucesor Amenemes IV, incluso es posible que no reinase sólo, sino como regente con su anciano padre. Se sospecha que murió joven y que una reina, Sebeknefrure, actuó de regente, y que más tarde gobernó sola. En los documentos escritos no aparecen muchas menciones de Amenemes IV ni de la reina Sebeknefrure, y las inscripciones tampoco aluden a ninguna pirámide atribuible a ellos, aunque podría haberles pertenecido dos de ellas situadas a unos 5 kilómetros al sur de Dashur en Mazqhuna. Esta teoría se basa en el hecho de que las estructuras parecen haber sido construidas con una técnica más sofisticada que la de Amenemes III en Hawara y, por lo tanto, tendría que ser posterior. Dado que no se conocen más monarcas entre Amenemes III y el final de la XII dinastía, esta teoría podría ser cierta.

  • Hatshepsut – XVIII Dinastía

Hatshepsut copia

Fig. 34 – Hatshepsut

Conocemos poco de Hatshepsut durante el reinado de su padre, Tutmosis l y el de su medio-hermano y esposo Tutmosis II.
Hatshepsut aparece en una estela con Tutmosis II como su «esposa principal» y «esposa del dios», pero sólo parece tomar relevancia después de la muerte de este faraón al que le sucede Tutmosis III, pero como sólo era un niño Hatshepsut asume la regencia.
En vida de Tutmosis II la «esposa del dios» controló los asuntos del estado, no sabemos si por falta de capacidad del rey o por la herencia y fuerza de carácter de la reina.
Tutmosis III no era hijo de Hatshepsut, sino de una esposa menor de Tutmosis II, llamada Asert que con la ascensión de su hijo al trono adquirió una importancia capital.

A pesar de su estado Hatshepsut siguió utilizando el título de «esposa principal del rey», pero al igual que ocurrió con Ahmose-Nefertari, cuando utilizaban un sólo título delante de su nombre preferían el de «esposa del dios». En los despachos de gobierno donde debía constar el nombre del rey, se sustituían con el de «señora de las dos tierras», para referirse a Hatshepsut.
Durante su regencia elevó dos obeliscos y fue representada en edificios haciendo ofrendas a los dioses en Karnak, algo que normalmente lo hacían únicamente los reyes.

Aproximadamente en el séptimo año del reinado de TutmosisIII, Hatshepsut abandona los títulos e insignias de reina y adopta la titularidad de un rey y en los monumentos, sí no en vida, aparece vestida de forma masculina al igual que un rey.
Con el fin de legitimar su gobierno, Hatshepsut, erige textos en los que proclama que su padre la ha elegido como su sucesor, siendo presentada por él en la corte de los dioses de Egipto.
Creó también el mito de su nacimiento, representado en su templo funerario, en el cual el dios Amón es mostrado con su madre Ahmose, seguido por el nacimiento de Hatshepsut como rey.

Hatshepsut- embarazada copia

Fig. 35 – La reina Ahmose, embarazada de Hatshepsut, conducida a la sala del parto, llevando el tocado de buitre

No se puede negar que la pureza de la línea dinástica, recae en Hatshepsut, ya que tanto Tutmosis II como Tutmosis III eran hijos no reales de esposas menores. Sin embargo la herencia del trono no recaía en las mujeres, por tanto las dudas que se ciernen, sobre la respuesta de la burocracia masculina en la aceptación de una mujer faraón, son muchas, y las hipótesis de porqué Hatshepsut tomó el poder son varias.
Su fuerza de carácter pudo impulsarla a aumentar su poder durante su regencia. A nivel práctico podemos imaginar el cuidado con que escogió a los funcionarios que iban a servirla. El más famoso de ellos fue Senmut, el cual acumuló numerosos ámbitos de poder, arquitecto real ( suyo es el templo funerario en Deir el-Bahari) canciller y tutor de la princesa Neferure.

