El templo de Isis en Pompeya era de los más visitados cuando tuvo lugar la erupción del Vesubio en el año 79 y que sepultó la ciudad hasta que fue descubierta en el siglo XVIII. El recinto sagrado quedaba de paso para los que acudían al llamado Teatro grande y al Foro triangular, y estaba cerca de los templos de Asclepio y Neptuno. El templo, levantado según unos a finales del siglo II a.C. y para otros investigadores en la época de Augusto, acababa de ser restaurado tras sufrir los daños de un gran terremoto en el año 62, por eso es uno de los monumentos mejor conservados de todos los que se pueden visitar en Pompeya, pues se pudo recuperar casi intacto. De hecho, fue uno de los primeros hallazgos, tras iniciarse las excavaciones en 1765 por el ingeniero militar suizo Karl Jacob Weber, a instancias del entonces rey de Nápoles, que después lo fue de España, Carlos III de Borbón. Es interesante añadir que todavía Napoleón Bonaparte no había ido a Egipto, por lo que este descubrimiento en esa época despertó la imaginación de los curiosos por su exotismo y misterio, y tuvo ya entonces muchos visitantes, algunos tan ilustres como un joven Mozart, que se acercó a Pompeya en 1769 y que le inspiró para componer La flauta mágica.
Grabado de Pietro Fabris, de 1776, que recrea los trabajos de excavación del templo (Fuente: Wikimedia).
Desde la entrada al yacimiento arqueológico por Porta Marina se llega enseguida a la zona denominada Regio VIII y la Via del Templo de Iside. Actualmente el acceso al interior del recinto no está permitido, aunque se puede ver desde la reja y sacar fotos.
Una inscripción situada en la entrada del templo informa de que la reconstrucción del templo tras dicho sismo fue por iniciativa privada, en nombre de un niño de 6 años llamado Numerius Popidius Celsinus, a través de su padre, un rico liberto de nombre Numerius Popidius Ampliatus, y su madre, Corelia Celsa, quien, además de restaurar el Iseo, donó al templo una estatua de Osiris-Baco. La principal finalidad era que su hijo entrara en el consejo municipal y de esta manera formar parte de la élite municipal. Debía ser un templo de gran prestigio social, político y económico, pues aparece recreado en los comedores de las casas de los pompeyanos.
Maquetas del yacimiento arqueológico de Pompeya, en el MANN, con detalle de la situación del templo de Isis, con flecha amarilla, y arriba, en azul, la entrada por Porta Marina.
Todos estos testimonios, como las estatuas, objetos y los frescos de las paredes, que fueron literalmente arrancados de las paredes durante las excavaciones para su salvaguarda, se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (MANN), de lo que traigo estas fotografías tras mi visita el pasado 16 de abril.
La diosa Isis, siglo II
El culto a Isis (traducción al griego de set, que significa trono en antiguo egipcio) debió llegar a Pompeya por el siglo I a.C. desde Egipto, aunque se extendió igualmente por todo el mundo grecorromano. Esta diosa fue enseguida incorporada por los griegos tras la conquista de Alejandro Magno y posteriormente por los romanos, identificada con Deméter o Venus, asociada a la fertilidad, la maternidad, como patrona del mar, y también por sus poderes curativos y mágicos. Por ello se representa sosteniendo una jarra de agua en la mano, con agua del Nilo, o el sistro, un instrumento musical utilizado en sus rituales, que produce sonido al agitarse y que se supone agrada a los dioses.
Dos sistros del bronce, hallados en el ekklesiastorium del templo
Para este culto era necesario un templo, pues los devotos, a diferencia de otros santuarios, podían entrar en su interior para orar. La mayor parte de los fieles eran mujeres, libertos y esclavos, aunque luego se unió la aristocracia, y se debían celebrar rituales diarios, siendo los principales por la mañana y por la noche.
El toro Apis y cabezas votivas
Esfinge en arcilla, pies de una estatua y estatua en fayenza de época ptolemaica, hallado en el sacrarium
El templo de Isis en Pompeya es de tipo egipcio helenizado, rodeado de un santuario porticado estilo corintio, en cuya parte inferior aparecían representados en páteras leones, esfinges, dragones y delfines, además de temas nilóticos y batallas navales, con imágenes de sacerdotes, paisajes y ofrendas.
