Relaciones entre Egipto e Israel durante el Tercer Período Intermedio (Parte II)
Por Sergio Fuster
25 marzo, 2004
Modificación: 22 mayo, 2020
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En esta segunda sección, veremos que Egipto e Israel son igualmente amenazados por un enemigo común: Asiria. Sin embargo, aunque la dominación extranjera sumirá a estos dos estados en una decadencia sin retorno, a cambio hará posible que el mundo conozca la riqueza de su cultura como herencia para las generaciones futuras.

En la primera parte (“Relaciones entre Egipto e Israel durante el Tercer Período Intermedio”),habíamos estudiado a dos de los faraones que se mencionaban, por nombre en La Biblia durante el comienzo del primer milenio (Sesonquis I o Sisac y Osorkon IV o So). Por medio de las fuentes bíblicas y de las inscripciones egipcias, tratamos de establecer una cronología “relativa” entre estas dos naciones en el marco de un contexto histórico común, hasta la supremacía asiria en la región.(Debido a que el cómputo de tiempo que nos da La Biblia tiene diferencias significativas con la datación seglar, en este trabajo, se ha visto conveniente discriminar los datos utilizando: «c.s.» para Cronología Seglar y «c.b.» para Cronología Bíblica).

En esta ocasión, analizaremos la situación al final de la Veintidós Dinastía hasta la Veintiséis donde, en las fuentes israelitas, siguen apareciendo los nombres de varios monarcas egipcios. Esto nos ayudará a completar el cuadro; a saber: Taharká (Tirhaqá) de la dinastía Cushita o Etíope (II Reyes 19: 9), Nekó II (Necao o Neco; íbídem 23: 29) y Apriés (¿Hofrá?; Jeremías 44: 30). Los dos últimos monarcas, corresponden al período saíta, cuya dinastíase superpone con lacushita.

Seguiremos de cerca la historia sucesiva de algunos de estos reyes, hasta la caída de Tiro y Jerusalén a manos del gobernante babilonico Nabucodonosor II (c. s. 587/c. b. 607). Luego de estos acontecimientos, las referencias bíblicas acerca degobernantes egipcios específicos vuelven a sumirse en el más absoluto silencio.

Israel frente al avance asirio

El profeta Isaías alude a la frágil situación que existía en Egipto al final del Tercer Período Intermedio y la Época Tardía, cuando la región sirio-palestina y las dinastías de turno se enfrentaban a la amenaza del puebloasirio.

Obviamente, las alianzas entre Israel y Egipto para detener el avance del enemigo eran vistas, por el movimiento profético judío, como una traición al Pacto con Yahvé instaurado enlos tiempos mosaicos. A raíz de esto, Isaías en el capítulo XIX replica acerca de la endeble situación política que existía en el país de Nilo y trata de mostrarque no están en posición de brindar ningún tipo de ayuda a Judá:

Oráculo contra Egipto.
Allá va Yahvé cabalgando sobre nube ligera y entra en Egipto;
se tambalean los ídolos de Egipto ante él,
y el corazón de Egipto se derrite en su interior. *

* Isaías XIX: 1.

Entre los semitas era común representar a sus divinidades cabalgando sobre nubes, como frecuentemente se lo veía a El-Ilu y Ba’al (texto ugaritico CTA23). Por lo tanto, el avance asirio sobre el país del Nilo era entendido, en la mentalidad mítica, como un juicio de Yahvé contra las falsas divinidades de Egipto, cuyo culto, en ese momento, estaba resurgiendo. Pero más allá de estos detalles, el texto sin duda alude a la situación inestable en el interior del país.

La crisis no era menor en Palestina. Samaria, la capital del reino norteño de Israel, había caído en manos de Sargón II (c. s. 722/ c. b. 740), quien deportó a su población.

El prisma de Nimrud nos dice acerca de la caída de Samaría:

(Las gentes de Sa) maria, que se habían puesto de acuerdo con un rey enemigo mío (?) para no prestar servidumbre (ni) pagar tributo, (me) hicieron la guerra. Combatí contra ellos con la fuerza de los grandes dioses (…). Equipé 200 carros entre ellos (…) restauré la ciudad [sa-me-ri-na] y la hice mayor de lo que (era) antes. Hice venir gente de los países, conquista de mis manos. Puse sobre ellos (como) gobernador un alto funcionario mío y los conté con las gentes de Asiria. *

* Gallig, Inscribed Prism of Sargon II from Nimrud, pp. 179-80.

No obstante, a los asirios todavía no les convenía apoderarse militarmente del reino sureño de Judá, pues por medio de un sistema de vasallaje y de la imposición de gobernantes títeres, les servirían, no solo las fronteras judaítas (Neguev y Sinaí), sino también Edon y Moab, de «estados tapón» contra Egipto. Una vez asegurada la retaguardia, tendría tiempo de guerrear con el enemigo que más les preocupaba en ese momento: el reino de Urartú (Armenia).

Tiempo antes, Osorkon IV (quizás el So bíblico y posiblemente también sea el Shilkanni de las inscripciones asirias), no pudiendo avanzar militarmente sobre el Levante, escogió la vía diplomática y»le envía (a Sargón II) caballos de Egipto que no tienen igual en el país». Por lo tanto, ninguna alianza con Egipto ayudaría a Israel ante esa nueva amenaza.

