La colaboración en Internet. Una introducción a lo evidente (I)
Por Víctor Rivas
Creación: 27 febrero, 2007
Modificación: 3 noviembre, 2020
Visitas: 4.080

Que Internet es la herramienta colaborativa por excelencia no creo que para nadie resulte una novedad. Hoy en día, a las primitivas paginas web formadas únicamente por texto, se añade un concepto universal y abstracto denominado multimedia, aunque para llegar a este punto han tenido que sucederse multitud de aventuradas escaramuzas cibernéticas, que finalmente, han enriquecido sobremanera aquellas vetustas y hasta ásperas páginas web en monitores de tubo verde, cuyo recuerdo nos trae a la mente inquietantes sinsabores y que una vez con los pies en la tierra, no podemos evitar sentir un rubor intenso al comprobar como fuimos capaces entonces de llegar a sentirnos en la cúspide de la tecnología.

Y es que, aunque no lo parezca, avanzamos a marchas forzadas. Atrás queda el año 1969 en donde se realizó la primera conexión ínteruniversitaria[1], y aún más lejos el año 1955 en donde vio la luz por primera vez el que se considera padre de Internet, Sir Timothy John Berners-Lee[2], un investigador del Laboratorio Europeo de Física de Partículas[3], que concibió la idea de un proyecto de hipertexto[4] que años más tarde se convertiría en la World Wide Web[5].

No cabe inquietarse si reconocemos que Internet ha cambiado el mundo desde sus más profundos cimientos[6]. Han cambiado las formas de investigar y de compartir la información (quien la comparta), evolucionando en la metodología para unificar esfuerzos, y minimizando el impacto de afrontar una publicación sin más conocimiento del que seamos capaces de reconocer en nuestro entorno.

World Wide Web es sinónimo de evolución y ésta implica una renovación en nuestras formas de contemplar el estudio, no se trata de estar a favor o en contra, se trata de escoger entre seguir creciendo como profesionales o de quedarnos pegados a un papel carbón durante el resto de nuestra existencia.

Resulta curioso ver como evolucionan las tecnologías, que por evolucionar sobreexplotan su propio concepto, y como la Egiptología permanece al margen de casi todo, insistiendo una y otra vez en que esto de la evolución se perdió en la V dinastía, cuando los reyes del Imperio Antiguo dejaron de tener aquel majestuoso poder que los dioses y el clero les otorgaron.

Algunos egiptólogos parece que se sientan más a gusto rodeados de papeles y libros que nunca leerán, cubiertos de aquel polvo mágico, sí, de aquel que te provoca ideas brillantes que luego descubres que no son tan novedosas, de bolígrafos perdidos bajo una réplica de la Piedra de Rosetta, de notas amarillentas e inescrutables para el resto de los mortales, y que realmente parece se sienten a buen recaudo tras aquello que les proporciona cierta seguridad espiritual, aunque llegados a esta realidad, posiblemente sea hora de perder el miedo y observar a los que ya lo han perdido y dejarse embriagar por la belleza de las nuevas tecnologías, antes que la densidad de las partículas por centímetro cuadrado de nuestro despacho nos transporte hasta los dominios de Osiris.

Aunque parezca lo contrario a la luz de estas evidencias, la Egiptología evoluciona pero desde luego no lo hace con la intensidad en que lo hacen otras disciplinas, son los jóvenes, nuestros “nuevos libertadores”, quienes están empujando con fuerza hacía un destino de dirección única, desplegando todas las posibilidades que la red pone a su alcance y dejando en evidencia a quienes son inseparables compañeros de la cinta roja y negra[7].


[1] En 1969 se pone en marcha Arpanet conectando 4 ordenadores en UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), SRI (Stanford Information Center), UCSB (Universidad de California en Santa Bárbara) y la Universidad de Utah.
[2] Más información en http://es.wikipedia.org/wiki/Tim_Berners-Lee.
[3] (CERN) de Ginebra.
[4] En computación, hipertexto es un paradigma en la interfaz del usuario cuyo fin es el de presentar documentos que puedan, según la definición de Ted Nelson, «bifurcarse o ejecutarse cuando sea solicitado» (branch or perform on request). La forma más habitual de hipertexto en documentos es la de hipervínculos o referencias cruzadas automáticas que van a otros documentos. Si el usuario selecciona un hipervínculo, hace que el programa de computador muestre el documento enlazado en un corto periodo de tiempo.
[5] La Web o WWW. Sitio o conjunto de sitios que proveen información por los medios descritos.
[6] Permítaseme la exageración para evidenciar la importancia de Internet.
[7] «Címbalo escribiente» de Giuseppe Ravizza patentado en 1856.

Whatsapp
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *