Éxodo, ¿Historicidad o Leyenda?
Por Gerardo Jofre
20 noviembre, 2006
Modificación: 22 mayo, 2020
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El Papiro de Leiden es un texto que registra las denominadas «admoniciones de Ipuwer», copiado por escribanos de la XIX Dinastía, pero que se remonta en su redacción original a un  periodo que va desde el Reino Antiguo hasta  el Reino Medio. Se podría remontar a tiempos de la VI Dinastía (Imperio Antiguo), aunque otros como Gardiner sitúan su contexto en tiempos de la XII Dinastía(Imperio Medio). Su principal característica es que narra grandes desastres en la tierra de Egipto similares a las diez plagas de Egipto. Obsérvese que el orden secuencial de algunas de las plagas coincide con el descrito en la Biblia.

Por ejemplo hay frases similares a las que aparecen en el libro del Éxodo
como:

2:5-6 La plaga esta en todo el territorio. Sangre en todas partes. (Papiro Ipuwer)

«Y hubo sangre por toda la tierra de Egipto.» (Éxodo 7:21)

2:10  El rio es sangre. (Papiro Ipuwer)

«Y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre». (Éxodo 7:20)

2:10 La gente no quiere probarla — La gente esta sedienta en búsqueda de agua. (Papiro Ipuwer)

3:10-13  ¡Así esta nuestro agua ! ¡Así esta nuestra felicidad!  Que haremos al respecto? ¡Todo es ruinas! (Papiro Ipuwer)

5:5  «todos los animales, sus corazones lloran. Los ganados gimen… «
(Papiro Ipuwer)

«Mira que mi mano será sobre tus campos y sobre los caballos, y asnos y camellos, y bueyes, y ovejas, peste muy grave « ( Éxodo 9:3)
Aunque en el papiro no hay ninguna referencia explícita a los israelitas, se menciona una revuelta de esclavos, una columna de fuego y la desaparición en circunstancias insólitas de un faraón.
Éxodo 13:21<<Yahveh iba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudiesen marchar de día y de noche>>.
Papiro 7:1 << Contempla, el fuego ha montado encima sobre alto. Su combustión va en adelante contra los enemigos de la tierra>>.
El Papiro de Anastasi VI es una carta escrita por un funcionario de puesto fronterizo del tiempo de Seti II, comunicando la salida desde la frontera del delta oriental de ciertas tribus llamadas shasu, es decir, beduinos: “Otra comunicación para mi señor: hemos terminado de hacer pasar a las tribus shasu desde Edón hasta Tjkw, a través de las fortificaciones de Merneptah, hasta los cauces (albercas) de Pr-Itm de Merneptah (existentes) en Tjkw, para preservar su vida y la de sus animales, gracias a la benevolencia de Faraón, el buen sol de todo el país”

Estos textos egipcios son como islotes en medio del océano, son piezas sueltas que si bien nos recuerdan al texto bíblico, estas similitudes podrían ser simples casualidades o también puede que no. Es seguro que no tienen una correspondencia cronológica entre ellos, pero tampoco la tiene la redacción de la Biblia. Así  que la Biblia se trasforma de modo autónomo, en una pieza más del rompecabezas. ¿Cuándo redactó Israel los textos que narran su estancia en Egipto y su liberación? Saber la fuente y el periodo cronológico de elaboración del texto del Éxodo es igualmente relevante a la hora de plantear su historicidad o leyenda.

Lo primero es admitir que los textos que describen el éxodo son en su mayoría mucho más recientes que los supuestos acontecimientos. Existen dos versiones del relato del Éxodo, la fuente Yahvista, denominada “J” que se remonta al siglo X a.C. y la fuente Sacerdotal, llamada “P” (del alemán Priesterschrift) que se remonta al siglo VI a.C. Sin embargo hay un resquicio arcaico; se trata del “Canto de Moisés” que se recoge en Éxodo 15,1-18. En este cántico hay expresiones muy antiguas que sugieren una época cercana a los acontecimientos (Jean Louis Ska “Moisés la génesis del texto del Éxodo”). ¿historicidad? No; aun cuando se pudiese, no sin bastante dificultad, datar este texto poético. Su adecuación a un contexto temporal tampoco nos daría la certeza de que esos acontecimientos fueron realidades y no leyenda.

La geografía del Éxodo

El libro del Éxodo es rico en topónimos. El nombre “Sucot” mencionado en Éxodo 12:37 es la forma hebrea del egipcio “Tjkw”  y Pitón es la forma hebrea de “Pr-Itm”, ambos mencionados en el Papiro Anastasi.

Por otra parte el nombre “ Migdal”, “Migdol”, “Magdalo”, “Magdala” o “Magdalum” que significa “fortaleza o  torre” aparece en Éxodo 14:2 << Dí a los hijos de Israel, que vuelvan a acamparse frente de Phihahiroth, que está entre Magdalo y el mar enfrente de Beelsephon: a la vista de él sentareis el campo junto al mar >>.  La voz Migdol es un nombre corriente para los fuertes egipcios del Imperio Nuevo, situados en la frontera oriental delta y en la ruta de Egipto a Canaán a través del norte del Sinaí. A mediados del año pasado un equipo arqueológico egipcio descubrió al norte de la península del Sinaí un conjunto de fortificaciones construidas en el área de Tharu o Tell Hebua, a unos 30 kilómetros al Este del canal de Suez.