Senenmut copia

Fig. 36 – Senmut, canciller y preceptor de la princesa Neferure (con trenza y ureo) en una estatua-cubo de granito. Museos de Berlín

Podemos estar seguros de que Hatshepsut tuvo la intención de tener bajo su control al joven rey hasta que pudiese gobernar por sí solo, pero como Tutmosis III crecía, la regencia podía prolongarse a duras penas.
El sistema de corregencia había sido utilizado en Egipto desde el Imperio Antiguo. Su origen estuvo en la sustitución de un rey por otro de la manera menos traumática y paulatina posible, con el fin de que esta asociación permitiera al sucesor, conocer los mecanismos de gobierno y su ejercicio.
Hatshepsut se hizo coronar faraón con plena titularidad real sin expulsar a Tutmosis III del trono. Su reinado no se destacó por grandes campañas militares. En su templo destaca la expedición comercial a Punt.

fig-22

Fig. 37 – La famosa expedición a Punt está representada en un relieve de la segunda columnata meridional del templo mortuorio de Hatshepsut. Aquí, Eti, la esteatopígica reina de Punt, una mujer de gran tamaño, en el relieve aparece acompañada de su marido, Peheru, mayor que ella y mucho más pequeño, y seguida por un diminuto asno mencionado en los jeroglíficos como el asno de la reina de Punt. Museo de El Cairo. El país de Punt, situado en la costa oriental de África y extendiéndose hacia el mar Rojo, había sido enclave comercial visitado desde la IV dinastía. Proveía a Egipto de animales exóticos, como panteras o avestruces, y muchas mercancías apreciadas como marfil, maderas tropicales, oro y sobretodo incienso, utilizado en los ritos a los dioses en los templos egipcios

Mientras Hatshepsut estuvo en el poder, renunció al título de «esposa del dios» reteniéndolo para la hija que había tenido con Tutmosis II, Neferure. No hay testimonios anteriores a la regencia de su madre, pero sí hay evidencias durante el reinado de Hatshepsut. Es mostrada en escenas de templos siguiendo a su madre mientras esta, como rey, ofrecía a los dioses.

fig-23

Fig. 38 – Hatshepsut y su hija Neferure. Museo de El Cairo

Los planes de Hatshepsut para Neferure nos son desconocidos, no sabemos si su intención era que su hija la sucediese en el trono o si quería un matrimonio con Tutmosis III. Desde luego esto no ocurrió, ya que nada la testimonia como «esposa del rey».
Desgraciadamente no sabemos como fue el final del reinado de Hatshepsut. En el año 22 Tutmosis III gobernaba en solitario, pero si Hatshepsut murió de muerte natural o si fue obligada a abandonar el trono es un misterio.

Fig. 24

Fig. 39 – Deir el-Bahari

Cuándo murió Neferure es también incierto, se puede pensar que ocurrió durante el reinado de su madre, ya que su imagen fue, en vida de la reina, borrada de escenas del templo de Deir el-Bahari. Sin embargo una estela de Tutmosis III que data de principios de su reinado representa la figura de Neferure. El nombre de identificación fue cambiado por Satioh, esposa principal de Tutmosis III, pero el título que figura es el de «esposa del dios» título que nunca fue utilizado por Satioh. La estela originalmente pudo ser de Neferure y a su muerte cambiado por el de Satioh.

Hatshepsut no fue la primera mujer en ocupar el trono de Egipto, Nitocris reinó al final de la VI dinastía, Sebeknefrure fue el último faraón de la XII dinastía y Tausret la última de la XIX dinastía, hay desde luego una diferencia entre estas reinas y Hatshepsut. Ellas reinaron como último recurso familiar en unos momentos oscuros y Hatshepsut tomó el poder en la mitad de una dinastía floreciente y gobernó durante más de 10 años, probablemente cerca de los 20. Disfrutó de un próspero reinado como lo atestiguan su actividad constructora en el templo de Amón en Karnak y su propio templo funerario en Tebas. Su fuerte personalidad rompió con la tradición masculina del reinado, amó el poder y fue capaz de ejercerlo. A pesar de esto no había habido, en Egipto, un modelo femenino en que fijarse por lo que adoptó el papel masculino, apareciendo en muchos monumentos como hombre.

