La biografía de Ahmose, hijo de Abana
Bajo las órdenes del nuevo rey luchó un marino, también llamado Ahmose, al que se conoce como hijo de Abana, que era su madre. Él es quien nos ha dejado en su tumba el testimonio más completo sobre el final de las guerras contra los hicsos.
Ahmose era de Neheb, hoy llamada El-Kab, una ciudad al Sur de Tebas que aún conserva la impresionante muralla ptolemaica de adobe, de más de medio Km de perímetro y 6 m de alto. Era la ciudad de la diosa buitre Nejbet, tutelar del Alto Egipto. Al Norte del recinto amurallado se encuentra la necrópolis de El-Kab, en la que hay diez tumbas excavadas en la ladera de una pequeña colina. Cuatro de ellas son de personajes de finales de la Dinastía XVII y principios de la XVIII, nomarcas de Neheb que también participaron en las guerras de expulsión y conquista.
La tumba de Ahmose hijo de Abana es la número 5 y contiene una inscripción que cubre prácticamente todos sus muros [31]. En ella se narra la vida de su propietario, un Jefe de marinos. La inscripción no es contemporánea del protagonista, pues la mandó hacer su nieto Paheri. Ya Champolion, cuando visitó la tumba en 1829, se percató de la importancia de la inscripción como documento histórico.
La descripción en esta biografía del ataque a Avaris dirigido por el rey Ahmose comienza así:
Acompañé al soberano a pie cuando él marchaba sobre su carro y estaba atacando la ciudad de Avaris. Fui valiente a pie en presencia de Su Majestad.
Así pues, el hijo de Abana luchó en tierra junto al carro del rey, aunque era marino. Este primer ataque a Avaris se realizó con carros. Como ya se apunta en la Segunda Estela de Kamose, el carro se había convertido en un poderoso instrumento de guerra. La primera representación de un carro en Egipto es de la Dinastía XIII, lo cual supone que acababa de introducirse en el país y generalmente se atribuye a los hicsos esta innovación.
Desde ese momento, las divisiones de carros serán decisivas en las guerras de conquista de los egipcios durante todo el Reino Nuevo y este será el vehículo que use el faraón en sus empresas militares o en sus cacerías.
La valentía de Ahmose hijo de Abana en esta acción a pie junto al carro real, le valió una promoción como capitán de un barco que tenía el bello nombre de El que brilla en Menfis.
Después del primer ataque, la lucha se desarrolla en el río:
Se procedió a luchar en el agua en el canal de Avaris. Entonces hice una captura y traje una mano [32], lo que fue anunciado al Heraldo Real y se me dio el Oro del Valor.
Los oficiales eran recompensados por su valor en el campo de batalla con el Oro del Valor, como el collar con moscas del tesoro de la Reina Ahotep [33]. Puede considerarse una condecoración militar y por ello es extraño que aparezca en el ajuar de una reina. El oro también podía tener forma de brazaletes y collares.
Ahmose recibió cinco veces el Oro con Ahmose I, lo cual indica que la lucha para tomar Avaris fue larga, debiendo emplear en ello cuatro o cinco campañas de un año de duración cada una de ellas. Redford [34] calcula que la toma se produjo el año 15 del reinado de Ahmose, mientras que Vandersleyen [35] sólo se arriesga a decir que se produjo después del año 11.
El hijo de Abana nos cuenta de forma somera el final de los hicsos en Egipto:
Se saqueó Avaris y yo me llevé un botín de un hombre y tres mujeres, en total cuatro cabezas. Su Majestad me los dio como esclavos.
No sólo el oro era la recompensa al valor, también lo eran los prisioneros convertidos en esclavos y la concesión de tierras.
El rey Ahmose persiguió a los hicsos hasta Palestina donde tomó la ciudad de Sharuhen. De nuevo nuestro marino participó en el saqueo y obtuvo varios esclavos. El objetivo de esta campaña en Asia era asegurar las fronteras de Egipto frente a una nueva tentativa de invasión. Otro Ahmose, llamado Pennebejt [36], también oriundo de El Kab, narra esta conquista.
Al igual que Kamose, el rey Ahmose emprendió la conquista de Nubia, hecho que también describe el hijo de Abana. Emplearon en esta conquista varias campañas debido a las constantes rebeliones de los nubios.
Estos soldados de El Kab recibieron tierras y esclavos por su apoyo al rey. Aunque hasta la Dinastía XIX no son propietarios de las tierras, constituyen un grupo social hereditario que acumula un cierto poder. Este poder puede apreciarse en la tumba de Paheri [37], nieto de Ahmose hijo de Abana, que llegó a ser tutor del príncipe Wadjmose, hijo de Thutmose I.
[31] Texto en Sete, K. Urkunden der 18. Dynastie (Urk.IV). Erster Band. Berlín, 1961. Pgs. 1 a 11. Traducciones castellanas en Serrano (1993) y Lara Peinado (1991). Traducción inglesa en Breasted, J.H. Ancient Records of Egypt. Chicago, 1988. Nº 6 a 16, 39 y 80 a 82. Traducción francesa en Lalouette (1995), pgs. 102, 124 y 127.
[32] Las manos cortadas a los enemigos muertos eran trofeos que se amontonaban al final de las batallas. Ver un ejemplo en los relieves de las guerras de Ramsés II contra los Hititas en el muro Oeste exterior del templo de Luxor.
[33] Estas joyas se encuentran en el Museo de El Cairo. Ver Saleh, M., Sorouzian, H.,The Egyptian Museum Cairo. Official Catalogue. Maguncia, 1987. Números 120 a 126.
[34] Redford, D. History and chronology of the 18th Dynasty in Egypt. Toronto, 1967. Del mismo autor: The hyksos invasion in history and tradition. Orientalia 39, 1970.
[35] Vandersleyen, C. Les guerres d’Ahmosis. Bruselas, 1971.
[36] El texto de la biografía de Ahmose Pennebejt en Sethe, Urk. IV, 32 a 39. Traducción francesa en Lalouette (1995), pg. 127, 155, 156. Traducción inglesa en Breasted (1988), 19 a 25, 41 a 42, 84 a 85, 123 a 124, 344. Su tumba es la número 2 de la necrópolis de El Kab.
[37] La tumba de Paheri es la número 3 de la necrópolis de El Kab. Ver Tylor, J.J.,The tomb of Paheri. Londres, 1900.