La biografía del jefe de marinos Ahmose, hijo de Abana
Por Rosa Pujol
1 octubre, 2005
Modificación: 22 mayo, 2020
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El turista convencional que viaja a Egipto, raramente tendrá la oportunidad de visitar un grupito de interesantes tumbas que se encuentran en la ciudad actual de el-Kab. La necrópolis de el-Kab consta apenas de unas pocas tumbas excavadas en la roca, y que habitualmente están cerradas, si bien no es preciso permiso alguno para visitarlas. Solo hay que ir allí y comprar la entrada. Las que se ven habitualmente son las de Ahmose, Paheri, Reneni, Ahmose Pen-Pekhbet y Setau. Pero es este un paraje que no entra en las rutas habituales de los turistas y son, por lo tanto, bastante desconocidas.

La zona en que están enclavadas estas tumbas tiene gran importancia histórica, ya que están frente a lo que fue la ciudad de Nekheb, capital del tercer nomo del Alto Egipto y adscrita a la diosa Nekhbet, y de la que aún pueden verse las masivas murallas de adobe.

De estas tumbas, la más importante es, sin duda, la de Ahmose, hijo de Abana. Este nombre nos es, sin embargo, muy familiar, debido a la gran cantidad de información que este personaje dejó en su autobiografía, escrita en las paredes de su tumba. Esta autobiografía ha sido traducida, interpretada e investigada en multitud de ocasiones, y constituye uno de los textos más utilizados en el aprendizaje del egipcio medio precisamente por su claridad y perfección de lenguaje. Pero lo más importante de este texto es que en él encontramos la única fuente disponible (junto con el de Ahmose Pen-Nekhbet) para documentar la expulsión de los hiksos. Es esta una narración fidedigna y en primera persona, carente de la grandilocuencia de los textos propagandísticos en los que se magnifica la figura del faraón.

En su autobiografía Ahmose nos informa de que nació y creció en la ciudad de Nekheb, y de que su padre era soldado (algunos autores lo traducen por ‘comandante’ aunque la palabra usada en el original es ‘waw’, que significa soldado) bajo el reinado de Seqenenra-Taa, a bordo del barco llamado Pa-Sm3 (Toro Guerrero o Salvaje) al igual que nos da cuenta de cómo fue reclutado para formar parte de la tripulación de la flota septentrional de Su Majestad. Y a partir de aquí es cuando relata el sitio de Avaris:

…se puso sitio a la ciudad de Hwt-Weret (Avaris), mostré bravura a pie delante de Su Majestad. (Por ello) fui adscrito al barco (llamado) El que se alza glorioso en Menfis (kha-m-Mn-Nfr). Se luchó (entonces) en el agua en el canal de Pa-dyed-kw (Canal de Avaris). Realicé una captura y traje una mano; (cuando) notificaron al heraldo real, se me concedió el ‘oro del valor.’ Se volvió a luchar en ese (mismo) lugar; y yo volví a realizar capturas allí; traje una mano. Se me concedió de nuevo el ‘oro del valor’.

(Después) se entabló combate en Egipto, al sur de esta ciudad, y yo traje un cautivo, un hombre: yo había descendido al agua (y ya que) fue capturado en el lado de la ciudad, atravesé la corriente transportándolo. Notificaron al heraldo real y se me recompensó de nuevo con oro. Se produjo entonces la toma de Avaris y traje botín de allí, (a saber): un hombre y tres mujeres, un total de cuatro personas. Su Majestad me los entregó como esclavos. (Después) se sitió Sharuhen durante tres años. Su Majestad la tomó y yo traje botín de allí (a saber): dos mujeres y una mano. Se me concedió (otra vez) el ‘oro del valor’, y me dieron mis cautivos como esclavos….. (Traducción: J.M. Serrano)

Debemos aclarar aquí varios aspectos del texto que pudieran dar lugar a confusión:

Oro del valor – El faraón recompensaba las hazañas militares en las campañas con collares, objetos y joyas de oro. Muy a menudo estos collares consistían en un cordón de oro con tres figuras de grandes moscas ensartadas en él. Algo similar a nuestras condecoraciones o medallas actuales que premian el valor militar.

Capturas de ‘manos’ – Los egipcios tenían por costumbre cortar las manos de los enemigos muertos en combate como prueba de que habían causado una baja en las filas contrarias. Así, presentaban estos ‘trofeos’ al faraón que, a cambio, les daba recompensas.