Este era un momento crítico para Judá, tanto en el sentido político como religioso. El yavismo estaba sufriendo un golpe del que le costaría levantarse. Era una oprtunidad para que el movimiento profético israelita trabajara en una nueva interpretación teológica de los terribles acontecimientos que se avecinaban: la caída de la ciudad santa de Jerusalén y la destrucción del Templo de Yahvé eran cuestión de tiempo.

Egipto en calma

En 716 (c. s.) el cushita Piye (o Piânjy) muere y Shabataka sube al trono, que trata de seguir la política de su antecesor de devolverle a Egipto el antiguo esplendor de los ramésidas. Utiliza para ello una estrategia religiosa, con la que intentará regresar a la antigua teología dando la supremacía al Dios-halcón Horus para legitimar su poder. Es durante este período que se redacta el Drama Menfita o «el documento de la teologíamenfita”.

Dibujo de cabeza de Shabataka

Dibujo de cabeza de Shabataka

Shabataka continúa los trabajos en Menfis, Luxor y Karnak. La tranquilidad que refleja su legado, muestra que es muy posible que haya firmado algún tipo de tratado con Asiria, pero de esto nada se sabe. Entre sus obras, encontramos la ampliación de varias capillas, como la de Osiris y la del sudeste del lago sagrado hoy conservada en Berlín.

A su muerte, es enterrado junto a sus caballos con la antigua gloria faraónica en El-Kurru.

Tarhaká aparece en escena

Senaquerib sucede a Sargón II en el trono. Esta situación es aprovechada por los reyes de Fenicia y Palestina para sublevarse contra el control asirio; a saber: Lule de Sidón, Sidka de Ascalón y Ezequías de Judá.

Imagen de cabeza de Taharka

Imagen de cabeza de Taharka

Senaquerib dirige su atención al Levante, sometiendo algunos emplazamientos y sitiando Jerusalén, la capital de Judá. En una inscripción alardea de sus logros, pero nada dice de la caída de la ciudad. Esto, sin duda, demuestra que nollegó a tomarla:

En cuanto a Ezequias el Judeo, que no se había sometido a mi yugo, asedié y conquiste cuarenta y seisde sus ciudades fuertes amuralladas e innumerables ciudades pequeñas de sus alrededores. (…) A él, le encerré en el interior de Jerusalén [Ur-sa-li-im-ma], su ciudad real, como a un pájaro enjaulado. *

*R. Borger, en ANET, pp. 287-8.

II de Reyes XIX muestra que Senaquerib parte rumbo a Laquis. En un bajorrelieve de Ninive, se lo representasentado en su trono y, a sus pies, el botín de Laquis.

Pero algo nuevo ocurre; Senaquerib recibe noticias de que un soberano de Egipto, Taharká, incursiona en el Levante y parte inmediatamente a su encuentro (c.s. 701):

«Pero el rey (de Asiria) recibió esta noticia: «Tirhacá, rey de Cus, ha partido en campaña contra ti». *

*II Reyes XIX: 9.

Las razones de esta incursión son oscuras y muchos biblistas dudan realmente que dicho acontecimiento haya ocurrido, pues para ese tiempo Tarhaká aún no era rey. Según parece, en ese caso,Shabataka era el faraón de turno y Taharká habría sido sujoven corregente y, por alguna razón que desconocemos, se le ordenó que liderara la expedición militar.

De ser cierto, es posible que Ezequías haya pedido ayuda a Egipto, aunque La Biblia lo niegue rotundamente; ya que el hecho hubiera sido condenado por la influyente clase profética. Sin embargo, en II Crónicas 32: 25, se dice «que el corazón de Ezequías se hizo altivo y vino a haber indignación contra él», pero nada más se aclara.

Por un lado, es plausible que la respuesta de Egipto haya correspondido a algún tipo de ayuda militar pedida desde Jerusalén y eso acarreara vergüenza a Ezequías. Pero, por el otro, esta hipótesis traería un problema cronológico, puesto que el hecho se mencionaluego de la retirada de Senaquerib.

Sea como fuera, la expedición militar de Taharká fracasa y se repliegan nuevamente hasta su región. Senaquerib no los persigue hasta Egipto y regresa a Mesopotamia, donde finalmente muere asesinado porintrigas palaciegas.

En los registros egipcios encontramos a Taharká como faraón (c.s. 690). Con seguridad, sucedió a Shabataka y se habla de su gobierno como próspero, pacífico y como el más brillante del período de la estancia etíope en Egipto.

Los anales de su gobierno recogen el recuerdo de una crecida del Nilo en el sexto año de su reinado, que pudo convertirse en una catástrofe a no ser (según las inscripciones) por la ayuda divina de Amón:

«Mi padre Amón, señor de los Tronos de las Dos Tierras ha hecho cuatro maravillas para mí en el plazo de tan sólo un año, el sexto de mi coronación como rey (…), cuando sobrevino la inundación que arrastró a los animales y sumergió al país por completo (…), pero él me dio una hermosa campiña en toda su extensión y destruyó a los roedores y reptiles que la poblaban, alejó las depredaciones de las langostas y no permitió a los vientos del Sur que la segaran. Pude recoger así una cosecha de una cantidad incalculable para el Doble Granero». *

*J. Yoyotte~J.Leclanten BIFAO n° 51, pp.22-3 (citado por N. Grimal: 1988).

En Asiria, Esar Hadón gobierna en lugar de Senaquerib. Luego de la derrota de Sidón, se terminaron los días de paz de la gobernación de Taharká.Esar Hadón derrota a Taharká en su propio terreno y saquea Menfis replegando al monarca egipcio hasta el sur.

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