La Medicina Egipcia
Por Jacint Corbella
14 junio, 2002
Modificación: 29 mayo, 2020
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La civilización egipcia fue una de las mas avanzadas de su tiempo. Tuvo una duración muy larga y nos ha dejado gran cantidad de restos que permiten hacernos una idea aproximada de hasta donde llegó. El estudio de la medicina en esta cultura comprende como mínimo un periodo de tres milenios. A pesar de tratarse de un periodo prolongado podemos ver en él una cierta unidad, principalmente por tres factores.

El primero es que existe de hecho una cantidad de información bastante reducida, que se limita por lo general a los grandes aspectos. El segundo es la gran distancia en el tiempo, que contribuye a uniformar el enfoque. Finalmente, el hecho más importante es que, a pesar de todo, los cambios que se suceden en tres milenios, en una franja geográfica pequeña, El valle del Nilo, son mucho menos acusados que los que han ocurrido, por ejemplo, en la medicina del último siglo.

La medicina en el Antiguo Egipto

Así pues, el periodo que va desde la primera dinastía histórica hasta la conquista de Egipto por los romanos permite un enfoque hasta cierto punto unitario. Algunos aspectos son muy visibles y su conocimiento ha tenido mayor difusión, así desde las técnicas de conservación de cadáveres al análisis de los papiros. Otros son mas complejos y la información nos falla en muchos puntos. A pesar de ello, con los datos que tenemos, podemos trazar un panorama relativamente válido.

Las enfermedades

La información que nos ha llegado sobre las enfermedades en el Egipto antiguo es relativamente abundante, aunque incompleta para darnos una idea cabal de la patología de hace entre dos y cinco milenios. Hay mas detalles que visión sistemática. La extraordinaria conservación de algunas momias ha permitido, en los últimos tiempos, hacer diagnósticos retrospectivos de gran precisión, pero una gran parte de los datos se han perdido. Quizá pueda extrañarnos la gran incidencia de afecciones parasitarias. La bilharziasis o equistosomiasis, que todavía es una plaga de nuestro siglo, se halla abundantemente representada en los restos de muchos cadáveres.

Entre las enfermedades infecciosas que han dejado una huella clara destaca la tuberculosis. En algún lugar la alta presencia de estas lesiones en los cadáveres que se han conservado llevó incluso a pensar que se trataría de enterramientos de un sanatorio. El hallazgo de depósitos pulmonares de polvo de piedra, la silicosis, no es infrecuente, lo que indica ya la existencia de una patología de origen laboral antigua. También son abundantes las descripciones de lesiones traumáticas de tipo y localización muy diversos: heridas, luxaciones y algunas fracturas.

Otras afecciones se describen con menor frecuencia, aunque en ocasiones de manera totalmente clara, incluso identificable, por la precisión de los síntomas en una lectura actual. Así probablemente, en el papiro Ebers, que data de hace casi 3.500 años, se encuentra la primera descripción de un infarto de miocardio. También se reconoce el relato de cuadros de color de cabeza, ataques convulsivos de tipo epiléptico, alteraciones del estado de ánimo principalmente de melancolía y otros muchos. El estudio reciente de muestras de momias, ya sea mediante el microscopio o por medio de rayos X, ha permitido comprobar la importancia de las lesiones arteriosclerosis.

Huesos y dientes

También las lesiones óseas y articulares tienen una presencia importante, y comprenden desde artritis de cadera o de columna a quistes óseos, anomalías de la pelvis y una patología dental más frecuente en periodos medios o tardíos que no en los restos más antiguos. Las diferencias en la alimentación debieron tener su influencia.

La introducción reciente de técnicas de identificación del ADN abre un camino que permitirá un mejor conocimiento de muchos aspectos de la biología y patología de la vieja población de nilota. En las representaciones gráficas ha quedado como clásica la imagen de una artrofia de extremidad inferior, probablemente por poliomielitis, o diversos casos de músicos ciegos. A su vez son bien conocidos algunos episodios tóxicos, desde la picadura de escorpión a la mordedura de serpientes. Así de hizo famoso, ya muy al final del periodo, el relato de del áspid de Cleopatra. Y junto a todo esto, muchisimas más enfermedades que no han dejado rastro suficiente para que sepamos de su existencia. Las ideas que se tenían sobre la enfermedad han ido variando, naturalmente, a lo largo de los tres milenios que comprende el periodo.

Es bastante clara la importancia que se concede al factor religioso, la concepción teúrgica de la enfermedad como castigo. Esta es una constante de casi todos los tiempos. Pero encontramos también el intento de explicaciones naturales de sus mecanismos. De un lado tenemos la importancia que se atribuye a hechos concretos como son los gusanos, los parásitos. De otro se valora el papel de la respiración como elemento de vida. A su vez el corazón es considerado como el centro de circulación. Estas ideas llevarán a considerar la importancia de los líquidos orgánicos, los humores, que influirá mas tarde en la concepción griega de la enfermedad.

