No se sabe con exactitud la fecha en la que nació, pero con tan sólo 15 años de edad ya había engendrado al heredero de un faraón. Su esposo, Ramsés II, dominó el imperio egipcio durante 67 años, aproximadamente entre el 1279-1212 a.C. y se le considera uno de los gobernantes más poderosos de la civilización milenaria que vivió bañada por las aguas del río Nilo.
Se desconocen los orígenes de Nefertari, como ocurre con otras grandes reinas del antiguo Egipto. Tampoco hay constancia clara de su linaje, aunque algunos egiptólogos piensan que tal vez provenía de estirpe real y, en ese sentido, se la entronca con el faraón Ay, de la Dinastía XVIII, de quien podría ser bisnieta o estar vinculada de algún modo. Esta hipótesis deriva por el hecho de haberse encontrado en la tumba de la reina el pomo de un mueble con el nombre de Ay, tal vez enterrado junto a la reina como un recuerdo de familia. De no ser así… ¿qué motivo tendría Nefertari para enterrar en su tumba un cofre con el nombre de Ay?
Pomo con el nombre de Ay descubierto en la tumba de Nefertari.
El primer testimonio fidedigno sobre esta mujer se documenta en tiempos del faraón Seti I, quien dejó en herencia a su hijo Ramsés II un país que gobernar y también un fabuloso harén, seguro que integrado por las más espléndidas mujeres de la época. Entre ellas es factible que se encontrarse Nefertari, cuya belleza y carisma debieron fascinar a Ramsés II, haciendo de ella la segunda Gran Esposa Real, en detrimento de Isisnefret, su primera mujer. Posiblemente el alumbramiento de un varón y príncipe primogénito, Amonjerjepeshef, propició su progresivo ascenso en la corte y su creciente autoridad. Tras este primer niño, Nefertari llegarían a parir al menos tres varones más y dos hijas, las cuales también serían reinas gracias al matrimonio con su propio padre. Pero toda la prole engendrada por Ramsés y Nefertari no consiguió sobrevivir a su progenitor, ya que Ramsés II fue un hombre muy longevo. En realidad, el faraón no tuvo excesivos problemas para ser sucedido, pues a lo largo de su existencia contabilizó más de 150 hijos.
Nefertari tras Ramses II imponiéndose sobre un enemigo hitita. Foto: Susana Alegre García
Las representaciones de Nefertari hacen pensar que fue una mujer bella y elegante, aunque la reina no se limitó a ser un simple objeto de decoración al lado de su esposo y se ocupó los más de 20 años que el destino les concedió juntos en labores de Estado, como las diplomáticas, o en relevantes ceremonias religiosas, donde asumió un papel protagonista. Precisamente, en ese tiempo, Egipto sostenía un duro conflicto bélico con el Imperio Hitita, y en dicho contexto se produjo la célebre batalla de Qadesh (1275 a.C.), en los territorios de la actual Siria. La propia Nefertari participó de forma activa en las negociaciones de paz con los hititas tras 17 años de agotadora contienda. Envió numerosos documentos epistolares y magníficos regalos al rey de Hatti, Hattullis III, y a su esposa Puduhepa, con quien dicen que la egipcia trabó una buena amistad, circunstancia que permitió de forma decisiva poner la rúbrica final a la guerra.
El llamado Pequeño templo de Abu Simbel, dedicado a Nefertari-Hathor. Foto: Susana Alegre García
El faraón valoró con generosidad el buen hacer de su favorita y, subyugado por la belleza y elegancia de ésta, no tardó en elevarla a la categoría de diosa, concediéndole la gracia de Nefertari MeritenMut, en clara identificación con la diosa Mut, la amada esposa del todopoderoso dios Amón. Asimismo, Ramsés II le concedió el título de Señora de las Dos Tierras, hecho inusual que permitió a Nefertari ser regente de Egipto en ausencia de su esposo. Lo cierto es que los epítetos elogiosos con los que el mandatario obsequió a su mujer tuvieron su plasmación en el extraordinario templo que le dedicó –junto a la diosa Hathor– en Abu Simbel, el llamado «Pequeño Speos». En los nichos de la fachada aparecen colosales figuras de Nefertari de un tamaño similar a las del propio faraón.
Reina Nefertari en el «Pequeño speos» en Abu Simbel. Foto: Susana Alegre
La construcción de una excepcional tumba para la reina es otras de las demostraciones del amor que Ramsés II sintió por Nefertari. Cuando la reina falleció en torno a 1255 a.C. fue enterrada allí, pero, por desgracia, su tumba llegó a nuestros días expoliada en su casi totalidad. En el momento de su descubrimiento en 1904 por parte del egiptólogo italiano Ernesto Schiaparelli, documento que el contenido de la tumba había sido saqueado en la antigüedad. Aún así, en la tumba se recogieron algunos objetos, entre ellos los fragmentos de su sarcófago de granito rosa (conservado en el Museo Egipcio de Turín) y los restos momificados de unas piernas que podrían ser de Nefertari. Solo eso se habría preservado de la reina para la posteridad, pero su memoria sigue viva en los relieves ornamentados de los templos, en las bellas decoraciones de tu tumba y en múltiples documentos que nos hablan de su poder y carisma.
Fragmento de piernas momificadas descubiertas en la tumba de Nefertari . Foto: Susana Alegre
Interior de la tumba de Nefertari. Foto difundida por el Ministry of Tourism and Antiquities