Capturas de personas – Estos eran simples prisioneros de guerra vivos. Durante los saqueos e invasiones no sólo capturaban hombres, sino también mujeres. Estos prisioneros, normalmente, pasaban al servicio de su captor.

Las recompensas reales no sólo eran en forma de joyas o esclavos, sino también en tierras, lo que explicaría la aparición de grandes terratenientes de origen militar, que con el tiempo se convirtieron en la poderosa nobleza que tanta importancia tuvo en la Dinastía XVIII.

Este fragmento se refiere a la toma de Avaris, capital de los reyes Hiksos, pero Ahmose participó en otras campañas militares, que culminarían con la total unificación de Egipto y la consolidación de la Dinastía XVIII. Estas campañas fueron:

  1. La toma de Avaris (reinado de Ahmosis)
  2. El asedio de Sharuhen, al sur de Palestina (Tell el-Farah) (tres campañas sucesivas) (reinado de Ahmosis)
  3. Pacificación de Nubia (reinado de Ahmosis)
  4. Ampliación de fronteras en Nubia y ascenso de Ahmose en el rango militar a “Guerrero del Soberano” (Amenhotep I)
  5. Nubia y ascenso a “Jefe de los Marineros” (Tutmosis I)
  6. Siria (Tutmosis I)
  7. Palestina (Tutmosis I)

Esta narración resulta de vital importancia a la hora de establecer exactamente como transcurrió el asedio de la capital y la expulsión de los hicsos. Durante las Dinastías XIII y XIV comenzó a producirse un debilitamiento de la monarquía que dio lugar a lo que llamamos Segundo Periodo Intermedio. De hecho, la Dinastía XIV se superpone con la XIII y las fechas son muy confusas. Aproximadamente en 1660 a.C. se establecen unos reyes extranjeros, llamados hiksos, que toman el control de Egipto. Fundan su nueva capital en Avaris (la actual Tell el-Da’ba’) y gobiernan el país durante más de un siglo. Su gobierno pudo conseguir una época de relativa calma por medio de tratados puntuales con los nomarcas provinciales. Sin embargo, en Tebas estaba surgiendo un movimiento de rebeldía contra estos invasores. La pujante Dinastía XVII acabaría expulsando a los hiksos y se fundaría la poderosa Dinastía XVIII. Esta expulsión fue llevada a cabo en principio por el faraón Seqenenre-Taa, quien murió de forma violenta en las batallas. Según se desprende de los estudios realizados a su momia, un golpe de hacha en la cabeza acabó con su vida. El padre de nuestro Ahmose, Baba, combatió a sus órdenes. Uno de sus hijos, Kamose, tomó las riendas de las guerras para derrocar al invasor, y en poco tiempo la situación estaba dominada, aunque no por completo. Kamose tenía el mando sobre Tebas y el Egipto Medio, los hiksos reinaban en el norte y los príncipes de Kush gobernaban sobre Elefantina y el Sur. Algunos cortesanos tebanos no entendían por qué Kamose quería alterar el estado de las cosas. Pero Kamose estaba decidido a reunificar el país atacó a los hiksos por sorpresa, lo que le dio cierto éxito, si bien su ‘reinado’ resultó muy corto (3 años) y el problema se había cerrado en falso.

Sería su hermano Ahmose quien lanzaría un ataque en toda regla contra la capital hiksa, sitiando y persiguiendo a los invasores hasta sacarlos del país. Una vez conseguido esto se luchó en el sur para recuperar Nubia, y se extendieron las fronteras para proteger el territorio. Egipto estaba de nuevo unificado bajo un solo rey del Alto y el Bajo Egipto, Ahmose, que reinaría durante 20 años, algunos de ellos en corregencia con su sucesor Amenhotep I.

Por este motivo, es de vital importancia contar con un relato tan veraz, contado por quien ha asistido personalmente a los hechos, y no se ha visto influido por los afanes propagandísticos de la realeza, que acaban falseando lo que realmente ocurrió.

El texto a que nos referimos está en la pared Este de la tumba, y en él relata de forma minuciosa su larga carrera militar que se desarrolló, como hemos visto, bajo los reinados de tres reyes: Ahmosis, Amenhotep I y Tutmosis I. El testimonio de Ahmose está relatado de una manera vívida, especialmente en lo referente a las batallas navales.

