PEQUEÑO
HIMNO DE ATÓN.
¡Oh, Atón viviente, señor eterno, eres espléndido cuando
sales! Eres resplandeciente, perfecto, poderoso. Tu amor
es grande, inmenso. Tus rayos iluminan todos los rostros,
tu brillantez da vida a los corazones cuando llenas las
Dos Tierras con tu amor. Dios venerable que se ha formado
a sí mismo, que crea cada tierra y lo que en ella se encuentra,
todos los hombres, los rebaños y el ganado, todos los árboles
que crecen en el suelo. Viven cuando tú apareces para ellos.
Tú eres el padre y la madre de todo lo que has creado.
Cuando apareces, los ojos te contemplan, tus rayos iluminan
la tierra entera. Todo corazón te aclama al verte, cuando
te manifiestas como su señor. Cuando te pones en la región
de luz en el occidente del cielo, se postran como si muriesen,
con la cabeza cubierta, sus narices privadas de aire, hasta
que brillas de nuevo en la región de luz en el oriente del
cielo. Sus brazos adoran tu ka, nutres sus corazones con
tu perfección. Se vive cuando tú resplandeces, todas las
comarcas están en fiesta.
Cantantes y músicos gritan de alegría en el patio de la
capilla de la piedra levantada [el ben-ben] y en todos los
templos de Ajetatón, el lugar de rectitud en que te regocijas.
En sus centros se ofrecen los alimentos. Tu hijo venerado
pronuncia tus plegarias, oh Atón viviente en sus apariciones.
Todos aquellos a los que has creado saltan de alegría ante
ti. Tu venerable hijo exulta, oh Atón viviente cotidianamente
dichoso en el cielo. Tu descendencia es tu hijo venerado,
el único de Ra [el rey]. El hijo de Ra no cesa de exaltar
su perfección, Neferjeperure, el único de Ra.
Yo soy tu hijo que te sirve, que ensalza tu nombre. Tu poder
y tu fuerza son firmes en mi corazón. Eres el Atón viviente
cuyo símbolo perdura, tú has creado el cielo lejano para
brillar en él, para observar lo que has creado. Eres el
Uno en quien se encuentra un millón de vidas. Para hacerlas
vivir, insuflas el aliento de vida en su nariz. Por la vista
de tus rayos, todas las flores existen. Lo que vive y surge
del suelo crece cuando tú brillas. Abrevados con tu vista,
los rebaños triscan, las aves baten alegremente las alas
en el nido. Las disponen para orar al viviente Atón, su
creador.
EL
GRAN HIMNO DE ATON.
El
Acto de Adoración:
Adoración de Ra-Horajti que se regocija en la región de
luz en su nombre de Chu que es Atón, eternamente viviente;
el gran Atón viviente que está en fiesta de regeneración,
el señor de todo lo que el disco rodea, señor del cielo,
señor de la tierra, señor de la morada de Atón en Ajetatón;
[adoración del] Rey del Alto y el Bajo Egipto, que vive
de Maat, el señor de las Dos Tierras, Neferkeperuré, el
único de Ra, el hijo de Ra que vive de Maat, el amo de las
coronas, Ajenatón, de gran duración de vida, y su gran Reina
amada, la Dama de las Dos Tierras, Nefer-Neferu-Atón Nefertiti,
que viva para siempre, en salud y en juventud. El visir,
el portaabanico a la derecha del Rey, Ay, dice:
Nacimiento
e irradación del principio solar:
Tú apareces en la perfección de tu belleza, en el horizonte
del cielo, disco viviente, creador de Vida; sales en el
horizonte de oriente, llenas cada región con tu perfección.
Eres bello, grande, brillante, elevado por encima de todo
el universo, tus rayos rodean las regiones hasta el límite
de todo lo que creas. Tú eres el principio solar [Ral, riges
los países hasta sus extremos, los sujetas para tu hijo,
al que amas.
La
ausencia del principio solar es semejante a la muerte:
Te alejas, y, sin embargo, tus rayos tocan la tierra: Estás
delante de nuestros ojos, y tu camino sigue siendo desconocido;
te pones en el horizonte occidental, el universo queda en
tinieblas, como muerto. Los hombres duermen en sus habitaciones,
con la cabeza envuelta; nadie reconoce a su hermano. Si
les arrebatan sus bienes de debajo de la cabeza, ni siquiera
se dan cuenta. Todos los leones salen de sus cubiles, todos
los reptiles muerden. El mundo yace en el silencio, es la
más profunda de las tinieblas, su Creador descansa en el
horizonte.
El
retorno del Sol es una fiesta del espíritu, del corazón
y del cuerpo. El Universo entero conoce la alegría
divina:
Tú [Atón] sales al amanecer, en el horizonte, resplandeces,
disco solar, en el día, disipas las tinieblas, difundes
tus rayos. El doble país está en fiesta, los hombres se
despiertan, se mantienen erguidos sobre sus pies. Eres tú
quien les hace levantarse. Con su cuerpo que se ha vuelto
puro, se visten. Sus brazos hacen gestos de adoración ante
tu orto. El universo entero se pone al trabajo, cada rebaño
está satisfecho de su pasto, árboles y hierbas reverdecen,
las aves, volando fuera de sus nidos con las alas desplegadas,
hacen los actos de adoración a tu Potencia vital. Todos
los animales brincan sobre sus patas, todos los que vuelan,
todos los que se posan, viven cuando tú sales. Las barcas
izan las velas, remontando y descendiendo la corriente.
