Esta momia, que por su expresión dramática da la impresión que grita, la exhibirá El Museo de El Cairo en Tahrir por primera vez durante la semana del 12 al 18 de febrero, siguiendo la política del Museo de ir mostrando al público piezas almacenadas de los inmensos fondos de la colección que no están expuestas o piezas que han sido recuperadas del contrabando de antigüedades.

Esta momia fue localizada en 1886 en el escondrijo de Deir el-Bahari, Luxor, en un sarcófago de cedro sin decorar, sin nombre, atada de pies y manos y envuelta en una piel de oveja. Después fue trasladada al museo y desde entonces ha permanecido en sus almacenes.

Durante más de un siglo la identidad de esta singular momia constituyó todo un misterio, hasta que recientemente Bob Brier, arqueólogo de la Universidad de Long Island en Nueva York, y su equipo, la sometieron a un riguroso examen que incluyó pruebas de ADN.

Los investigadores han establecido que la momia probablemente pertenece a Pentaour, un hijo de Ramsés III, faraón de la Dinastía XX (1182-1151 a. C.). Su nombre podría estar relacionado con los hechos que se pueden deducir de las declaraciones de algunos de los participantes en la llamada “conspiración del harén” de la que ha quedado abundante documentación registrada en varios papiros que recogen el juicio al que fueron sometidos (Papiros Lee y Rollin y Papiro Jurídico de Turín). Al parecer una esposa secundaria del intentó situar a su hijo en el trono mediante un golpe de estado, planeando asesinar al faraón con la colaboración de otras mujeres del harén.

Si la identidad de la momia concordará con los datos de estos registros se trataría de la reina Tiyi y su hijo Pentaour, que con apenas 20 años, fue condenado a muerte y privado de su nombre. El hijo del faraón se habría suicidado y su condición de traidor explicaría por qué su cuerpo fue envuelto en piel de oveja.

Reseña: José Luis López Fernández