Arqueología del siglo XXI
Por Coordinadores de AE
Creación: 31 octubre, 1999
Modificación: 3 abril, 2017
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La aplicación de técnicas de teledetección a la arqueología moderna permite levantar mapas de los yacimientos sin tener que excavar. Antes de empezar a excavar, los arqueólogos tienen que documentar los yacimientos de una forma muy exacta. No hay marcha atrás en una operación que es esencialmente destructiva. La exacta situación y disposición de los objetos, los edificios o los restos orgánicos, proporcionan tanta información como las propias piezas recuperadas.

Para ayudar a los arqueólogos en esta tarea de documentación, Ken Kvamme, un especialista de la University of Arkansas, ha desarrollado una técnica que revolucionará esta fase crucial en las excavaciones del futuro. Gracias a su metodología, ya no es necesario mover un solo gramo de tierra para obtener un mapa de lo que hay debajo.

Kvamme ha estado trabajando en un antiguo poblado indio americano llamado Whistling Elk. En la actualidad, sus restos son casi invisibles, ya que permanecen enterrados bajo un metro de suelo.

Durante los dos últimos años, Kvamme ha estado desarrollando el programa Whistling Elk Sub-Surface Imaging Project. Su objetivo ha sido aplicar tecnología de teledetección para crear imágenes de las estructuras enterradas, sin que sea necesario interaccionar físicamente con ellas.

Durante el período de evaluación de la técnica, se han probado cuatro tipos de tecnología de teledetección para crear cuatro imágenes distintas del poblado: en primer lugar la magnetometría, que mide los campos magnéticos del suelo; en segundo lugar, la resistividad eléctrica, que inyecta corriente en la tierra y después graba la resistencia del suelo a esta corriente; en tercer lugar, la conductividad electromagnética, que emplea ondas de radio para medir de qué manera conduce electricidad el suelo; y por último, un radar de rayos-X, capaz de penetrar la tierra hasta una cierta profundidad.

Cada método obtiene una imagen ligeramente distinta del yacimiento. Aplicando un color a cada imagen, se pueden fusionar para conseguir un mapa que aporte toda la información de manera simultánea.

El mapa del poblado examinado reveló que éste había tenido entre 60 y 70 casas, rodeadas por fortificaciones. Cada casa medía unos 5 metros de ancho, con una entrada en forma de túnel y un hogar central. La correspondiente datación mediante la técnica del carbono 14 indica que las estructuras pertenecen a una fecha situada alrededor del año 1300. Sus habitantes, según Kvamme, podrían ser antecesores de los actuales Arikara.

Para comprobar la fiabilidad de las técnicas de detección remota, Kvamme excavó la estructura más grande del pueblo, situando estacas allá donde el mapa establecía sus límites. El resultado fue exacto y preciso.

Dado que una alta temperatura puede alinear los campos magnéticos de las moléculas de hierro en el barro, las lecturas de magnetometría indicaron que la mayor parte del poblado fue quemado. Se han encontrado utensilios domésticos intactos, lo que hace suponer que sus habitantes probablemente tuvieron que huir de forma precipitada. Sin embargo, las imágenes sugieren que regresaron y reconstruyeron la villa en el mismo sitio, aunque con una configuración más cerrada.

Con los métodos de Kvamme, los arqueólogos pueden dedicar menos tiempo a hacer suposiciones y más a excavar, con la seguridad de que lo estarán haciendo en el sitio más oportuno. Al mismo tiempo, algunas tribus indias se muestran contrariadas de que los arqueólogos excaven en sus suelos ancestrales, de modo que las técnicas no invasivas evitarán tocar lo que para estas personas es tierra sagrada.

Muchos yacimientos arqueológicos desconocidos se han visto destrozados por la construcción de una carretera o por otro tipo de obras. La teledetección ayudará a catalogar zonas en las que se sospecha puede haber yacimientos enterrados sin tener que excavar en ellos a ciegas. Por supuesto, no sustituye a la propia excavación, puesto que no puede poner de relieve detalles pequeños, como utensilios y huesos, pero sí ayudar mucho en la tareas arqueológicas.

Fuente: EFE

Reseña: Toni Sánchez

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