Fragmento mural en el Museo Egipcio de Barcelona procedente de la tumba de Ibi en Deir el-Gebrawi
Por Susana Alegre García
1 julio, 2006
Modificación: 25 abril, 2020
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En la revista KMT, volume 7, Number 3, Fall 1996 (pp. 37-43), Eart L. Ertman publicaba un artículo que permitía realizar un recorrido por diversos museos que conservan antigüedades egipcias en España.

Parte del artículo se dedicaba al Museu Egipci de Barcelona y, entre sus fondos, prestaba especial atención a un hermoso fragmento de pintura mural. La pintura, en la que se muestra a dos damas deleitándose con el perfume de una flor de loto, es una magnífica expresión del arte desarrollado por los egipcios en el Imperio Nuevo. Las investigaciones «detectivescas» de Earl L. Ertman le condujeron a descubrir el origen exacto del fragmento mural, identificándolo finalmente como parte de una escena de banquete de la tumba TT93, perteneciente al célebre personaje Kenamón ( Assigning the Barcelona Fragment to Two Ladies Banqueting to Is Original Theban Tomb , pp. 41-43).

Foto. 1 Fragmento mural E-72 que plasma parte del trabajo en un taller de joyeros y conservado en la colección Jordi Clos (Museo Egipcio de Barcelona). Catálogo Joyas de faraones, Tesoros de magia, poder y belleza, p. 35

Foto. 1 Fragmento mural E-72 que plasma parte del trabajo en un taller de joyeros y conservado en la colección Jordi Clos (Museo Egipcio de Barcelona). Catálogo Joyas de faraones, Tesoros de magia, poder y belleza, p. 35.

En la actualidad, la colección del hotelero catalán Jordi Clos se encuentra dispersa en varias localizaciones: el Hotel Urban en Madrid, el Hotel Clarís de Barcelona y, el grueso central y más importante de la colección, se sigue exponiendo en el Museu Egipci de Barcelona, entidad cuya actividad está animada por la Fundación Arqueológica Clos. Sin embargo, el Museu Egipci de Barcelona es en la actualidad muy diferente al que conoció Eart L. Ertman en 1996, pues en el año 2000 fue trasladado a sus nuevas instalaciones, lo que permitió ampliar los ámbitos expositivos así como la cantidad de antigüedades mostradas al público.

Foto 2 . Fragmento de la pintura conservada en el Museu Egipcio de Barcelona, integrado en su emplazamiento original en la tumba de Kenamón. Montaje sobre una fotografía tomada por Harry Burton publicada en KMT,vol.7, Nº 3, Fall 1996, p. 42

Foto 2 . Fragmento de la pintura conservada en el Museu Egipci de Barcelona, integrado en su emplazamiento original en la tumba de Kenamón. Montaje sobre una fotografía tomada por Harry Burton publicada en KMT,vol.7, Nº 3, Fall 1996, p. 42.

En las salas del museo aún se puede disfrutar de la imagen de las dos damas procedentes de tumba del Kenamón, con el número de inventario E-274. No obstante, en esta ocasión quisiera llamar la atención sobre otro fragmento de pintura mural que se expone al público en el Museu Egipci de Barcelona y que ocupa la vitrina contigua a la de las damas en el banquete «descubierta» por Eart L. Ertman. Me refiero al fragmento identificado como E-72.

El fragmento en cuestión es un bloque pétreo, bastante cuadrado aunque de borde irregular, de aproximadamente 30 cm. de lado. El bloque tiene unos 4 cm. de grosor, mostrando en la parte delantera los restos de pintura mural y en la parte trasera un alisamiento que tal vez fue realizado con sierra radial. La pinturas murales, aunque perfectamente visibles, se encuentran dañadas por varios arañazos y golpes, posiblemente provocados durante su extracción.

La escena plasmada en este bloque pétreo se desarrolla sobre un fondo de color azulado, sobre el que destaca la figura de un hombre agachado que luce un sencillo faldellín. Este personaje, el único que se conserva de forma completa en el fragmento mural, muestra un curioso gesto que consiste en mantener un brazo en alto, mientras que con la otra mano parece sostener un elemento con la colaboración de otro personaje del que únicamente se ha conservado la mano y parte del antebrazo. Destaca también en la escena un elemento de forma ovalada y de color blanquecino, así como la presencia de otro personaje, a la izquierda, que se puede observar sólo parcialmente. En la parte superior, muy deteriorados, aparecen diversos jeroglíficos, destacando especialmente el ave sobre el signo del oro.

Foto. 3 . Secuencia de las tareas desarrolladas en un taller de joyeros en la tumba de Ibi en Deir el-Gebrawi. ANDREWS, Ancient Egyptian Jewellery, p. 73.53

Foto. 3 . Secuencia de las tareas desarrolladas en un taller de joyeros en la tumba de Ibi en Deir el-Gebrawi. ANDREWS, Ancient Egyptian Jewellery, p. 73.53.

Foto. 4 Montaje del fragmento E-72 del Museo Egipcio de Barcelona sobre el dibujo de la tumba de Ibi, que confirma su procedencia original

Foto. 4 Montaje del fragmento E-72 del Museu Egipci de Barcelona sobre el dibujo de la tumba de Ibi, que confirma su procedencia original.

Sin duda nos encontramos ante una de las pocas representaciones de Imperio Antiguo que narran el trabajo en un taller de joyería. Este fragmento pictórico forma parte de una secuencia sin parangón en el arte egipcio, que narra el taladro de las cuentas, el pulido de la cornalina y el batido del oro. Una escena que en su día fue representada en la tumba de Ibi en Deir el-Gebrawi (reinado de Pepy II, c.2250 BC).

Además de su relevancia para la comprensión del interesante mundo provincial en un momento de transición, la tumba de Ibi conservaba representaciones artísticas excepcionales tanto por su calidad técnica como por su temática (ver en N. de G. Davies, The Rock Tombs of Deir el-Gebrawi , Londres, 2 vols, 1902). Y precisamente en el contexto de la joyería dicha tumba ofrece una documentación extraordinaria, de ahí que alusiones a la singularidad de dichas escenas se encuentren recogidas en manuales básicos que tratan el tema de la joyería egipcia como en C. Andrews, Ancient Egyptian Jewellery , London, 1990, p. 73, 53.

La escena conservada en el fragmento mural del Museo Egipcio de Barcelona, con el registro E-72, sin duda procede de la tumba de Ibi en Deir el-Gebrawi y contiene parte de una escena en la que se mostraba a dos artesanos batiendo metal sobre un yunque. Dicha escena, en su plenitud, ha desaparecido ya para siempre. Es obligado reflexionar y tener en cuenta que se trata de una representación ciertamente excepcional en el arte egipcio, que nuevamente, como las dos bellas damas de la tumba de Kenamón, ha desaparecido brutalmente de su emplazamiento original. Y parafraseando a Earl L. Ertman, » please record it «.

 

Autora Susana Alegre García

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