Una egiptóloga británica aclara el misterio de la orientación de las pirámides
Por Coordinadores de AE
Creación: 16 noviembre, 2000
Modificación: 3 abril, 2017
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Aun sin brújula ni estrella polar, los egipcios orientaron las pirámides al norte con sorprendente exactitud. La astronomía aclara cómo lo hicieron.

Una egiptóloga de la Universidad de Cambridge (el Reino Unido) ha descubierto cómo se las ingeniaban los egipcios para construir las pirámides tan perfectamente orientadas al norte en una época en que aún no se había inventado la brújula y la estrella polar no estaba en el polo. La investigación responde a un enigma que ha intrigado a los egiptólogos desde 1883 y precisa las fechas de las dinastías del imperio antiguo, que hasta ahora tenían un margen de error de cien años.

Kate Spence ha analizado cómo estaban dispuestas las constelaciones en el cielo en el tercer milenio antes de Cristo y ha comprobado que no había ninguna estrella brillante en el polo -como ocurre ahora con la Polar-. La razón es que «la Tierra gira como una peonza en el espacio», de modo que el polo norte no siempre señala al mismo punto del cielo, explica Eduard Salvador Solé, catedrático de Astronomía de la Universitat de Barcelona.

Pero Spence también ha descubierto que dos estrellas brillantes permitieron localizar exactamente el norte en el año 2467 antes de Cristo: Mizar de la Osa Mayor y Kochab de la Osa Menor. Bastaba con coger una plomada y esperar el momento de la noche en que ambas estrellas quedaban ocultas tras el hilo: en aquel instante, las dos estrellas indicaban el norte. Después, debido al movimiento de peonza de la Tierra, la línea Mizar-Kochab empezó a apartarse muy lentamente del polo norte celeste.

Que estas dos estrellas permitieran localizar el norte no basta para demostrar que los constructores de las pirámides se basaran en ellas. Pero Spence, que presenta hoy sus resultados en la revista científica «Nature», ha trabajado durante siete años para recabar más datos y demostrar que sí lo hicieron.

«Me di cuenta de que la orientación de las pirámides hacia el norte, pese a ser muy precisa, no es totalmente perfecta. Y que la desviación de cada pirámide respecto al norte variaba en función del año de construcción», declaró en entrevista telefónica. Por ejemplo, la pirámide de Keops se aparta tres minutos de arco del norte exacto (ver gráfico); la de Kefrén, edificada por su hijo, se aparta seis grados; la de Micerinos, obra de su nieto, dieciocho.

Spence ha analizado un total de once pirámides construidas entre los años 2600 y 1850 aC. Y ha encontrado un argumento sólido para sustentar su hipótesis: hay una correlación casi perfecta entre la desviación de cada pirámide respecto al norte y la posición de Mizar y Kochab en el año en que se construyó.

«La precisión en la orientación de las pirámides es uno de los grandes misterios del Antiguo Egipto», declaró ayer Manuel González, conservador del Museu Egipci de Barcelona. «Los egipcios creían que, cuando una persona moría, se convertía en una estrella. Para ellos el norte era una referencia en su relación con el más allá.»

Fuente: La Vanguardia
http://www.lavanguardia.es/cgi-bin/noticia.pl?dia=16_11&link
=vb1642a&sec=soc

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