Textos de Liberación de final del dominio de los Hicsos y comienzos del Reino Nuevo
Por Cristina Pino
12 marzo, 2004
Modificación: 3 junio, 2019
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La Primera Tablilla Carnavon

Cuando Howard Carter y Lord Carnavon excavaban en Dra abu el-Naga en 1908, sacaron a la luz una tumba de la Dinastía  XVII. Entre los amasijos de cerámica y restos de momias aparecieron dos tablillas de madera cubiertas de estuco blanco con textos en hierático. Se las llamó Carnavon en honor de su descubridor. En uno de los extremos de la primera tablilla hay un orificio para poder ser colgada [16].

El texto de esta Primera Tablilla [17] comienza:

El año 3 del Horus “El que aparece sobre su trono”, las Dos Damas “El que erige abundantes monumentos”, Horus de Oro “El que contenta las Dos Tierras”, el Rey del Alto y Bajo Egipto////// Kames, que se le dé vida, Amón Ra señor de los tronos de las 2 Tierras.

Lo que sigue es  el  relato de la guerra de liberación de los hicsos iniciada por Kamose el año 3 de su reinado. El texto continúa narrando como el rey tebano reúne su consejo y les dice:

Desearía conocer para qué sirve mi fuerza. Un grande está en Avaris y otro en Kush, y yo estoy aquí sentado rodeado de un asiático y un nubio. Cada uno posee su porción de Egipto. Se comparte la tierra conmigo///// Ningún hombre tiene reposo pues está consumido por los impuestos de los asiáticos.

De acuerdo con el discurso de Kamose y los datos que aportan los miembros del Consejo en su respuesta, la situación de Egipto en aquél momento debía ser la siguiente: el Norte hasta Cusae era dominio hicso bajo el rey Apopi; desde Cusae hasta Elefantina,  donde se halla la Primera Catarata, dominaban los tebanos y al Sur de Elefantina dominaba el príncipe de Kush.

La lectura del texto de la tablilla indica que son el orgullo y la necesidad de liberarse de los impuestos lo que mueve a Kamose a iniciar la guerra, pero el mapa de la situación de Tebas en ese momento nos aclara otros motivos: está encerrada, sin acceso a los productos del Mediterráneo y Asia por el Norte y al oro de Nubia por el Sur. La propia existencia del reino tebano reclamaba una expansión que le permitiera acceder a recursos que le eran imprescindibles.

Siguiendo con la historia, los consejeros de Kamose no parecen muy felices con la propuesta del rey y le responden:

Mira, la fidelidad de los Asiáticos llega hasta Cusae, y ellos han sacado la lengua al unísono. Estamos tranquilos gobernando nuestro Egipto. Elefantina es fuerte y la mitad (del país) está con nosotros, hasta Cusae. Los más llanos de sus campos son cultivados para nosotros, y nuestro ganado puede estar en las marismas, la espelta es enviada para nuestros cerdos, nuestro ganado no es arrebatado. Él tiene la tierra de los Asiáticos y nosotros poseemos Egipto. Si alguien viene y actúa contra nosotros, entonces actuaremos contra él.

En los Anales de Thutmose III [18], la narración de sus conquistas en Asia, encontramos un caso idéntico. Cuando el Rey propone a su Consejo la arriesgada operación del paso de Aruna, este le responde:

¿Cómo marchar por este camino que se vuelve tan estrecho?. Se dice que los enemigos están allí, manteniéndose en el exterior de la fortaleza de Megido y que son numerosísimos. ¿No es cierto que si se toma ese desfiladero, un caballo deberá marchar tras otro, así como el ejército y las personas? ¿No sucederá que nuestra vanguardia seguirá combatiendo mientras nuestra retaguardia todavía permanecerá aquí en Aruna y no podrá participar en la batalla?

Thutmose se arriesga y ordena marchar por el peligroso desfiladero, sorprendiendo así a los de Megido y logrando con ello una gran victoria.

En ambos casos, la desaprobación del consejo no es más que un recurso propagandístico para ensalzar la figura del monarca, su osadía frente a la cobardía de los que le rodean.

Kamose, al igual que Thutmose III, no hizo caso de sus consejeros y lleva a cabo el ataque con sus hombres para expulsar a los Asiáticos. Una parte destacada del  ejército tebano eran las tropas integradas por los Medjau, unos mercenarios nubios.

Los Medjau eran gentes de la cultura Pan Grave, característica de los pueblos del desierto y llamada así por la forma de sartén (pan en inglés) de sus enterramientos. En las tumbas ponían cuernos de ovejas, gacelas o bóvidos que pintaban con colores intensos [19]. Parece que estos pueblos de cultura Pan Grave inmigraron al Alto Egipto desde Nubia por razones que nos son desconocidas, pero no conservaron su identidad cultural más allá del comienzo del Reino Nuevo, pues llegaron a egipcianizarse por completo.

El relato de la Tablilla Carnavon acaba con el victorioso ataque a la ciudad de Neferusi donde gobernaba un tal Teti, hijo de Pepi, dos nombres típicamente egipcios. Este dato indica como los hicsos habían implantado en Egipto un sistema feudal, que les permitía controlar el territorio por medio de nobles vasallos.


[16] Las Tablillas Carnavon se guardan en el Museo de El Cairo.

[17] El Texto y la traducción inglesa de la Primera Tablilla en Gardiner, A. The defeat of the hycsos by Kamose (The Carnavon Tablet, No. 1). Journal of Egyptian Archaeology 3 (JEA), 1916 y en New renderings of Egyptian Texts. Journal of Egyptian Archaeology 5 (JEA), 1918. Solamente el texto en Helck, W. Historisch- Biographische Texte der 2. Zwischenzeit und neue Texte der 18.Dynastie. Wiesbaden, 1983. Pg. 82. Las traducciones castellanas en Serrano (1993), pg. 111 y Lara Peinado (1991), pg. 97.  Traducciones inglesa en Smith, H  y Smith, A. A reconsideration of Kamose Texts. Zeitschrift für Ägyptische Sprache, 103 (ZÄS),  1976, y francesa en Lalouette, C. (1995). Pg. 117.

[18] El texto de los Anales de Thutmose III en Sethe, K. Urkunden der 18. Dynastie (Urk.IV). Erster Band. Berlín, 1961. 645 a 754. Traducción castellana de parte del texto en Lara Peinado (1991), pgs. 116 a 123 y francesa, también parcial, en Lalouette, C. (1995). Pgs. 277 a 279.

[19] Hay ejemplares de estas cabezas en el Metropolitan Museum. Hayes (1990). Pg. 41.

[20] Lacau, P. Une stéle du Roi Kamosis. Annales du Service d’Antiquités Egyptiennes (ASAE), 1939.

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