Desconocemos su forma de vestir como faraón, pero en los textos utiliza unas veces pronombres y formas gramaticales masculinas y otras femeninas. Hubo pues un conflicto entre el sexo biológico de Hatshepsut y el papel masculino que tuvo que asumir. En 3000 años de historia del antiguo Egipto únicamente hubo 200 ó 300 de reinado femenino por lo que tradicionalmente el uso de los adjetivos masculinos fue de obligado cumplimiento.

La eliminación del nombre de Hatshpsut en sus monumentos ha sido explicado como una expresión del odio de Tutmosis III hacia ella, pero no existen testimonios de que esto ocurriese en vida del faraón y que fuese como venganza por los años de supuesta usurpación del trono. Otra teoría puede ser que al ascender al trono Hatshepsut asumiese unas atribuciones impropias de su sexo y por tal debían borrarse esas atribuciones, es significativo que la figura y el nombre de Hatshepsut como reina nunca fuera atacado.

En los últimos años de su reinado, la reina Hatshepsut levantó este singular edificio, inspirado en el que allí mismo erigiera Mentuhotep cinco siglos antes.
El emplazamiento del templo es el más grande circo de la montaña tebana, dentro del cual, y una vez más, la arquitectura va a compenetrarse con el paisaje en buena armonía. Senmut proyectó el templo de su reina inspirándose en las terrazas de su antecesor y también adoptó de él los pilares de sus pórticos y sus vanos oscuros. De su propia creatividad fueron la calzada orlada con esfinges por la cual ascendía al templo, el visitante antiguo. Las esfinges eran tantas que pese a la saña de TutmosisIII con la que se cebó en ellas y en los pilares osíricos, algunas de ellas lograron sobrevivir, si no enteras, en pedazos. Cuando sus cabezas se conservan, el risueño semblante de la reina resplandece, demostrando que todo el odio con que la persiguieron sus detractores fue incapaz de acabar con su belleza.

Es probable que antes de esta reina ningún faraón hiciese tanto uso de la escultura como ella en este santuario.
Si hoy en día contemplamos a Hatshepsut como a una gran figura, se debe a la tenacidad con que ella y su arquitecto Senmut se empeñaron en dejar huella en la historia a través de las ruinas de Deir el-Bahari.

  • Tausert – XIX Dinastía

Tras la muerte de Siptah, cuarto faraón de la XIX dinastía, su madrastra Tausert se proclamó reina, utilizando todos los títulos faraónicos como había hecho Hatshepsut unos 300 años antes.
La tumba de Tausert es un enigma. Ahí lleva el título de «gran esposa real» por su matrimonio con Seti II, pero una escena aislada la muestra de pié detrás de Soptah, el cual hace una ofrenda al dios de la tierra; el nombre de Siptah había sido destruido y sustituido por el de Seti II. Dado que hay excelentes razones para pensar que Seti fue el primero de estos dos reyes, ese reemplazo tuvo que deberse a que posteriormente, Tausert prefirió estar representada con el rey que había sido su marido.
Su momia fue destruida por Setnaj, fundador de la XX dinastía, pero conservó sus joyas. Tausert tuvo el suficiente poder como para tener su propia tumba en el Valle de los Reyes, honor que antes sólo había tenido otra reina del sexo femenino, Hatshepsut.

Joyas Tausert copia

Fig. 40 – Joyas de la reina Tausert. En la pulsera de los pétalos, cinco están inscritos con los nombres de Seti II y la reina Tausert

 

fig-87

Fig. 41 – Sarcófagos de Tamoutnéfret. Cantante de Amón. XX dinastía. Museo del Louvre

 

Artículo publicado en BIAE 70 (abril-junio de 2010), número especial en homenaje y memoria de la autora de este texto: 

BIAE Número 70 – Abril/junio 2010

 

 

Whatsapp
Telegram