Los tratamientos: magia y experiencia

Sobre los tratamientos, el modo como intentaban curar las enfermedades, sabemos bastante comparativamente mas que sobre otros aspectos. Los documentos escritos que han quedado de este tiempo, los papiros, contienen principalmente información de carácter terapéutico, sea en forma de medicamentos o quirúrgica.

En el empleo de medicamentos encontramos una mezcla de experiencia y de magia, hecho por lo demás común en todas las culturas antiguas. Algunas sustancias tenían una eficacia real; en otras, la eficacia era más dudosa. Conocemos el nombre de mas de setecientos productos utilizados, algunos de los cuales han llegado a nuestro tiempo. Los laxantes constituyen un grupo de gran importancia, por que el estreñimiento era un padecimiento frecuente. Conocemos el empleo del ricino o el sen. Contra los parásitos se recomienda principalmente la corteza de granado, que tiene una útil acción antihelmíntica -es decir, que elimina los parásitos intestinales-.

También está definido el uso de algunas plantas que actúan sobre el sistema nervioso, sobre todo con un efecto que se considera narcótico, como la adormidera -la planta del opio- y el cáñamo. Entre las sustancias que tienen eficiencia en las enfermedades del corazón, se conocía la escila. Y así la lista se prolonga ampliamente con productos que no siempre se consideran eficaces en la actualidad. La cirugía estaba bastante desarrollada y la información es relativamente abundante en algunos papiros. El más conocido en este sentido es el papiro Edwin Smith que se considera de hecho un papiro quirúrgico.

El libro de las heridas

Se le ha llamado «el libro de las heridas» y se describen casi cincuenta casos clínicos de lesiones por traumatismos. Entre muchos detalles, quizá deba destacar la importancia del uso de la carne fresca para cohibir las hemorragias, de pan enmohecido que pudo curar la infección, de algunas hierbas para facilitar la cicatrización, el empleo del cuchillo, y también del cauterio, para extirpar algunos tumores.

Las lesiones de los huesos, tanto fracturas como luxaciones son bastante conocidas. Se mencionan técnicas de tracción para reducir la lesión y de inmovilización, mediante tablillas y vendajes: fueron más efectivas en las fracturas de los brazos que en las piernas. Las conservaciones clínicas a menudo son muy precisas y exactas. El instrumental quirúrgico era abundante: algunas piezas se conservan en el museo de Montserrat.

La postura en el parto

El estudio de las afecciones ligadas con la reproducción debió ser bastante amplio y los problemas de la fecundidad ocupan la atención de numerosos fragmentos de los textos conservados. Los partos parece ser que se realizaban con la mujer en posición de cuclillas o arrodillada. La patología ocular era frecuente y su tratamiento estaba reservado a un tipo concreto de médicos. Se acepta que tuvo una gran importancia el tracoma, y la ceguera no era ningún hecho raro.

Las normas de higiene tuvieron probablemente bastante importancia, en particular en los grupos sociales mejor situados. Se conoce que, entre los sacerdotes, el baño era obligado varias veces al día. Aquí se mezclan lo que son recomendaciones médicas y preceptos religiosos. Sabemos también que existía un considerable control de alimentos, aunque esto se circunscribió probablemente a ciertos periodos y grupos sociales.

El conocimiento de la anatomía se cree que estaba mas avanzado en el Egipto antiguo que en otras culturas contemporáneas. Se describen con algún detalle las venas «metw» -en realidad cualquier tipo de conducto que relaciona unos órganos con otros- sirva para conducir sangre, otros líquidos o aire.

Conocimientos anatómicos

La repercusión que la practica de los embalsamamientos, con el conocimiento obligado de diversas partes del cadáver, ha tenido en este progreso ha sido bastante discutida, aunque parece difícil negar que tuviera por lo menos alguna influencia positiva. De hecho, los egipcios fueron los mejores anatómicos de la antigüedad.

Los médicos

El ejercicio practico de la medicina parece ser que fue relativamente complejo por lo que se refiere a la asistencia de la parte de población que gozaba de privilegios. En largas etapas hubo una cierta diferenciación según el tipo de patología que se debía curar, lo que se ha considerado, no sin discusión, como una forma de especialización incipiente. La base inicial como en muchas culturas antiguas, es religiosa y sacerdotal.

Se conocen diversas divinidades a las que se atribuyen poderes curativos sin que esta fuera su única función. El más importante de los dioses sanadores es Toth, que se presenta en forma de persona con la cabeza de un ibis. Una de las primeras curaciones que la leyenda atribuye a Toth es la que realizó a Horus, divinidad de primer orden, que había sido picado por un escorpión. Para las enfermedades de las mujeres se invocaba a Sekhmet, se representaba en forma de leona.