Entre los descubrimientos había un fuerte de la era de los hicsos. El fuerte fue probablemente destruido en las luchas en las que los hicsos fueron expulsados por Kamose y Almose en el s.XVI a.C. Otro descubrimiento fue un grupo de almenas, incluida la pared que mira al sur de una ciudad fortificada del siglo XVI al XIV a.C.
Mientras que el último hallazgo fue un fuerte utilizado desde la era hicsos hasta la era Persa, esta última comenzó alrededor del año 525 a.C.

Un relieve del faraón Seti I, grabado en un muro del Templo de Amón en Karnak, muestra los fuertes egipcios con depósitos de agua. En la década de 1970, el arqueólogo Eliécer Oren, de la Universidad Ben-Gurion, realizó campañas de excavación al Norte del Sinaí y descubrió restos de fuertes que coinciden en sus emplazamientos con el relieve de Seti I anteriormente mencionado.

La confusión por tanto es que todas estas fortalezas son igualmente Migdol. ¿ Cúal es entonces el verdadero Migdol bíblico? Si el hallazgo del Migdol de Tell Hebua es el Migdol bíblico, podríamos tener una reconstrucción más clara de la ruta del Éxodo.

Actualmente la ruta del Éxodo sigue siendo objeto de debate. La ruta tradicional del Éxodo bíblico supone que los hebreos cruzaron la zona sur del lago Menzaleh antes de llegar a los lagos Amargos, para luego desviarse hacía el Este de la Costa oriental del golfo de Suez y luego entrar en el Sinaí, en Jebel Musa. Otra versión alternativa sitúa la ruta, dirigiéndose hacía el Este, en sentido opuesto al lago Timas, desplazándose hacía el sitio alternativo del Monte Sinaí en Jebel  Helal. Además hay una tercera ruta que los localiza a lo largo de la franja de tierra que separaba el Mar Mediterráneo del lago Sirbón.

Así pues, ante tal vigilancia, cualquier grupo  sublevado que pretendiese escapar de Egipto sería capturado fácilmente por los soldados egipcios de estas fortalezas. El único camino sería adentrarse en el desierto del Sinaí.

Pero, ¿ Hay indicios de seiscientas mil almas vagando por el desierto durante cuarenta años?

Tanta masa de gente durante cuarenta años debería haber dejado alguna huella, algún rastro arqueológico. En el Sinaí se han encontrado restos de una actividad pastoral en el tercer milenio a.C., en el periodo helenístico y bizantino, pero no hay prueba alguna de tiempos de Seti I, Ramses II y Merneptah. En Cades Barne donde la Biblia menciona que los israelitas acamparon durante 38 años, los arqueólogos han hallado los restos de un fuerte de finales de la edad de hierro, pero nada de finales de la edad de bronce. Lo mismo pasa con el emplazamiento de Esión Geber, también citado en la Biblia. No hay por consiguiente una correspondencia espacial y temporal entre el Éxodo bíblico y los datos arqueológicos, pero no puede negarse que  hay una lógica geográfica en el itinerario de la narración bíblica. No hay duda que los redactores del libro del Éxodo, Números y Deuteronomio, conocían el territorio reseñado, aunque la identificación de estas  zonas geográficas no dota de mayor historicidad al Éxodo.

No obstante, si hay  restos arqueológicos en el Sinaí de campamentos que se remontan al tercer milenio a.C. en la llanura de Har karkom y en el Valle Uvda, donde los trabajos arqueológicos del profesor Emmanuel Anati, fundador y Director del Centro Camuno di Studi Preistorici in Capo di Ponte en Italia y profesor de Paleo-etnología en la Universidad de Lecce; han ofrecido datos cuanto menos curiosos. Para este erudito la concordancia con las fluctuaciones climáticas, la comparación con la literatura egipcia, la documentación arqueológica en Jericó y en Ai, junto con los hallazgos en Har Karkom y de Ein Kudeirat, parecen confirmar una base histórica al éxodo e indican que los acontecimientos de la salida de Egipto se remontan al período de la VI dinastía egipcia (2345-2181 a.C.).

Emanuel Anati ha realizado excavaciones arqueológicas y exploraciones en la península del Sinaí desde 1954. Su teoría de un éxodo muy temprano ( a finales de la Edad de Bronce Temprano) viene abogada por su identificación del monte Sinaí con el monte Har Karkom, entre la frontera de Israel y Egipto. Tengase en cuenta que hay actualmente unas 20 ubicaciones distintas para el famoso monte Sinaí (desde la tradicional en el área de Santa Catalina, hasta en Arabía Saudí). Entre los más importantes hallazgos hay un altar con doce piedras erguidas, tal y como describe la Biblia, estructuras circulares de piedra con forma de vivienda y una inscripción en la roca con perfil de doble arco y subdivisión en diez cuadrados. Se trata para el profesor Anati de una representación de las tablas de la ley.

