Éxodo, ¿Historicidad o Leyenda?
Por Gerardo Jofre
20 noviembre, 2006
Modificación: 22 mayo, 2020
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Apuntes de la conferencia dada el 26-02-2005 en el canal IRC de AE

No puedo comenzar la charla de hoy, sin haceros partícipes de una advertencia. El tema del Éxodo es por unanimidad de los exegetas bíblicos, de los más complejos y extensos, por lo que me es materialmente imposible y por el espacio de tiempo que contamos, tocar cada uno de los numerosos puntos que forman la investigación sobre esta parte específica de la Torá. Así que me ceñiré a los datos básicos que tenemos en el campo de la arqueología y su significado o interpretación contrastado posteriormente con lo que dice el texto bíblico. Por tanto muchas cuestiones igualmente interesantes no aparecerán expresadas en esta charla, pero espero poder abrir el germen para otros coloquios futuros, porque el Éxodo, como dice Alain Zivie en su artículo “Ramsés y el Éxodo,¿Una idea tomada prestada?”: es y seguirá siendo un tema abierto.

Una de las historias más trascendentes de la Biblia es la salida del pueblo de Israel a la conquista de la tierra prometida. Una gran masa de israelitas parten de Egipto al mando de Moisés y tras deambular cuarenta años en el desierto, llegan a Canaán. Hasta no hace mucho los arqueólogos bíblicos daban por sentado la historicidad de un éxodo, que únicamente habría sido con el paso del tiempo adornado y enriquecido por la literatura judía.

Pero el desarrollo de la arqueología y la egiptología de los últimos veinticinco años ha sido muy productiva en hallazgos; y sin embargo, no se han descubierto textos escritos extra bíblicos de la edad del bronce tardío que mencionen a Moisés, ni que detallen un éxodo como el descrito en la Biblia.

¿Es qué acaso el éxodo no es más que una leyenda?

Una leyenda es una relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos. Una definición que parece cuadrar actualmente con la narración del Éxodo, pero que en este caso no sería una leyenda cerrada.  Y no podemos decir que es una leyenda cerrada, porque un hallazgo arqueológico concluyente podría girar la balanza hacía  la historicidad de un éxodo. El profesor John C.H. Laughlin en su libro “La Arqueología y la Biblia” señala sobre este extremo: <<Es preciso ver los planteamientos sobre un éxodo israelita como provisionales, ya que algún material aún por descubrir podría transformar el panorama actual, es cada vez más obvio que de haber algún “núcleo histórico” en la historia de unos “israelitas” huyendo de Egipto a finales del siglo XIII a.C.(o cualquier otro), éste tiene escasa semejanza con la versión bíblica>>.

Y decimos uno o varios hallazgos arqueológicos definitivos porque hasta ahora únicamente contamos con ciertos vestigios aislados de algo que nos recuerda al éxodo bíblico. Se trata de restos materiales que tienen cierto parecido con lo que nos cuenta la Biblia, pero que carecen de relación entre ellos mismos en un contexto cronológico, sin orden alguno, y sin que por consiguiente nos puedan servir como prueba definitiva sobre la cualidad histórica del relato. Si bien estos hallazgos no son concluyentes por si mismos, ni en su conjunto, nos abren un soportal a la interpretación.

El primero de estos hallazgos en el campo de la egiptología es la estela del faraón Merneptah (1213-1203 a.C.). Hallada en 1896 por Petrie en el templo de Mernepath en Tebas, mide 2,25 metros de altura y está compuesta de granito negro. Esta estela data de los años 1208-1207 a.C. y contiene un himno de victoria que conmemora la aclamación de Egipto sobre sus enemigos. El final de la estela se  mencionan los enemigos de Egipto que se hallan en la región de Canaán, entre los que aparece “Israel”.

La frase en jeroglíficos egipcios dice: << Israel está derribado y yermo, no tiene semilla”.(traducción de Pritchard, 1969,pp.376-378).

Al nombre Israel le precede un jeroglífico egipcio que la refiere como población no como un estado, ciudad o región. Lo único que nos proporciona esta inscripción es que sobre el año 1208 a.C. había una población asentada en Canaán denominada Israel y que  había sido abatida por este faraón porque su desarrollo demográfico, como ha indicado el egiptólogo Hans Goedicke, podía suponer una amenaza para Egipto. Aunque esta es la referencia más antigua a Israel que conocemos, no nos dice que esta población procediese de un éxodo desde Egipto, ni menciona a un Moisés, ni nada que se le parezca, por lo que como dice el profesor Laughlin, la estela de Merneptah es irrelevante para esta cuestión. El único dato que nos proporciona es que si alguna vez existió algún éxodo, este debió producirse antes del año 1208 a.C.

¿Otros textos egipcios nos ofrecen pistas sobre la existencia de Israel?

Los textos de Execración son unos documentos escritos sobre figuritas de terracota en los que se representan asiáticos (enemigos de Egipto) con el nombre de su población, y se procede a quemar y destruir a la figurita como maldición mágica o forma de destruir parte de su poder. Hay dos grupos de textos: el más antiguo data de la dinastía XII y data de tiempos de Sesostris III (1878-1842 a.C.). Hay un segundo grupo de textos, más tardío (Bronce Medio II, 1800-1630 a.C.). Entre los lugares asiáticos destacan “Shutu” probablemente la región de Moab (Números 24:17) y lugares como Siquem, Hazor, Ashkelon, Lachis, Tiro, y Pella. Se nombra incluso a Jerusalén, pero no hay ninguna mención de Israel.  Los textos de execración no nos ofrecen por tanto pistas sobre la existencia de un pueblo llamado Israel fuera de Egipto, en la edad de Bronce.

la estela de Khu-Sebek (Djaa) encontrada en Abidos narra una campaña asiática por Sen-Usert III (1880-1840 a.C.) que dice: “Su majestad se puso hacia el norte a derrocar a los Asiáticos. Su majestad alcanzó un país extranjero de cual el nombre era Sekmem. Su majestad tomó la dirección derecha en el proceder a la Residencia de vida, prosperidad, y la salud”.

