Jaemuaset, patrón de la Egiptología
Por Rosa Pujol
20 febrero, 2010
Representación de Jaemuaset conservada en Berlín
Modificación: 16 marzo, 2023
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El príncipe Jaemuaset puede que no sea demasiado conocido para el gran público, aunque es indudablemente importante para nosotros. Me estoy refiriendo al príncipe Jaemuaset, cuatro hijo de Ramses II y de su esposa Isisnofret, a quien el mundillo egiptológico ha dado a calificar como el “primer egiptólogo”.

Este fascinante personaje nació y creció en la espléndida corte ramésida, e incluso ostentó durante algunos años el título de “heredero” tras la muerte de sus tres hermanos mayores. En el hemispeos de Beit el-Wali vemos a Ramsés II en su carro, seguido por tres niños en pequeños carros. Eran sus hijos mayores y su favorito Jaemuaset. A pesar de esta asociación en las campañas de su padre, el camino que tomaría Jaemuaset no fue precisamente la guerra, sino que siguió una carrera sacerdotal. Finalmente, Ramsés II vivió para ver morir a sus trece hijos mayores y fue Merenptah, el decimocuarto, quien sucedió a su padre.

Jaemuaset era sacerdote de Ptah en Menfis, al tiempo que desempeñaba labores diplomáticas para su padre, como era concertar matrimonios, establecer tratados tras las campañas, o preparar los numerosos jubileos de Ramsés II. También fue la mano derecha de su padre en cuanto a construcciones en todo el país. Con el tiempo llegó a ser Sumo Sacerdote de Ptah, y supervisó la construcción del templo de Ptah en Menfis.

Al parecer, Jaemuaste sentía gran admiración por los monumentos de sus antepasados y cuando veía que alguno de estos monumentos caía en ruinas, o se borraban las inscripciones, procedía a restaurarlo y aponer los nombres del constructor original. Luego ordenaba poner una enorme inscripción de incisión profunda, como era típicamente ramésida, a modo de etiqueta indicando que lo había restaurado y embellecido. Las inscripciones más conocidas de este tipo las tenemos en Mastabat Faraun, en el templo solar de Niuserra, y en las pirámides de Sahura y de Unas. Igualmente, su pasión por las antigüedades le llevaba a rebuscar en las tumbas y a excavar yacimientos en busca de textos antiguos y objetos que catalogaba y conservaba. No olvidemos que para Jaemuaset los monumentos del Reino Antiguo ya contaban con más de 3000 años de antigüedad.

Otra de sus interesantes facetas fue la construcción del Serapeum, o mejor dicho, el giro que dio a los enterramientos de los toros Apis. El primer enterramiento del que fue responsable sucedió en el año 16 del gobierno de su padre. A la muerte del siguiente toro, Jaemuaset hizo un hueco al lado del anterior, con el fin de aprovechar el espacio. Pero más adelante ideó unos enterramientos colectivos en una especie de nichos que conocemos como “bóvedas menores” del Serapeum y que permitían un menor aprovechamiento de las galerías.

Existe una gran controversia con respecto a donde pudo estar ubicada la tumba de Jaemuaset. Las últimas tendencias parecen apuntar a que se hizo enterrar cera, pero no dentro del Serapeum, como se pensaba antes. Si bien en época posterior (Dinastía XXVI), se pudieron trasladar sus restos y ajuar funerario al lugar donde, en 1852, Auguste Mariette encontró la máscara de oro y los ushebtis que hoy están en el Louvre y que se atribuyen al príncipe. Esto pudo coincidir en el tiempo con la instauración de un cierto culto a Jaemuaset y a un deseo de honrar su memoria. F. Gomaa, el mejor biógrafo del príncipe, sostiene que la tumba pudo estar bajo el témenos del templo de Apis que se construyó nueve siglos después de su muerte. Podría pertenecer a la tumba del príncipe un fragmento de pared y medio tambor de columna de unos 50 cm. de diámetro, ambos conservados en el Museo de El Cairo. El tiempo desvelará la incógnita.

Es, por tanto, de justicia que dediquemos este breve homenaje a quien unos siblos antes que nosotros ya sintió la fascinación de Egipto, convirtiéndose, en cierto modo, en nuestro patrón. De modo que cumplimos el deseo que él manifestó en sus inscripciones:

Recordad mi nombre y se hará igual con vosotros.

 

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