Seheqaenre Seankhptahi, un oscuro rey de la XIII dinastía
Por Juan Rodríguez Lázaro
1 noviembre, 2004
Modificación: 24 abril, 2021
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1º (1-20). estela de Nebsumenu. MAN de Madrid. 1999.99.4. (Dibujo del autor). Para Blog
Reconstrucción de la escena principal de la estela de Nebsumenu. Museo Arqueológico Nacional de Madrid. 1999/99/4. (Dibujo del autor).

En 1999 ingresó en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid una estela que, durante la década de los 80, estuvo circulando en el mercado internacional de antigüedades. (Sotheby, Darius 1988. Lot 78). Se trata de un documento de extraordinario valor histórico, ya que nos habla del reinado de uno de los soberanos egipcios menos conocidos de la XIII dinastía. De un rey, que llegó a ejercer el poder poco antes de que esta dinastía se hundiera en medio de la confusión. Dentro de un periodo histórico, del que aún hoy, nuestra información continua siendo muy escasa.

La estela conserva actualmente una altura de 72,4 cm, pero ciertas huellas, que se observan en el borde inferior, demuestran que en algún momento de su historia reciente, fue intencionadamente cortada con una sierra. Por tanto, es indudable que en su origen, este monumento fuese concebido con una mayor altitud. La primera de las líneas de texto horizontal, en jeroglífico, que corren por su parte inferior, nos informa sobre la fecha exacta en la que fue realizado este monumento:

“Año 1º, bajo Su Majestad, el rey del Alto y del Bajo Egipto: Seheqaenre.
El hijo de Re: Seankhptahi, repartidor de vida…»

Si bien por su calidad artística, esta estela no tiene comparación con las detalladas obras que se realizaron durante la XII dinastía, su estilo en cambio, no se muestra tan degradado como el que pocos años después vemos en las creaciones del 2º Periodo Intermedio. Es por tanto, que la estela de Madrid, debemos considerarla como uno de los últimos exponentes, de lo que antes, había sido el glorioso arte del Imperio Medio.

La documentación que tenemos hasta la fecha sobre el rey Seankhptahi, se reduce a dos únicos monumentos. Monumentos que además tenemos que tomar con una cierta precaución. El primero de ellos es una deteriorada estela -de procedencia desconocida- que actualmente se conserva en el museo de El Cairo (CG 20600). El segundo, por su parte, no es mas que un cilindro grabado el nombre del Horus de oro: Sekhaenptha. Supuestamente el mismo nombre que nuestro rey utiliza, para su titulatura oficial. (Ryholt, K.S.B. The Political Situation in Egypt during the Second Intermediate Period. 1977, p.358).

La estela de Madrid, que actualmente se guarda en los fondos del MAN, es por tanto, en el documento mas importante que hoy tenemos para el estudio del rey Seankhptahi. Confirma la existencia de su reinado, con la aportación del primer año de su gobierno, y al mismo tiempo, nos proporciona la única imagen que tenemos sobre este soberano. Desgraciadamente su cabeza, en la que destaca un perfil prácticamente intacto, se encuentra dentro de un área erosionada de la piedra.

1º (1-25). Foto J.R.Lázaro. MAN. Reto Blog - copia

Detalle del rey Seankhptahi ofreciendo una libación ante la imagen sagrada del dios Ptah.
Fotografía del autor.

Los nombres propios utilizados por este rey, tanto el su de nacimiento: Seankhpthai “el que Ptah hace vivir”, como el que parece utilizar, tras su coronación, para acompañar el título de Horus de oro: Sekhaenptah, “el que Ptah hace aparecer”, sugieren que este soberano sintió una especial devoción por Ptah, el dios demiurgo, protector de la gran urbe menfita. La estela de Madrid, confirma claramente esta sospecha al mostrar, sobre su mitad izquierda de la escena principal, como el rey, que ha penetrado en la parte mas profunda y sagrada de un santuario, se presenta ante la imagen sagrada del dios Ptah para realizar ante él una libación.

El texto, situado justo por encima de la representación del dios, nos informa que se trata de un famoso santuario de la ciudad de Menfis, que estaba concretamente ubicado “al sur de su muro”.

La capilla de Ptah que vemos en la escena, es en realidad una naos abierta por delante, con el fin de que los sacerdotes del templo y los ilustres visitantes, pudiesen contemplar y venerar la estatua sagrada del dios. Ptah se muestra representado bajo su habitual aspecto: Viste una túnica blanca, que envuelve todas las formas de su cuerpo como si fuese una ajustada funda. Tan solo, por la parte delantera, y abriéndose paso entre el impoluto tejido, surgen las manos azules del dios para empuñar un wAs, el cetro del poder.

En una fecha que no podemos precisar, la imagen de este dios -junto con la de Anubis, que se halla al otro lado de la escena- fue deliberadamente perseguida y machacada, con el firme propósito de hacerla desaparecer. Los considerables daños que entonces fueron causados a esta la imagen, no nos impiden, sin embargo, distinguir sobre la parte alta de su cabeza, la línea curva, que en otro tiempo, delimitaba el cráneo rasurado del dios. Tampoco nos impiden ver, en lo alto de su espalda, otra línea paralela, que dibujaba el contrapeso que equilibrar el gran collar que el dios lucía sobre su pecho.

