Jean-Philippe Lauer: un siglo entre piramides
Por Coordinadores de AE
22 mayo, 2001
Modificación: 9 mayo, 2017
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El más anciano y el más célebre de los egiptólogos franceses, Jean-Philippe Lauer, entregó al estudio de la antigua cultura del Nilo casi ocho décadas de trabajo, una dedicación que comenzó en la época dorada de las excavaciones en Egipto y que continuó hasta el final de su vida, terminada en París a los 99 años de edad.

Fue en julio de 1.926 cuando el joven Lauer desembarcó de forma fortuita en Egipto, con un diploma de Arquitectura y otro de Latín y Griego bajo el brazo. El director del Servicio de Antigüedades había comentado a su primo Jacques Hardy, también arquitecto, que necesitaba un asistente para Cecil Firth, director de excavaciones en Sakkara, cerca de El Cairo. Y así fue como le contrataron por ocho meses, que finalmente se convirtieron en toda una vida consagrada a la rehabilitación de la pirámide de Sakkara.

Cuando Lauer llegó a Egipto, el complejo funerario del rey Zoser estaba sumergido en la arena. De todo el conjunto arquitectónico, sólo la famosa pirámide escalonada se perfilaba en el horizonte y nadie podía imaginar que alrededor había todo un complejo funerario. Lauer continuó la labor iniciada por Firth y, año tras año, fue reconstituyendo con las piedras originales, como si fuera un rompecabezas, un conjunto de monumentos que habían sido levantados hacia el 2.700 a. C. por el que se conoce como el primer arquitecto de la Historia, Imhotep.

El primero en explorar el interior de la pirámide fue el general prusiano Minutoli, en 1.821, y un siglo después, fue Lauer quien se introdujo en el panteón a pesar de que cuatro toneladas de granito impedían el acceso y los ladrones sólo habían conseguido abrir una pequeña brecha. Comenzó así a descubrir lugares que nadie había pisado desde hacía 4.000 años.

En octubre de 1.928 Jean-Philippe Lauer conoció a la hija de Jouguet, director del Instituto Francés de Arqueología Oriental, que había conseguido arrancar a su padre la promesa de que regresaría a Francia una vez finalizado el invierno. Pero Marguerite Jouguet se casó un año después con el joven arquitecto y se afincó definitivamente en Egipto. Tras el hallazgo del tesoro de Tutankamón en 1.922, se habían multiplicado las visitas de personalidades, y correspondió a los Lauer atender a personajes tan ilustres como el rey Alfonso XII, la reina María de Rumanía, la reina Elisabeth de Bélgica, el príncipe de Hesse o el rey Victor Manuel de Italia.

Lauer todavía conservaba una casita de excavaciones, sin electricidad, teléfono ni agua corriente. Con 97 años se había convertido en una leyenda viva y seguía haciendo pequeños trabajos sobre su terreno, mientras se lamentaba de «las hordas de turistas ignorantes en bermudas» que lo asaltaban. Hasta el año pasado impartió conferencias o sirvió de guía de lujo en esta joya arquitectónica.

La embajada de Egipto en París se hizo eco de su fallecimiento destacando la «inmensa erudición unida a una verdadera modestia» de este hombre entregado con auténtico fervor a una obra de recuperación del patrimonio.

Jean-Philippe Lauer, egiptólogo francés, nació en 1.902 y falleció en París el 15 de mayo de 2.001.

Fuente: EFE

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