Esta inscripción está bastante bien conservada, por lo que se puede leer perfectamente y todas las traducciones que de ella se han hecho coinciden sustancialmente. Si bien en cuanto a características especiales, podemos decir que es una inscripción un tanto ‘juguetona’ si me permiten la expresión, ya que las columnas de texto se leen de izquierda a derecha, si bien los jeroglíficos contenidos en ellas se leen en sentido contrario, o sea, de derecha a izquierda. Y no acaban ahí las peculiaridades, sino que el texto pasa de una pared a otra. Así, las columnas 1 a 31 están escritas en la pared Este y desde la 32 a la 40 están en la pared sur.

Pared E en la que narra su biografía

Pared E en la que narra su biografía.

En esta pared Este de la tumba, aparece Ahmose en gran tamaño, vestido con un faldellín amarillo y luciendo un collar ancho con colores azules. En su mano izquierda porta una larga vara comos señal de dignidad, y frente a él se extiende todo el texto, que se ajusta a la línea diagonal de la vara.

Bajo la figura de Ahmose, a la altura de su rodilla izquierda y a menor tamaño, encontramos a otro inquilino de una tumba en el-Kab. Se trata de Pa-hery, nieto de Ahmose, quien, al parecer, quiso tener su propio papel en la tumba de su famoso abuelo, y participar así de su gloria. Sobre la figura de Pahery hay tres columnas de texto, que en esta ocasión sí se leen como cabría esperar por el sentido de los jeroglíficos. Esta inscripción dice así:

Fue el hijo de su hija quien emprendió el trabajo en esta tumba, perpetuando el nombre del padre de su madre, el escriba de Amón Pa-Hery, justificado’

Esto puede dar a entender que fue su nieto quien terminó la tumba de su abuelo, si bien en la inscripción Pahery se refiere a sí mismo como ‘justificado’ y eso querría decir que también había muerto. Esto dejaría abierta la posibilidad de que hubiera sido un tercero quien se encargó de todo, y simplemente relató los hechos.

Pared Oeste. Escena de banquete funerario

Pared Oeste. Escena de banquete funerario.

El resto de la tumba es de decoración más convencional, y en ella se muestra el típico banquete funerario en cuatro registros, dos de hombres y dos de mujeres. Todos ellos sentados y con conos de perfume sobre sus cabezas, aunque parecen ya derretidos, puesto que no tienen la forma puntiaguda que vemos en otras representaciones. Esto podría dar idea de una fiesta que se prolongase muchas horas.

También tenemos la iconografía habitual de los esposos Ahmose e Iput frente a unas bien provistas mesas de ofrendas. Bajo la silla de Ahmose, un babuino participa de la fiesta comiendo un fruto. Toda la tumba esta decorada en la parte alta por una cenefa heker y está construida con el techo abovedado.

Los nombres de los personajes que aparecen en la tumba son los siguientes:

Baba, padre de Ahmose Baba, padre de Ahmose
Abana, madre de Ahmose Abana, madre de Ahmose
Ahmose Ahmose
Itefrur, hijo de Ahmose Itefrur, hijo de Ahmose
Sitamón, nuera de Ahmose Sitamón, nuera de Ahmose
Heri-iri, nieto de Ahmose Heri-iri, nieto de Ahmose
Paheri, nieto de Ahmose Paheri, nieto de Ahmose

Nuestro hry-hnit, Jefe de los marineros, Ahmose, hijo de Abana, acaba el relato de su vida con estas palabras:

Envejecí; alcancé una avanzada edad. Favorecido como antes y querido por mi soberano, descanso (ahora) en la tumba que yo mismo he construido…”

Bibliografía

Porter & Moss. Porter & Moss: 5: Topographical Bibliography of Ancient Egyptian Hieroglyphic Texts, Reliefs and Paintings V, Upper Egypt. Griffith Institute, Ashmolean Museum. Oxford, 1962.

Lalouette, Claire. Textes sacrés et textes profanes de l’Egypte Ancienne– Gallimard, Paris – 1994

Serrano, J. Miguel. Textos para la Historia de Egipto – Cátedra 1993

Lichtheim, Miriam. Ancient Egyptian Literature. A Book of Readings. Volume II: The New Kingdom, University of California Press, Los Angeles 1974.

Sethe, Kurt. Urkunden IV Der 18 Dynastie – Erster Band, Pag. 1.

Y para indagar un poco más:
http://www.osirisnet.net/tombes/el_kab/ahmes/e_ahmes.htm

 

Autora Rosa Pujol

 

(Mejora de SEO/Readability/Presentación… 22 de mayo de 2020. No hay cambios en contenidos o ilustración)

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