Representación del decálogo

Representación del decálogo.

Altar de doce piedras

Altar de doce piedras.

Deuteronomio 4,13: “Él os reveló su alianza, y os mandó ponerla en práctica, las diez palabras que escribió en dos tablas de piedra”.

Téngase en cuenta que hasta la fecha, la versión extra bíblica más antigua de los diez mandamientos hallada en Egipto se halla en el Papiro de Nash del siglo II a.C., hallado en 1902-1903 por W. L. Nash y llevado a Cambridge (Inglaterra), que consta de cuatro fragmentos de 24 líneas en texto premasorético.

Papiro de Nash

Papiro de Nash.

En Timna se ha hallado un santuario madianita que posee una gran semejanza con el santuario móvil israelita que permaneció durante la estancia en el desierto. En el santuario medianita los arqueólogos hallaron una serpiente de cobre muy similar a la serpiente de bronce descrita en números 21:6-9.

En la región de Edom, el profesor y arqueólogo canadiense Adams de la Hamilton’s McMaster University ,Thomas Levy de la Universidad de California en San Diego y Mohammad Najjar del departamento jordano de Antigüedades han investigado la minería de cobre y la fusión en Khirbat en-Nahas. Tras aplicar métodos de datación por C14 a algunos de sus hallazgos, concluyeron que el lugar de ocupación tuvo sus inicios en el siglo noveno a.C. y que una fortaleza fue ya edificada en el siglo XI a.C., algo que sustenta la existencia de un estado edomita varios cientos de años antes de lo que se creía. Las fechas del Carbono 14 sitúan a los edomitas en tiempos de David y Salomón, como un reino circundante o regional a la monarquía unida del antiguo Israel.

La Biblia menciona a Edom como un Estado gobernado por un rey y Finkelstein  decía que “ la arqueología nos ha mostrado que no había reyes de Edom con quienes pudieran enfrentarse los israelitas” y sin embargo el hallazgo reciente de Adams acaba de tirar por la borda  la idea tradicional de que ningún estado edomita existió antes del siglo octavo y ha sacado a la luz una fortaleza edomita de defensa. Hasta hoy se habían hallado sellos edomitas del siglo VIII a.C. o la ostraca de Tell e-Kheleifeh, procedente del siglo VI a.C. y tradicionalmente los primeros asentamientos de los edomitas en Petra se remontan al siglo VII a.C. Todo ello, se basaba en que no existían pruebas físicas materiales de que Edom hubiese existido ya en tiempos de David y Salomón, mientras que en el Éxodo se menciona a Edom como un estado formado con anterioridad a Israel.

Todas estas pruebas y otras no mencionadas nos acercan a una posible historicidad, pero ¿son suficientes para arrancar el carácter legendario del Éxodo? No podemos negar que los lugares mencionados en el éxodo son reales, y que tanto ciertos textos egipcios, como ciertos restos parecen referirse al mismo; sin embargo, no hay una correspondencia cronológica entre la Biblia y los papiros, ni entre los demás restos conservados. Algunos de los topónimos mencionados estaban deshabitados en tiempos del bronce tardío, otros no. Tenemos un mosaico de datos, pero no sabemos donde encaja cada pieza. Hasta que estas piezas no formen algo consistente, la narración del Éxodo mantendrá su carácter legendario.

Tampoco podemos afirmar que el Éxodo es completamente ahistórico. Como dice el egiptólogo Hans Goedicke “la tradición del Éxodo refleja la historia sin ser un libro histórico, porque es literatura que contiene reflexiones históricas”.Estas reflexiones históricas hacen que no estemos ante un mito.

La salida de Egipto no es una narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Las vivencias de una población semítica unida por su religión, trasladada a la tradición oral y folklore, sometida a las influencias culturales vecinas, ha difuminado aquello que pudo ser un éxodo. Es muy probable que la Biblia contenga un pequeño porcentaje de núcleo histórico sobre el éxodo, incluso puede ser que éste fuera muy diferente del que menciona el texto. Tal vez hubo varios éxodos, tal vez fueran salidas en distintas épocas y de forma gradual.  Y es que sería tan poco prudente negar la existencia de un sustrato real sobre la narración del éxodo, como afirmar que es una narración completamente histórica, porque si bien a la vista de las pruebas que he mencionado en esta charla, no puede deducirse la historicidad del éxodo judío, todavía es demasiado prematuro calificarla de mitología, pues como dijo el doctor Hawass durante el año 2002 “nunca sabremos qué secretos está ocultando la arena de Egipto y eso que sólo hemos encontrado un 30% de nuestros monumentos, así que todavía tenemos 70% por descubrir”. En mi opinión, aquellos que niegan la historicidad del Éxodo bíblico, en términos generales, dándolo como un caso cerrado de mito, se están precipitando en sus conclusiones y pecan en una posible futura retractación, porque la  salida de los israelitas de Egipto es una leyenda abierta a la historicidad.

 

Autor Gerardo Jofre, Coordinador de la Sección Egipto y la Biblia

 

(Mejora de SEO/Readability/Presentación… 22 de mayo de 2020. No hay cambios en contenidos o ilustración)

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