Los ushebtis, normalmente de aspecto momiforme, eran un tipo de figurillas a las que se las consideraba con la mágica capacidad de realizar trabajos en el Más Allá en sustitución del difunto.
De modo que en el caso de que el difunto en sus vivencias eternas se encontrara ante la circunstancia de tener que realizar alguna tarea, podía entonces llamar al ushebti en su ayuda. No en vano, ushebti significa, “el que responde”. Así, con esta llamada, el ushebti se activaba y trabajaba en nombre del fallecido que había recurrido a su magia. “Aquí estoy”, habrás de decir. “Lo haré”, reza la inscripción que muchas veces complementa los ushebtis.
Los más antiguos ushebtis se remontan al Imperio Medio, aunque con el tiempo se transformaron en figuras muy comunes. Ciertamente los ushebtis fueron relevantes en el ajuar funerario y tuvieron también usos votivos. Lo cierto es que la popularidad de las figurillas llegó a ser tan intensa que era frecuente que en el interior de las tumbas se colocaran 365 ushebtis, o hasta muchas figurillasa más, con la idea de que el difunto pudiera disfrutar cada día del año, a lo largo de la eternidad, de estos peculiares sustitutos a la hora de afrontar ciertas tareas. En ocasiones, incluso, los ushebtis se encontraban organizados en grupos comandados por capataces. Todo un ejército dedicado a servir al difunto y hacerle más agradable la existencia eterna.
Los antiguos Egipcios realizaron usbhetis de muchas formas y aspectos. Algunos son muy sencillos y esquemáticos, de fabricación rudimentaria, aunque otros llegaron a ser muy elaborados y exhiben una gran calidad plástica. La capacidad económica fue un factor fundamental en la apariencia de los ushebtis, pero también hay que tener en cuenta las modas y otros condicionantes.
Los ushebtis pudieron realizarse en muy diversos materiales: madera, cerámica, vidrio, piedra, raramente se hicieron de bronce o contienen materiales lujosos como oro… No obstante, puede que la fayenza, la loza egipcia vidriada de tonos azules o verdosos, ofrezca su imagen más característica.
Las dimensiones de los ushebtis son variables: algunos pueden superar el medio metro, mientras que otros miden pocos centímetros. Lo más común es que se presenten con aspecto momiforme, amortajados, con los brazos cruzados sobre el pecho y los pies juntos. Y es igualmente recurrente que sostengan herramientas de labranza, mostrándose así preparados para emprender las tareas agrícolas que se les pudieran requerir. En ocasiones, sin embargo, se representaron alejados del aspecto amortajado y hasta con ropajes amplios. También, a veces, pueden aparecer acompañados de pequeñas representaciones de azadas y cestos. Además es frecuente que en las tumbas egipcias estas figurillas se encuentren dentro de cajas, más o menos elaboradas, donde los ushebtis eran guardados.
Aunque muchos ushebtis son anepígrafos (sin inscripciones), también es muy frecuente que luzcan un texto dotado con la capacidad de activarlos y de otorgarles, teóricamente, todo su potencial mágico. Este texto, del que pueden aparecer variaciones o presentarse abreviado, es el Capítulo 6 del Libro de los Muertos que se titula: «Fórmula para que un ushebti ejecute los trabajos para alguien en el imperio de los muertos».