En el centro del patio porticado está el pronaos, erigido sobre un podio al que se accede por unas escaleras, formado por cuatro columnas frontales y dos laterales. Todos los templos egipcios hallados fuera de Egipto son de la misma estructura. En la cella debían estar las estatuas de Isis y Osiris, y a cada lado se ven dos hornacinas que contendrían a Anubis o Harpócrates. También había una especie de estanque con agua del Nilo, imprescindible para los rituales.
El dios Bes sentado Anubis
Tras analizar los restos del templo, se sabe que fue pintado en blanco y rojo, sobre estuco blanco. En la parte trasera se encontró otro nicho con una estatua de Dioniso con una pantera. Hay otras estancias en el recinto, como dos altares en el patio y las viviendas de los sacerdotes (purgatorium), pues el clero de Isis podía vivir en el santuario, a diferencia de los otros cultos romanos. En las excavaciones se encontraron fragmentos de dioses egipcios y objetos que pudieron ser utilizados en los rituales.
En 1766, en la esquina noroeste del pórtico, se halló una estatua de Isis en mármol, en cuya mano derecha debía portar un sistro, perdido, y en la otra mano lleva una cruz ansada, dedicada por L. Caecilus Phoebus. Se aprecian elementos arcaicos, como el peinado, los grandes ojos, combinado con una pose y vestimenta egipcia; se cree que data de la época de Claudio.
La decoración mural del interior y del exterior del templo se puede visitar y disfrutar en el Museo de Nápoles. En ella, Isis se representa de forma helenística. En los frescos predomina el rojo, en el llamado Cuarto Estilo, que era más ilusionista y ecléctico, con escenas complejas, teatrales, con personajes relacionados con la diosa.
Además del mosaico del piso, en blanco y negro, las paredes del ekklesiasterium, un espacio para las asambleas y banqueres rituales o reunión de los iniciados, recrean varias escenas mitológicas, con Argos, Hermes o la recepción de Isis a la doncella Ío cuando llega a Egipto, con la que fue posteriormente asimilada. Resumo brevemente la historia de Ío y la parte que nos interesa: deseada por Zeus, para evitar los celos de Hera, la convirtió en una ternera, que recorrió varios sitios hasta que llegó a Egipto, donde recuperó el cuerpo de mujer y tuvo un hijo de Zeus, Épafo; allí Ío se casó con el rey Telégono, por lo que Épafo heredó la corona del país del Nilo, siendo, según el mito, el fundador de la ciudad de Menfis.
Ío, Argos y Hermes, en el ekklesiasterium
El sacrarium, donde se debían guardar las vestimentas y los objetos litúrgicos, también tenía de decoración, como un mural con serpientes y símbolos lunares, el toro Apis, Osiris en el trono, o la celebración de la navegación en primavera, el navigium isidis, con Isis devolviendo la vida a su esposo-hermano Osiris remolcando un bote sagrado. Es necesario añadir que en la vecina ciudad Herculano también se halló una pintura mural con un sacerdote de Isis dirigiendo una ceremonia religiosa.
El Navigium isidis
Sacerdote y naumaquia, y Osiris con cobras y sicomoro
Sacerdote de Isis con sistro y sacerdote lector
Paisaje con puerta sagrada, adorando a Osiris, en un sarcófago, en el ekklesiasterium
Paisaje rocoso con templos, en el ekklesiasteriu
Ofrenda a HarpócratesFrescos sacados de las paredes del templo de Isis
Distintos animales de carácter sagrado
León e ibis sagrado
Fresco con naumaquia, en el pórtico. Detalle inferior de ofrendas
Bibliografía:
-FERNÁNDEZ MURGA, F. (1989). Carlos III y el descubrimiento de Pompeya, Herculano y Estabia. Salamanca.
-ROMERO RECIO, M. (2010). Pompeya. Vida, muerte y resurrección de la ciudad sepultada por el Vesubio. Madrid: La esfera de los libros.
-ROMERO RECIO, M. (2011). “El templo de Isis en Pompeya: los restos que han nutrido un mito”. ARYS, 9, pp. 229-246. Madrid: Universidad Carlos III.
19 de abril 2022.- Por Por Nieves García Centeno