Por su parte, la figura del rey Seankhptahi, presenta todos los símbolos tradicionales de la monarquía egipcia: el soberano viste una clásica faldilla, en la que destaca, por su parte delantera, un rígido pliegue triangular; lleva una cola de toro sujeta a la parte posterior de su cinturón, y sobre la cabeza una corona globular, que se menciona en los textos con el nombre de khat. Finalmente, en la parte frontal de su tocado, vemos como se yergue la figura serpenteante del tradicional ureus de la realeza. Nos encontramos aquí, con la misma iconografía, que generalmente utilizan los soberanos de la XIII dinastía, y en realidad, es un buen paralelo de las representaciones de sus predecesores inmediatos, los reyes Semenkare Nebnun, Sebekhotep III, y Merneferre Ay.

En la escena principal de la estela, el soberano es mostrado, en el mismo instante en el que procede a realizar de una libación ante Ptah. Vierte el agua purificadora sobre la estatua del dios, y con ello ejerce una acción semejante, a la que generalmente desempeña cierto personal del templo, entre los que destacan: sacerdotes sem, tesoreros, embalsamadores, etc. Con el fin de llevar a buen término la ablución de la estatua, el rey utiliza un pesado vaso de piedra de forma oval, que está atestiguado en los textos de la época con el nombre del vaso 17-04nmSt.

La mitad izquierda, de la escena de la estela de Madrid, creada como contrapunto a la representación de Seankhpthai frente al dios Ptah, esta ocupada por la figura de Nebsumenu, un tesorero real y superintendente de los tesoreros que, sin duda, fue uno de los personajes mas influyentes de la corte. En un alarde de arrogancia, ese interesantísimo personaje, se hace representar a la misma escala, en la que aparece la imagen del propio soberano. Al mismo tiempo, Nebsumenu, copia la acción del rey, al mostrarse el mismo, ofreciendo una libación ante otra importante divinidad del panteón egipcio. En esta ocasión ante Anubis (Impu), el dios chacal, patrón de los embalsamadores. Lo excepcional de esta doble escena, que presenta al rey y a su tesorero, en un mismo plano contrapuesto, nos muestra como poco, una intención clara, por parte de ese funcionario, de dejar constancia, que su status social era equiparable al de propio soberano.

El tesorero real viste una amplia túnica que le llega casi hasta los tobillos. Se anuda por debajo de su pecho, mientras que un pico triangular, que aparece en la parte inferior delantera, revela el punto exacto en donde se cruzan los dos extremos del paño, que configuran la vestimenta. Se intuye que esta túnica estaba tejida con un lino muy fino, puesto que aparece totalmente transparente y nos permite ver, que por debajo, este funcionario, lleva igualmente la tradicional faldilla corta.

Para llevar a cabo su ofrenda ritual Nebsumenu, a diferencia del rey, emplea una copa de forma troncocónica que eleva igualmente hacia lo alto. Frente a él, el dios híbrido que empuña en sus manos un cetro wAs y un signo anx, está descrito, por el breve texto que aparece sobre su cabeza, como: “Anubis, señor de los vendajes”.

De una forma paralela al vaso nmS.t, llevado por el rey, la copa que Nebsumenu sostiene sobre la palma de su mano, contiene igualmente agua purificadora empleada en las libaciones. Si bien es cierto que, la estela de Madrid, no menciona en absoluto el contenido de este recipiente, no tenemos la menor duda de que se trata de la copa17-05copa, reproducida hasta la saciedad, sobre la parte alta de las estelas del 2º Periodo Intermedio y comienzos de la XVIII dinastía.

Como en el caso de otros tesoreros reales de mediados de la XIII dinastía, Nebsumenu aparece en el comienzo mismo del reinado Seankhptahi, como un gran funcionario de la corte que administra los recursos de la corona en todo el país. Nos preguntamos si este poderoso funcionario de la administración palaciega no estuvo realmente emparentado con alguna de las ramas de la propia familia real. De ser así, se comprendería mejor la posición relevante de su puesto, y al mismo tiempo quedaría en parte justificada, la libertad que se toma, en la estela de Madrid, para hacerse representa como un igual al rey.

Los escasos documentos que hoy se pueden atribuir a Nebsumenu, nos permiten aventurar la hipótesis, de que este funcionario debió centrarse principalmente en la revalorización agrícola de ciertos terrenos, así como en el control de los recursos económicos que el palacio poseía en el Alto Egipto. También, por su representación en la estela de Madrid ante el dios Anubis, se deduce que Nebsumenu debió mantener una estrecha relación con los servicios funerarios de aquel dios. Es probable que desde su puesto en la administración, fuese él, quien se encargara de proporcionar a los embalsamadores, las vendas y demás materiales que estos necesitaban, para llevar a cabo los procesos de momificación.

 

Autor Juan Rodríguez Lázaro


Artículo publicado en el Boletín Informativo de Amigos de la Egiptología, BIAE 17, noviembre de 2004https://egiptologia.com/biae-numero-17-noviembre-2004/

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