Vida y obra de Jacques de Morgan, el descubridor de la Prehistoria de Egipto
Por Jorge Roberto Ogdon
7 junio, 2006
Modificación: 21 abril, 2020
Visitas: 25.372

Los primeros años

Entre 1883 y 1903, continuó solo, intermitentemente, trabajando el terreno en Moidon,  produciendo importantes hallazgos con la asistencia de L. Clos, dibujante y topógrafo de una institución local. Desde pequeño, a Jacques le atrajeron las regiones alejadas y las tradiciones exóticas, por lo que, en 1884, emprendión un corto viaje a la India, aunque la experiencia ayudó a no amarrarla a Francia. Al poco tiempo de volver, ya partía, de nuevo, hacia la remota península de Malaca (Malasia), llevado por un contrato para explotar nuevas fuentes de extracción para una empresa privada dedicada a laborar el estaño. A pesar del fracaso comercial que supuso la aventura, estuvo por ocho meses allí, “cuando ningún europeo había penetrado todavía en el domino de esas tribus [i.e., los negritos]”. Luego de la experiencia en Malasia, emprendió otros rumbos y colaboró, entre 1883 y 1887, con la explotación de una mina de oro en Transilvania y otra de cobre en el Cáucaso. Como en ambos emprendimientos no le fue mejor que antes en Malasia, aceptó, cuando estaba a orillas del Mar Caspio, una comisión del Ministerio de Instrucción Pública de su país, que le llevó a Azerbaiján, Kurdistán y Luristán, hasta llegar a la planicie de Susa, en donde su compatriota Marcel Dieulafoy había ya realizado las primeras excavaciones. Allí se interesa, especialmente, por la estratigrafía, pero recién veinte años más tarde tan temprano interés por los cacharros y sus niveles sedimentarios rendiría frutos.

A su regreso a Francia, sin haber aumentado su caudal económico, De Morgan edita su publicación “Explotation de la presqu’ile Malaise du royaume de Pérak”, seguida de “Megathyrides. Mollusques du Pérak”, y edita un informe geológico y mineralógico en los Annales du Mines. En 1888, antes de regresar a Francia, ya habia empezado a publicar sus trabajos en el Cáucaso, que le reportarían un reconocimiento general como arqueólogo de nota: en “Recherches sur les origines des peuples du Caucase” ya emitía su hipótesis sobre el origen de la metalurgia en China central.

A causa de tan brillantes muestras de su labor, el gobierno francés volvió a darle otra comisión, esta vez para que, entre 1889 y 1891, efectuara una prospección petrolera en Kurdistán y el noroeste de Persia, la cual Jacques realizó cabalmente, e, incluso, exploró el volcán Demaved, en la cadena de el-Burz, al noroeste de Teherán. En 1891, cuando vio la luz el quinto volumen de los cinco que conformaban sus indagaciones en Persia, De Morgan era una respetada autoridad sobre el Medio Oriente en su país de origen. Y, en medio del reconocimiento público que le procuró la exposición de sus hallazgos persas, en el Museo del Trocadero, le llegó una noticia que le llevaría a un destino inimaginado por él:

En ocasión de mi regreso a Francia (1° de febrero de 1891), contaba con poner en orden mis notas, analizar los distintos documentos que había recogido. Terminado ese trabajo contaba para salir para Persia y proseguir mis estudios en las provincias del sur y del este. Pero ese proyecto no pudo ser puesto en ejecución, pues desde el mes de febrero de 1892 el ministro de Instrucción Pública me envió a Egipto.

Páginas: 1 2 3 4 5 6 7 8

Whatsapp
Telegram