Aquí «Sekmem» es probablemente Siquem, pero tampoco se menciona a Israel. En las cartas de Amarna se menciona a Lab’ayu, como gobernador de Siquem, pero no hay referencia alguna a Israel.

¿Israelitas en Egipto?

No hay un éxodo sin estancia en Egipto. No podemos secuenciar una salida, sin una entrada, por lo que lo primero es probar la existencia de israelitas residentes en el Antiguo Egipto. Las pruebas arqueológicas indican que hubo movimientos migratorios de origen asiático hacía Egipto en distintas épocas, pero lo que todavía desconocemos es si en un periodo anterior al siglo XIII a.C. los israelitas se encontraban entre estos grupos.

El profesor Israel Finkelstein director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv dice: <<Una cosa es cierta. La situación básica descrita en la epopeya del Éxodo- el fenómeno de unos inmigrantes que  llegaban a Egipto desde Canaán y se asentaban en la región fronteriza oriental del delta- está abundantemente verificada por hallazgos arqueológicos y textos históricos>>.

Documentos pictóricos como los relieves de la tumba de Khnumhotep III( alrededor 1880 a.C.) en Beni Asan, muestran un grupo de semitas de la familia de los Abishai entrando en Egipto y  en el Papiro de Leiden 348 se dan órdenes para distribuir grano y se menciona a unos habiru empleados en el transporte de piedras para un templo. Esto ha sido asociado por algunos con Éxodo 1:11, donde los hebreos construyeron las dos ciudades granero, Pithom y Rameses.

<<Provéase de grano […] a los cpr que acarrean las piedras para edificar la espléndida Pylón de […] Ramsés Miamum>>.

Los apiru o habiru también aparecen mencionados en las cartas de el-Amarna, pero tampoco podemos asegurar que fueran Israelitas:

“¡Mira, Turbasu ha sido muerto en la puerta de Sile, y el rey se ha quedado callado/inerte!¡Mira, a Zimrida, rey de Laquis lo han herido unos siervos que se han hecho habiru!”(Carta de Amarna nº41 procedente de Jerusalén)

El historiador egipcio Manetón, escribió en el siglo III a.C. como los egipcios habían sucumbido a una tragedia nacional. Egipto había sido invadido por extranjeros llamados “hicsos” o soberanos de países extranjeros, quienes se habrían establecido en Avaris.

Las excavaciones arqueológicas han confirmado que los hicsos verdaderamente invadieron Egipto de manera gradual, es decir, se trataba de una inmigración progresiva, más que una campaña militar. La influencia cananea en los hicsos es destacable, como ha podido verse a través de la cerámica, arquitectura, tumbas y escritura hallada en el yacimiento arqueológico de Tell ed-Daba, la antigua Avaris.  Finkelstein resalta el “paralelismo revelador” entre el periodo hicso y el relato bíblico, diciendo: <<Se trata de una situación asombrosamente similar, al menos en sus líneas generales, a los relatos de las idas de los patriarcas a Egipto y su asentamiento definitivo en el país>>.

A mediados del siglo XVI a.C. Tell ed-Daba fue abandonada y con ella toda influencia cananea en Egipto.

¿Eran los hicsos israelitas?

No hay ningún documento egipcio del periodo hicso que mencione a Israel, tampoco se menciona en las cartas de Tell el-Amarna. Solo aparece mencionado como grupo humano en la estela de Merneptah. Sin embargo, no hay duda del origen semítico cananeo de los hicsos, ¿tal vez protoisraelitas?; téngase en cuenta que la voz “Israel” se traduce del hebreo”Dios lucha, Dios es fuerte”, nombre que Yavhé da al patriarca Jacob(Gén. 32, 28) <<De ahora en adelante ya no te llamaré Jacob, sino Israel, pues luchaste con Dios y con los hombres y venciste>>. Por tanto la palabra ”Israel” tiene un origen tardío en la época patriarcal, y bien pudiera haber tenido un uso lo suficientemente extendido durante el siglo XIII a.C., mientras que siglos anteriores los protoisraelitas podrían haber sido identificados bajo otro nombre.

Como todavía no podemos asegurar si entre estas tribus semíticas residentes en Egipto se encontraban los israelitas, algunos minimalistas como el profesor Philip Davies, de la Universidad de Sheffield(Reino Unido),sostienen que los judíos no fueron de Egipto a la tierra prometida, sino que eran aborígenes de Canaán.

El Papiro de Leiden 344 o Papiro Ipuwer, fue traducido por A.H. Gardiner en 1909 y describe  una serie de catástrofes y plagas que azotan Egipto, hambre, sequía, fuga de esclavos que se llevan las riquezas de los egipcios y muerte en todas partes de la tierra de Egipto.  La similitud entre varios pasajes del éxodo bíblico y el papiro Ipuwer son tan sorprendentes, que algunos eruditos la muestran como fuente egipcia del relato bíblico (Goedicke y Velikovsky).

Imágen parcial del papiro Ipuwer

Imágen parcial del papiro Ipuwer.

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