Existía una divinidad específica de la medicina, Imhotep. Se acepta que corresponde a un médico, arquitecto y político que vivió en tiempos de la III dinastía, hacia el año 2.700 a. C. Debió tener gran fama en su tiempo, y mucho más tarde, su recuerdo fue divinizado. Se le considera el dios de la medicina egipcia y su figura influyó probablemente en la muy posterior del Asklepios griego. Quedan nombres de otros médicos como Hesy-Ra, el más antiguo que se cree vivió hacia el año 3.000 a. C. Se le vincula principalmente al cuidado de los dientes.

En el ejercicio practico el tipo más habitual de médico es el «swnw». Algunas funciones eran desarrolladas por médicos sacerdotes, los «wabn». Otro tipo, el «sa.u» estaba mas ligado a criterios mágicos. Los «wabn» mantenían el culto de algunos dioses. Los «swnw» tenían su formación en escuelas propias, las mas conocidas las de Sais y Heliópolis. Hay una cierta leyenda sobre estas escuelas, las «casas de la vida» conocidas como «per-ankh», a veces adscritas a templos, y el secreto que controlaba la transmisión de conocimientos. Durante mucho tiempo parece que cada medico se dedicaba a una sola enfermedad, o por lo menos así lo menciona Herodoto.

Los papiros médicos

Los papiros constituyen la principal fuente de estudio de la medicina en el antiguo Egipto. La forma más conocida, aunque no la única, de escritura egipcia son los jeroglíficos. Alguna información se ha transmitido a partir de escritos en material duro, grabado en piedra. Existen también restos de escritos sobre conchas, las «ostraka».

Pero sobre todo queda el material elaborado específicamente para la escritura, los papiros, largas tiras enrolladas que se elaboran a partir de las fibras de esta planta. Ha quedado una cierta cantidad de papiros de contenido médico. En su mayoría suelen tratar de mediados del segundo milenio a. C. Algunos se conservan incluso en muy buen estado, a pesar de los tres milenios y medio transcurridos. Empezaron a estudiarse en el siglo XIX, a partir de la traducción que hizo Brugsch del papiro Berlín en 1853. Los grandes papiros médicos, los que proporcionan mayor información, son dos: el de Ebers y el de Edwin Smith.

El más famoso es el papiro estudiado por en 1875 por George Ebers. Data de la XVIII dinastía, hacia el año 1550 a. C. Es el más largo de los papiros médicos, tiene 20,23 metros, con una anchura de 30 centímetros. Se describen principalmente las afecciones propias de la medicina interna, bastante sistematizadas, con indicaciones terapéuticas. También hay una gran información sobre las plantas que tienen efectos curativos y las dosis que deben emplearse. Se conservo en la universidad de Leipzig.

Casi contemporáneo, también de la XVIII dinastía, es el papiro de Edwin Smith, nombre de su primer propietario occidental. Empieza refiriéndose al corazón y trata después de las heridas. Se han catalogado menos de una veintena de papiros médicos. Los primeros de Rammesseum, hallados cerca de Tebas, datan de aproximadamente 1.900 a. C. Contienen numerosas referencias a los factores mágicos.

Textos antiguos

Aunque la mayoría de papiros datan de hace entre tres y cuatro milenios, parece que son transcripciones de textos más antiguos, probablemente de un par de milenios antes, que se han perdido. Esto significa que la información real que contienen data de entre cinco y seis mil años. Los grandes textos, que parece seguro que hubo algunos, solo han llegado en forma de noticia breve de su existencia. Quizá la más segura es la referencia de Clemente de Alejandría, de los siglos II-III de nuestra era, que informa de una verdadera enciclopedia en cuarenta y dos volúmenes, de origen supuestamente inspirado por Toth. Aquí, como en otros campos, podemos darnos cuenta de la enorme catástrofe cultural que han supuesto los incendios de la biblioteca de Alejandría.

El periodo final

A partir del año 500 a. C. aproximadamente, el poder político egipcio decreció. El país fue conquistado por persas, griegos y romanos. La influencia reciproca entre las culturas egipcia y griega fue notable. Al principio, el flujo se originó en Egipto. Más tarde fue en sentido inverso. En el llamado periodo helenístico, cuando Egipto ya estaba bajo la órbita cultural posterior a Alejandro. Aparece una escuela famosa, en especial en el campo de la anatomía.

Últimas aportaciones

Es la llamada escuela de Alejandría. De hecho tiene de egipcia sobre todo la localización. Sus figuras más notables fueron Herófilo y Erasistrato. Aunque no nacieron en Egipto desarrollaron aquí su obra científica. Herófilo floreció coincidiendo con el breve reinado de Alejandro. Realizó aportaciones muy notables al conocimiento anatómico y funcional, sobre todo del cerebro. Se ha dicho que fue el primero, recogiendo tradiciones antiguas, que contó el pulso. Erasistrato, posteriormente, escribió extensamente, se cree que hasta 62 libros, sobre muchos temas de medicina, entre los que destacan los mecanismos de la respiración.

 

Autor Jacint Corbella

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