Didia, artista de Karnak
Por Susana Alegre García
17 julio, 2018
 (Fig.1) El artista Didia y su esposa Iuy haciendo ofrendas. Foto: Susana Alegre García
Modificación: 19 agosto, 2018
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<<Yo recibí el encargo del rey de hacer trabajos para Amón, de restaurar monumentos en Karnak y en el Gran Occidente de Tebas>>

El artista Didia trabajó en Tebas a principios de la Dinastía XIX y parece que fue especialmente activo durante el reinado Seti I. En su bagaje se encuentran títulos como el de Supervisor de los Trabajos para Amón y llegó a ser Jefe en el templo de Karnak de los “Escribas de Formas”; lo que indica que se había especializado en la pintura y el dibujo.

Sus habilidades para el diseño y su creatividad, además de la experiencia reconocida y las credenciales irreprochables, propiciaron que Didia, y su taller de artistas, recibiera trabajos de relevancia, en una Tebas que vivía uno de los períodos más opulentos de su historia. De hecho, por su cargo, Didia era el máximo responsable de las actuaciones que se efectuaron para la gloria del dios Amón en Karnak, precisamente durante uno los períodos con más actividad constructiva en el templo.

A Didia se le encomendó la restauración de algunos edificios de la Dinastía XVIII y del Imperio Medio que necesitaban ser rehabilitados, pero también reutilizados o ampliados, especialmente tras los daños y remodelaciones realizadas durante el reinado de Ajenatón. Su trabajo no se centró solo en Karnak, readaptando la Sala de Fiestas de Tutmosis III, también dedicó grandes esfuerzos a los templos funerarios de Amenhotep I y de Ahmose-Nefertari, de Amenhotep III y a los de Tutmosis III, Mentuhotep y Hatshepsut en Deir el-Bahari.

2.karnak-hipostila copia(Fig. 2) Vista de la Sala Hipóstila de Karnak.

El visir Paser, valorando la maestría de Didia, le confió además un proyecto formidable que iba a cambiar de modo drástico la fisonomía del templo de Amón en Karnak: la construcción y la decoración de la Sala Hipóstila. Los trabajos se iniciaron bajo el reinado del faraón Seti I y concluyeron durante el gobierno de Ramsés II. Este fue un encargo de envergadura colosal y el resultado del trabajo de Didia, y del eficaz equipo de artistas bajo sus órdenes, es una de las creaciones más magníficas y célebres del antiguo Egipto; aún hoy es una obra que causa asombro y fascinación.

La Sala Hipóstila de Karnak mide aproximadamente 102 metros de largo por 53 metros de ancho, con 134 columnas que alcanzan una altura de más de 20 metros. Es la sala sostenida por columnas más grande jamás construida, a lo que se suma una riqueza ornamental extraordinaria, con todas las superficies cubiertas de bajorrelieves y rica policromía. La decoración conforma un programa iconográfico enormemente sofisticado, que narra episodios de divinización de la monarquía, rituales, ofrendas… Es, sin duda, uno de los mayores hitos del arte de la historia de la humanidad.

estela didia_egiptologiaFig. 3 y 4    Estela de Didia en el Louvre.

Una estela bifaz conservada en el Museo del Louvre[1], de envergadura considerable para tratarse de este tipo de objetos, es otra de las creaciones conocidas del “Escriba de Formas” Didia[2] (Fig. 3 y 4)[3]. Por algunos detalles que le confieren un carácter muy personal se cree que pudo ser una obra creada con sus propias manos, o quizá por algún artista de su taller. La estela se realizó en diorita y mide 80 cm. de alto, y es inusualmente gruesa (48’5 cm.). Por la parte delantera se realizó una hornacina con la representación en altorrelieve de Osiris, Isis y Horus[4], y aunque esta tríada divina es el elemento más llamativo, hay que tener en cuenta que toda la superficie de la pieza fue trabajada con textos e iconografía, destacando las representaciones de otras deidades y dos escenas en las que Didia y a su esposa Iuy aparecen entregando ofrendas (Fig.1). La extensa inscripción en la parte trasera de la estela recoge la genealogía del artista y algunos de sus logros. Lo cierto es que Didia estaba orgulloso de su trabajo y además quiso ensalzar a toda una saga de artistas que le habían precedido en su familia y de la que él era la séptima generación.

Un antepasado lejano suyo llamado Pada-Baal (“Baal redime”), parece que de origen sirio-palestino, llegó a Egipto puede que como prisionero de guerra en la Dinastía XVIII, quizá durante el reinado de Tutmosis III, faraón por el que Didia muestra especial predilección. Con el tiempo la sociedad egipcia le ofreció la posibilidad de integrarse y de desarrollar su arte, y Pada-Baal puso a todos sus hijos nombres egipcios, aunque muchos de ellos contrajeron matrimonio con mujeres de origen extranjero. Todos ellos, y todas ellas, aparecen mencionados en la estela de Didia conservada en el Museo del Louvre.

Las técnicas de Pada-Baal, los conocimientos, los trucos y los infinitos detalles que deben aprenderse para llegar a ser artista, fueron asimiladas por sus hijos, y por los hijos de sus hijos, y por los hijos de los hijos de sus hijos… De Pada-Baal a Atuwa, de Atuwa a Ptahhotep, de Ptahhotep a Simut, de Simut a Turi… Hasta llegar a Hatia, el padre de Didia, que a su vez fue quien le adiestró en esa ancestral sabiduría. Y toda esta genealogía de artistas fue plasmada en la estela para homenajear a una verdadera dinastía de la que Didia era heredero.

La transmisión de conocimientos, de padres a hijos, de maestros a aprendices, fue clave en la formación de muchos egipcios en diversos ámbitos, y también fue un procedimiento crucial en el terreno de los profesionales del arte, como se evidencia en el caso de Didia. Parece que existía una satisfacción especial en que los hijos siguieran el trabajo del padre, continuando las tradiciones y perpetuando los aprendizajes. Este no es en absoluto un sistema de transmisión excepcional ni exclusivo del antiguo Egipto, lo cierto es que se trata de algo tradicional entre los artistas de todos los tiempos.

Didia, Jefe de los “Escribas de Formas”(zẖȝ.w ḳdw.tdel templo de Amón, responsable de tantas maravillas en Tebas, que trabajó para los más grandes faraones y cuyas obras siguen causando asombro, fue el descendiente de una familia de artistas, fue un hombre orgulloso de sus orígenes y de su profesión. De ello nos habla la estela del Louvre, pero también otro objeto en este museo nos aproxima mucho a Didia. Se trata de una modesta paleta de pintor que le perteneció[5], que estuvo en sus manos y que aún conserva restos de pigmentos y hasta algunos de los cálamos aún colocados, listos para ser usados. Personalmente me emociona imaginar que quizá un día, hace miles de años, con uno de esos cálamos el gran artista Didia trazó el perfil, las formas, de la Sala Hipóstila de Karnak.


Notas
[1] N 204; C 50 
[2] Otra estela de Didia fue descubierta en Deir el-Bahari, en el templo de Nebhepetre Mentuhotep, y se conserva en el British Museum (Stela BM 706).
[3] Fotografías tomadas durante en la exhibición Savoir et pouvoir a l’epoque de Ramsès II, Khâemouaset, le Prince archéologue, Arlés, 2016.
[4] La presencia realzada de estas deidades y las adoraciones que reciben hace pensar que la estela podría proceder de Abidos.
[5] N 2274.

 

Artículo de Susana Alegre García, Didia, artista de Karnak, publicado en BIE 84-85, pp. 21-23.

Biae-84-85.portada

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