Cada día está abierto, tú apareces. En el río, los peces
saltan hacia tu rostro. Tus rayos penetran en el corazón
de la Muy Verde [el mar].
El
principio solar se halla en el origen de la vida y la hace
crecer en todas sus manifestaciones:
Tú haces que el embrión nazca en las mujeres, tú produces
la semilla en el hombre, das vida al hijo en el seno materno,
le pones en paz, con lo que detiene las lágrimas. Tú eres
la nodriza del que se alberga todavía en el seno, insuflas
constantemente el aliento para dar vida a toda criatura.
En el momento en que la criatura sale de la matriz para
respirar, abres su boca completamente, le ofreces lo que
le es necesario. El pajarillo está en su huevo, pía dentro
de su cáscara. Tú le insuflas el aliento en el interior,
le das vida. Has ordenado para él un tiempo de gestación
medido con rigor, haciéndole completo. Rompe su cáscara
desde el interior, sale del huevo, pía en el instante fijado,
sale y anda sobre sus patas.
El
principio solar es uno y múltiple:
¡Qué numerosos son los elementos de tu creación, ocultos
a nuestros ojos, Dios único sin igual! Tú creas en universo
según tu Corazón-conciencia, siendo así que estabas solo.
El
principio solar crea diferencias entre las razas, pero reparte
sus beneficios sin discriminación:
Hombres, rebaños, animales salvajes, todo lo que vive sobre
la tierra, desplazándose sobre sus pies, todo lo que está
en las alturas y vuela, con las alas desplegadas, los países
de Siria y de Nubia, el país de Egipto, tú sitúas cada hombre
en su función, le otorgas lo que le conviene. Las lenguas
son múltiples, en su manera de expresarse, sus caracteres
son diferentes, el color de la piel es distinto, has diferenciado
los pueblos extranjeros. Tú creas un Nilo en el mundo inferior,
lo haces surgir según tu conciencia para dar vida a los
hombres de Egipto, según la manera en que lo has hecho para
ti mismo. Tú eres su Dueño, te preocupas de ellos, señor
de todas las regiones, sales para ellas. Disco del día,
grande en dignidad, das la vida a todo país extranjero,
incluso alejado. Sitúas un Nilo en el cielo, que desciende
para ellos, da fortunas a las corrientes de agua para regar
sus campos y sus ciudades. ¡Cuán excelentes son tus designios,
oh, Señor de eternidad! El Nilo en el cielo es un don tuyo
a los extranjeros, a todo animal del desierto que anda sobre
sus patas; para la tierra amada [Egipto], el Nilo viene
del mundo inferior.
El
principio solar rige la armonía del mundo. Crea todo
cuanto existe, pero permanece en la unidad:
Tus rayos amamantan todos los campos, sales, viven, crecen
en ti. Regulas armoniosamente las estaciones, desarrollas
toda tu creación. El invierno tiene como función dar el
frescor; el calor, la de hacer que los hombres te aprecien.
Creas el cielo a lo lejos, te alzas en él, abarcas con la
mirada toda tu creación, permaneces en tu Unidad. Sales
en tu forma de disco viviente, que aparece y resplandece,
que está lejano, que está próximo, extraes eternamente miles
deformas a partir de ti mismo, permaneces en tu Unidad.
Ciudades, regiones, campos, caminos, ríos, todo ojo te ve
frente a él. Tú eres el disco del día por encima del universo.
Te alejas, ninguno de los seres engendrados por ti existe
salvo para contemplarte únicamente.
El
rey Ajenatón es el único que conoce el principio
creador:
Ninguno de aquellos a los que engendras te ve, resides en
mi corazón. No existe. otro que te conozca, a excepción
de tu hijo Ajenatón. Tú le haces conocedor de tus proyectos,
de tu poderío.
Son
los "Movimientos" del principio solar los que
determinan los ritmos de la vida:
El universo viene a la existencia sobre tu mano, como tú
lo creas. Sales, y él vive. Te pones, y él muere. Eres la
extensión duradera de la vida, todo vive de ti. Los ojos
permanecen continuamente fijos en tu perfección hasta que
te pones. Te pones a occidente, y todo trabajo se detiene.
El
rey Ajenatón y su esposa Nefertiti son los primeros
beneficiarios de la creación. Por eso son responsables
de ella:
Cuando sales, haces crecer todas las cosas para el Rey;
el movimiento se apodera de todas las piernas, pones en
orden el universo, lo haces surgir para tu hijo, nacido
de tu Ser, el Rey del Alto y el Bajo Egipto, viviente de
la Armonía universal, el señor del doble país, hijo de Ra,
viviente de la Armonía universal, dueño de las coronas,
Ajenatón, que la duración de su vida sea grande... que su
gran esposa a la que ama, la dama del doble país, Nefertiti,
viva y rejuvenezca para siempre, eternamente.
(Traducción de ambos himnos según Christian Jacq).
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